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jueves, 7 de noviembre de 2024

Pausa

    En esta era del ruido, literal y figurado, cuando hay una desgracia, se aumentan los decibelios de forma insoportable. Un montón de gente cuenta historias que no sabes si son ciertas o no. O hacen elucubraciones cuanto más truculentas, mejor. Emitiendo opiniones sin demasiado fundamento. Deseosos de ser los primeros en dar imágenes del dolor.

    La vida ya es suficientemente dura para que nos la compliquen con opiniones lanzadas a la ligera y rumores dañinos no verificados.

    Yo solo me fío de los datos que los políticos no controlan, los que vienen de los técnicos: el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, y el Centro de Integración de Datos.

    Desaparecidos son los que estén denunciados, muertos son los que la policía científica y los forenses tienen delante para hacer autopsia e identificación. Decenas de policías, guardias civiles, forenses y personal auxiliar están trabajando calladamente y con rigor, conforme al protocolo de 2009 previsto para estos casos. Que, al menos, desde los juzgados las cosas se hagan correctamente, dentro de los medios con los que se cuentan.

    Datos del martes 5/11/2024:

    Desaparecidos: 89. Puede haber otros, no denunciados porque vivían solos, por ejemplo, o porque los familiares aún están aislados sin posibilidad de comunicarse con el exterior.

    Fallecidos: se han realizado 195 autopsias, de las cuales 133 se corresponden a personas ya identificadas, bien por huella dactilar, bien por ADN. Son, prácticamente, todos los cadáveres hallados hasta la fecha.

    80 se han entregado a sus familiares. Supongo que se hayan inscrito sus fallecimientos en el registro civil y que los juzgados hayan expedido las licencias de enterramiento correspondientes.

    Mientras los que siento más míos, sin serlo del todo, trabajan a destajo, afuera sigue el ruido, las paranoias, los gritos. Y el sufrimiento. Desaparecerá de las portadas, pero seguirá existiendo. No nos olvidéis, dicen. En Lorca y La Palma debieron decir lo mismo.

    Personalmente, necesito parar un momento y tomar aire. Por eso, durante unos días, no actualizaré mi blog.

    Ni siquiera durante la pandemia, y los estados de alarma que tuvieron a la gente encerrada en casa, dejé de escribir aquí. No suelo parar más que en vacaciones.

    ¿Por qué hacer un tiempo muerto ahora?

    Por la vileza.

    Porque durante la pandemia hubo negligencias, mentiras y ocultamientos. Sin embargo, mi impresión general fue más bien de deficiente gestión por gente incompetente a quien las cosas que les venían grandes.

    Ahora es distinto. Hay de eso, sí. Pero también un giro de tuerca más en esta infinita serie de infamias que se suceden en los últimos años.

    Oportunismo e instrumentalización del sufrimiento, hasta el punto del chantaje y el abandono criminal.

    Una cosa es ser un incapaz, un inútil, y otra diferente el ver en una desgracia una oportunidad política

    Pudiendo hacer, no se hace, para hundir al rival en el barro.

    No es que causen (o agraven) el mal adrede. Preferirían que no hubiera tanto daño y muerte, que queda mal. Pero si los hechos terribles no los puedes ocultar, vamos a contarlos de manera que nos beneficie a nosotros y haga quedar mal al otro. 

     A eso le llaman relato. Relato que les amplificarán los voceros de su cuerda, en redes, televisiones y radios. Y los suyos se la comprarán. ¿Los suyos? Su clientela, sus votantes, incomodados al ver el papel poco lucido de «sus» políticos, tendrán así algo que les permitirá seguir votándolos con la conciencia más o menos tranquila en las siguientes elecciones.

    De eso se trata ahora, por lo que se ve. Ya que hay muertos y destrucción, a ver cómo se los podemos achacar al otro. Que sea el otro partido el que se ahogue en el lodo infecto. Que la culpa de lo malo, de nuestro sufrimiento, siempre sea del otro.

    Esto es lo nuevo que me cuesta digerir y necesito unos días para procesar

    Que vivo en un país en el que la gente está dispuesta a creerse cualquier cosa para disculpar a sus políticos y seguir votándolos. Y en la gente incluyo a amigos, vecinos, parientes, la del gimnasio o el de la tienda. Me asombra escuchar a los que me rodean decir cosas que no se corresponden con la realidad que ellos mismos pueden ver y oír por sí mismos. 

