viernes, 3 de julio de 2015

Mis favoritas: JOANNA BOURNE



Cuando planifiqué esta serie de artículos mensuales sobre “Mis favoritas” en enero de 2015, bueno, en diciembre de 2014, entre ellas no estaba Joanna Bourne. Había una buena razón para ello: todavía no había leído ningún libro suyo. Ahora ya me los he leído todos y he descubierto que, ¡caramba! Esta autora cumple mi condición para ser una “autora favorita”: gustarme tanto que me he leído o tengo la intención de leer toda su producción.
 
Fotografía usada
con autorización de la autora
Gracias a este Desafío AAR Top 100 he descubierto a Joanna Bourne y fue amor a primera vista. Ya sospechaba yo que me podía gustar, vistas las críticas que había leído de sus libros. Debo reconocer que disfruto de los libros de suspense, en todas sus variedades: negra, de detectives, de aventuras, thrillers, espionaje,… John le Carré, Hennig Mankell o Andrea Camilleri conviven felizmente en mis baldas con otro tipo de libros. Cuando el suspense tiene un elemento amoroso, me encanta. Lo que pasa es que, fuera de la novela romántica, los líos de detectives, policías, espías y demás protagonistas de este tipo de novela, suelen tener un final bastante malo. 

Joanna Bourne viene a ser un John le Carré de la Regencia. Escribe novelas de espías ambientadas en la época de las Guerras Napoleónicas, intrincadas, con diversos argumentos en cada una de ellas que se entrelazan muy hábilmente. Quizá le falte un poco el elemento sorpresa, el giro final, pero la parte del “procedimiento”, la investigación, los cerebritos actuando a tope a ver cómo hacer esto o aquello, las persecuciones y los tiroteos,… esas cosas se le dan de fábula.

A raíz de leer The Spymaster's Lady / Desarmado por un baile (enero 2008, histórica), decidí ver qué había escrito antes. Resulta que sólo había un libro anterior en su bibliografía, una novelita gótica parecida a aquellas que escribía Victoria Holt. Her Ladyship’s Companion (1983, Regencia tradicional) fue mi TBR Challenge del mes de mayo.

Después hubo un largo silencio de muchos años, en los que trabajó en lugares curiosos: Inglaterra y Francia, sí, pero también otros lugares tan exóticos como Nigeria, Irán y Arabia Saudí, tres países que tienen en común diversas formas de islamismo radical y petróleo. Uno es árabe, los otros dos no. Prefiero no saber a qué se dedicaba.

La cosa es que volvió a su país, se jubiló, y se dedicó a escribir. ¡Fabuloso! Un libro tras otros increíblemente bien escritos, de tramas cuidadas, personajes muy inteligentes y atractivos intentando engañarse unos a otros, mientras descubren secretos y tramas ocultas.

No me gustan las series, pero con esta autora no me queda más remedio, porque no ha escrito otra cosa que los Spymasters, “maestros espías”. Se pueden leer bastante bien de manera individual, pero disfrutas más si los vas leyendo todos en el orden en que fueron escritos.

Es verdad que va saltando de adelante atrás en el tiempo, y con tanto detalle, y a veces con cosas que ocurren paralelamente en el tiempo, que hasta ella ha escrito en su blog una línea temporal al respecto, el post de 11/01/2015 que lleva por título a “Timeline confusions (SPOILERS)”.

Por ejemplo, los trascendentales acontecimientos de 1802, se cuentan en parte en tres libros diferentes, Desarmado por un baile, The Black Hawk (2011, histórica) y Rogue Spy (2014, histórica). En la primera de todas, Desarmado por un baile, un joven espía británico está encarcelado y herido. Te enteras de por qué está herido en The Black Hawk. Y eso tiene una importancia en la motivación para hacer ciertas cosas en Rogue Spy.

Su estilo, por lo tanto, no es simple. Tienes que estar atenta a la lectura, para disfrutarla y también ir pillando las pistas que va dejando. Es un claro ejemplo de slow reading. Pero no importa porque, claro, para hacer libros tan buenos tarda años, y me imagino que cuando llevas tiempo esperando lees luego lento, para que te dure el placer. Lo supongo porque no ha sido mi caso. Yo los he devorado en pocos meses.

Lo que me gusta de esta autora es, primero lo intrigante y dinámico de sus libros. No hay momento para el aburrimiento. La parte romántico-erótica está bien, es intensa y apasionada, pero… no, no es algo que inunde todas y cada una de las páginas. Digamos que lleva extraordinariamente bien la “tensión sexual no resuelta”.

