sábado, 9 de julio de 2016

Crítica: “Maldad latente”, de Sandra Brown



Una entretenida novela de suspense romántico.
Diseño: Estudio Ediciones B / Leo Flores
Getty Images

DATOS GENERALES

Título original: Mean Streak
Subgénero: suspense romántico

Fecha de publicación original en inglés: 2014

En español: Ediciones B, S.A., 2016
Traducción: Gema Moral Bartolomé

SINOPSIS (de la contraportada)

Un vibrante thriller que plantea la eterna pregunta:
«¿El fin justifica los medios?», y le da la vuelta por completo.


La doctora Emory Charbonneau, pediatra y corredora de maratón, desaparece en un sendero montañoso de Carolina del Norte. Su marido, Jeff, enfadado por una pelea reciente, denuncia su desaparición, pero para entonces el rastro de Emory ya se ha borrado.

Mientras la policía sospecha que Jeff se ha procurado un «divorcio instantáneo», Emory ha sufrido una inexplicable herida en la cabeza y, cuando recobra el conocimiento, descubre que es prisionera de un hombre con un pasado violento y siniestro que se niega a decirle su nombre. Emory decide que debe escapar de él, asumiendo todos los riesgos necesarios aunque su vida corra peligro.

Sin embargo, de forma inesperada, ambos se ven envueltos en un peligroso encontronazo con personas que tienen un código de justicia propio. Lo malo acaba siendo bueno en manos de un hombre que infunde temor, pero también despierta la pasión.

Maldad latente combina el increíble suspense y la potente narración que han convertido a Sandra Brown en una de las autoras más queridas a nivel internacional. Es una novela increíblemente absorbente sobre el amor, la traición y las elecciones que debemos hacer para sobrevivir.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica?
Está bien, pero no entraría entre las mil mejores novelas románticas de todos los tiempos. Eso sí, el audiobook (en inglés, claro) narrado por Jonathan Davis (Publisher: Hachette Audio) fue escogido por All About Romance como uno de los mejores del año 2014.

CRÍTICA

Compré esta novela porque no la había leído aún, y aproveché que la publicaban en España traducida. Sandra Brown es una de mis autoras favoritas, pero no sé por qué este libro me pasó desapercibido hace un par de años.

La protagonista es una pediatra que, además, corre maratones. Está casada, pero su matrimonio no pasa por los mejores momentos. A su marido no le gusta que dedique tanto esfuerzo al deporte, pero por otro lado está encantado de tener tiempo libre para estar con su amante. No hay forma de saber hasta qué punto se quieren o lo de este tío es fingido.

Para entrenar en altura la próxima maratón, Emory se va a Nantahala, una zona de paisaje protegido como bosque nacional, con la intención de hacer corriendo una ruta de montaña. En un momento determinado, es golpeada por una piedra en la cabeza, pierde la consciencia y la recupera en la cabaña de un hombretón.

Un tipo alto, como un armario empotrado, que no revela nada de si mismo, ni siquiera su nombre. Lo cual -dicho sea de paso- me pareció una gilipollez, la verdad, a qué tanto misterio, di que te llamas Tom, o Jim, o Johnny, lo que quieras, si no quieres decir tu verdadero nombre.

Aislados por la niebla y la nieve, Emory está convencida de que ha sido secuestrada, porque de hecho, él no la deja irse, ni comunicar por teléfono, ni acceder a su ordenador, por miedo a que les cojan unos “ellos” desconocidos, unos “malos” que te estás preguntando todo el día quienes son.

O sea, que la narración principal se dedica a Emory y el machote desconocido, que la trata con educación, pero no la deja irse ni contactar con nadie, y cómo en esa situación de aislamiento en mitad de la montaña, saltan chispas.

Luego tenemos al marido, que informa a la policía de la desaparición, y vamos siguiendo cómo lo trata la policía, qué hace y con quien habla, cómo la policía sospecha de él, si tiene coartada o no...

Y luego está una tercera línea argumental protagonizada por Jack Connell, un agente especial del FBI que está siguiendo a alguien relacionado con un trágico suceso ocurrido en Westboro, una matanza que impresionó a todo el mundo, y ahora una pista apunta a la hermana del tipo al que buscan.

Planteada así la historia, más o menos, no voy a entrar en más detalles porque eso destriparía el asunto. Con esos mimbres tú vas leyendo y entonces te imaginas distintos posibles desarrollos de la historia, como, no sé, que el marido pagó a alguien por quitar a la mujer de en medio y la intervención del mocetón impidió que la remataran,… o que este huido de la justicia quiere volverse invisible porque hizo una matanza en Westboro, de esas tan estadounidenses de uno que se lía a tiros con medio pueblo,… o igual él fue una víctima más y sólo busca el anonimato para ir vengándose de los culpables,… o es un agente infiltrado que no quiere ser localizado por la mafia y por eso tiene que retener a Emory hasta que la operación termine,… Yo qué sé, se te ocurren mil cosas que luego no son exactamente ninguna de ellas.

