martes, 13 de marzo de 2018

Crítica: “Doing no harm”, de Carla Kelly


Dulce, sobre dos personas que se enamoran cuando pensaban que eso ya no les tocaba.
 
Nov-2015
DATOS GENERALES

Título original: Doing No Harm
Subgénero: histórica / Regencia

Fecha de publicación original en inglés: noviembre 2015
Editorial: Sweetwater Books
Páginas: 300

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL


Cuando el cirujano Douglas Bowden, cansado de la guerra, se retira de la Royal Navy, decide establecer una consulta en el campo, quiere estar lejos del océano. Pero al encontrarse con un niño herido en Edgar, Douglas se apresura a ayudar y se encuentra en un pueblecito pesquero escocés justo al lado del mar.

Allí conocerá a Olive Grant, de fiero temperamento escocés, que desde hace tiempo ha desistido del romance y el matrimonio. Prometiendo estar sólo unos días, hasta que el chico mejore, Douglas descubre que Edgar tiene más problemas que soluciones. No sabe que es su corazón el que necesita más cuidados, y que Edgar (y Olive) son el remedio perfecto.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, en mi lista de Las mil mejores novelas románticas apareció en el puesto 778. Tuvo muy buenas críticas: A- en Dear autor, DIK A- en All About Romance y 5 estrellas en Harlequin Junkie. Luego, fue considerado dentro de lo mejor de año para dos de las personas que escriben críticas en All About Romance, Mary y Lee.


CRÍTICA

No había leído ninguna novela de Carla Kelly, así que cuando cogí esta historia en agosto del año pasado, no sabía muy bien qué esperar. (Sí, a veces me desorganizo y tardo más de seis meses en publicar una crítica, soy así).
A sus treinta y siete años, con Napoleón en Santa Elena, el cirujano naval Douglas Bowden decide que ya ha tenido bastante de guerra, barcos y océanos. Abandona la Royal Navy y planea instalarse en algún pueblecito tranquilo, lejos de la costa. Allí establecerá una consulta, y vivirá apaciblemente el resto de su vida.
Con el pelo entrecano, padeciendo pesadillas por todos aquellos a los que no pudo salvar, se siente no sólo cansado, sino viejo.
Como no se acaba de sentir a gusto en ningún sitio, sigue buscando y viajando. De paso por Edgar, un pueblecito pesquero de la costa escocesa, encuentra con un niño lesionado. Le atiende de forma inmediata y opta por quedarse a cuidarlo hasta que el chaval se recupere.
No puede ser su destino definitivo, pues lo que él busca es tranquilidad, y cierto nivel. Edgar es un lugar deprimente. Huele a pescado, la mitad de la gente es humilde y la otra mitad, pobre de necesidad.
La única luz entre tanta tristeza es la caridad de Olive, la dueña del salón de té, que procura ayudar a todos, aunque sea a expensas de sus propios recursos. No lo puede evitar, es buena persona, hija de un pastor de la iglesia de Escocia, y lleva en los genes eso de dedicarse a los necesitados.
¿Lo más destacado del libro y por lo que se me quedará en la memoria?

La recua de orgullosos y empobrecidos highlanders, víctimas de un episodio histórico tremendo

Para hacer sitio a las ovejas, los aristócratas escoceses, en los siglos XVIII y XIX, expulsaron violentamente de sus casas a muchos clanes de las Tierras Altas que acabaron fuera de sus tierras. Podéis leer un poquito en el artículo de la Wikipedia «Desplazamiento forzado de población de las Tierras Altas escocesas del siglo XVIII»; en inglés se conoce como The Highlands Clearances. Malvivieron en lugares donde los dejaron abandonados, o se vieron forzados a emigrar a otros países.