Adoro su tono adulto a la hora de contar una historia. No te da las cosas masticadas. Los personajes no hablan como adolescentes. Sus actitudes y pensamientos son totalmente adultos, incluso cuando ves a Adrian, Pax o Justine como niños prepúberes, su seriedad y gravedad a la altura de sus “hazañas” como niños ladrones y asesinos.

En tercer lugar, que hay siempre una trama de suspense de espionaje o aventuras que domina gran parte de sus páginas. Ya he dicho que es un tipo de novela que me gusta, dentro y fuera del género romántico. Así que para mí eso es un plus. Y eso que, como ocurre con las pelis de Hitchcock, todo esto acaba siendo una mera excusa argumental para hablar en realidad de otra cosa, un mero McGuffin.

Acabaré diciendo que escribe con gran calidad. Se nota que se curra los libros y yo, a estas alturas, quiero leer buenos libros. No me importa que tarde tres años en escribirlo si, cuando salga, me da una historia trabajada, con sus giros, sus personajes muy bien retratados psicológicamente. Recurre mucho al punto de vista profundo en los personajes. Es esa forma de escribir en la que, sin recurrir al estilo indirecto o a la narración en primera persona, te cuentan lo que pasa desde la perspectiva o los pensamientos de los protagonistas. Del contraste entre lo que sabes que el personaje está pensando y lo que dice o hace surge un maravilloso dinamismo.

Y no puedo olvidarme de ese tono, propio de quien ha visto mucho mundo, un poco distante respecto a la parte histórica en el sentido de que no es un planteamiento maniqueo de buenos y malos, como en la mayoría de las novelas anglosajonas sobre la Regencia. No, la verdad es que se reconocen los méritos de la Revolución Francesa, sin tapar sus crueldades. Adrian, por ejemplo, es al principio un idealista, más que Doyle, que es totalmente aristocrático. Sólo la brutalidad del Terror hace que Adrian se olvide de veleidades revolucionarias. Su amada Justine, en cambio, sí conserva parte de ese idealismo.

Trama, personajes, ambientación, estilo, los libros de esta autora lo tienen todo. Y pienso sinceramente que es el tipo de obras con los que la gente se queda en la memoria. Nora Roberts, una escritora a la que admiro mucho por su profesionalidad, aunque haya desconectado de sus libros hace años, tiene más de doscientos, y sin embargo, sólo uno se coló en la lista AAR Top 100. En cambio, Laura Kinsale con doce novelas hasta la fecha tiene tres en ella (un 25% de su producción). Joanna Bourne, que para el año 2013 tenía cinco publicadas, incluyendo la de 1983, tuvo tres en el Top 100 (60% de su producción) y una cuarta en el puesto 105.


Conclusión evidente: un buen libro lleva su tiempo escribirlo. Los lectores debemos aprender a ser pacientes y entender que nuestras autoras favoritas no pueden sacar un libro memorable cada tres meses, a veces ni siquiera uno al año. No presionar con que quiero la historia de este personaje o de aquél. Así sólo se consiguen novelas mediocres, rutinarias, indistinguibles en cuanto las acabas. Ni tampoco podemos medir con la misma vara ni leer de la misma manera una novelita trillada llena de lugares comunes y nulo esfuerzo por contar algo original, que estos novelones en los que cada frase tiene sentido, cada palabra está ahí por algo.

Joanna Bourne, como Laura Kinsale, son, dentro de la novela romántica, lo que más se acerca a la definición que Antonio Muñoz Molina dio no hace mucho de la Literatura “La literatura es precisión a una escala casi molecular: el brillo o el golpe seco de una palabra justa,… La literatura es lo que no puede ser dicho de otra manera y lo que necesita ser leído despacio y en voz alta”.

Me parece difícil contar estas historias de Spymasters de otra manera. Para poner un ejemplo de cómo se crea una novela tan increíble como The Black Hawk. Es la historia del personaje por excelencia de J. Bourne, Adrian / Hawker. Su interés amoroso es una chica francesa llamada Justine. En un determinado momento, tienen su primer encuentro amoroso. Cuenta Joanna Bourne (en un comentario final en este post)


Déjame decirte algo sobre los editores, que me imagino que ya sabes.

Cuando son buenos, son muy muy buenos. Mi editor miró la perfectamente adecuada escena amorosa que había escrito para colocar en ese lugar [la primera vez que tienen relación sexual] y dijo (bueno, de hecho lo escribió), algo así como “Hawker se merece una escena amorosa mejor que esta”.

Eso es todo.

Así que volví y la reescribí desde cero y es mejor. Estoy muy contenta de haberlo hecho.