    Los españoles, en general, somos solidarios y empáticos. Nos gusta el buen rollo y la fiesta, el vive y deja vivir. No nos vamos a hacer daño sin necesidad. Ni pasarlo mal. Dolidos nos preguntamos por qué nos ha pasado esto, por qué estamos pasándolo tan mal. Tiene que haber un culpable.

    Los políticos (y sus brazos mediáticos) dan una «explicación»: que la culpa no es suya, sino del otro.

    Así que nuestro sufrimiento se convierte en un arma más, un arma emocional contra el otro. Cuanto peor, mejor, siempre que eso «peor» se lo pueda achacar al de enfrente.

     En los próximos días y semanas seguirán llegando muertos a esas mesas de autopsia. Luego la cosa, me imagino, se ralentizará. Quizá en los próximos meses, de vez en cuando, aparezca algún nuevo cadáver en la Albufera, o en las playas, o en alta mar, y la gente se diga, ¡ah, esta debe ser una víctima de la dana!

    Sí, pero no solo de la dana.

domingo, 2 de julio de 2023

Mis historias gais favoritas


Venga, hoy domingo 2 de julio de 2023. acaba MADO, la gran fiesta del Orgullo LGBTIQ+ en Madrid. Termino mis artículos que celebran las novelas románticas con protagonistas de identidad o sexualidad, diversas.

🌜  🌈  🌈  🌈  🔥  🌠  🌟  🌈  🌈  🌈  🌛

Aquí os pongo las novelas gais que he valorado con 5 estrellas. Estas son mis 10 favoritas dentro del M/M romance. En realidad, hay truco y son 10 + 1. Las expongo por orden cronológico.

Creo que casi todas las he mencionado ya en estos artículos, así que os sonará todo repetido.

 


Ngozi Ukazu: “Check, Please!” (2013, webcomic/novela gráfica/juvenil). Jugadores de hockey universitario, lo cuenta Eric Brittle, youtuber extraordinario, enamorada de Jack Zimmermann, a quien le cae todo el peso de la historia familiar sobre sus hombros.

Libro n.º 1: #Hockey (9/2018) 288 págs.

Libro n.º 2: Sticks & Scones (4/2020) 352 págs.


Sarina Bowen: The understatement of the year (2014, NA) The Ivy Years n.º 3. 

Dos jóvenes jugadores de hockey, Michael Graham y John Rikker, inolvidables. Sobre todo Rikker, es majísimo.


K. J. Charles: Think of England (2014, histórica) 

La primera que leí de la autora y me enamoré de sus historias. El capitán Archie Curtis está decidido a descubrir si sus camaradas y él fueron simples víctimas del destino o de un sabotaje, lo que le lleva a una casa de campo aislada y ultramoderna, donde conoce a otro invitado, Daniel da Silva.


 

Astrid Amara: Song of the navigator (2015, ciencia ficción) 

Algo brutal. Tendría que traducir alguna vez la crítica que escribí sobre esta novela. Es acongojante y tirando a oscura. La historia va de una estrella de la navegación intergaláctica, Tover Duke, y un misterioso ingeniero, Cruz Arcadio.


K. J. Charles: A seditious affair (2015, histórica) A Society of Gentlemen n.º 2; Lo mejor que he leído en romántica en mucho tiempo. Dura, eróticamente muy explícita. Algo brutal. Una de esas historias que se te quedan en la memoria. Silas Mason y Dominic Frey.

  


Cat Sebastian: The soldier’s scoundrel (2016, histórica) Los opuestos se atraen, muy a su pesar. Romántica, sexy, y con su puntito de intriga. Creo que lo tiene prácticamente todo. 

Jack Turner creció en lo peor de los bajos fondos londinenses y usa sus trucos para sobrevivir, algo que Oliver Rivington, guapo soldado, no acaba de entender.



K. J. Charles: An unnatural vice (2017, histórica) Sins of the Cities n.º 2. 

El periodista justiciero Nathaniel Roy desmonta la charlatanería en esta una historia de enemigos a amantes. Su contraparte es el llamado “Vidente de Londres”, Justin Lazarus.



