domingo, 12 de febrero de 2017

Crítica: “En las redes de la seducción”, de Sandra Brown



Aburrida y anticuada.
Diseño de portada: Jackie Merri Meyer
Warner Books, mayo 2001


DATOS GENERALES
Título original: Seduction by Design
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación original en inglés: enero de 1983
Pseudónimo: Erin St. Claire
Serie: Mills & Boon Desire (MD) / Silhouette Desire (SD) - 41

SINOPSIS (de la contraportada)
Hailey Ashton proyecta la imagen de estar por encima de todo, un modelo de competencia. Incapaz de rivalizar con su preciosa hermana menor, ha optado por asumir el papel de chica buena.
Tyler Scott, su rico y atractivo jefe, es suave y seguro de sí mismo. Pero le queda mucho que aprender para ser un buen padre. La ayuda de la mujer correcta es justo lo que necesita para superar la distancia con su hija.
Tanto Hailey como Tyler están a punto de descubrir que las relaciones no son fáciles, que la confianza debe ganarse. Tienen temores y dudas y no bajarán la guardia ni revelarán su corazón.
Y ninguno de ellos puede predecir las consecuencias de los actos impetuosos de una preadolescente o la llegada de la hermana de Hailey, Ellen, malcriada, irresponsable, guapísima y con sus propios planes secretos.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No. La leí sólo porque es de Sandra Brown.

CRÍTICA
Sandra Brown publicó esta novela en 1983, bajo el seudónimo de Erin St. Claire. Es básicamente una novela anticuada y aburrida hasta decir basta.
Hailey trabaja como una especie de relaciones públicas de un parque temático llamado “Serendipity”, en Tennessee. La llaman para atender una urgencia. Una nena se ha encerrado en el baño y su padre histérico no reacciona bien. Hailey, muy profesional, calma a la niña, que no ha padecido otra cosa que un picotazo de avispa en una zona que le avergüenza enseñar. Hailey y Faith conectan en seguida, hablando en plan “nosotras las chicas nos entendemos”. Lo cual es, si queréis saber mi opinión, bastante desconsiderado hacia el padre.
Calmar al padre es otra cosa, y Hailey digamos que no desperdicia encanto con él. Eso sí, de repente se acojona cuando se da cuenta de que este tipo no es otro que Tyler Scott, su jefe megamillonario, el que le paga los cheques. Hailey, después de lo borde que estuvo, tiene miedo de que la despida. Pero ella se ha portado de manera perfectamente profesional, así que no tiene nada que temer.
Hasta que, a las primeras de cambio, aquí el jefe le dice que la desea y que la va a seducir, y se lo razona con una frialdad psicopatológica: sus edades son compatibles, puede darle todo lo que se antoje, serán amantes excepcionales,… Ella reacciona, en principio, como debe ser: diciéndole que es impropio, que puede considerarse acoso sexual y que ni jarta de vino tiene intención de seducirlo.
Porque sí, o sea, imagínate que nada más conocer a tu jefe, este te tira los tejos. ¡Menudo sátiro!
Sin embargo, como es de los ochenta, pues ya se sabe lo que va a pasar. El tipo avasallador acaba consiguiendo que ella se rinda a sus pies, perfecto felpudo. El “héroe” (entiéndase esto como mera convención) manipula a la chica y ella es tan blandita que se enamora, aunque no sé muy bien por qué.
Se nota muchísimo que es una novelita de los ochenta. Y no sólo porque los niños se vuelvan locos por los juegos de Atari.
Hailey, muchacha hiperresponsable, se toma todo muy en serio. Es una de esas improbables vírgenes de veintiocho años. Tiene un serio problema de autoestima. Llora y gimotea constantemente. Lo más atrevido que hace es acostarse con Tyler y confesarle que le quiere. Pero, la verdad, lo hace en el momento más inoportuno.
Tyler, de treinta y ocho años, aún está aprendiendo a entenderse con su hija de once. Es algo brusco físicamente: agarra y empuja a Hailey y le da una azotaina a la niña. Cuando no va de arrogante, sus palabras bordean la cursilería. Eso sí, la heroína es tan patéticamente insegura que al final acabas alabando su paciencia de santo varón.
Otro rasgo muy de los ochenta es la forma de aparecer “la otra” como un puro cliché: más joven, más guapa, y una auténtica manipuladora irresponsable que consigue que su hermana Hailey la saque de sus problemas.
Un asco de libro, ¿para qué deciros otra cosa? Y si, por lo menos, aparte del machismo rampante del planteamiento, fuera entretenido o algo así… Pero no nada de eso.                
Se supone que Silhouette Desire, la línea en la que se publicó este libro, reunía los romances genéricos más subiditos de tono de la editorial. Pero vamos, que ni siquiera lo redime que haya alguna escena más o menos sexy, que encima se amontonan al final.
Luego es una de esas novelas con niño, la hija del prota, que ha perdido a su madre y está intentando adaptarse a vivir con su papá. No puede decirse que me gusten las novelas con niño dentro. Encima los dos, tanto Tyler como Hailey usan a la niña. La nena, además, es impertinente y curiosona. Ya sabéis, de esas que dices “¿Qué mona!” mientras piensas en Herodes.
Es el topicazo de niña huérfana que fantasea con que la novia de papá sea su mamá. ¿De verdad? Aun muerta, su madre era su madre. Fuera buena o mala. Y podrá tener una madrastra genial, incluso una “segunda madre”, pero esto de querer tachar o borrar o suplantar a la muerta, da bastante grima.
Me gusta Sandra Brown, de verdad, por eso intento leerme todos sus libros. Pero algunos no merecen la pena una relectura. Ni siquiera una primera lectura. Y este es uno de ellos.
Aburrido. No es que quieras tirarlo contra la pared de odioso que es, pero desde luego no merece la pena perder el tiempo con este libro. Hace unos cuatro años la releí para hacer crítica en El rincón de la novela romántica y fui más benévola: le di 3/10. Ahora me parece una tontá andar con paños calientes, es mala y se acabó. Aunque Sandra Brown tuvo novelas peores, no voy a engañaros: esta es de las malonchas.
Valoración personal: tirando a mala, 1.

Se la recomendaría a: los fans incondicionales de Sandra Brown.

Otras críticas de la novela:
En El rincón de la novela romántica tenemos una versión anterior de esta crítica mía.
Como no he encontrado nada más, dejo enlace a Good Reads.

4 comentarios:

  1. Me quedó claro. Aunque le dí un vistazo a goodreads y es impresionante la diversidad de opiniones. Aunque creo en tí, por lo que cuentas.
    Besos

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    1. Me alegro de explicarme bien, no vaya a ser que alguien despistado se deje los cuartos en estas cositas.
      Es verdad que no hay libro que sea 100% odiado o amado, ni siquiera El Quijote. Cada lector somos un mundo. Pero de verdad, ¿para qué perder el tiempo con algo así? Con la cantidad de libros buenos que hay pendientes de leer.

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  2. "Pensando en Herodes"

    Bona, no tengo palabras para decirte la falta que me hacia la carcajada que solte, leyendo tu critica.

    Muchas gracias!

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    1. Un honor haberte hecho reír. La comedia es siempre más difícil que la tragedia.

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