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domingo, 13 de octubre de 2019

Crítica: “Ex and the single girl”, de Lani Diane Rich


Creo que se supone que es divertida


DATOS GENERALES

Título original: Ex and the Single Girl
Subgénero: chick lit
Fecha de publicación original en inglés: 2005

SINOPSIS (según Fiction Data Base)
Abandonada por su novio el día de San Valentín (¡oh, qué ironía!), Portia Fallon ha desarrollado una obsesión con las películas de Jane Austen, Cheez Doodles, y el chardonnay...y sólo le faltan cuatro gatos y una suscripción al Reader's Digest para convertirse en la «vieja loca de los gatos».
Cuando las Miz Fallons – su entrometida madre, su tía dependiente del tarot y una abuela que no se anda con rodeos– la engañan para que vuelva a Truly, Georgia, Portia se ve envuelta en sus gintonics medicinales y le ordenan que tenga una aventura sin compromisos. Incluso le han elegido al ligue de rebote, un sexy novelista británico, Ian Beckett. E invitan a su ex, quien llega a Truly con el corazón contrito y un diamante que dice «para siempre» en el bolsillo. Obligada a seguir su corazón o romper la maldición de las Miz Fallons –la que hace que los hombres se larguen cuando las cosas se ponen serias– Portia decide que quizá ella pueda tenerlo todo.
Solo basta con que abrace a su Miz Fallon interior...

NO TRADUCIDO AL ESPAÑOL

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Pues la verdad es que entró en mi lista de las dos mil mejores novelas románticas en el año 2017, la 970, pero luego perdió ese puesto, y ahora mismo no estaría ni entre las dos mil mejores. Le hicieron crítica de Five Hearts Keeper en la extinta The Romance Reader, Wendy the Superlibrarian le dio una A y fue finalista en los RITA, en la categoría «novela con fuertes elementos románticos».

CRÍTICA

Cogí esta novela en vacaciones de verano, pensando que era una comedia romántica y luego resulta que era chick lit.
A mi modo de ver, una comedia romántica trata del enamoramiento de la pareja con un tono de humor; pueden pasarles más cosas, pero les ocurren a los dos, como una peli clásica de Hepburn y Grant.
En cambio, chick lit es un circo de tres pistas, cada una de ellas protagonizada por la heroína. El que se enamore de alguien es solo otra de las cosas que le pasan a la prota.
O sea, esperaba ver una de Sandra Bullock y me he encontrado con una decepcionante imitación de Bridget Jones.
Encima está narrada en primera persona, algo que conmigo no suele funcionar salvo que encuentre al personaje interesante, inteligente o divertido. No fue el caso.
Creo que Portia, la protagonista, empezó a perderme cuando piensa en su padre que –al parecer– las dejó cuando tenía dos años de edad:
Todo lo que yo tenía era un pequeño puñado de viejas fotos y un apagado recuerdo de un hombre sonriente valseando conmigo mientras sonaba Bach, o Rajmáninov, o quienquiera que escribiera valses.
¿De verdad,… Bach…? Es posible que en alguna composición bachiana haya algún movimiento aislado que pudiera ser remotamente un vals, pero nadie con una mínima cultura asociaría el nombre de Bach a los valses. Aunque no sepas de música clásica, creo yo que todos pensaríamos primero en Johann Strauss, hijo, por el Danubio azul, ¿no?
Entre esto y que a Portia, que se supone que está elaborando un trabajo académico sobre Austen, parece que le gustan más las películas que las novelas, me acabó pareciendo una mujer más bien limitada. No veía yo en ella de qué modo podría ser una experta en Austen ni en nada.
Su novio la abandonó el día de San Valentín. Dos años juntos y se despide de ella con una nota en el libro escrito por él. Portia languidece en su apartamento viendo películas (o miniseries de la BBC) sobre Jane Austen. Un día le llama su madre para decir que vaya a Truly, Georgia, que la necesita.
Portia acude, todo alarmada, pues cree que su madre está muy enferma. Resulta que no, que todo es un engaño para que acuda allí y pase el verano en familia.
La casa de Portia es un extraño gineceo con la abuela, la madre y su tía. Son las señoritas Fallon, aquellas con las que no se queda ningún hombre. Además de atraer a Portia con engaños, mantienen varios misterios que la tienen en vilo. Como persona adulta, les pregunta, y las otras se ponen en plan secretitos como si tuvieran seis años.
Creo que se supone que ellas son la parte divertida de la historia. A mí, sin embargo, me irritaron profundamente. Se meten en las vidas ajenas, y cuando se les pregunta, con serenidad y sensatez, reaccionan susceptibles y antipáticas. Podrían perfectamente haber hablado con Portia desde el principio diciendo me pasa esto o aquello.
Añádele que aquí nadie se llama mamá, tita, hija, o abuela, no, todas usan el nombre de pila, algo que encuentro molesto en la vida real y también en los libros, porque a mí me parece que es gente que rechaza los lazos familiares.
Estas tres gorgonas le organizan que se ligue a alguien de rebote, para superar el abandono de su ex. Se trata de Ian, un escritor británico que pasa el verano en ese rincón de Georgia. No, nunca te explican qué le ha llevado allí.
Una pena que el chico de la película tenga tan poco tiempo en escena. Se nota que se gustan, pero no hay particular química ni tensión sexual no resuelta entre ellos. Como, al final del verano, él también se va, regresando a Inglaterra, la cosa no pasa de ser una relación amistosa hasta justo el final.
Para complicar las cosas, como te dicen en la sinopsis, aparece por ahí Peter, el ex de Portia, enredado por las arpías Fallon, a ver si consigue recuperar a Portia.
Llegó un momento en que la lectura languideció tanto que opté por leer someramente. Cuando aparecía Ian, me leía cada palabra, pero el resto del tiempo (Portia y su familia, Portia y su ex, Portia y su amiga embarazada, Portia y sus rollos mentales…) simplemente me fijaba en los diálogos y me saltaba el resto.
Además, la ambientación en un pueblo pequeño en el que todo el mundo controla la vida de los demás me suele agobiar.
En resumen. Portia era una de esas heroínas mñé, con esa cabeza tan liada y confusa, que no sabe si va o viene, ni qué hacer con su vida, salvo maltratarla con unos hábitos totalmente insanos: comida basura, beber alcohol cosa mala y, cuando le da por volver a fumar, hacerlo como un carretero.
Claro que, con una familia tan fastidiosa, yo tampoco estaría muy bien del tarro. Mejor si se hubiera dado media vuelta al llegar al pueblo y descubrir que su madre la había mentido.
Ian resulta muchísimo más atractivo. Guapo, sensato, con la cabeza bien puesta sobre los hombros y suficiente distancia como para ver lo extravagante que es todo. Cala al ex de Portia desde el minuto uno. Pero digamos que es como un actor bueno al que no tan mucho papel, y no puede lucirse.
Esperaba otra cosa, y eso siempre es un problema. Claro que hay chick lit que me gusta, pero tiene que estar muy bien hecho. Si todo gira en torno a la heroína, esta tiene que despertar algún interés, tener algo especial, en ella o en su entorno, quizá su trabajo, o sus amigos, o el mundo en el que vive,… No es el caso de esta novela, así que no puedo recomendarla.
Para mí ha sido una pérdida de tiempo.
Valoración personal: prescindible, 2

