Cambio la foto que puse en la pestaña M&MB: la Santa Catalina de Yáñez de la Almedina cede su sitio a una Española de Golovín.
A lo largo de este mes de julio he visto una subida increíble de las visitas al blog. Literalmente, miles de visitas procedentes de Rusia. Me dije, “¡vaya! Será que en la tierra de
Putin la novela romántica despierta pasiones…” Va a ser que no. Descubrí un artículo de Internet que decía que el 99% de las visitas desde ese país
son spam. No dañan el blog, pero te
dejan direcciones para que piques en ellas, generando así visitas a sus lugares. Aún estoy pendiente de identificar esas
direcciones para reportarlas y que los datos estadísticos sean reales.
Pero mira, en honor a ese montón de
visitas fantasmas a mi blog, he decidido, este mes, poner una imagen de una de
tantas españolas retratadas por el ruso-soviético Golovín.
Aleksandr Golovín estudió arquitectura y luego se pasó a la pintura. Llegó a colaborar en el diseño del pabellón de la
Rusia Imperial en la Exposición Universal de París (1900). Pero se le conoce
sobre todo por ser uno de los principales diseñadores escénicos (de escenarios y de vestuario) de la época,
tanto para óperas (el Borís Godunov de Músorgski) como para ballets (los
famosos Ballets Rusos de Diáguilev).
Cuando vi que tenía varios retratos de
mujeres españolas me pregunté por qué, y después de investigar un poco (esto de
internet es fabuloso) me encontré con un artículo que hablaba de la
conmemoración de su 150º aniversario en 2013. Así me enteré que es el autor del telón del teatro Mariinski de San
Petersburgo. Estos retratos son fruto –dicen ahí- de sus viajes por Europa, “impregnados
del exotismo de principios de siglo”.
Luego, en PieFlamenco me entero de que este señor Golovín diseñó la escenografía de una Carmen (1906) y pintó estos retratos de
mujeres españolas “con una técnica extraña que combinaba temple y acuarela”.
Por lo que cuentan en este segundo artículo, la hispanofilia rusa se remonta ya a principios del XIX, pues allí se veía a estos dos países "periféricos", Rusia y España, como lugares semejantes
entre sí (en cosas como el fervor religioso o la influencia oriental), y
diferentes a otras potencias europeas. Así que fueron de los primeros en usar
imágenes estereotipadas de “lo español” en el arte; más tarde, otros europeos (y
no europeos, recordemos a Washington Irving) se vinieron aquí en busca de
exotismo. Que les quedaba más a mano que Oriente.
Asi que cuando pasees por Marbella y veas la mitad de los rótulos directamente en ruso, piensa en ello sólo como la última manifestación de esta hispanofilia rusa.
Golovín murió en Détskoye Seló (actual Pushkin,
cerca de San Petersburgo) el 17 de abril de 1930.
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