Jenny Holiday: Infamous (2017, contemporánea) Famous #2. El músico Jesse Jamison y el médico Hunter Wyatt tienen su rollo, se conocen y se atraen, pero Jesse se queda en el armario a cambio de triunfar en lo suyo.

 

Y termino mis diez novelas con la historia que nos contó Rachel Reid entre el jugador ruso de la NHL Ilya Rozanov y el canadiense Shane Hollander. La primera entrega con su "felices por ahora", es Heated rivalry (2019) Game Changers n.º 2. La segunda,  The long game (2022). 

 

 


 

+1, Romántica a su manera

Madeline Miller: La canción de Aquiles (The song ofAchilles, 2012) Historia ambientada en la Grecia mítica, Aquiles y Patroclo y ya sabéis cómo acaba aunque hay quien me discute que el final sí es feliz, vale no acaban vivos, porque eso se sabe desde hace tres mil años, pero… De esta también hice crítica, pero la publiqué en inglés y posiblemente debería traducirla. Es solo que me da pereza.



Añado que en su momento, la dulogía His Royal Secret la puntué con cuatro estrellas, por eso en principio no aparece aquí. Lo que ocurre es que cuando hice una tercera relectura me día cuenta de que el primero, en realidad, era un ⭐⭐⭐⭐⭐como un templo. Se ha convertido en uno de mis romances favoritos.

En mi cabeza, veo una y otra vez, como en una película, esa escena inicial de James chapoteando bajo la lluvia, en un resort de Kenia, mientras Ben lo mira sin reconocerlo. La historia de James, príncipe de Gales, y el periodista Benjamin Dahan no puede tener un final feliz, ¿o sí?

Ambas novelas, escritas por Lilah Pace, aparecieron en mi lista de mil mejores novelas románticas, version de 2017, en el n.º 763, His royal secret (2016) y n.º 984, His royal favorite (2016). Para mí, son las novelas románticas que mejor reflejan lo que es una monarquía contemporánea, como institución política. Por cierto, que si alguna vez alguien descubre quién es la novelista detrás de ese alias, que me lo cuente. Llevo años intrigada.

sábado, 1 de julio de 2023

Diversidades LGBTIQAA+


Venga, que ya queda menos de MADO. Empezó el viernes 23 de junio y acabará el domingo 2 de julio. Es la gran fiesta del Orgullo LGBTIQ+ en Madrid. Así que lo voy a celebrar a mi manera, hablando en mi blog de novelas románticas con personas de identidad o sexualidad, diversas.

🌛  🌈  🌈  🌈  🌙  🌞  🌕  🌈  🌈  🌈  🌜

Cuando comencé este blog, la denominación habitual era LGBT. De entonces ahora, se han ido sumando letras, hasta el punto de que ya no sabes cuál es la forma correcta para dirigirse a esta amalgama de diversidades sexuales, de identidad, de orientación, e incluso allies. Por no andar repasando mis más de cien entradas, sigo con la etiqueta LGBT. Actualmente, en el MADO, la abreviatura preferida es la que digo arriba, LGBTIQAA+. Como no formo parte de estos colectivos, he preguntado a quien sabe, y me han dicho que lo más comprensivo y a la vez menos lioso, sería dejarlo en LGBTQ+.

Sí, no lo dudo, pero espero que nadie se me ofenda si sigo usando LGBT, que es lo que se llevaba hace más de un lustro.

En Romancelandia, ya lo he dicho, lo que predomina o más se ha aceptado, ha sido el romance gay, male/male romance o MM. Es lo que más abunda.

Pero obviamente hay otros, por lo que hubo una época en la que yo me dije ¿por qué lo llaman LGBT si quieren decir gay? Como siempre, los señoros llevándose la calle. Así que decidí leer romances de chicas, porque sí, las chicas también se enamoran.

El resultado fue muy frustrante, la verdad, lo intenté con unas cuantas y no me gustaron. No sé si porque eran demasiado blanditas, todo cuqui, sin espina dorsal, prácticamente sin sexo, sin pasión entre ellas. Puede ser que fueran malas, o quizá el problema lo tenga yo, que no soy el público para esas historias.

En cualquier caso, un repaso de este tipo no estaría completo si no mencionara novelas con alguna de las otras letras, que no todo van a ser caballeros gais.

