Este mes
dedico este espacio a una autora de contemporánea y suspense romántico: Suzanne Brockmann (n. 1960). A diferencia de las otras autoras que
han aparecido por aquí, todavía no he conseguido leerme la mayoría de sus
libros. ¡Pero es que tiene muchas novelas, más de setenta! Y es la número uno
en un subgénero muy particular: suspense romántico militar.
Quizá sea la
autora de la que me siento más insegura, porque le encuentro más de un aspecto
problemático. Creo que me gusta sobre todo por su forma de escribir, su estilo,
su voz como narradora: sabe cómo contar las cosas de una manera muy atractiva. Es la cuentacuentos por
excelencia. Aunque luego lo que te cuente sea
rutinario y poco original.
Muchos
lectores de romántica desdeñan las novelas románticas “genéricas”. Sí, esas novelitas
cortas que hoy en día son prácticamente un monopolio de la multinacional
canadiense Harlequin. Aunque, ahora que lo pienso, desde que HarperCollins
compró Harlequin Enterprises por 455 millones de dólares a Torstar, ya no estoy
segura de su nacionalidad, porque seguirá con oficina en Toronto pero también
las tiene en Nueva York.
Bueno, a lo
que iba. Que sí, que entiendo que mucha gente desprecie estas novelitas
efímeras. Tampoco soy de las que va corriendo al kiosco a ver qué han publicado
esta semana. Pero de vez en cuando me gusta leer así, sencillito, breve y nada
complicado. La mejor manera de acertar es escoger las novelas de este tipo
escritas por grandes autoras que luego evolucionaron a otro tipo de libros con
más enjundia. Sandra Brown, Jayne Ann Krentz, Nora Roberts, Jennifer
Crusie o Suzanne Brockmann
empezaron escribiendo este tipo de obras. Muchos de sus rasgos posteriores
sobresalen ya en estas novelitas. En el caso de Suzanne Brockmann, para la línea Silhouette Intimate Moments, del sello Silhouette, que en 1984 fue adquirida por Torstar, la empresa matriz que era propietaria también de Harlequin, pero conservaron el nombre diferenciado.
Así conocí yo
a Suzanne Brockmann, a través de una novelita de la serie Altos, oscuros y
peligrosos. La cosa no tuvo remedio: me convertí en adicta a las novelas de
Suzanne Brockmann. “Adicción” es un término muy apropiado, porque no estoy
segura de que sea enteramente sano.
Cuando cojo un libro suyo y lo abro, no
puedo parar. La historia me coge por el cuello y me arrastra hasta el final.
¡La tensión
sexual, el sexo explícito, el suspense, la emoción! Todo eso es lo que le encuentro. Además, me llamó que fuera la primera gran escritora de
romántica –al menos de las que yo he leído- que incluyó un personaje
abiertamente gay en su historia que no resultaba problemático, ni una cuota que
rellenar, sino un secundario con personalidad propia y un papel que desempeñar
en la trama, al margen de su orientación sexual.
Tiene un estilo
muy ágil, con bastante diálogo. Logra un tremendo dinamismo gracias al
frecuente contraste entre lo que el personaje piensa o siente con lo que de
verdad dice.
Una de las
técnicas a las que más recurre para lograrlo es el deep POV (“punto de vista profundo”): en vez de contarte con estilo
directo o indirecto lo que piensa o siente un personaje, lo pone directamente,
evitando expresiones como “él pensó” o “ella dijo”. Como si fuera primera
persona pero sin serlo. Le da muchísima rapidez al asunto y, al mismo tiempo,
consigue lo que he dicho antes, el contraste en lo que piensa y lo que dice.
Produce un efecto terriblemente romántico.
Lo que más se conoce
de ella son dos series, la primera de harlequines, los Tall, Dark and Dangerous (“Altos, oscuros y peligrosos”),
protagonizada por Navy SEAL. Aquí, muchas veces la parte de suspense militar se
reduce al mínimo. Usa al Navy Seal de turno como protagonista, pero recurre a
muchos de los tópicos de la novela romántica más trillada como la novela con
niño o la amnesia de uno de los protagonistas. Y funciona, funciona porque ella
tiene ese estilo tan particular que te atrapa.
La segunda
serie, Troubleshooters, fue incluida en el Top 100 de la NPR, dentro de la
categoría “contemporánea” y no la de suspense romántico. Son novelas más largas
y complejas, con diversas tramas argumentales que a veces se desarrollan en dos
momentos, uno actual y otro el pasado preferentemente la Segunda Guerra
Mundial.
Así que no es
de extrañar que, al recabar datos estadísticos para formar la lista de sus diez
mejores novelas, haya resultado que salen seis de los Troubleshooters, tres de
los Altos, oscuros y peligrosos y sólo una independiente.
Top 10 de Suzanne Brockmann:
1.
Over the Edge (2001)
Troubleshooters # 3
2.
