Sí, el título de este blog (Romántica, no rosa) es una declaración
de intenciones. Para mí, toda historia de amor con un final emocionalmente
satisfactorio es novela romántica. En este molde encajan muchas cosas escritas
desde el Dafnis y Cloe de Longo en
adelante. Otro día hablaremos de si es posible o no una descripción del género,
concebido, como dice Eric Salinger como “argumentos y
tópicos y temas característicos”). Pero, ¿cómo empezar a definir si ni siquiera sabemos cómo denominar?
Más rosa... imposible |
Reconozco que novela rosa es la denominación pata
negra, la que está documentada en los escasos estudios que en España se han
dedicado al género. De la Sociología de
una novela rosa de Andrés Amorós (1968) a La novela rosa de Antonio González Lejárraga (2011), pasando por La novela rosa de Rafael Pérez Pérez (1983),
de María Dolores Azorín Fernández o El
discurso femenino de la novela rosa en lengua inglesa de Carolina
Sánchez-Palencia Carazo (1997).
No tendría inconveniente en llamar
novela rosa al género,… si el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
lo definiera de otra manera.
Pensé que quizá esta última
edición del DRAE sería más generosa. Al fin y al cabo, me parece que el uso de
la expresión “novela romántica” para referirse a este género está sobradamente
documentado. Por otro lado, la propia voz “novela” tiene ahora una definición
más breve: Obra literaria narrativa de
cierta extensión. Diferencian un segundo significado más histórico: Género literario narrativo que, con
precedente en la Antigüedad grecolatina, se desarrolla a partir de la Edad
Moderna. Así, los Genji Monogatari
serían novela en el primer sentido, pero no en el segundo.
Pero no. La novela rosa sigue describiéndose igual: “Variedad de relato
novelesco, cultivado en época moderna, con personajes y ambientes muy
convencionales, en el cual se narran las vicisitudes de dos enamorados, cuyo
amor triunfa frente a la adversidad”.
Creo que es la única clase de
novela que define no por su contenido sino haciendo una valoración crítica
peyorativa sobre su calidad literaria.
Si nos ponemos así, habrá quien
encaje Los novios de Manzoni en tal definición,
si te atienes a que muchos personajes son clichés andantes, mientras que la
serie In Death de J. D. Robb quedaría
fuera, porque el amor de Eve & Roarke no se pone en juego a cada novela.
Creo que usan el adjetivo
“convencionales” en el sentido de “poco originales y acomodaticias”. Mola lo de
“muy convencionales”. Si sólo son
“convencionales”, a secas, sin el “muy”, entonces ya no es novela rosa.
Preguntas impertinentes, ¿qué
pasa cuando los personajes y ambientes son originales, o izquierdosos o reivindicativos?
¿Qué ocurre cuando no hay dos
enamorados, sino tres, como a veces ocurre en el subgénero erótico? ¿Y si la adversidad
no amenaza su amor sino que el
conflicto interno o externo es otro diferente como digamos salvar al mundo de
una amenaza cósmica o descubrir a un asesino?
Lo que separa a los
protagonistas en estas novelas es, a veces, cosas muy apremiantes que no tienen
que ver directamente con su relación amorosa. Pensemos en una OPA hostil, la especulación
urbanística, la drogadicción o el alcoholismo, unos cuantos vampiros mutantes,
asesinatos a granel o el terrorismo,… ¿cuentan como “adversidades” aunque el
amor no se sitúe frente a ellas?
Una chica kick-ass de nuestros días puede perfectamente derrotar por sí misma
a una panda de vampiros y, además, enamorarse
por el camino de un hombre lobo sin un duro en el bolsillo pero con unos
pilosos pectorales de culturista.
Tu letraherido estándar diría
que es imposible que una novela romántica sea original o que hable de otra cosa
que de dos enamorados frente al mundo. Porque, para ellos “las novelas
románticas son todas iguales”.
Un académico, más científico y
amable, posiblemente te diría que, si es original y no acomodaticio, entonces no
es novela rosa. Por definición.
Entonces, ¿qué es? ¿Cómo
englobamos el suspense romántico, los romances históricos, lo paranormal, lo
juvenil o el New Adult, los
inspiradores cristianos, los multiculturales, el chick-lit y la women’s
fiction, el steampunk romántico,
la ciencia ficción/fantasía/futurista romántica, etc. en un solo género que abarque a todos los libros que tienen de por
medio una historia de amor con final feliz? ¿Cómo incluir a Penny Jordan, Sandra
Brown, Jennifer Crusie, Meljean Brook, Diana Gabaldon, Laura Kinsale o Paullina Simmons en una
sola categoría literaria?
El término “novela rosa” y su
definición DRAE podrían ser adecuados para novelitas genéricas muy formulaicas.
Atención, no digo formulaicas a secas. No, yo como el DRAE, le pongo el “muy”
por delante. O sea, el equivalente, en amoroso, a las novelas del Oeste de D.
