Un gustazo de histórica ambientada en un momento de inestabilidad social
El embaucador
The charmer
Por Madeline Hunter ‧ Fecha: diciembre de 2003
Esta romántica histórica con su toque de politiqueo arranca en París, 1831, con una especie de orgía ambientada en un serrallo fingido cuya reina es una dama inglesa, envuelta en escandalosa seda roja.
En este caso el entorno histórico es relevante, porque la cuestión en torno a la cual gira la trama es la reforma electoral para eliminar los burgos podridos y dar representación a las ciudades norteñas.
Son los tiempos del rey Guillermo IV del Reino Unido, justo el anterior a la reina Victoria.
El partido conservador, liderado por el duque de Wellington, tiene que reunir todos los votos posibles para frenar la propuesta de ley de reforma, porque supondría el fin del control aristocrático sobre la política. Por ello es preciso que la duquesa de Everdon vuelva a Inglaterra. No puede ocupar asiento en la cámara de los lores, pero sí dar instrucciones a «sus» parlamentarios.
Sólo que Sophia Raughley (29) ha estado en París durante años, viviendo a su manera, rodeada de artistas, alejada de su país. No soporta la idea de volver, por cosas trágicas que ocurrieron en su pasado.
Adrian Burchard (34), aristócrata de tercera fila, ha desarrollado sospechosas misiones para el gobierno conservador. A él le encargan llevar a Inglaterra a esta duquesa rebelde, quiera ella o no quiera, a rastras si es preciso. Y ya os digo yo que, querer, no quiere.
Hay hostilidad entre ellos, pero también atracción. Adrian es un hombre con una misión y Sophia una mujer que no quiere aceptar su papel en sociedad. Tienen en común haber sido criados por figuras paternas más bien penosamente malas, así que se comprenden bastante bien el uno al otro.
En un clima de revuelta social, con la propia vida de Sophia amenazada, no siempre es fácil saber cuál es el camino correcto. Ella solo quiere volver a su despreocupado exilio parisino y allá que les den a los británicos y sus politiqueos.
Al final del libro, para tener su final feliz, cada protagonista tendrá que aceptar parte de lo que rechazaba, renunciar a cosas que le parecía importantes y evolucionar, sí, convertirse en una persona algo distinta. Solo así pueden darle una oportunidad no al amor, sino a la felicidad con quien amas. Porque el amor solo, a veces, no es suficiente.
Como las otras novelas que he leído de la autora, la he disfrutado. Me gusta esta forma de contar las cosas, pausada, con diálogos inteligentes de personas adultas, dejando respirar a la historia, que se desplieguen las complejidades sociales y políticas de la época. Es ese contexto político y social lo que hace complicada una relación entre ellos.
Aquí se complican las cosas por la posición preeminente de Sophia, a quien presionan para que se case con alguien de su nivel y que sea tory, of course, para que ocupe el escaño en la Cámara de los Lores. Adrian no puede ser, por cosillas relacionadas con su nacimiento, aparte de que depende de ella, porque es parlamentario de la Cámara de los Comunes. No tiene oficio ni beneficio claro, sería un escándalo, en muchos sentidos.
Si la puntúo un poco menos que las otras dos que llevo leídas de la serie es porque tuvo la mala suerte de que se me cruzó con la lectura de una de Pérez Galdós ambientada más o menos en la misma época y me enganchó mucho más don Benito «el garbancero». Esta la dejé un poco a un lado. Perdía por comparación.
Bueno, con este término los libros traducidos al español de Madeleine Hunter. Ahora toca seguir leyéndola en inglés.
Mi experiencia: prescindible, 3 estrellas.
1.ª edición, 12/2003
Bantam
Print / eBook / Audio
Parte de una serie: Seducers (Amantes indomables) #3
Páginas: 400
ISBN13: 9780553585919
En España:
ISBN 13: 978-84-96575-49-3
Traductora: Eva Pascual Pape
9/2007, Terciopelo
Descripción: 443 págs.
Crítica en El rincón de la novela romántica, calificándola de entretenida pero poco más y con puntuación 3 sobre 5.


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