Menos
melodramática y más activista, pero tan atractiva como siempre
DATOS GENERALES
Título original: The kingmaker
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación
original en inglés: 2019
Parte de una serie: All
the King’s Men #1
Páginas: 352
SINOPSIS (según Fiction Data Base)
Poder. Pasión. Traición.
Criado para gobernar, alimentado para liderar y destetado con una dieta de
ambición despiadada. En un mundo de ricos y pobres, mi familia lo tiene todo y
no quiero tener nada que ver con eso.
Mi camino me lleva lejos de casa y me pinta como la oveja negra. En
desacuerdo con mi padre, estoy decidido a construir mi propio imperio. Tengo
reglas, pero Lennix Hunter es la
excepción a cada una de ellas. Desde el momento en que nos conocemos, algo
salta entre nosotros. Pero mi familia le robó a la suya y mi padre es el hombre
que más odia. Mentí para tenerla, y haría cualquier cosa para conservarla.
Aunque ella también trata de odiarme, la atracción inexorable entre nosotros no
será negada.
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Esta en mi lista de las mil mejores novelas románticas, la que publiqué
en 2021, en el puesto 389. Tuvo
crítica de DIK A en All About
Romance; 5 estrellas le dieron Amy
Dickinson, Kimberly Faye Reads y Simply Love Book Reviews. Además, es un Guilty
pleasures Purest Delight, una de las favoritas de Natasha is a Book Junkie,
favorita de todos los tiempos para romance.io y fave de (un)Conventional
Bookworms. La escogieron entre lo mejor del año Sarah MacLean,
Shannon (de All About Romance), Sheena (de Smexy Books), Rowena la escogió
entre los mejores libros, héroes y heroínas.
CRÍTICA
Kennedy Ryan es una de las
escritoras actuales que más me gustan. Solo que... me parece la reina del
melodrama. Así que no es para todos los días.
Es emocionalmente intensa, trágica
en muchas ocasiones, les pasan cosas terribles a muchos de su protagonistas,
incluso el sexo y el roce a veces tienen ese puntín de desesperación, de «no
quiero pero no me queda otra porque necesito el cuerpo del otro como respirar».
Y como su copa rebosa a menudo tanta
amargura, pues lo dicho, que no es para todos los días.
Ahora que estoy leyendo cosas que
tenía perdidas en mi Kindle viejo desde hace años, me digo que es el momento de
leer la trilogía All the King’s Men, que empezó como dueto, pero luego se le
añadió Queen move, con otros
protagonistas.
La historia es un poco de segundas
oportunidades, y se desarrolla a lo largo de años. Es una cosa que no intimida
a Kennedy Ryan, el dejar pasar años por las páginas de sus libros.
Hay tres momentos:
1 El inicial en que
Maxim y Lennix se conocen. Maxim Kingsman Cade es un joven universitario,
especialista en el clima, que se rebela contra su padre, millonario del sector
petrolífero. En una protesta contra un oleoducto, conocerá a Lennix Moon
Hunter, chiquilla de diecisiete años. Pasarán juntos un breve tiempo. Se
gustan, se caen bien aunque él le oculta su identidad.
2 Salto de cuatro años. Ahora ella ya
tiene veintiún años, y él ha terminado su formación universitaria y tiene
previsto irse a la Antártida y luego a la Amazonía y después… Es de esos
medioambientalistas que además quiere ganar pasta, o sea, hacerse millonario
con energías renovables y esas cosas ecológicamente correctas. Aunque él bien
que viaja en su jet privado.
Ella también tiene sus ideales, pero
va más por la vía de dar voz a quienes no la tienen, ayudar a los
discriminados, a las minorías, en cualquier forma que puedan.
Estos dos apasionados coincidirán en
Ámsterdam, y allí tendrán su tórrida historia de amor, con fecha de caducidad,
lo saben… Y Maxim sigue ocultándole de quién es hijo.
3 Luego pasan cosas, y pasan años y
retomarán la relación ya en la treintena…
Es una historia de segundas
oportunidades, con amores bigger than
life. En esta novela caben muchas cosas, de todo, desde un campo de
tulipanes en los Países Bajos hasta los hielos de la Antártida… Es precioso la
verdad, cómo estos dos se quieren, saben que el otro es especial, pero la vida
se les cruza por en medio y no es el momento oportuno…
Pero la química cuando se cruzan,
¡ay!, es fantástica, esas miradas ardientes, se les van los ojos, las manos,
todo…
Como sabía que esta historia tenía
segunda parte, pensé que sería el típico dueto en que el final feliz no existe
hasta el último momento, o sea, al terminar el segundo libro.