La contraportada encima, te lo pone peor, cuando se pregunta si “el fin justifica los medios” o que los protagonistas se encuentran con “personas con un código de justicia propio”. Más ideas para que te estalle la cabeza mientras vas de sorpresa en sorpresa, conforme avanza el libro y la acción.

Encima, andan por ahí una familia de paletos de estos que dan muy mal rollo, casi como los de Unspeakable (1998). Cada vez que aparecían me entraba una angustia,... a ver qué hacen estos tipejos ahora,... ¡br!

Sandra Brown es experta en eso de los giros de la trama, grandes sorpresas que te hacen ver todo el libro –y a los personajes- bajo una luz diferente. Esta es una narración de ese tipo. 

Merece la pena darle una oportunidad a este libro, que mezcla romance y misterio, y que está narrado de esa manera tan efectiva que te engancha y no puedes dejar de leer hasta el final.

Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: los aficionados al thriller.

Otras críticas de la novela:

En español, señalo la crítica que le han hecho en El Rincón de la Novela romántica,  la de Kiss A Book, que le da cuatro estrellas, Lo que quiera leer hoy y, finalmente, como curiosidad, en Ágora lo pusieron como lectura conjunta de junio/julio de 2016; me llama la atención, en este último, las dudas en cuanto al género, como que en español no se usa el término “suspense romántico”, no sé, no me había fijado, como estoy tan indistintamente en español y en inglés, yo pensé que todo el mundo conocía que este tipo de libro era “suspense romántico”.

En inglés, pongo sólo enlace a las dos críticas de All About Romance: una del libro que tiene una B- y otra del audiobook, un. B+.

4 comentarios:

  1. Anda, pues a mi este también se me había despistado y mira que llevo leídos un montón de Sandra Brown. Este lo voy a dejar para después porque he terminado de leer "Dos extraños" de esta autora y repite un poco ese esquema de chica + chico arisco perdido es medio de la nada (en este caso tras un accidente de aviación).
    También aparecían aquí una "minifamilia de paletos con mal rollo" (un padre y un hijo).
    Aunque para familia de ese tipo la que aparecía en su novela "Testigo" que al final me deparó momentos de delirio (vamos, que me reí mucho con el intento de eliminar a la amiga de la protagonista).

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    1. Sí, eso es algo que a veces hago yo también, espaciar novelas que se pueden parecer. Aunque Two Alone (esa es de las que lei en inglés) era de los cortitos tipo harlequín que escribió en los ochenta-noventa, mientras que esta es una novela de suspense romántico bastante más larga.
      Otras veces, enlazo una con la otra y al final se me difuminan los argumentos. Así que no sé qué es mejor.
      Hasta que no lo has dicho, no me había dado cuenta de que existía esa tendencia "paletil" en las novelas de S. Brown. De los que más me acuerdo siempre es de los muy desagradables de Unspeakable.

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  2. Vale,me ha gustado. La historia es adictiva, engancha desde las primeras páginas y se lee del tirón. El suspense está muy bien logrado, lo mezcla todo y no sabes con cada incógnita que se plantea por dónde van a ir los tiros. Allá por la página 338 confieso que me subía por las paredes y mis neuronas estaban en fase de descomposición.
    Al protagonista Le aplicaría aquella frase de Agatha Christie que dice algo así como... "Las conversaciones son siempre peligrosas si se quiere esconder alguna cosa." Cuando por fin se descubre el misterio que envuelve al dichoso fugitivo, mi primera reacción fue la de echarme a reír (es una broma o qué), después me asaltó la sorpresa y por último me dejó fría (chuminada al canto con todo ese despiporre de energía), tal cual. A partir de los últimos cinco capítulos, la historia se me desinfló un poco ya que la encontré previsible, pero no la forma de resolverse, que sí me gustó
    El romance no está mal. Aquí lo veo más bien como una fuerte atracción con un par de calentones entre dos personas, sin dejarme atrás la parte que se mide por los actos, y que desemboca en caer la una en los brazos del otro.
    Y luego está esa otra parte del argumento que te manda al rincón de pensar, poniendo en jaque las conciencias. Cuando terminé el libro e dije... "¡qué jodida es esta Brown! Vaya una forma de manipular los pensamientos y que al final la historia Le quede bonita"
    La maldad, por desgracia, está presente en cualquier parte del mundo y de muchas maneras. Pero como esta novela está situada en EEUU, no me resisto a sacar a colación el tema del control de armas, algo que forma parte del ADN norteamericano a modo de apéndice humano desde tiempos inmemoriales. Ah, también mi rechazo absoluto a ese par de degenerados adscritos a un ecosistema muy típico, junto a otros que se comentan de pasada. Así como mi malestar hacia el papel de víctima/verdugo que se impone por momentos en la historia.
    ¡Saludos!

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    1. Bueno, gracias por tu comentario, es casi como otra crítica más, así que estupendo, porque cuantas más opiniones se vean, mejor. Sandra Brown tiene eso que tú dices, que no sabes por dónde van a ir los tiros.

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