 

LBT


 

Lesbianas

 

Desde luego, los romances de chicas más destacadas son las históricas de Olivia Waite, que ya mencioné anteriormente, en la entrada referente a «Algunos nombres propios». Aquí os menciono otras muy apreciadas:

Alexandria Bellefleur: Written in the stars (2020, NA)

Meryl Wilsner: Something to talk about (2020, contemporánea)

Casey McQuiston: One last stop / Una última parada (2021, NA)

Shelley Parker-Chan: She who became the Sun / Ella que llegó a ser el sol (2021, histórica) The Radiant Emperor #1

Erica Ridley: The perks of loving a wallflower (2021, histórica) The Wild Wynchesters #2

Ashley Herring Blake: Delilah Green doesn’t care (2022, contemporánea)

Akwaeke Emezi: You made a fool of Death with your beauty (2022, women’s fiction)

 

Bisexuales

Estos son siempre los que se quedan en tierra de nadie, lo sé. Os menciono a continuación alguna de las novelas románticas más apreciadas con protagonistas bisexuales. Aquí cabe de todo, historias de dos chicas, o de dos chicos, o de chico y chica, solo que uno de los personajes es bisexual. Salvo que haya otra indicación, son contemporáneas.

MM


Pauline Allan: Claiming Dane (2016) Hot Southern Nights n.º 2; MM

Jenny Holiday: Infamous (2017) Famous n.º 2; MM

Christina Lauren: Autoboyography (2017, juvenil) MM

Mackenzi Lee: La guía del caballero para el vicio y la virtud / The gentleman’s guide to vice and virtue (2017, juvenil) The Montagues n.º 1; MM

Nash Summers: Arrows through Archer (2017) MM

Anyta Sunday: Leo quiere a Aries (Leo loves Aries, 2017) Signos de amor n.º 1; MM

Eden Finley: Headstrong (2021) Vino & Veritas n.º 3; MM

Jay Hogan: On board (2021) Painted Bay n.º 2; MM

Tal Bauer: The rest of the story (2023) MM

 

MF

Kendall Talbot: Lost in Kakadu (2013) MF

Sarina Bowen: Speakeasy (2018) True North n.º 5; MF

Talia Hibbert: Sweet on the Greek (2018, erótica) Just for Him n.º 3. A mí no me gustó demasiado, pero tiene la originalidad de meter a un jugador de fútbol. MF

Alyssa Cole: A prince on paper (2019) Reluctant Royals n.º 3; MF

Alexis Hall: Rosaline Palmer takes the cake (2021) Winner Bakes All n.º 1: MF

Sarina Bowen: Shenanigans (2022) Brooklyn n.º 6 / Brooklyn Bruisers n.º 11; MF

 

FF

Shira Glassman: Knit one, girl two (2017) FF

 

Transexual/transgénero/Queer

Aparte de la novela de Courtney Milan que ya mencioné, Hold me (2016, contemporánea) y una de K. J. Charles, An unsuitable heir (2018), tenemos estas novelas:


Anna Zabo: Reverb (2019, contemporánea) Twisted Wishes #3

E.E. Ottoman: Documenting light (2016)

Penny Aimes: For the love of April French (2021, contemporánea)

Meredith Russo: If I was your girl (2016, contemporánea/juvenil)

Anna Cowan: Untamed (2013, histórica)


Particularidades sexuales varias

Poliamores tríos MFM

Serían esas novelas en las que el final feliz no es a dos sino a tres, generalmente, dos caballeros y una dama, en la que hay tres relaciones. Las que yo entiendo más recomendables entran en el campo de la erótica, con escenas explícitas y excitantes, que no consiguen apagar la parte romántica; al contrario, subrayan y fortalecen las tensiones sentimentales.


Lorelei James: Rough, raw, and ready (2008) Rough Riders #5

Solace Ames: The submission gift (2014) LA Doms #2

Nicola Davidson: My lord, lady, and gentleman (2018) Surrey SFS #3

 

Asexual

Claire Kann: Let’s talk about love (2018, juvenil), con una de las portadas más lindas que he visto en romántica. Me encanta. Tengo este libro por casa, pendiente de leer, y al natural es aún más bonita.