Monumento a los emigrantes escoceses en Helmsdale, fotografiado por Canadian Girl Scout (2008)

            Las terribles historias que cuentan estos refugiados, en particular los niños, impresionan más porque sabes que ocurrieron de verdad.
Douglas no puede evitar involucrarse, ayudar en la medida de lo posible. Olive se da cuenta de que ya no está sola, de que tiene un hombro en el que apoyarse, aunque él se irá tarde o temprano. Edgar no es sitio para él. Demasiado atormentado por la guerra, no podría soportar tanto sufrimiento.
Douglas y Olive serán cómplices, amigos, y enamorados sin esperanza hasta que obtengan su final feliz.
La relación entre Douglas y Olive es muy tierna. Son amigos, ves que se gustan, que se enamoran, pero mantienen las distancias, no se dicen nada, sólo habrá algún apretón de manos, un beso, un abrazo… Todo aquí es muy «blanco», como propio de la época. En ese sentido me recordó un poco a los contenidos protagonistas de una Jane Austen o una Georgette Heyer. Lo que pasa es que para llegar a la altura de esas autoras le falta humor y le sobra sensiblería.
El tono general de la obra es como ver un episodio de La casa de la pradera. Creo que en cada capítulo hay alguien llorando, conmovido, angustiado. Sigue la filosofía de que «(casi) todo el mundo es bueno», todos los humanos podemos y debemos ayudarnos, en la medida de nuestras posibilidades.
Era como ver un episodio de La casa de la pradera.
Más que centrarse a los sentimientos o interacciones entre los protagonistas, la novela va más sobre el pueblo de Edgar, la gente, sus desgracias y alegrías, los distintos planes para que las cosas mejores,… Contado, desde luego, en un estilo magnífico. Aunque iba leyendo despacio, para cuando me di cuenta de que me estaban contando una historia edificante, ya casi había llegado al final.
Así que la he terminado con sentimientos ambivalentes:
Esta novela es muy buena. No, de verdad, realmente buena. Es una gozada ver a personas adultas tratándose como tales, hablando y comportándose de una manera adecuada a su época. También agradezco que me cuenten episodios históricos tremendos, y sin que haya una redención milagrosa de los malvados aristócratas. Un puntazo a favor de Carla Kelly es que elige protagonistas normales, como un cirujano o la dueña de un salón de té, a los que sabe dotar de humanidad, crea personajes que son de carne y hueso. Sus aristócratas, cuando aparecen, se alejan muchísimo de esas criaturas idealizadas de tantas novelitas de la Regencia que sobrecargan el panorama romántico.
Carla Kelly es una de las grandes y aquí lo demuestra con nota.
Mis reparos a la novela son puramente personales. Contiene cosas que a mí personalmente no me interesan: el sentimentalismo, el fervor religioso, los niños, todo el mundo llorando un momento u otro… Aunque, si comparo por ejemplo con algunos de esos elementos tal como aparecen en Lealtades enfrentadas de Patricia Gaffney me doy cuenta de que Carla Kelly es excelente. No es culpa suya que a mí me vayan justo en este momento cosas más subidas de tono, y que sea muy escéptica en cuanto a la bondad de unos y la gratitud de los otros.
Así que, aunque me ha gustado, no me han entrado ganas de seguir leyendo libros suyos.
Salvo muy de tarde en tarde.
Y sólo si vinieran muy recomendados.
Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de novelas lentas llenas de buenos sentimientos.

Otras críticas de la novela:

Sólo he encontrado críticas en inglés. Ya he comentado que Harlequin Junkie le dieron 5 estrellas y la consideraron un Top Pick! 
Dear Author, otra crítica de A-.
Que esta autora es querida por los religiosos cristianos lo pone de manifiesto que haya encontrado unas cuantas críticas en publicaciones que hablan de sus novelas como algo «limpio» (su idea básica para calificar una novela es clean=sin sexo; dirty=con sexo, o sea el sexo como algo sucio, prejuicio tan viejo como el mundo).
En concreto, la sitúan en una cosa que se llama «ficción LDS» y que he descubierto que existe gracias a que he leído esta novela. Se refiere a narrativa propia de de los mormones o iglesia de los «Santos del Último Día» (de ahí el acrónimo). Por eso no es de extrañar que haya encontrado críticas en la LDS Magazine, en el blog Heidi, de LDS and lovin’iten una cosa que se llama Deseret News.
(Deseret es el nombre de un estado provisional que propusieron los mormones y también de un alfabeto que auspició la iglesia mormona).
Mira, nunca dejas de aprender cosas, sobre todo algo que es tan totalmente ajeno a nuestra cultura europea. La novela romántica también sirve para esto.

2 comentarios:

  1. Si te deja algo, ya vale la pena de hasta hacer el esfuerzo y leerla en inglés.
    Me gustó mucho esta crítica.
    Gracias.

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    1. Me alegro de que te guste. Gracias por pasarte por aquí.

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