viernes, 14 de octubre de 2016

Crítica: “Una luz en la ventana”, de Christina Dodd



Medievalandia pura, con heroína pizpireta de ojos violeta y muchachote tipo armario empotrado.
Books4pocket
Octubre 2015
Fotocomposición: Ediciones Urano, S.A.U.
 
DATOS GENERALES

Título original: Candle in the Window
Subgénero: histórica / 1153
Fecha de publicación original en inglés: 1991
Parte de una serie: Castles (“Castillos”) #1. En España, al parecer, el nombre de la serie es “Medieval”.
Traductora: Claudia Viñas Donoso

SINOPSIS (de la contraportada)

Lady Saura Roget es casi una esclava en manos de su padrastro, un hombre malvado que tiene el poder sobre el patrimonio de la joven, lo que limita sus oportunidades. Sin embargo, el cambio que Saura anhela llegará de la forma menos pensada: es enviada al castillo de lord Peter, un conocido de su familia. El hijo del noble, sir William de Miraval, fue un gran luchador, pero ahora está completamente perdido y Saura decide ayudarle a encontrar el rumbo. No será un camino fácil: William siente que esta mujer es una verdadera pesadilla. Organiza, ordena, limpia… Demasiado para un hombre acostumbrado a vivir solo. Aunque poco a poco el derrotado guerrero y la soltera sin esperanzas irán conociéndose, cada vez más íntimamente, hasta caer en una pasión que reavivará sus existencias y que se mantendrá firme incluso frente al terrible peligro que se cierne sobre ellos.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, estaría entre las mejores novelas de romántica de todos los tiempos, allá por el puesto trescientos y pico.
Esta novela ganó el Premio RITA a la mejor primera novela del año. También fue escogida como “Primer Romance medieval” por RT Reviewers’; es más, la consideran uno de esos “romances de todos los tiempos”. RomanceNovels.Me la incluyó entre las mejores mil novelas románticas de todos los tiempos, como la n.º 73. Finalmente, tiene crítica de DIK (libro que te llevarías a una isla desierta) en All About Romance.

