Una estupenda novela psicológica con aire proustiano, que rompe más de un tópico de la novela rosa.
Imagen tomada de la
Diseño de la
cubierta: Lynn Andreozzi
Fotografía de la
cubierta: © Marie Killen
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DATOS GENERALES
Título original: A Gentleman Undone
Subgénero: histórica
/ Regencia
Fecha de publicación
original en inglés: julio 2012
Editorial: Bantam
Páginas: 359
Parte de una serie: 2.º
de la serie Blackshear
Edición en español: Random
House Mondadori, S.A., 2013
Traductora: M.ª del
Puerto Barruetabeña Díez
SINOPSIS (según la
página de Amazon)
Mujer de mente afilada y
un cerebro dotado para los números, Lydia
Slaughter conoce todos los juegos para divertir a los hombres tanto dentro
como fuera de la cama. Desesperada por conseguir el dinero que le dará la
libertad, ha decidido desplumar a Will
Blackshear, héroe de Waterloo y poseedor de una jugosa agenda de juego (*).
Él no tarda en caer a sus pies pero ella se esfuerza en mantener las
distancias, hasta que descubre que una alianza sería lo más conveniente para
ambos. Su trato, conlleva sin embargo riesgos insospechados, pues una mala mano
podría hacer que sus corazones arriesguen aquello por lo que ninguno de los dos
está dispuesto a apostar: el amor.
En la partida del amor
el ingenio y el deseo son las cartas principales.
*Nota: lo
de “agenda de juego” es una mala traducción de la sinopsis original. Lo que
quiere decir es que Will tiene sus propios planes secretos en relación con el juego.
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, estaría entre las mil mejores novelas románticas, cerca del puesto
ochocientos.
A Gentleman Undone consiguió el Premio RT 2012 al mejor romance histórico sensual. Para
la página web Romance Readers at Heart, fue uno de los Top Picks del año y,
finalmente una de mis blogueras favoritas, Rosario, le dio un A-, lo que para mí es recomendación de
sobra.
CRÍTICA
Esta novela se ambienta en el
Londres de los clubes de caballeros y las cortesanas. Es plena Regencia pero bien
alejada de ese mundo ideal de los salones de baile, tan propio de otros
títulos.
Estamos en 1816, el año sin verano; parte de
la desoladora frialdad de la época se percibe en muchas escenas.
Will participó en la batalla de
Waterloo. Lleva en su conciencia la muerte de un soldado, y la promesa de
mantener a su viuda e hijo. Para cumplirla, ha vendido su cargo de oficial y
ahora anda por las mesas de juego, a ver si consigue más dinero.
En un club de caballeros conoce a la
cortesana Lydia. Trabajó en un burdel, pero ahora vive como mantenida de un
caballero. Es muy buena con los números. Practica un juego que aquí llaman
“veintiuno”, pero que en rigor, en castellano se dice “la veintiuna”, ya
aparece en Cervantes, y también en muchas novelas de la Regencia, a veces con
su nombre en francés, vingt-et-un; viene a ser más o menos el blackjack. Lydia
comprende que la veintiuna, a diferencia de otros juegos de azar, no se basa
tanto en la suerte como en las probabilidades de que te salgan cartas altas o bajas
para sumar veintiuno, y que en cada jugada, esas probabilidades cambian, no
como ocurre en los dados o la ruleta. Además, si se tercia y hay que hacer
trampas, se hacen: la vida no es nada fácil para una mujer con la reputación
arruinada.
Sus planes consisten en conseguir
cierta suma de dinero para invertirla en títulos de renta fija y así podrá independizarse.
¿No es fabulosa una heroína que sabe ver con frialdad cuáles son sus
posibilidades en la vida e intenta salir adelante con lo que tiene? O sea.
Ren-ta fi-ja. Algo que jamás se pasará por la cabeza de una heroína Julia Quinn.
Will y Lydia no se caen del todo
bien. La primera vez que coinciden en una mesa de juego, ella lo despluma. Will
sospecha que ha hecho trampas, aunque no sabe muy bien cómo. No es un buen comienzo.
Claro que sienten interés el uno por el otro, sexual pero también amistoso.
Will se da cuenta de que ella es la primera amistad que ha hecho desde que
volvió de la guerra:
- Tú eres la primera persona que se construye una opinión sobre mí basándose únicamente en el hombre que soy ahora.
Sin embargo, mantienen las
distancias, porque un lío no les conviene a ninguno de ellos. Eso no va a
ninguna parte, y saben aguantarse las ganas. Todo lo más, piensa Will
vagamente, quizás puedan seguir siendo amigos “cuando todo acabe”.
Se dan cuenta de que, necesitando
dinero los dos, y no imaginando para conseguirlo otra cosa más que el juego, les
conviene aliarse.
