Portada de la edición Corgi Books 1997 Ilustración (c) Dave Pether |
DATOS GENERALES
Título original: Something Wonderful
Fecha de publicación
original en inglés: 1988
Subgénero: histórica
– Regencia
Puesto en la lista
AAR 2013: 81
Traductora de la
edición en colección Cisne, 2005: Carme Geronès i Planagumà.
Parte de una serie: 2.º de la serie Sequels (Fielding o Siempre)
Parte de una serie: 2.º de la serie Sequels (Fielding o Siempre)
SINOPSIS (de la contraportada)
Ciertamente, Alexandra Lawrence era de buena familia – pero ese era todo su atractivo. Tiene diecisiete años de edad, y aspecto más propio de un desenfadado muchacho que de damisela. El hecho de que pudiera disparar, pescar y cabalgar como un hombre difícilmente iba a atraer muchos pretendientes. Sus parientes le resultan de poca ayuda. Su tío-abuelo Montague no disfrutaba de un momento de sobriedad desde hacía años, y su madre se había encerrado en una malhumorada petulancia. Alex era la única que mantenía la empobrecida y extravagante casa junta.
Esta nada artificiosa muchacha de campo difícilmente parece la persona con la que se casara Jordan Townsende, el rico y poderoso duque de Hawthorne: frío, con el encanto propio del mismo diablo, y que desprecia totalmente al sexo femenino.
Sin embargo, las circunstancias obligan a que estas dos personas tan dispares se casen, un matrimonio tempestuoso que no será un camino de rosas. Celos, venganza, orgullo y malos entendidos complican la vida de Alex y Jordan. Pero ella nunca dejará de creer que algún día ocurriría algo, ALGO MARAVILLOSO.
CRÍTICA
“Un amor maravilloso” (título original en inglés, “Something Wonderful”: “Algo maravilloso”) se publicó en 1988. Esta novela se ambienta en la Regencia, comenzando la relación entre los protagonistas en 1813.
Alexandra, virginal muchacha de campo, salva la vida a Jordan, el cínico duque de Hawthorne. Las circunstancias les obligan a casarse. Alexandra se siente muy enamorada de él, pero Jordan considera que es sólo deseo. Y parece difícil no darle la razón: Alexandra padece, a mi juicio, un simple enamoriscamiento adolescente porque no ve cómo es realmente el objeto de su amor sino que lo idealiza. Jordan, por su parte, no cree en el amor. Alexandra despierta más su pena que otra cosa, y tiene toda la intención de dejarla en su casa de Devon mientras él regresa a Londres a vivir su apasionante vida de libertino.
Las cosas se tuercen un poquillo, porque hay un personaje malote que quiere cargarse a Jordan. Con no demasiada suerte, pero lo quita de en medio tiempo suficiente para que Alexandra madure y se desencante al saber cómo es realmente Jordan. Más tarde, Alexandra ayudará a Jordan a transformarse en la mejor versión de sí mismo: más cálido, franco y amoroso. Pero sólo llega a ese estado al final del libro.
Esta historia me pareció bastante buena durante dos tercios del libro. Luego llegó un momento en que la cosa se alargaba y perdí el interés.
¿Lo mejor? El personaje de Alexandra, y su evolución a lo largo de la novela.
Resulta muy interesante la presentación de Jordan al principio de la novela, con su despreciativa actitud hacia las mujeres. Como la leí en inglés, la traducción es mía:
“-Pobre pequeña Catherine- dijo él secamente, acariciándole la mejilla con los nudillos-. ¡Qué desgraciada suerte os toca a las mujeres! Desde el día en que nacéis, se os da todo lo que pedís, de manera que no tenéis nada por lo que trabajar – e incluso si lo tuvierais, nunca se os permitiría hacerlo. No os dejamos estudiar y os están prohibidos los deportes, así que no podéis ejercitar ni la mente ni el cuerpo. Ni siquiera podéis aferraros a vuestro honor, pues aunque el honor de un hombre le pertenece todo el tiempo que él quiera, el vuestro está entre las piernas, y lo perdéis con el primer hombre que os posee. ¡Qué injusta es vuestra vida! –terminó-. No es extraño que todas estéis tan aburridas y seáis tan amorales y frívolas”.
