viernes, 13 de mayo de 2016

Crítica: “Imagen en el espejo”, de Sandra Brown



Una de suspense romántico de lo mejorcito (para mí) de Sandra Brown

DATOS GENERALES

Título original: Mirror Image
Subgénero: suspense romántico

Fecha de publicación original en inglés: junio 1990
Editorial: Warner
Páginas: 448

En español: Ediciones B, S.A., 1993
Traducción: Antonia Kerrigan

SINOPSIS (de la contraportada)

Sólo dos personas sobrevivieron al accidente aéreo. Una de ellas, Avery Daniels, irreconocible y con quemaduras por todo el cuerpo, fue identificada por error como Carole Rutledge, la mujer de un millonario tejano que iba con su hija a Dallas cuando sobrevino el accidente.

Avery, fracasada en su profesión y sin familia, no tiene nada que perder y sí mucho que ganar con ese malentendido y, en lugar de deshacerlo, acepta someterse a una operación de cirugía reconstructiva que le devuelve toda la belleza perdida de Carole Rutledge.

Ahora, con su nueva identidad, que incluye un marido que la detesta y que está a punto de presentar su candidatura al Senado, se verá súbitamente en el centro de un torbellino de violentas pasiones eróticas y de mortíferas ambiciones políticas.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica?
Sí, incluso yo la pondría entre las cien mejores novelas románticas de la historia. En la página web El rincón de la novela romántica repetidas veces ha sido considerada entre las mejor valoradas, y la incluyó también en su “ajuar de la lectora romántica”. Cuando la página web The Romance Reader hizo una encuesta para elegir las mejores novelas románticas del siglo XX, Mirror Image estuvo en el puesto 81. All About Romance hizo una encuesta en 1997 sobre los “favoritos de todos los tiempos”, y esta estuvo en el puesto 54. RomanceNovels.Me tienen una lista de las que consideran las mil mejores novelas románticas y esta era la 58.
De lo mejor que hay en el género y, desde luego, un clásico dentro del suspense romántico.
Para la autora supuso entrar por vez primera en la lista de los libros más vendidos de The New York Times y así afianzarse como una autora de “rústica” que podía vender mucho también en “tapa dura”. Algo de eso explican en el libro Editors on Editing: What Writers Need to Know about what Editors Do, de Gerald Gross (“Editores sobre edición: lo que los escritores necesitan saber de lo que hacen los editores”)

CRÍTICA

Recuerdo la anestesia general como algo bastante angustioso. Mucho frío. Cuando me dijeron que me iban a quitar el respirador, me di cuenta de que tenía un tubo en la garganta, que no respiraba por mí misma, que estaba atrapada sin poder moverme, ni hablar, ni comunicarme,… entendedlo, soy un poco claustrofóbica, y por unos instantes de puro pánico, la situación me sobrepasó. ¿Y si no era capaz de volver a respirar, y si los músculos no se acuerdan de cómo se hacía?

Luego respiré y eché toda la bilis del mundo, pero esa es ya otra historia.

Así que por muy improbable que parezca el comienzo de esta novela, me creí totalmente a Avery, superviviente de un accidente aéreo, atrapada en mil tubos, envuelta como una momia, con un solo ojo para ver malamente y el tubo en la garganta. Que te digan que tu otro ojo está vendado porque cuelga de la nada ya que el pómulo quedó pulverizado, que te empiecen a llamar con otro nombre, que un señor de muy buen ver y voz reconfortante diga que es tu marido aunque no lo conoces de nada, que incluso otro desconocido se te acerque y diga que seguimos adelante con el plan de matar a tu marido… Es para enloquecer a cualquiera.

En esa situación de debilidad, sólo quieres encogerte y que el mundo pase por encima de ti, como una ola. Ya se verá si sobrevives.

Obviamente, Avery sobrevive. Supera la cirugía que le puso la cara de otra señora, y en su vulnerabilidad, se ha enamorado del marido, en realidad viudo aunque él no lo sabe, y el corazón se le hace pedacitos de colores cada vez que ve a su hija que no es su hija, una niña de tres años bastante traumatizada.

Así que es normal, dentro de la lógica de Romancelandia, que se siga haciendo pasar por la señora Rutledge. Entre otras cosas, porque quiere proteger al sexy señor Rutledge, averiguando por si misma qué persona de su entorno lo quiere tan mal que desea verlo muerto. Y ayudar a la niña. Si, de paso, consigue una buena historia que le devuelva cierto prestigio como periodista, mejor que mejor.

La muerta Carole era mala, un auténtico pendón, y encima tramaba destruir a su marido. Este novelón es como un episodio de Dallas a lo bestia. Una familia rica que vive en un rancho enorme, bajo el ojo de halcón del patriarca, Nelson, un antiguo combatiente en la guerra de Corea: tenemos a la cuñada tipo Sue-Ellen, que se bebe hasta el alcohol de quemar, a la jovencita que se tira a todo lo que se mueve, al hermano mayor acomplejado, al encantador mejor amigo que lo controla todo…

Tate, el chico de la película, es el hijo menor. Se enamoró como un perro de Carole, quien después de conseguir casarse con él le fue infiel y lo humilló continuamente. No se ha divorciado porque se presenta a senador, pero después de las elecciones, tiene previsto cortar por lo sano.

El accidente de aviación le rompe un poco los planes. La “Carole” que sale del hospital sigue siendo sexy, pero más considerada, amable, una dama que lo atrae sin poder evitarlo. Como lleva a palo seco bastante tiempo, acaba follando alegremente con lo que parece una esposa descarriada redimida.