CRÍTICA

Estamos (es un decir) a mediados del siglo XII en Inglaterra. La reina Matilde y Esteban de Blois se disputan el trono; pronto aparecerá Enrique Plantagenet, recién casado con Leonor de Aquitania, para poner algo de orden. Pero, mientras tanto, el país está desolado por las banderías, las guerras, los enfrentamientos entre nobles.
En una de esas escaramuzas sir William de Miraval resulta herido en la cabeza y, del trauma, se queda ciego. Incapaz de desempeñar todas las labores de un guerrero, se enfada con el mundo, se desentiende de su padre, de su hijo, de todo,… y se encierra en casa. ¡Paso del mundo, de la civilización y de la higiene!
El padre de William, lord Peter, está encantado cuando conoce a la joven lady Saura Roget, una muchacha ciega de nacimiento que, sin embargo, lleva a la perfección su propio castillo.
Lord Peter le ofrece ir a su castillo como ama de llaves avant-la-lettre para poner las cosas en plan academia de la lengua, o sea, limpia, brilla y da esplendor.
Lady Saura, encantada de alejarse de un padrastro que la desprecia, dice que sí, por supuesto. Y más feliz aún se pone cuando descubre que sir William es un armario empotrado y alto como una torre. Aunque oler, la verdad, no huele muy bien.
Engañan a sir William ocultándole que ella es ciega y joven. En poco tiempo, consigue enderezar las cosas y poner el castillo como los chorros del oro, que para eso es inglesa, pizpireta y de ojos violetas.
Todo suena muy “medieval a lo Garwood”, lo sé. Y tiene más o menos el mismo nivel de “ambientación” histórica. O sea, tendiendo a los anacronismos en las formas de pensar, y hablar y comportarse. No hay más que ver la portada: preciosa, sí, pero si eso es un vestido inglés del siglo XII, yo soy monja.
Los personajes son estupendos: lady Saura no aguanta tonterías y es bastante competente en lo que hace y sir William, una vez que empieza a remontar, resulta un tipo bastante decente. La chispa lujuriosa les entra bien pronto y se dedican a retozar felizmente por la campiña inglesa.
Lo que pasa es que, para mí, es de esas novelas de “tío Pepe y tía Josefina”, que son buena gente y quieres que les vaya bien, pero lo que para ellos es el sumun de la pasión, a ti te deja bastante fría e intentas mirar discretamente a otro lado.
Luego hay un malo malote haciendo maldades que los protagonistas consiguen sobrevivir. No tienes idea de quién es. Cuando te quieres dar cuenta, te has zampado quinientas páginas de una historia que, si yo fuera de las que deja las cosas a medias, habría dejado de leer allá por la página cincuenta.
Mi experiencia con Christina Dodd se limitaba a la serie contemporánea Lost Hearts. Me gustó, aunque me cabreó un poco que no fueran novelas autoconclusivas y me tuviera que leer todas para averiguar el misterio.
Una luz en la ventana la tenía apuntada en mi lista de novelas buenas desde hace tiempo. Así que cuando vi que books4pocket la incluía en una oferta, me la compré ipso facto.
Para ser una primera novela, está escrita de manera excelente, y la traducción al español me encantó. ¡Incluso con “notas de la traductora” a pie de página! Me sigue sorprendiendo agradabilísimamente cuando se toman en serio la traducción de una novela romántica. Además, es un puntazo que, al menos al inicio de la novela, el planteamiento sea de dos personas ciegas, que no resultan esos modelos perfectos e ideales de tantas novelas románticas.
Seguro que si hubiese leído esto cuando se publicó en 1991 me habría apabullado. En 2016 me parece algo cansina, ahora se habría escrito de forma más breve. Me costó acabarla y me quedé con la sensación de “pues bueno, pues vale”.
Tal vez también influya un poquito que, por esas casualidades de la vida, en el mismo grupo de ofertas, me compré Tuya hasta el amanecer, de Teresa Medeiros (de la que hablé aquí la semana pasada) también sobre héroe ciego y resolutiva heroína que lo redime. La comparación es inevitable, porque el planteamiento es similar. Sale ganando Medeiros.
Normalmente hago un primer borrador de la crítica cuando voy más o menos por un tercio de la novela. Sobre todo, para no destripar nada que ocurra más allá de ese punto (porque, si no, entraría en el spoiler). Y después, al terminar, ya la repaso, amplío o rectifico el punto de sal.
Llegado a ese 33% de la novela en que me toca hacer el primer borrador de la crítica, pueden pasar varias cosas:
1.ª La novela me ha atrapado tanto que no puedo pararme en ese punto y ni borrador ni leches porque tengo que seguir leyéndola y ya escribiré la crítica al final. Suelen ser libros de 5 o 4 estrellas.
2.ª La novela me está gustando, pero la dejo un momentito a un lado sin problemas para esbozar cuatro ideas y seguir leyendo. Puede ser de 3 o 4 estrellas.
3.ª O, a veces, no tengo el menor inconveniente en parar, escribir un borrador de crítica bastante completita y luego darme cuenta que, en realidad, tampoco tengo demasiado interés en saber cómo sigue la cosa. Acabo de leer por puro sentido del deber, remato la crítica y a otra cosa mariposa. Suelen ser las de 2 estrellas.
Una luz en la ventana, lamentablemente, entró en esta última categoría. Los protagonistas eran majos, pero no me interesaron demasiado sus aventuras por Medievalandia.
De lo que pasa con las novelas de una sola estrella, no hablo. Y correré un tupido velo sobre esas otras que no consigo terminar ni por sentido del deber, ni cabezonería ni personalidad obsesivo-compulsiva,… en esas no llego ni al 20% de lectura antes de tirarlas contra la pared y mandarlas a la mierda.
Una última nota: insisto en que es la primera novela de la autora, lo que puede explicar algunas torpezas y desde esa perspectiva -repito-, está bien. Ya les gustaría a muchos escribir un clásico dentro de cualquier género con su primera novela.

Valoración personal: psé, 2

Se la recomendaría a: los que tengan pase anual a Medievalandia y los fans de Julie Garwood, que creo que adorarán esta novela.