Ceillie Simkiss: Learning curves (2018, contemporánea)

Cat Sebastian: A delicate deception (2019, histórica) Regency impostors n.º 3. Los protagonistas son bisexuales, aunque él (Sydney) tira a gay. Hay un personaje secundario, Georgiana, que es asexual.

 


Demisexual


 

Tal Bauer suele crear personajes demisexuales o bisexuales para emparejar con sus héroes gais,. Ha explicado que su pareja es así, de ahí que tienda a meter este prototipo de hombre en sus historias. Muchas acaban siendo bastante GFY. Eso se ve bastante bien en la serie Executive Office (2016-2017), serie de suspense romántico que mencioné ayer, al hablar de los diversos géneros literarios.

Talia Hibbert: That kind of guy (2019, contemporánea) Ravenswood n.º 3

En los Game Changers de Rachel Reid hay una novela, la n.º 4, en que el protagonista es demi (además de bisexual), Common goal (2020). Recordad que es romance deportivo ambientado en la NHL.

Ali Hazelwood: La hipótesis del amor (The love hypothesis, 2021). En esta exitosa comedia romántica la protagonista, lo explica en un momento, resulta ser demisexual. Así que lleva años sin darle una alegría al cuerpo.

 

Pansexual

El adorable Dex, uno de los protagonistas de Irresponsible puckboy (2022) Puckboys n.º 2, de Eden Finley & Saxon James, encaja en esta etiqueta a la perfección.


En Foolish puckboy (2023), la n.º 4 de la serie, tenemos a Aleks Emerson como personaje pansexual.

Soft on soft (2018), de Em Ali, tiene una protagonista demisexual y la otra pansexual. Uno de esos cuentos cuquis.

Talia Hibbert: Work for it (2019) Just for Him n.º 4 tiene una pareja formada por Olu, gay) y Griff (bi/pansexual). Está genial, por cierto, de lo que más me gusta, dentro de la producción de Hibbert. De cuando contaba historias intensas, y no pretendía hacerse graciosa.

Rookie mistake (2022) de Anna Zabo y L. A. Witt repite esquema de pansexual y gay, en la NHL, sí, de nuevo, los jugadores de hockey.


Mañana acabo ya esta serie de artículos, con Mis historias gais favoritas, aunque ya llevo aquí unas cuantas mencionadas.

 

viernes, 30 de junio de 2023

Diversidad de géneros (literarios)

 

Del viernes 23 de junio al domingo 2 de julio de 2023. MADO es la gran fiesta del Orgullo LGBTIQ+ en Madrid. Así que lo voy a celebrar a mi manera, hablando en mi blog de novelas románticas con personas de identidad o sexualidad, diversas.


   🌉  🌈  🌈  🌈  🌔  🌋  🌟  🌈  🌈  🌈  🌅 

En las entradas anteriores ya se veía la diversidad dentro del romance LGBTIQ+, pero ahora querría profundizar algo más en este aspecto. Al fin y al cabo, que un romance sea LGBTIQ+ simplemente significa que sus protagonistas tienen una orientación sexual o identidad de género estadísticamente minoritaria.

Pero no dice nada en particular sobre el tema del libro. Pues, ¡salta la sorpresa en Las Gaunas! Puede tener cualquier tema de los habituales en la narración comercial.

Puede ambientarse en el hoy o en el pasado, en esta Tierra o en mundos imaginarios, ser paranormal o suspense. Es más, el tono tampoco sabes cuál va a ser, puede ser muy dramático con enfermedades, tragedias o violencias, o bien algo cuqui, entrañable y sentimental. Con mogollón de sexo explícito chorreando en cada página o historias blancas de puerta cerrada y ellos ya, que hagan sus cosas, o no las hagan.

Para ver el diferente tipo de novelas que te puedes encontrar protagonizadas por personajes LGBTIQ+, aquí hay un puñadito más.

 

Contemporáneas

Lo actual ya se sabe, son las portadas colorinchis, y de esas hay aquí alguna: 


Alison Cochrun: The Charm Offensive (2021) 

Anita Kelly: Love & other disasters (2022)

Dentro de las contemporáneas cuquis están las de N. R. Walker:

* The weight of it all / El peso de todo (2016)

* Switched (2017)

 

El romance deportivo también da mucho juego, especialmente si son jugadores de hockey:


Rachel Reid: Role model (2021) Game Changers #5. Deportista de la NHL, tono serio. Recomendable, en general toda la serie de los Game Changers.