Ella le enseñará ciertas habilidades
con las cartas y él le abrirá paso a los tugurios donde los riesgos son altos
pero las ganancias también.
Básicamente en eso consiste la
historia: en la alianza de dos personas necesitadas de dinero que creen que lo
van a conseguir con el juego. Hay mucha conversación dedicada a las cartas, las
posibilidades y cómo apostar a favor o en contra dependiendo del momento de
juego. No es que sea omnipresente, pero a mí me resulta un poco problemático
porque los juegos de azar me ponen muy nerviosa. Vamos, que ni El jugador es mi
novela favorita ni me pirro por la ópera La dama de picas. Lo paso demasiado mal por los personajes al borde de
la ruina. Por eso no ha resultado una experiencia lectora redonda.
Es soberbia la penetración psicológica
en los personajes. Los detalles de su comportamiento. Los olores, las miradas y
el tacto. Sí, esa sutileza de ver cómo alguien roza el papel pintado de la
pared, y que con ese solo gesto transmita todo
lo que en ese momento esa persona siente, y desea, y reprime.
A mi modo de ver, es como una novela
romántica “proustiana”, en la que lo importante no es tanto el acontecimiento
externo como la peripecia interna de los personajes, lo que piensan y sienten y
cómo cambian a lo largo de la historia. Tira a feminista en lo ideológico, a realista
en la ambientación, y a literario en su estilo: un libro muy bien escrito, con
prosa cuidada, reflexiones y recurrente uso de metáforas de las que se te
clavan en el corazón. Creo que no olvidaré esa imagen de los sentimientos y la
ternura como una rata muerta a la que ella le retorció el pescuezo con sus
propias manos.
Parte sexual. Consigue mantener la tensión
sexual durante buena parte del libro y luego, cuando los personajes se ponen a
ello, resulta muy intenso y muy explícito. Advierto que quizá no sea novela
para todos los gustos, porque hay cosas como una escena de masturbación
masculina y otra de voyerismo no buscado, sexo oral e incluso cierta
insinuación de sexo anal. Además, la protagonista es una prostituta que sigue
con su “protector” a lo largo de casi toda la novela.
El final feliz es obligado pero sin
llamarse a engaño, ya que al fin y al cabo, ambos saben “qué cosas les hacía el
mundo a las personas. Qué cosas les hacían las personas a otras personas”.
Seguro que nos encontraremos con obstáculos y adversidades. Pero ¿no tenemos muchas y buenas razones para confiar en afrontarlos y en superar cualquier desafío que nos aguarde?
Ella es estéril y ha sido una
prostituta, y él no es precisamente rico. Así que hay que olvidarse de felices
epílogos llenos de
… “fertilidad conyugal” y
… mira la de dinero que tenemos y
… qué guapos somos y
… con qué naturalidad nos acepta la
sociedad.
¡Ni de coña! Aquí, fantasía
romántica, la justa.
La he leído en español, en digital,
y la traducción me ha parecido impecable.
Valoración
personal: notable, 4
Se
la recomendaría a: todos los aficionados a la romántica psicológica,
abstenerse sólo quienes quieran más acción y las mentalidades conservadoras.
Otras
críticas de la novela:
En español tenemos, crítica
en El rincón de la novela romántica, Cazadoras del romance y Pasajes románticos.
En ingles, Feminist Fairy Tale Reviews le dan 5 estrellas, en una crítica que contiene reflexiones que
comparto, entre ellas que Cecilia Grant coge tópicos de la novela
romántica y les da un giro totalmente nuevo; en este caso, la cortesana y el
exsoldado torturado por sus experiencias en la guerra. Al final, resume el
resultado de la historia como “una historia oscura, sensualmente entretenida que
muestra cómo dos personas pueden curarse el uno al otro en su camino al amor”.
Siguiendo en el apartado feminista, para Romance Novels For Feminists fue una de las mejores novelas de 2012.
Una de mis blogueras
favoritas, Rosario, le da un A-; en All About Romance la calificaron B + y en Dear Author le hicieron dos críticas, una de B+ y “lectura recomendada”, y otra que es B-. También hubo review en USA Today, Heroes and Heartbreakers, Gossamer Obsessions y Rakehell.
Añado, finalmente, una interesante no-review, en My Extensive Reading.
Extraordinaria. He disfrutado incluso más que con El despertar de una dama. Tanto los personajes como la ambientación tienen profundidad psicológica y coherencia. Gracias por tus recomendaciones, las sigo con confianza.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de ser de utilidad. No siempre coincideremos, pero cuando algo que escribo es útil, no veas el subidón que me da.
EliminarSí que es una novela extraordinaria. Qué pena que Cecilia Grant no haya escrito mucho más (tres novelas y un relato corto). No publica desde 2014, ha estado ausente de su blog más de un año... Pero sí que dice que está escribiendo... A ver si es verdad y de aquí a un año volvemos a encontrarnos con ella.