Otras críticas de la novela:
Como siempre que mi experiencia es peor que la de la mayoría, con un clásico del género romántico, recomiendo particularmente la lectura de otras críticas de aquellos que supieron sacarle todo el jugo a la historia.
En español, tenemos dos críticas en el Rincón de la Novela Romántica, una de 4,5/5 y otra de 6/10.
En Pasajes Románticos encontramos la crítica de alguien a quien esta novela ha fascinado y la considera preciosa y recomendable.
En Diario de una pringadilla parece que le gustó. Hace una reflexión muy buena, además, sobre el desafío particular que suponen las novelas románticas ambientadas en la Edad Media: es una época que conlleva cierto realismo y si no es realista, no es medieval. Para ella, la autora sí que sabe mantener el equilibrio entre lo que era habitual en la época y “los necesarios cristales rosas para que siga entrando dentro del género romántico”.
No estoy tan segura de que haga falta endulzar tanto la cosa y ser tan anacrónico para que te salga una buena novela romántica medieval. Ello me lleva a pensar que, aunque ciertamente era una época brutal, se puede escribir una buena novela romántica medieval, como ha demostrado Laura Kinsale. Y que por otro lado, Julia Quinn ha probado que se puede ser perfectamente anacrónico en otras épocas.
Tenemos el error de pensar que la Edad Media fue, por ejemplo la peor época para la mujer, cuando no es cierto. Al revisar la historia europea “con las gafas violetas”, es decir, bajo el prisma del feminismo, se ha descubierto algo que se expresa con una frase que ha hecho fortuna: “no hubo Renacimiento para las mujeres”. En la Edad Media las mujeres desempeñaron muchos más trabajos fuera de casa, señoras y reinas que administraron enormes dominios, laicos o religiosos, con mano de hierro y mucho sentido. Hubo mujeres médicos, lo mismo que literatas como Cristina de Pisán o Hildegarda de Bingen, grandes viajeras y peregrinas como Egeria, mujeres como las beguinas que buscaron una vía de salvación personal más al margen de la iglesia y con una vocación más práctica de servicio a los demás (siendo como era la religión lo más importante de la época, serían el equivalente, hoy, a ser, no sé, política o científica o una gran empresaria rompedora),... Para la mujer, el Renacimiento fue un retroceso general en su condición como individuo con intereses propios, viéndose reducida cada vez más a su papel de madre y esposa.

Dejo el speech feminista para adentrarme en las críticas en inglés. Como ya adelanté más arriba, hay crítica de DIK A en All About Romance.
Erin S. Burns (Burns Through Her Bookshelf) hizo una crítica conjunta de esta obra y la siguiente de la serie, Castles in the Air (Castillos en el aire), en 2015.  Le da 5 estrellas y la recomienda totalmente. De la otra, Castillos en el aire, recuerda (y pone) la portada, que es muy célebre en Romancelandia, pues la protagonista tiene ¡¡tres brazos!!... Alguien no controlaba aún el Photoshop.
Y, finalmente, en RT Book Reviews le dieron 4 ½ estrellas y consideraron esta novela (en su reedición de 1999) un Top Pick!

6 comentarios:

  1. Pues esta novela la encontré hace poco por dos euros (literalmente) en una librería de segunda mano y la compré. Ni la he leído ni tampoco otra novela de ella así que ya veré qué me parece cuando la coja. Gracias por tu reseña! (la he leído a saltos para no destriparme mucho, cuando lea la novela regresaré y la leeré decentemente)

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    1. No destripo nada que ocurra más allá de un tercio, pero sí hablo del tono general. Oye, que igual tú le encuentras el gusto. Ya nos dirás.

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  2. Bueno, yo no pasé de las primeras 50 páginas. Y como la había sacado de la biblioteca popular, la devolví sin culpa y retiré otra. Supongo que es el problema de no pagar más que la cuota societaria.
    Y eso que la Dodd me encanta, en general. Me reí mucho con la serie Institutrices.
    Besos y gracias

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    1. Suerte que hay romántica en tu biblioteca, en muchas es género vetado. 😊

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  3. No me digas! estoy es una ciudad pequeña, romántica, suspenso y autoayuda es lo que más sale.

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    1. Todo depende de la política de la biblioteca. Las hay que tienen lo que la gente quiere leer, y las hay que tienen lo que creen que la gente debe leer.

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