Los personajes son muy atractivos, al estilo Sandra Brown: él un machote apasionado de pocas palabras, ella una mujer con la cabeza bien plantada sobre los hombros, siempre elegante y sin perder la compostura.

La trama está fantásticamente bien hilvanada. No sabes muy bien quién puede estar en la conspiración para matar a Tate. Como la protagonista, vas dudando si será éste, o aquél, y por qué. Da lo mismo, tiene un giro final que ni te lo imaginas.

Reconozco que tengo debilidad por estas historias de make over, aquí de lo más radical porque le ponen una cara nueva. ¡Ay, ese Retorno a Edén cuanto mal hizo! Aunque ahora que lo pienso, La promesa (1978), de Danielle Steel, tiene algo parecido, cuando a la prota le queda destrozada la cara en un accidente, la malvada madre rica de su novio le ofrece un rostro nuevo a cambio de no volver a ver al chico nunca…

Que me despisto. Imagen en el espejo mantiene una tensión es casi insoportable todo el libro a ver cómo se delatará, de qué manera la descubrirán; y luego la constante amenaza sobre el guapo Tate, quién de su entorno puede querer matarlo y por qué.

1.ª ed. jun-1990, Warner
Una novela excesiva, como el enorme y bello estado de Tejas, donde cualquier cosa parece posible, con unas cuantas dosis de sexo explícito. Si no entras en el planteamiento todo te parecerá un poco ridículo, como Dallas o Dinastía, pero si suspendes tu incredulidad, resulta una novela de esas que no puedes dejar de leer hasta el final.

Cómo será la cosa que, a pesar de haberla leído varias veces, lo he hecho otra vez para hacer esta crítica y me ha vuelto a encantar. Me ha enganchado y me ha durado menos de 24 horas, ¡y eso que tiene 606 páginas! Alucinante para una de suspense, en la que ya conoces el final.

Mi ejemplar de Ediciones B lleva conmigo desde,…1997 comprada en el Fnac L’Illa (conservo la etiqueta). Me ha acompañado en una, dos,… cinco casas, creo. Y siempre me resultó algo rara la portada. Pero no ha sido hasta ahora, después de casi veinte años, que me doy cuenta. En la foto original, la chica debía estar desnuda, y a alguien de Ediciones B le debió parecer muy provocativa y, como hacían en el franquismo con algunos carteles de cine, le pintaron de negro una especie de braga-faja que es totalmente un antídoto contra la lujuria. Me he estado riendo yo sola mientras miraba esa portada y entendiéndola, por fin. Después de más de tres lustros.

Valoración personal: excelente, 5

Se la recomendaría a: los aficionados al suspense romántico excesivo y con su dosis de sexo explícito y lenguaje descarnado.

Otras críticas de la novela:

En español, tenemos las críticas de El rincón de la novela romántica, Libros de romántica, y Astral Romances, que le pone un 8/10.

Por poner una opinión discrepante, a Lady Marian no le gustó: le puso un 2 y luego un 4 (sobre 10, ¿eh?) porque “hay libros peores”

Al ser una novela tan antigua, poca cosa encontré en inglés. Elyse, de Smart Bitches Trashy Books cuenta aquí que fue su primer libro de suspense romántico.

La única crítica un poquito larga que he encontrado es la de A Book Lover A-. Y luego está una más cortita, pero entusiasta de una señora, ejem, ¿kuwaití? En Crazy Yet Wise.

Así que, para leer comentarios en inglés, me temo que hay que ir a Amazon y Good Reads.

7 comentarios:

  1. Pues tengo esta novela porque rebuscando en unas librerías de segunda mano tras leer "Odio en el paraíso", me la encontré junto con "Cuando el río suena" y me compré las dos. Pensé que no había sido una buena compra porque me encontré con varias opiniones malas pero ahora me animas a cogerla, a ver qué tal. Si me animo te lo cuento.
    Un saludo!

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    1. Reconozco que tengo debilidad por este tipo de argumentos tan disparatados de transformación total. A ver si esta te gusta. Cuando el rio suena también me gustó bastante, con un final de los que a mi me gustan. Suspense y exceso.

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  2. Una de las mejoras novelas de Sandra Brown, y definitivamente una clasica del romance con suspenso. Como bien dices, el exito de la trama, depende enteramente de que te 'compres' a Avery. Si te parece un personaje convincente, es suficiente para llevar la novela completa, en mi opinion.

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  3. Me encantó cuando la leí, hace algunos años (10?). Después de leer tu reseña, me han entrado ganas de leerla de nuevo. No hay nadie como Sandra Brown para escribir suspense romántico. Siempre se disfruta. Siempre es bueno. No sé por qué las editoriales no la traducen. En mi opinión, es un acierto seguro.

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    1. Sandra Brown es una de mis favoritas y de lo más competente del mundo en materia de suspense romántico. Yo tampoco tengo ni idea de por qué no la traducen, porque en USA sí que entra en la lista de Best sellers. Quizá los derechos internacionales de sus novelas sean demasiado caros. No sé, pero una de las frases que yo repito en este blog, con muchas novelas magníficas que leo en inglés, es justo esa: No sé por qué las editoriales no la traducen.

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  4. Lo leí hace varios años y no me había gustado, pero después de leer tu reseña decidí darle otra oportunidad. Y menos mal que lo hice! Me encantó, acabo de terminarlo y quede fascinada con la historia.

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