lunes, 19 de marzo de 2018

Crítica: “The Bride Fair”, de Cheryl Reavis


Casi sin querer, dos enemigos acaban confiando el uno en el otro.
 
04/2002
DATOS GENERALES

Título original: The Bride Fair
Subgénero: histórica / 1868

Fecha de publicación original en inglés: abril 2002
Editorial: Harlequin
Páginas: 288
Series:
·         Harlequin Historical (HH) – 603
·         Civil War Brides (con The Bartered Bride, 1996, y Harrigan's Bride, 1998)

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL


Maria Markham ha sobrevivido a la guerra sólo para tener que aguantar la ocupación, a duras penas, mientras se enfrenta a diario con los persistentes recuerdos de pérdida. Pero entonces Max Woodard, un enigmático coronel del ejército con un corazón amable, le ofreció pasión y una amorosa compañía en un mundo nuevo y desafiante.
Aunque fue prisionero de guerra, el coronel Max Woodard juró tratar con justicia a los sureños bajo su gobierno. Deseaba entenderlos, especialmente a Maria Markham, una femenina mezcla de coraje y gloria. Pero, ¿podría ella amar a un hombre con el rostro del enemigo?

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí. En mi lista de Las mil mejores novelas románticas apareció en el puesto número 972. En The Romance Reader le dieron la máxima puntuación, Five Hearts Keeper. Ganó el premio RITA en 2003 a la mejor novela histórica corta. Finalmente, cuando en 2009 Dear Author hizo su Top 100 de romántica, esta apareció, empatada con otras, en el puesto 19.


CRÍTICA

Cuando vi esta novela en mi lista de las mil mejores, me llamó la atención el argumento y me decidí a leerla, porque mi experiencia con otra de Cheryl Reavis, A Crime of the Heart, había sido positiva.
Me recordó, sobre todo, a Carla Kelly. Luego añadiré algo más al respecto.
A Salisbury, Carolina del Norte, llega un coronel yanqui para dirigir la ocupación. Residirá en la casa de la familia Markham. Va a recogerle a la estación la hija, Maria Rose, que lo trata con frialdad y distancia. Para ella, no es más que un oficial de un ejército de ocupación. Además, la experiencia de Maria con el anterior mandamás yanqui no fue muy buena.
Max fue prisionero de guerra en una infame prisión sureña precisamente en esa localidad, así que no guarda buenos recuerdos. Una de las cosas que quiere hacer es encontrar los cuerpos de presos que murieron allí. Y que lo vean los de esa ciudad, que nada hicieron por mejorar sus condiciones. Me recordó un poco al empeño de Eisenhower en que los alemanes vecinos a los campos de concentración vieran lo que allí había ocurrido.
Pese a todo, Max intenta ser justo y comprender mejor a sus gobernados, aunque ejerza la autoridad con la debida firmeza.
Maria Rose, por su parte,… sobrevive como puede. La guerra se llevó tantas cosas: sus dos hermanos, su novio,… de sus dos mejores amigas («las tres mosqueteras» se llamaban a sí mismas) una ha acabado dedicada a la prostitución y la otra, enferma y malcasada con un borracho y dos niños pequeños.
Sí, esta es una «novela con niños»: Joe y Jake, que están más en casa de Maria que en la suya propia. Buen recurso para que veas lo cariñosos que son los protagonistas y cómo los niños enseguida se aferran a Max, alguien sólido en un mundo tan inseguro.
Maria y Max se miran, se relacionan, con distancia victoriana pero… Es una de esas historias que se van cociendo a fuego lento. No revelan demasiado el uno del otro. La parte sexualmente explícita está tirando al final. Son personas apasionadas, pero muy en plan decimonónico, intenso sí, y dentro de un orden también.
La historia se complica porque Maria está soltera y embarazada. Estás todo el rato dándole vueltas preguntándote quién puede ser el padre, y haciendo cuentas. Hace dos años que acabó la guerra,… Reconozco que la solución al misterio no la vi venir.