Out Of Control (2002) Serie Troubleshooters # 4
3.
Gone Too Far (Demasiado lejos, 2003) Troubleshooter #6
4.
Heart Throb (1999)
5.
The Unsung Hero (2000)
Troubleshooters #1
6.
Get Lucky (Tentando a la suerte, 2000) Altos, oscuros y
peligrosos #9
7.
Hot Target (Pasiones cruzadas, 2004) Troubleshooters #8
8.
Prince Joe (Un auténtico príncipe, 1996) Altos, oscuros y
peligrosos #1
9.
Forever Blue (El mismo amor, 1996) Altos, oscuros y
peligrosos #2
10.
The Defiant Hero (Desafío heroico, 2001) Troubleshooters #2
Entonces, ¿qué problemas le veo yo? Quizá otros no se los encuentren, pero a mí hay cosas que me
cantan La Traviata.
Personajes. Atractivos, pero
tópicos. Chico macizo del ejército, machote de una pieza que tiene que hacer
cosas duras en su trabajo y no quiere hablar de ello, pero que tiene su
corazoncito. Algo hace que se abra a “ella”, la Mujer. La protagonista, aunque
sea profesional y bastante peleona, muchas veces acaba siendo poco más que el
“descanso del guerrero”.
Excepción: Sam & Alyssa. Son de esos personajes de romántica
que te parecen de verdad, que tienen que
existir en algún sitio de carne y hueso.
Trama. Apasionantes, sí. Pero,
primero, recurre en demasía al terrorista como malo malote, preferentemente
internacional y, por supuesto islámico (en su mayor parte), sin el menor
sentido… no sé… geoestratégico o de política internacional. Segundo, con más
frecuencia de la que debería aparecen oportunas casualidades, azares
inexplicables, deus ex machina un
poquito forzados. Y, tercero, cuando mete varias historias en la misma novela,
no siempre las entrelaza correctamente, vamos, que se le ven las costuras al
traje.
Diálogos. A veces un poco juveniles,
como si fueran colegas de instituto, más que militares en plena misión.
Patrioterismo.
Este es un problema
más bien ideológico que se puede plantear a quien no sea estadounidense.
Por
eso considero a Suzanne Brockmann un “placer insano o culpable”. Tiene cierto simplismo en sus planteamientos que contrasta, por ejemplo, con lo que puedes leer a una Pamela Clare. Más de
una vez leyendo este tipo de novelas, recuerdo que EE. UU. no ha
suscrito el Estatuto de la Corte Penal Internacional. Pero siempre me digo que, al fin y al cabo, esto es fantasía romántica y no
didáctica de las relaciones internacionales.
Con el patriotismo ocurre como cuando ves a
aficionados que celebran un éxito deportivo. Si no es tu equipo, sientes un
poco de vergüenza ajena.
Es una mujer que suena bastante interesante, con la que de verdad no me importaría ir de blancos. Además del tema
libros, se dedica a otras cosas que llaman un poco la atención. Ha formado
parte de una banda de rock y veo por ahí que canta en un grupo a cappella. Aparece
como productora y guionista de un par de películas The Perfect Wedding (2012) y Jolly
(2009) y ahora está con una que se
titula The Russian Doll, todo con
pinta de ser bastante indie. Y además
es un miembro de una asociación llamada PFLAG (acrónimo de “Parents, Families
and Friends of Lesbians and Gays” = “Padres, familiares y amigos de lesbianas y
gais”), y de otros grupos defensores de los derechos humanos y las libertades
civiles.
Esto hace que reciba “correo de odio”, como cuenta en su página web.
Responde al respecto en la parte de “preguntas frecuentes” con una respuesta
bastante larga, de la que entresaco este párrafo:
La mejor historia sobre correo de odio: ¿Os acordáis hace unos pocos años cuando JK Rowling mencionó que Dumbledore era gay? Fox News empezó a gritar sobre lo muy ¡¡¡EQUIVOCADO!!! que era eso, y sus televidentes ¡¡¡SE CABREARON MUCHO!!! Y entonces empecé a recibir correos desagradables, como siempre ocurre cuando Fox News se lanza a una arenga anti-gay. Más de lo habitual. (Lo normal, en aquella época, era unos pocos al mes, más o menos).
Es una pena, de verdad. Si no te gusta, no la leas, pero no estés dando la coña
con correos de odio, de verdad, que todo el mundo tiene cosas que hacer para
andar perdiendo el tiempo limpiando el buzón de entrada.
Hasta cierto punto, somos afortunadas porque esta autora está razonablemente traducida. Harlequin Ibérica tiene traducida toda la serie Altos,
oscuros y peligrosos. Pero para que se vea lo raro que se hacen aquí las cosas,
Troubleshooters ha sido traducida de forma demencial. A día de hoy, han publicado
en español la 2.ª y luego de la 6.ª a las 11.ª Y ya, a partir de la 12.ª All Through The Night (2007), ya no.