Habla
de las mujeres que conoce, las nobles. Pues el resto de las mujeres trabajaban
y duro, o en casa, o en las fábricas de la Revolución Industrial, o en el
campo. Nadie les daba nada con sólo pedirlo, ni tenían tiempo ni fuerzas para ser
frívolas.
Más adelante, Jordan pregunta a Catherine si nunca se le había ocurrido cambiar esta situación, a lo que ella contesta que no. El remate de Jordan es totalmente machista: “Aplaudo tu sinceridad. Es una virtud rara en tu sexo”.
Vamos,
que sólo le falta ponerse a cantar La
donna è mobile… Topicazo sobre la insinceridad femenina que se encuentra en
la literatura de todos los tiempos. Nada nuevo, claro. Los esclavos de las
comedias grecorromanas eran representados de manera muy parecida. Es más fácil
ser virtuoso y sincero cuando uno tiene todas las ventajas en la vida que cuando
depende de otros para lo más básico. Pero mira, él que puede permitírselo, no
es precisamente un cultivador de la virtud. Alexandra tendrá que enseñarle que
hay otro tipo de mujer: trabajadora, responsable, leal y sincera.
¿Lo
peor? Para mi gusto, la última parte. Ni siquiera el suspense de
saber quién estaba detrás de los intentos de asesinato de Jordan me atrapó lo
suficiente como para devorar el libro.
En los últimos años ya no se ve tanto, pero en esta novela encuentras cositas habituales en las historias de los 70-80: diferencia de edad significativa entre los protagonistas (diez años) y el matrimonio en un momento bastante temprano de la historia. La novela se centra en los obstáculos que tienen que vencer para estar felizmente casados y no, simplemente, casados. El estilo, también, es propio de la época: moroso, se regodea analizando lo que pasa por la cabeza a cada personaje, emplea todo el tiempo del mundo para contar las cosas, sin particulares prisas por llegar a ninguna parte.
Judith McNaught es una de las autoras clásicas de la old skool. Hay quien considera que inventó el subgénero de la Regencia. Discrepo, esa medalla se debería poner a Georgette Heyer. La cual, dicho sea de paso, consigue ser más entretenida y con un mayor dominio del zeitgeist que cualquiera de las autoras posteriores, incluida McNaught. Eso sí, las autoras modernas aventajan a Heyer en la sensualidad de la historia: el puñado de escenas sexuales que aparecen en un libro moderno, son bastante detalladas. Sexo explícito y además, en el caso de McNaught, sin demasiada purple prose del tipo “pétalos de su flor femenina” o “espada de virilidad”, etc. Aunque nunca encontrarás nada especialmente imaginativo o – ¡aparta de mí ese cáliz!- “rarito”.
Cuando la página web The Romance Reader hizo una encuesta para escoger las mejores 100 románticas del siglo XX, “Un amor maravilloso” consiguió estar en el puesto 46. Forma parte de El ajuar de la lectora romántica. RT Books la considera una de sus Favoritas de todos los tiempos, y fue elegida RT Reviewers' Choice de 1987-88 en la categoría romance histórico. Faltó en la encuesta Top 100 AAR en 2004, pero apareció el resto de los años: n.º 35 en 1998, 49 en 2000, 45 en 2007 y 62 en 2010.
Advierto que no está en digital, ni puedes encontrar en papel en tu librería. Sólo queda la segunda mano, pero en español está a precios nada razonables, así que esta la he leído en inglés. Lo de gastarse una fortuna en la versión castellana sólo es comprensible si eres forofa de McNaught.
P.D. 08/12/2015: He visto que Ediciones B ha sacado esta novela otra vez en noviembre, en tapa dura y en digital. Así que ahora sí que se puede comprar este clásico a un precio asequible. B de Bolsillo, tapa dura 9,75 € y B de Books (digital) 4,12 €.
Valoración personal: buena, 3
Se la recomendaría a: fans de la novela romántica años 70-80.
Otras críticas de la novela:
En
inglés, hay reseña en RT Book Reviews y crítica en la página All About Romance.
Y tiene ficha
en la base de datos fictiondb.
Otras novelas de la autora en el Desafío AAR:
Ediciones en España (según el ISBN del Ministerio de Cultura):
- Un
amor maravilloso (2005)
DeBolsillo, Col. Cisne, 32/11. Biblioteca Judith McNaught, 11
La portada de esta
edición española me resulta un poquito de vergüenza ajena. Podéis verla en la
ficha de la novela en el Rincón de la Novela Romántica.
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