En conjunto, ¿qué puedo decir? Es un Harlequin Historical muy competente. Lleva muy bien la historia, los diálogos suenan naturales, muy de personas adultas que se callan bastantes cosas. Intuyes, sospechas, la autora te insinúa,… pero no te lo pone todo blanco sobre negro.
El personaje de Max resulta enigmático y no acabas de explicártelo del todo. Su tristeza, su sentido del deber, por qué alguien de buena familia se resigna a estar en el ejército, lo que realmente siente en cada momento por Maria,… tienes que poner a trabajar tu imaginación.
Si te convence de que tiene que haber un sentimiento muy poderoso, la sutileza hace que sea una novela deliciosa de leer, muy romántica en su contención.
Claro que hay un riesgo. Al ser poco explícita, puede que no te transmita el enamoramiento ni veas cambios en los personajes.
Aquí es donde entra mi teoría del «planchado». Dije que me recordaba a Carla Kelly. Comprobé que las dos autoras han escrito para Harlequin en concreto en esta línea que llaman «Historical». El problema de los sellos editoriales genéricos es que como tienen que ser muy fieles a determinadas líneas, acaban siendo muy parecidas unas novelas con otras, y es difícil que la voz original de la autora sobresalga.
Yo lo llamo planchado usando la metáfora de que el libro es como un papel que la autora coge, arruga, hace origami,… dándole su propia forma, con los picos y los valles que son su geografía como escritora. Pero luego viene el editor y plancha ese relieve personal hasta que apenas se notan tus particularidades.
Así queda como una novela agradable de leer, en la que se elimina cualquier arista potencialmente ofensiva para los lectores, sean del sur o del norte. Por ejemplo, no se adentran en las causas de la guerra, nadie pone en entredicho a unos políticos idiotas que les dio por decir que se separaban del país para crear uno propio y con ello arrastraron a la guerra, la desolación y la pobreza a sus compatriotas, a los que querían llevar a una Arcadia feliz y acabaron causando tanto dolor. Uy, cómo me suena eso.
Ni mención de la esclavitud o estructuras económicas.
El espíritu de lo «políticamente correcto» lo impregna todo: no molestar, no plantearse nada. Toda la hostilidad de Maria y los suyos se dirige al ejército de ocupación y nunca, ni por un momento, al tipo de sociedad que eran antes de la guerra o hacia los políticos mentecatos de pocas luces que les metieron en aquel embolado. Es casi como si Max tuviera que pedir disculpas por estar allí.
Transmite la idea de que la guerra es algo que ocurre por azar, como si surgiera de la nada, caída del cielo (o más bien surgida del infierno) como un huracán que lo devasta todo.
En lugar de ser una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran (frase de Valéry).
Pues eso, que parece que Maria nunca se plantea que de todo su sufrimiento, quizá, el ejército yanqui sea el menos culpable.
Esta es la segunda novela que leo de Cheryl Reavis y confirmo que me gusta su estilo. No para leer todo lo suyo, sino sólo aquellos que vengan recomendados, y especialmente si justo me apetece este tipo de romántica histórica sin demasiada profundidad, con personajes cotidianos y realistas, historias agradables y fáciles de leer. 

 Valoración personal: buena, 3

 Se la recomendaría a: quienes deseen una novela bien escrita con personajes agradables.

Otras críticas de la novela:

All About Romance, una B y es curioso pero menciona que a ella le recordó un poco a los Regencias tradicionales de Carla Kelly, así que no soy la única en notar el parecido.
Y como no he encontrado más críticas de este libro, ni en español ni en inglés, pongo enlace a GoodReads.
Así que si alguien conoce alguna otra crítica, en cualquiera de las 7.000 lenguas que se hablan en el mundo, siéntase libre de enlazar abajo, en la zona de comentarios. Gracias.

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