Pero no. Esta novela tiene su final feliz. Solo que en su modalidad happy
for now.
Sin embargo, para picarte y que te
compres la segunda parte, te cierran el libro con un cliffhanger literal. No, en serio. Lo que se debió reír la autora
escribiendo esto... Con alguien colgando de un precipicio.
Es una de esas novelas que no pude dejar de leer. Tenía que saber cómo seguía, aunque me den las
tantas.
¡Qué buena es Kennedy Ryan, hijas mías! Casi me deja resacosa, porque
fue cosa de acabar e inmediatamente ponerme a leer la siguiente, The rebel king, para ver cómo se supera
eso de estar hanging over a cliff.
Si no le pongo lo máximo es porque,
para mí, pierde una estrella por su activismo. Están los personajes hablando de
sus cosas y de repente, es como si fueran actores que abren un paréntesis y
rompen la cuarta pared y te lanzan el speech
medioambiental o de lo que sea.
No digo que no sean buenas causas,
es que no lo mete con fluidez. Se nota la diferencia respecto a cuando habla, por
ejemplo, de las desapariciones de las mujeres de cultura nativa, que se
dan con frecuencia y se investigan poco y mal. Esa causa, por ejemplo, sí que sabe implicarla bien, de forma muy natural, en la historia de Lennix y Maxim.
No me gusta que me sermoneen,
incluso cuando son causas que yo también defiendo.
Reconozco que no soy una persona espiritual, así que toda la parte de ritos y creencias de Lennix me
resultan bastante indiferentes. No porque sean creencias tribales. Me pasa lo
mismo con cualquier cosa paranormal o irreal que metan en los libros, sean
religiones minoritarias o mayoritarias.
Lo de forzar la máquina con temas activistas me recuerdan siempre a lo que me pasó con Torrente Ballester. Hace (muchos) años me dio por leerme todas
sus novelas. Y obsesa como soy con las listas y el orden,
empecé por la primera, Javier Mariño.
Historia de una conversión. Publicada en plena guerra mundial, tuvo
problemas con la censura, sobre todo por la parte lasciva… Pero a mí lo que me
pareció fue una auténtica obra de propaganda falangista. Los franquistas eran todos buenos, guapos, listos,... con todas las cualidades de excelencia que puedas imaginarte, mientras que los rojos eran no sólo malos y dados a toda
perversión, es que además eran feos.
Un maniqueísmo absurdo que iba en
detrimento de las cualidades literarias. Quedaba ridículo.
Desde entonces, creo yo, tengo
aversión por las novelas de tesis, de combate o como quieras llamarlas. Da lo mismo que sea propaganda de izquierdas o derechas, empeora los libros porque, en mi opinión, tienden a ser como Javier Mariño: los
buenos son perfectos, los malos son hasta feos.
Con independencia de que sea una causa buena o mala, empobrece el libro.
Tengo la impresión de que la novela
romántica made in USA se politizó mucho a partir de 2016. Me parece a mí que «lo de Trump»
los traumatizó bastante y decidieron ser más combativos. Creo que en parte es
por eso que ya no conecto con las novelas de Courtney Milan.
Está bien meter cosas diversas, y
que los personajes tengan su ideología. Incluso sí, haz propaganda, pero hazlo bien. Preferiría que lo trabaran mejor
dentro de la historia porque, si no, me canta La traviata.
Pero vamos, que es solo mi experiencia.
Valoración personal: notable, 4
Se la recomendaría a: quienes gusten de contemporánea con
chicha.
Otras críticas de la novela:
En español he
encontrado esta reseña de Entre Letras, que le da cuatro estrellas.
Paso a las críticas en
inglés:
All About Romance, DIK A.
(un)Conventional BookWorms, 5 estrellas.
Simply Love Book Reviews, 5 estrellas.
Life’s A Peart, 5 estrellas (a los dos libros del
dueto).
Book Binge, 4.75 estrellas.
Como curiosidad, al
poco de sacar esta novela, Kennedy Ryan estuvo en el podcast de Smart Bitches:
«377. Finding the Story: A Conversation with Kennedy Ryan».