Yo también, porque es una escena especial, simbólica, muy adecuada a estos dos personajes y su particular historia. Un ejemplo de la grandeza de la industria editorial norteamericana: los escritores asumen que necesitan un editor. De hecho, el que empieza a creerse grande y prescinde de esta figura, cae en excesos que los fans detectan rápidamente. 

Obviamente, con seis novelas y un relato corto, no hay forma humanamente posible de hacer un Top 10 así que aquí está el Top 7 de sus obras, las todas ellas del subgénero histórico:

1.                 The Spymaster’s Lady (Desarmado por un baile, enero 2008) Spymasters #1
2.                 The Black Hawk (2011) Spymasters #4. Premio RITA al mejor romance histórico
3.                 The Forbidden Rose (2010) Spymasters #3
4.                 Rogue Spy (2014) Spymasters #5
5.                 My Lord and Spymaster (julio 2008) Spymasters #2. Premio RITA al mejor romance histórico de la Regencia
6.                 Her Ladyship’s Companion (1983)
7.                 “Intrigue and Mistletoe”, relato en la antología Mischief and Mistletoe (2012)

Joanna Bourne tiene una página web en la que básicamente encuentras datos sobre ella y sus libros, aunque hay algunas cositas sobre datos biográficos, e incluso una entrevista. Pero lo goloso es su blog, en el que va publicando posts interesantísimos sobre el arte de contar historias (bajo la etiqueta de Technical Topics), sobre la época de la regencia o sobre sus novelas y sus personajes.

Como me ocurre con Jennifer Crusie, recomiendo a los escritores que trasteen un poco por sus páginas. Hay reflexiones muy interesantes sobre cómo describir un personaje. O cómo construir determinadas situaciones de las tramas. Líneas básicas sobre cómo escribir un diálogo (o cómo eliminar los “él dijo, ella dijo”),… Es generosa, y a veces ha contestado incluso a preguntas de escritores como por ejemplo, ¿puedo poner la consumación sexual como el final de la historia? Básicamente, no.

O los elementos de la escritura que describe proponiendo un ejercicio con libros cortitos de Nora Roberts o Jayne Ann Krentz. Coge el capítulo tercero y marca de un color el diálogo, de otro los pensamientos de los personajes, luego en verde lo que muestre movimiento, y marca en amarillo la descripción. Lo que sucede fuera de escena, de otro color.

Todas esas partes diferentes de la escritura trabajan juntas, y autoras como Nora Roberts y Jayne Ann Krentz son maestros a la hora de equilibrar estos diferentes elementos. Después de analizarlo en la obra de una de estas maestras, lo que tienes que hacer es analizar su propio trabajo marcando igualmente en diferentes colores.

Uno de mis favoritos es un tópico que ha repetido más de una vez: Just Leave Stuff Out. Deja fuera del libro cosas que has escrito, o has imaginado, o has investigado. Cosas que los personajes hacen pero que no tienen interés para la historia. De verdad, no hay que decir al lector todo lo que pasa. La mayor parte de lo que la gente hace es terriblemente aburrido.

¿Y cómo no voy a pensar que es genial si incluso es de las que tiene presente la ley de Sturgeon, como se ve en este post.

De la ley de Sturgeon os hablo en la pestañita M&MB

En lo que no coincidimos, y seguramente ella tenga razón porque sabe mucho más que yo, es en que, para ella, no hay que diferenciar entre ficción literaria y literatura de género. Dice ella:


El género ha pasado a la historia.
Lo Importante es contar una historia. Tan antiguo como la humanidad. El núcleo de lo que nos hace humanos. Poderoso.
¿Qué nos define? ¿Qué es nuestra “cultura”? ¿De qué libros nos preocupamos después de cien o mil años?
El rey Arturo y la Tabla Redondo, Robinson Crusoe, Romeo y Julieta, Moll Flanders, El Satiricón, La canción de Roldán, Tom Jones, Las mil y una noches, Orgullo y prejuicio, Rob Roy, Poldark, La importancia de llamarse Ernesto, La caída de la casa Usher, Los tres mosqueteros, Secuestrado, El último de los mohicanos.
Cuentos de aventura, misterio, amor, horror, valentía, sacrificio, triunfo, humor, intriga.
Literatura de género en estado puro.
Una de las características de esta literatura perdurable es que fue popular en su momento. Amada tanto por las clases sociales e intelectuales altas como las bajas. Fueron bestsellers cuando esa palabra significaba historias que se contaban en torno al fuego.


Y concluye que no quiere oír nunca más que algo “no es comercial” como si algo fuera digno de alabanza.


“Comercial” no es algo que haya que criticar. “Popular” no significa que esté mal escrito.