Marcial Lafuente Estefanía.
También podríamos reservar el
término para designar a un tipo de novela muy concreto que se dio en España
entre los años 20 y 40, con autoras como Concha Linares Becerra, Carmen de Icaza o Luisa María Linares.
Abro paréntesis. Sí, hablo de esas novelitas que tanto se relacionan con la ideología franquista cuando les da por estudiarlas… Supongo que el romanzo rosa fuera producción del fascismo de Mussolini, ¿no? Y los Mills & Boon, salían directamente del 10 de Downing Street, en defensa del Imperio Británico y la Royal Navy. ¡Ah! Y Suzanne Brockmann escribe sobre sus Navy Seals al dictado del Pentágono y el neoimperialismo estadounidense. ;-) Ahora en serio. La novela rosa española empezó en los años veinte, no con el franquismo. Eso no quiere decir que los libros carezcan de ideología, o que no se usaran –y se usen- como propaganda. Pero me gustaría que algún día analizaran aspectos más técnicos de aquellas novelas. Cierro paréntesis.
Con este segundo sentido, más
restringido, es con el que se define la “novela rosa” la Encyclopedia of contemporary Spanish culture (“Enciclopedia de la cultura española
contemporánea”). Las considera el equivalente hispano a las obras Mills and
Boon o Barbara Cartland. Dice que este género estuvo de moda en los años veinte
y treinta del siglo XX, y se revitalizó con Corín Tellado. Añade que su formato
típico es un pequeño volumen de alrededor de cien páginas, lo que lleva a una
rápida asimilación por el lector y un alto nivel de demanda de nuevos títulos;
que hay tensión sexual, pero nada explícito, y que el final feliz es inevitable.
Novela rosa
Qué tiene de bueno:
la solera.
Problema: la
definición DRAE.
*Alternativa* Usar
la denominación sólo para la novela rosa “del franquismo” y cositas parecidas
Si, si si--y es el mismo problema en Mexico y, por lo que pude ver cuando vivi en Puerto Rico y Venezuela, y hablando con personas de Colombia, Ecuador, Argentina y Chile, es el mismo problema en la mayor parte de latinoamerica.
ResponderEliminarHay un desprecio inherente a la expresion, e inclusive (en Mexico al menos) van mas alla, usando el diminutivo--"novelita rosa."
Llevo mas de tres decadas tratando de convencer a mi familia de que, asi como es posible encontrar sciencia ficcion, novelas del oeste, misterios e historias de horror, que sean bien escritas y le dejen al lector algo al terminar de leerlas, no hay manera. Es romance? Es rosa--y es basura.
Frustrante.
Cuánta razón tienes. Y me parece muy valiente que no te hayas cansado todavía de decir a la gente que hay cosas buenas dentro de este género.
EliminarEn nuestro ambiente hispanohablante, la gente que no ha leído una novela romántica piensa que son todas como las de Corín Tellado de hace cuarenta años; y ojo, que ella tuvo grandes defensores, destacadamente Cabrera Infante.
Me ha gustado la idea de novelas buenas "que le dejan al lector algo al terminar de leerlas". Me la apunto.
Basura será el 90% de todo, también de la ficción literaria. Lo que pasa es que (y esto creo que se lo lei a Joanna Bourne) es que la ficción literaria la lee tan poca gente que los libros malos pasan desapercibidos.
Pero que hay un puñado de novelas románticas tan bueno como de cualquier otro género es evidente.
En mi opinión, si hubiera una industria potente de escritoras de romántica en español, que vendieran mucho (público potencial hay de sobra), quizá el género sería más respetado por los que no lo leen.
Novelas que te dejan algo: pienso, por ejemplo, en Cry No More, o en Morning Glory, o Flowers from the Storm. Son libros que tienen impacto, que se quedan contigo. Libros que te hacen pensar, o sentir, o ambos. Los hay en todos los generos populares, tanto como en la famosa 'literatura seria' que tanto nos sacan a relucir los que se sienten superiores.
EliminarComo dices, la proporcion de lectores asiduos de ficcion literaria comparada con lectores asiduos de cualquier genero de ficcion popular es minuscula, lo que hace que no tengan tanta publicidad los fracasos. Encima, parece que con frecuencia esos libros que no dan el ancho son relegados, descartados, y nunca puestos en ninguna lista de "libros que tienes que leer antes de morir" y demas.
Me gustaria pensar que si, como dices, hubiera suficientes autoras y autores de romance en espanol, el genero recibiria al menos parte del respecto que se merece. Sin embargo, la evidencia que veo en los Estados Unidos, desmiente esa teoria.
Hay mucho trabajo que hacer en el area de igualdad de sexos; es una realidad que las cosas creadas principalmente para consumo de las mujeres recibe, de entrada, desprecio. No se le da ni siquiera el mas minimo beneficio de la duda.
Gracias por tus reflexiones, quizá el éxito de ventas tampoco arreglara nada.