Se la recomendaría a: quienes tengan sentido del humor para dar y tomar y les haga gracia casi cualquier cosa.

Otras críticas de la novela:

No está traducida, así que no es de extrañar que no haya encontrado críticas en español.
En inglés.
Wendy the Superlibrarian le hizo la reseña de Five Hearts Keeper en The Romance Reader. Luego la recuperó para su blog, donde consta como Grade A. Le encontró una profundidad y un humor que yo, simplemente, no capté. No tengo los mismos gustos que Wendy the Superlibrarian, pero normalmente cuando le pone una A a una novela es porque realmente tiene algo especial y particularmente bueno; por eso sigo sus recomendaciones. Pero con esta, claramente divergimos. 
SB Sarah le da una B en Smart Bitches Trashy Books
Otra a la que le encantó, Nights and Weekends. 
Reseña en Kirkus reviews
Reseña en Publishers Weekly
En su brevísima opinión sobre el libro, Lori Sizemore se muestra encantada y cree que Lani Diane Rich es una escritora asombrosa. 
Como veis, para gustos, los colores; cada lector es un mundo, etc. etc.

sábado, 18 de mayo de 2019

Crítica: “Dogs and goddesses”, de Jennifer Crusie, Anne Stuart y Lani Diane Rich



Una extraña mezcla de comedia romántica y paranormal.
 
2/2009, St Martins
DATOS GENERALES

Título original: Dogs and Goddesses
Fecha de publicación original en inglés: febrero de 2009
Subgénero: paranormal


SINOPSIS (de Fiction Data Base)

Abby acaba de llegar a Summerville, Ohio, con su tranquilo terranova, Bowser. A regañadientes ha heredado el café de su abuela, pero no tarda mucho en meterse en líos gracias a sus galletas mágicas y calentar su vida con un exasperante profesor universitario.
Y luego está Daisy, programadora informática, y su hiperactivo Jack Russell terrier, Bailey. Su ordenado mundo se sale de madre cuando descubre el caos y conoce a un misterioso entrenador de perros cuyo estilo de enseñanza es, definitivamente, ponerse manos a la obra.
Finalmente, tenemos a Shar, profesora de historia antigua en el Summerville College, quien se despierta una mañana para encontrar a su neurótico teckel, Wolfie, gruñendo a un implacable dios sentado en la mesa de la cocina, la primera cosa en su vida para la cual no tiene ninguna referencia.