Pero reconozco que a mí, lo que me pierde es,… Ah, Adrian. Qué puedo deciros. Es que si no la habéis leído no hay forma de explicarlo. Me quedo con algo que ya he dicho en una crítica. Adrian es el Derek Craven de los Spymasters. Inolvidable, cuando aparece en otros libros, toda tu atención se fija en él. Es un chico de los barrios bajos hecho a sí mismo. A base de ser despiadado, duro, ingenioso y, si hace falta, manipulador de amigos y enemigos,… su aspiración es pasar por un caballero sin convertirse nunca en uno de ellos. Lo explica muy bien la autora en un post:


Mide su propio éxito por su habilidad por pasar por un miembro de la clase superior. Y sin embargo, Adrian solo pasa por un caballero; nunca se convierte en uno. Mira, juzga, y con perspicacia evalúa a los ricos y poderosos… como un extraño. Nunca aceptará su estrechez de miras sobre el mundo. Usa el privilegio, pero no cree en él.


Dejo enlace a otro más, ejem, sabroso: Adrian looks like… Tenía que elegir una imagen de Adrian para algo que no me acabé de aclarar bien lo que es (Romancing Trading Cards) y puso varios ejemplos de fotos adquiridas por ella como imagen del rebelde, sanguinario, a la vez que encantador y sexy Adrian / Hawker. Lo tuve claro, pero no lo pongo aquí. Si queréis, veis el enlace y me decís quien puede ser el atractivo espía. Mi gusto personal coincidió con la mayoría de quienes dejaron comentarios.

Aparte de eso, Joanna Bourne es una de las Word Wenches, mi segundo blog favorito de autoras, después del magnífico de Jennifer Crusie. ¡Ah! ¿No sabéis quiénes son? A día de hoy, ocho autoras de romántica histórica (Jo Beverley, Joanna Bourne, Nicola Cornick, Cara Elliott/Andrea Penrose, Anne Gracie, Susan King, Mary Jo Putney, y Patricia Rice) que escriben un poco de todo: sus libros, curiosidades de la época de la Regencia, sus viajes y reflexiones personales sobre el género.

Una última nota sobre ediciones en español. No hay más que una patética versión de The Spymaster’s Lady. Luego no han traducido más. Es una de esas autoras muy, pero que muy buenas, como Sherry Thomas, que por motivos inexplicables para permanecen mayormente inéditas en español. Creo que la editorial que la publique dará en el clavo para quien busque romántica de calidad. Pero sólo si la traducen dignamente, como a Laura Kinsale, por ejemplo. Si cayera en manos de las perpetradoras habituales del Grupo Zeta editorial, por poner un ejemplo, casi mejor que no. No iban a entender la mitad de las referencias histórico-literarias que pueblan las páginas de Joanna Bourne. Hay que tener una cierta cultura para poder dar una versión digna de estas historias en español.

5 comentarios:

  1. Pues me la apunto ahora mismo! Y para leerla en inglés, claro, aunque me cueste siglos. Con los buenos traductores que tenemos, qué vergüenza que o no traduzcan o lo hagan fatal

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    1. Bueno, pues ya nos lo contarás.
      Yo le he encontrado su puntito de dificultad leyéndola en inglés, pero la verdad es que prefiero eso a que me destrocen la historia.
      Traductores pésimos los padecemos no sólo en novela romántica, sino también en histórica. Hasta en ensayo ocurre. Creo que en el último artículo de Muñoz Molina en Babelia se quejaba de un par de cositas de la traducción de la última versión de Paul Preston de su biografía sobre Carrillo. Yo no sé si es que les pagan poco o que no les dejan tiempo suficiente para traducir en condiciones.

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    2. Pues vuelvo por aquí para decirte que justo hoy he comenzado con Her ladyship's companion, voy a leer la serie en el orden que sugieren en Goodreads (que he visto que es el que pone ella en su web, aunque justo este libro no viene). Así además supongo que podré disfrutar mejor de su evolución escritora. A ver qué tal! (de momento, con mi pobre nivel de inglés, voy muy despacio)

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    3. Pues creo que te vas a aburrir bastante, porque tiene poco que ver con el resto de la serie. Personalmente, recomendaría que empezaras con The Spymaster’s / Desarmado por un baile y siguieras el orden de publicación y si acaso, como rareza, leer alguna vez ese de 1983. Es que es tipo Victoria Holt. Pero bueno, ya nos contarás.

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    4. Pues mira, como no he leído a Victoria Holt y tampoco nada de Joanna Bourne no tengo nada con qué comparar y precisamente por eso quería leer ésta primero, para poder juzgarla mejor. En cuanto la termine leeré The Spymaster's lady, que es la que originalmente me atrajo. Ya te contaré!

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