Kate Meader: Undone by you (2018) Chicago Rebels #3 . 

Las hay de tono más familiar, y hasta con humor:

Lily Morton: Deal maker (2017) Deal Maker #1; tuvo el puesto 890 de las mil mejores novelas románticas, en version 2019.

Anne Tenino: Wedding favors (2015, contemporánea/gay) Bluewater Bay #7; estuvo en mi lista de mil mejores novelas románticas, en el año 2019, la 980, aunque luego desapareció.

 

Una de mis dulogías favoritas de male/male romance es His Royal Secret, de Lilah Pace, las dos aparecieron en mi lista de mil mejores novelas románticas, versión de 2017, en el n.º 763, His royal secret (2016) y n.º 984, His royal favorite (2016). Para mí, son las novelas románticas que mejor reflejan lo que es una monarquía contemporánea, como institución política.

   


 

Las hay en tono erótico subido, como estas:


Damon Suede: Hot head / Cabeza caliente (2011, contemporánea/gay) Head #1, una de bomberos con el tópico GFY (o sea, gay for you)

Amy Lane: Selfie (2016) Bluewater Bay #13, sadomaso.

Ella Frank: Try (2013, erótica/gay) Temptation #1, otro GFY.

 

En plan más dramático, tienes a Jay Hogan, la reina del melodrama en este subsector de la galaxia romántica; de su producción, las más apreciadas serían las de la serie Painted Bay:


N.º 1: Off balance (2020) que me parece que tiene una de las portadas más bonitas que he visto en romántica. Aquí os la pongo, a la izquierda.

N.º 2: On board (2021)

N.º 3: In step (2022)

 

Acabo esta parte de los contemporáneos con otra que representaría por así decirlo los romances de músicos. Roan Parrish: Riven (2018) Riven #1; aparece en la lista de mil mejores novelas románticas, version de 2021, en el puesto 809.

 

Histórica

En histórica, ya lo hemos visto, hay un nombre destacado, que es el de KJ Charles. Como he mencionado unas cuantas de sus novelas en entregas anteriores, hablaré ahora de otras dos autoras que destacan en histórica gay, Cat Sebastian y Joanna Chambers.

De Cat Sebastian destacaría la serie The Tuners:

N.º 1: The soldier's scoundrel (2016)

N.º 2: The Lawrence Browne affair (2017)

N.º 3: The ruin of a rake (2017)

 


De Joanna Chambers, las tres primeras novelas de la serie Enlightment, que te cuentan la historia de amor de David Lauriston y Lord Murdo Balfour:

N.º 1 Provoked (2013)

N.º 3 Beguiled (2013)

N.º 3 Enlightened (2014)

Yo solo lei la primera, que no acaba en final feliz, pero me pareció magníficamente bien escrita.

 

Fantasía

Ya cité hace unos cuantos posts la trilogía del Príncipe Cautivo, que probablemente sea lo más destacado de este subgénero. Pero hay otros también muy valorados: 


T. J. Klune: The house in the Cerulean Sea (La casa en el mar más azul (2020)

Lee Welch: Salt magic, skin magic (2018)

Freya Marske: A marvellous light (2021) The Last Binding #1

Alexandra Rowland: A taste of gold and iron (2022)

 

Paranormal

 

Hay dos series que ya mencioné en anteriores entregas: Charm of Magpies de KJ Charles, y Green Creek de T. J. Klune.

Muy apreciada es también The wolf at the door, de Charlie Adhara (2018), que es de suspense y la primera de la serie Big Bad Wolf.

Novela gráfica

La que a mí más me ha gustado es la de Ngozi Ukazu, Check, Please! La primera está traducida al español: Check, Please! Vol. 1 # Hockey / Check, please! 1. Amor en la pista de hockey (2018), sobre hockey universitario. A mí me pareció un Bildungsroman cuqui o algo así, una gozada.

Y la serie Heartstopper, de Alice Oseman. La primera, Heartstopper: Volume One, es de octubre de 2018.

 

    


Suspense



Aparte de la serie Cut & Run, que ya mencioné hace unos días, están las series de Gregory Ashe, Hazard & Somerset y Borealis Investigation. De todas sus novelas, la que he visto más apreciada es la segunda de Borealis Investigation, Triangulation (2019).