EliminarEstoy contigo en que un producto creado mayoritariamente por y para mujeres siempre va a ser despreciado mientras la opinión cultural dominante siga siendo controlada por hombres.
Hay un sexismo muy claro. En cierta ocasión, en un blog literario, o sea, no dedicado a la novela romántica, leí un comentario que me hizo mucha "gracia".
Un lector decía que el no leía novelas escritas por mujeres (atención, que se refería en general, no específicamente al género romántico, o sea que incluiría desde Shikibuz hasta Virginia Woolf, supongo) "porque siempre acaban hablando de amor".
Que a las mujeres (en general) nos gusta leer sobre amor y sentimientos, y sexo, y a los hombres (en general) no les interesan estos temas... Salvo que la cosa acabe mal para la mujer de la historia (Karénina, Bovary y la Regenta, sin ir más lejos). Y como no les interesa, en su egocentrismo creen que no son importantes.
Luego está la obsesión por distinguir entre alta/baja cultura que ensombrece los logros de toda la literatura de género, no sólo lo romántico.
En fin, eso daría para otro post.
Muy buena tu reflexión. Estoy totalmente de acuerdo. Además, reivindico la valía de Corín Tellado, que me hizo pasar muy buenos ratos cuando era una cría. Ya quisieran muchos escritores "sesudos" llegar a tanto público como llegó ella.
ResponderEliminarPues yo debo confesar que la admiro más por lo que consiguió, por el número de sus libros, que ganase cierto respeto entre intelectuales como Cabrera Infante, que se le dedicaran exposiciones y algún trabajo téorico, que en sitios como Cuba hasta fuera (contra)revolucionario leerla (vaya revolución que puede ser puesta en peligro por sencillas historias de amor...),... que por sus novelas en sí. Las que leí de ella, hace años, no me gustaron nada. Como Nora Roberts, admiro muchísimo más su persona y su simbolismo que por sus libros en sí.
EliminarOjo, que sus libros no me hicieran tilín no quiere decir que me parezcan malos. Al contrario, cuando alguna vez alguien se medio burla de esas novelas cortitas, yo le digo: "Hazlo tú". Sí, intenta escribir un harlequín, no una de suspense romántico, ni un culebrón como los de Gabaldón, no, no, algo sencillito en plan harlequin. Sólo así se dan cuenta de lo difícil que es.
Me ha gustado mucho la entrada!
ResponderEliminarComo bien dices las novelas de suspense romántico no entrarían en lo que "oficialmente" es por definición el género. Ni las chick lit, ni...en fin hay una diversidad enorme dentro del género pero los de siempre son incapaces de verlo.
Yo siempre he dicho que prácticamente todas las historias tienen su trama romántica. Desde la novela negra pasando por ciencia ficción, épica..Pero ah la nuestra es novelita rosa. ¡Me da una rabia!
Hace tiempo la web Autoras en la sombra hizo entrevistas a editores y varios personajes del mundo editorial. Conclusión: la novela romántica es la que en los últimos años ha sostenido el mundo editorial en nuestro país. Eso tiene que doler a los que van de cultos por la vida menospreciando a los demás. Y como bien dice Anar ya le gustaría a más de uno vender y llegar a tanto público.
Espero que en el futuro la cosa cambie, pero lo dudo. Desde luego yo seguiré llevando mis libros - con sus ridículas portadas a veces - a todos lados.
Un beso!
Muy bien, una valiente, como hay que ser. ¡Un beso a ti también.!
EliminarY tanto que les tiene que doler a más de uno el éxito de la romántica. Por eso me parece triste es que no salgan las propias editoriales y los propios escritores de romántica a defender el género. Si lo dijeran más claramente y hablaran del negocio que puede ser esto de la romántica, dentro del mundo literario, yo creo que más respeto se tendría.
¿El futuro? Bueno, a mí me gusta siempre ver el lado positivo de las cosas y creo que en este punto a peor no podemos ir, así que todo el esfuerzo que se haga por defender lo bueno que tiene el género, creo yo que en algo se tiene que notar.
Confío en que con pequeñas aportaciones como las de los blogueros y las páginas web de internet, poco a poco, se vaya ganando un poco más de respeto.
Yo, por si acaso, empiezo por cosas básicas, como el mismo nombre y la definición DRAE. Porque, en este punto la Academia, lo reconozco, me toca los ovarios. Es una definición obsoleta y en absoluto descriptiva ni prescriptiva. No se corresponde con la realidad objetiva. Aquí están haciendo juicios de valor que no hacen con ningún otro género literario. Es totalmente impropio del Diccionario.
Estoy investigando el tema de la denominación del género y vive Dios que acabaré mandándoselo a la RAE, a ver si algún filólogo de pro se quita las gafas de prejuicios y se da cuenta de que "novela romántica" es una expresión que se usa en los medios desde hace años para describir algo que no encaja con su definición.