¿Qué demonios está pasando en esta ciudad? Abby, Daisy y Shar lo tendrán que descubrir antes de que una antigua diosa se apodere de Ohio meridional, y todo acabe condenado al Apocalipsis.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

No estaría ni entre las mil ni las diez mil mejores, pero por razones que se me escapan, cuando Booklist hizo su Top 101, incluyó esta novela entre las mejores cien novelas románticas. Debo añadir que consiguió starred reviews tanto en Publishers Weekly como en Booklist.


CRÍTICA

Como suelo decir cuando hablo de la producción de Jennifer Crusie, hay tres fases: primero novelitas de estas genéricas; luego, contemporáneas y la tercera es lo que yo llamo «miscelánea», un poco de todo, en solitario y en compañía de otros.

Poco a poco, voy leyendo las que me quedan de su bibliografía.

Hoy toca una novela de su última época, escrita a tres manos, junto a Anne Stuart y Lani Diane Rich. No sabía si era una colección de relatos, o algún tipo de ensayo, ni siquiera qué clase de novela romántica podría ser, porque la había visto referenciada como comedia romántica y, también, paranormal.

Por otro lado, de Crusie me he leído casi todo, de Stuart alguna cosa y de Rich nada, lo que me hacía preguntarme si reconocería qué parte escribió cada una. Creía que me sería fácil, pero no. Hay algún toque de humor típicamente Crusie, sí, y cómo se representa a los perros me parece también muy suyo, desde luego las referencias cinematográficas creo que se las debemos a ella… Pero por lo demás, no sé muy bien cómo se organizaron para escribir esta novela.

A una pequeña ciudad del sur de Ohio llega Abby, una chica que acaba de heredar la casa y el café de su abuela. Tiene un perro, y acude a clases para enseñar a los perros a ser obedientes. Allí conocerá a otras dos mujeres con perro.

La clase es rara. La imparte un chico guapo y también hay una mujerona impresionante que les da un bebedizo extraño.

Pronto empiezan a suceder cosas raras, como comprender lo que dicen los perros. A Shar, profesora de historia antigua, se le aparece un dios mesopotámico en su dormitorio. Y la virginal Abby de repente se siente intensamente atraída por un hostil profesor de matemáticas a quien no parece caerle muy bien.

La trama viene a consistir en que hay una diosa que ha regresado a la vida, después de cuatro mil años. Quiere recuperar a sus siete sacerdotisas, y entre ellas estas tres mujeres que tienen unos poderes que ellas mismas desconocen. Cómo frustrar los planes de esta diosa y su malévola secuaz, Mina, es de lo que va el libro.

Mientras tanto, cada una de estas protagonistas encontrará el amor de su vida. Noah, un tipo que va a su aire; Christopher, el genio matemático y Samu, el dios revivido.

En general, es una novela bien escrita, en la que se agradecen los momentos de humor. Las escenas sexis son correctas, y los diálogos entre cada uno de los miembros de las tres parejas me han parecido bastante logrados.

No obstante, debo reconocer que no me atrapó ni me interesó demasiado lo que estaban contando. Supongo que si te gustan los perros te encantará ver cómo están aquí retratados, con tanta personalidad propia.

A mí, sin embargo, con los perros me pasa como con los niños en las novelas, que me dejan indiferente.

Luego, todas estas cosas paranormales no son lo mío. Ni los dioses ni las escenas de magia me atraen. Vamos, justo al contrario, todo lo irracional me desagrada bastante, me impide tomarme en serio la obra.

Reconozco que son cosas puramente personales, que me hicieron desconectar de buena parte del libro. A otros que tengan gustos diferentes pues puede gustarles bastante.

Una menos de Jennifer Crusie en mi lista de novelas suyas «pendientes de leer».

Valoración personal: psé, 2

Se la recomendaría a: los magufos con sentido del humor.

Otras críticas de la novela:

No he encontrado críticas en español. Si alguien conoce alguna, siéntase libre de poner el enlace abajo. Todas las que voy a incluir son en inglés. Se lo agradeceré.

En All About Romance le dieron una B

Una crítica del audiolibro, narrado por Renée Raudman, la encontramos en Carol’s Notebook. La califican con 3 estrellas sobre 5 y explica que la historia en sí es de lo más tonta y difícil de creer, incluso dentro del subgénero fantasía / paranormal. ¿Su parte favorita? Los perros que hablan.

Una C+ se merece para The Good, the Bad and the Unread

Beth E. McKenzie, en My Shelf, considera que es muy divertida. 

Para Read in a single sitting, no es un libro particularmente fuerte, y esperaba algo mejor de un libro en que aparece Jennifer Crusie como coautora.

Añado la reseña en Publishers Weekly y cierro con lo que explica Jennifer Crusie en su página web, sobre el origen de esta novela: que lo iban escribiendo en su tiempo libre, quedaban los domingos por la noche en un chat privado, y se mandaban escenas, divirtiéndose con ello, incluso creyendo que podrían no acabarlo nunca, solo por divertirse.