Otro autor, que me tiene enganchadísima con sus thrillers de política, acción y espionaje, es Tal Bauer. Su serie The Executive Office (2016-2017), me pareció fantástica. También disfruté un montonazo de Whisper (2018), autoconclusiva, aunque sea la segunda de la serie D. C. Novels. Eso sí, escribe novelas bastantes largas, es como ver toda una temporada de Homeland.

Otra novela de la que he oído cosas realmente buenas es Where Death Meets the Devil (2018) de L. J. Hayward.

 

Románticas a su manera

 

Este repaso mío a los romances LGBT no estaría complete si no mencionara un par de novelas que no son exactamente novela romántica pues carecen de un final feliz, tal como yo lo entiendo (amantes vivos y juntos). Pero son muy atractivas y recomendables.

Primero, La canción de Aquiles, de Madeline Miller (The Song of Achilles, 2012) una ficción ambientada en la Grecia mítica, sobre Aquiles y Patroclo.

Segundo, una en que no es tanto cuestión del final sino porque gira ante todo en torno al autodescubrimiento y aceptación: Aristóteles y Dante descubren los secretos del universe, de Benjamin Alire Sáenz (Aristotle and Dante discover the secrets of the Universe, 2012).

     



jueves, 29 de junio de 2023

Puntos oscuros

 

Del viernes 23 de junio al domingo 2 de julio de 2023. MADO es la gran fiesta del Orgullo LGBTIQ+ en Madrid. Así que lo voy a celebrar a mi manera, hablando en mi blog de novelas románticas con personas de identidad o sexualidad, diversas.

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Hoy toca hablar de la parte negativa, que todo lo tiene.

Eso sí, me sale una entrada algo desgalichada, porque son ideas sueltas con un tenue hilo conductor.

No pondré ejemplos de autores o libros del lado oscuro. No es por cancelar a nadie, no. Creo que las cosas hay que entenderlas en su contexto y su tiempo. No quiero que se coja a nadie manía por lo que pensaba o decía hace años. Todos tenemos derecho a cambiar, y lo mejor que se puede hacer con pasados que nos avergüenzan es correr el manido «tupido velo».

En la época de los bodice rippers, si aparecía un personaje gay o lésbico, usualmente era negativo o trágico: o el malo de la película, o el amigo que muere. No solo ocurría en Romancelandia, también se veía en otras narrativas comerciales como las películas.

Con la crisis del SIDA, la parte trágica adquirió un nuevo sentido. La narrativa comenzó a cambiar, forzando a mirar a la cara al colectivo. Películas mainstream como Compañeros inseparables (1989), Los amigos de Peter (1992) o Philadelphia (1993) hablaron de cosas que hasta entonces el cine de masas había ignorado.

Si no las habéis visto porque, ups, no habíais nacido, os las recomiendo. Una ya tiene cierta edad y las vio cuando se estrenaron.

Silence = Death


Y en lo cómico, no podéis imaginar lo rompedor que fueron series como Will & Grace.

Con el cambio de siglo, la RWA se planteó definir la novela romántica. Jennifer Crusie le dedicó un artículo, del cual se deducen algunas de las cuestiones en que había debate. Y esta era una de ellas:

Hubo quienes sugirieron que la definición incluyera “amor entre un hombre y una mujer” y otros señalaron que sería una mala idea hacer a la RWA oficialmente homofóbica, dado que respetables editoriales como Naiad Press llevaban años publicando romances lésbicos. Queríamos que la definición reflejase el siglo XXI, no el XIX.

Así que, aunque el público de Romancelandia siga siendo principalmente mujeres cishet (véase esta encuesta algo viejuna ya, de 2017, en la página de la RWA), la mayoría no discutimos el derecho al HEA o HFN a parejas (o tríos o…) del colectivo LGBTIQ+.

Cada uno que lea lo que quiera, si le hace feliz. Respeto las opiniones de quien lo vea diferente y solo quiera romances heteros, a cada uno sus gustos, no todos vamos a pensar lo mismo, y no se trata de meter a nadie nada por los ojos. 