Tiene una página web
de las que yo llamo estándar, con sus libros y poco más. Hay pestañita de blog,
pero no me ha parecido particularmente interesante.
Estoy completa y totalmente de acuerdo con todo lo que decís. Me encanta Brockmann por exactamente las razones en tu post, pero como vos, es un guilty pleasure. Me gusta "a pesar de". A pesar del patrioterisimo (todo Navy SEAL es mejor que cualquier militar extranjero, incluso militares de elite), a pesar de la forma en que se cagan en la independencia de otros países (me molesta particularmente que una de las raisons d'être de los Troubleshooters es ayudar al gobierno estadounidense a intervenir en otros países y poder negar haberlo hecho, y eso es presentado en los libros como perfectamente razonable y positivo), a pesar de que (tenés razón!) a veces sus personajes masculinos suenan como adolescentes. Pero lo que me gusta me gusta tanto que tolero todo eso sin problemas. Y agrego que es una de las pocas autoras cuyas escenas de sexo leo enteritas (últimamente tiendo a entrar en "skimming mode" con la mayoría de las autoras), porque el foco está en las emociones, en lo que los personajes están sintiendo, no en lo que están haciendo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. La verdad es que lo del patrioterismo tenía que ponerlo porque no sólo me pasa a mi y lo he hablado también con otras lectoras españolas, a quienes les ocurre lo mismo.
EliminarCualquiera, aunque no sepa palabra de Derecho internacional o la convención de Ginebra, encuentra esa parte es muy chocante.
Y tienes toda la razón en lo de las escenas de sexo, no había caído en ello, y es verdad.
El patrioterismo a-critico es, definitivamente, uno de los aspectos mas problematicos, para mi, de los libros de Brockmann, pero honestamente, cuando vivies en los Estados Unidos, te das cuenta que es endemico de la cultura del pais.
ResponderEliminarSinceramente dudo que muchas authoras estadounidenses se paren un minuot a pensar en las connotaciones y consecuencias de las acciones militares de su pais en otras naciones y sus habitantes--y, si lo hacen, la excusa instantanea es que EEUU tiene la obligacion de vigilar la libertad del mundo.
Pasando a su caracterizacion, he escuchado mucho la critica de que muchos de los personajes masculinos suenan como adolescentes, o, por lo menos, demasiado jovenes para las posiciones de responsabilidad que ocupan. Aunque entiendo la critica, siento que en muchas ocasiones la caracterizacion es apropriada a la cultura militar. Muchos de los reclutas que logran pasar el programa para SEALs son muchachitos de veinte anos o asi, que pasan la mayor parte de su vida en los anos siguientes basicamente aislados, separados del mundo abierto.
Otra cosa que para mi es importante es que, a pesar de lo trillado de muchas de las historias centrales, Brockmann hace el esfuerzo de incluir personajes e historias diversas. Su libro Harvard's Education fue el primer Silhouette con protagonistas negros--y creeme que cuando salio creo controversia, aun entre las admiradoras de Brockmann mas dedicadas. (Me gusta como lo explica en esta entrevista con Romantic Times, filmada en 2009)
Ni siquiera los periodistas de los noticieros tienen el tiempo para explicar las cosas complejas. Por eso, tampoco vamos a exigir que nos ilustren sobre estos temas los libros básicamente de entretenimiento, porque lo que digo de Brockmann lo mismo le pasa a Tom Clancy.
EliminarPersonalmente, creo que lo que más me cuesta es ignorar que se pasa el Derecho internacional por el forro.
La verdad es que, si realmente los Navy SEAL de verdad tienen esa mentalidad tan adolescente, da un poco de miedo.
Los planteamientos de las tramas en sí muestran, a mi juicio, bastante incomprensión de la complejidad del mundo actual, y del pasado, porque sus relatos de la SGM son como las películas que se hicieron en los años 50 y 60 sobre el conflicto. Por así decirlo, sigue en el período El día más largo, sin haber llegado a Salvar al soldado Ryan.
Pero, repito, eso es algo que pasa con cualquier superventas y hasta en las noticias de la tele.
Tienes toda la razón en cuanto a que intenta incluir personajes diversos.
Me sorprendió leer en su página web que Harvard's Education 'was the second Intimate Moments to feature African American characters. (It’s the 884th IM, so it was certainly time!!!!)'. Lo de la controversia no lo entiendo. Pero después de que este último año tantos blogueros, e incluso la convención de la RWA, hayan hablado de diversidad en el romance, me he dado cuenta de que el problema es mío, porque es un aspecto de la sociedad estadounidense que no entiendo.
Es uno de esos temas en los que mi propia perspectiva europea me ciega.
Gracias por el enlace, es una entrevista que ilustra bastante de sus puntos de vista sobre la diversidad en la novela romántica. Se ve que es una persona maja y que de verdad cree en lo que dice.