Personalmente, con el campo cada vez más minado del romance hetero, leo más MM romance. Lo expliqué, por ejemplo, al comentar Enemy of my enemy, de Tal Bauer, que en el male/male romance encuentro «la fuerza, la garra, el romance y la pasión, el entretenimiento, en suma, que me cuesta encontrar en la romántica hetero».

En cambio, mis incursiones por el romance lésbico han sido frustrantes, no me enganchan y lo he dejado por imposible. Los romances trans o queer, que alguno he leído, tampoco me llaman.

Puede incomodar que estos romances sean escritos y consumidos por personas cishet. Es lógico preguntarse si no habrá algo de eso que en el cine se llama gaysploitation, una modalidad del cine de explotación. Del cine ha pasado a otras narrativas y se llama ficción de explotación.

Te lo puedes plantear en otros géneros parecidos, como el manga yaoi.

¿Cuál es el riesgo? Cosificar, o sea:

1.- Usar a otras personas y sus experiencias como un producto más, incurriendo en el trazo grueso y el estereotipo.

2.- Que nos gusten sobre el papel pero que en la vida real no aceptemos al distinto.

3.- Tirar de estas historias más por el morbo, sin el menor interés por las personas reales que se perciben como LGBTIQ+.

Para mí hay un nombre propio que simboliza no todo esto, pero sí algo de ello: Santino Hassell. Durante años, estuvo entre los autores más apreciados del male/male romance. En mi base de datos aparecen varios libros suyos muy apreciados, incluso ha entrado en mi lista de las mil mejores, versión de 2017.

En 2018 saltó la polémica. Si queréis saber algo más, aquí está la entrada de Book Binge al respecto, «A statement about Santino Hassell» , con algún que otro enlace para profundizar en el caso, o «Coming this week» en Joyfully Jay. Básicamente, se le reprochaba cierto catfishing, ese fenómeno tan de internet de crearte una identidad en línea que no se corresponde con la realidad, y de esa manera logras relaciones emocionales o románticas, o consigues que la gente te cuente cosas, o te mande dinero, etc. Véase la voz catfishing en el Urban Dictionary.

Está bien celebrar la excelencia del romance LGBT, pero siendo conscientes de que no todo es yupi yupi y mira qué fabulosos e inclusivos somos todos.

No podemos usar a las personas, o sus identidades, simplemente como un producto más de marketing. Hay quien critica esto llamándolo «capitalismo rosa», crítica que no comparto del todo, desde el punto de vista político y económico. Pero la entiendo y puede dar una idea de por dónde van los tiros.

La novela romántica es un producto cultural destinado a la venta y el consumo masivo. Es lógico, y lícito, que se publique lo que se vaya a comprar. No veo nada malo en ello, producir y vender. 

Esto es una industria y los escritores, productores de libros. ¡Ojalá vendan mucho y se hagan todos millonarios!

Siempre que... me estén contando una historia atractiva. Como lectora, el momento en que veo que el activismo tiene más peso que el argumento o los personajes, eso me saca del libro. Me da repelús, incluso si son ideas que yo defiendo. A nadie le gusta que le sermoneen o estén todo el rato diciendo lo que haces mal, con el ceño fruncido y el gesto dictatorial. 

Quiero literatura, no panfletos.

Tal como yo lo veo, en la industria romántica, está aceptado y admitido, como un producto más con bastante éxito, el romance prototípico de hombre gay, cisgénero, occidental, blanco y de clase media-alta. Lo que se aparta de este modelo es, reconozcámoslo, muy minoritario.

En conjunto, creo que es positiva la diversidad en las novelas románticas. Suponen una suerte de educación sentimental que nos ayuda a respetar al otro y su vida y sus circunstancias, aunque no siempre los entendamos.

En general, la novela romántica me parece un género positivo, amigable, optimista incluso cuando nos cuenta tragedias. Aunque tenga puntos oscuros, creo que algo puede ayudar a obtener paz, serenidad con nosotros mismos, y esto también lleva a ser más abiertos hacia el que es diferente.  

Gaysper, la contribución cañí a los símbolos LGBTIQ+, con una historia que es para descojonarse, en tono de humor negro, que es lo propio de esta piel de toro. Todo muy español. Con todo el respeto del mundo para sus creadores, ¿eh? En este mundo hay gente pa tó.

Para mañana: Diversidad de géneros