viernes, 5 de febrero de 2016

Crítica: "El peligro está en casa", de Jennifer Crusie



Entretenida, divertida, una novela cortita por la que no pasan los años.
Leída en Kindle
 
DATOS GENERALES

Título original: Getting Rid of Bradley
Fecha de publicación original en inglés: febrero 1994
Subgénero: genérica contemporánea, con suspense

Harlequin Temptation, n.º 480

En España: El peligro está en casa
Traductor: Ana Fernández Presa
Fecha:            10/1994
Publicación:    Harlequin Ibérica, S.A.
Colección:      Harlequín supernovela, 87

SINOPSIS (según la estupenda página web argentina Universo Romance – Harlequineras)

Cuando llevaba el pelo castaño, Lucy Savage se había casado con el banquero Bradley Porter. De acuerdo, no era un hombre que acelerara el pulso, pero parecía lo suficientemente agradable. Descubrió que después de todo no era tan encantador cuando le encontró con otra mujer.... ¡en su propia casa! Así que se divorció de él y se tiñó el pelo de rubio.

Lucy no tuvo mucha suerte de rubia. Atacó a Zack Warren, un policía, con un pesado libro de texto. Gran error. Él sólo estaba intentando protegerla de una bala. Afectada por la jactancia sexual de Zack, volvió a casa y se tiñó el pelo de negro.

Pero todavía tuvo peor suerte con aquel… pelo verde. Primero explotó su coche, después su cama. Entonces, Zack se trasladó a su casa para protegerla de Bradley... el principal sospechoso. El corazón de Lucy se aceleraba a cada instante... y no de miedo. ¡Zack estaba demostrando ser más peligroso que las bombas o las balas!

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, entre las doscientas mejores novelas románticas, allá por el puesto ciento treinta y tantos.

Sí que estuvo entre las cien mejores novelas románticas del siglo XX que en su día elaboró la página web The Romance Reader, clasificada la 95. Además, ganó el Premio RITA (ya sabéis, el “Óscar” de la novela romántica) al mejor romance genérico corto del año. La lista de internet Romance Reader Anonymous la consideraron en 1997 el mejor romance genérico clásico. En la miniencuesta de 2007 dedicada a las novelas románticas graciosas tuvo el puesto 20. Y luego cuando hacen encuestas entre lectores, siempre aparece alguien que tiene esta novelita como una de sus favoritas.

CRÍTICA

Esta novela de Jennifer Crusie no sé muy bien en qué género encuadrarla. Es una novela corta, eso está claro. Se ambienta en la época contemporánea (más o menos, porque es 1994 y no había móviles). Tiene ese toque de humor un poco malévolo tan à la Crusie y, finalmente, es de suspense, porque hay bombas, misterio, crimen, etc. Así que no es lo que esperarías de ninguna de las portadas. Ni es un harlequin al uso ni tampoco chick lit como insinúa la portada de la edición digital en inglés, que es la que he leído yo.

Como se ve en la sinopsis, Lucy tiene ciertos problemas capilares. Se tiñe el pelo de esto y de aquello y no acaba de funcionar. Y aún así, atrae el ojo, y la mano, y lo que no es la mano, del policía Zack.

Aquí tenemos a un macho alfa en toda regla, algo no muy frecuente en Jennifer Crusie. Está en el departamento de crímenes digamos de cuello blanco (defraudadores, estafa, apropiación indebida, esas cosas) pero todo el aspecto de ser un infiltrado en una red de narcotraficantes. Eso sí, fuerte, moreno, sexy, tenso, puro nervio, como si fuera a estallar violentamente en cualquier momento, un hombre que se fía de sus instintos y corazonadas, que hasta la fecha no le han fallado.

O sea, dotación básica de policía protagonista de suspense romántico.

Te lo imaginas perfectamente en una de Linda Howard,… hasta que se pone a cocinar y a hablar con los perros, y a sentir cierto pánico cuando descubre lo mucho que le interesa Lucy, y lo hogareña que le resulta su casa. Ahí te das cuenta de que es sólo un tío, nada más, un tipo masculino, pero no de esos que avasallan físicamente a la heroína. Ni espera que sea ella la que le dé de comer (¿Que hay que aprender a cocinar? Pues se aprende) y ande pasando la mopa por casa, perfectamente arreglada y en estado de revista. No, los héroes de Jennifer Crusie nunca dejan de ser feministamente correctos.

El planteamiento es el típico que hemos visto en muchas novelas de suspense romántico: la chica es una víctima potencial y el policía la tiene que proteger, con lo que acaba pasando en casa de ella más tiempo de lo debido. En seguida se da cuenta de que Lucy puede ser ella, la mujer especial que le haga madurar, pensar en el matrimonio, responsabilidad, etc. y se quiere largar corriendo, horrorizado, desesperado. ¡Sácame de aquí, que a mis treinta y muchos “ya no soy joven”!

El peligro viene, por un lado, porque Zack está buscando a un Bradley estafador que le robó un montonazo de dinero en bonos a la gente equivocada, y tiene que descubrir el dinero y al criminal cuanto antes. Por otro lado, Lucy está divorciada, pero su ex, otro Bradley, está un poco pa’llá y es de los que “o mía o de nadie”, por mucho que ella se empeñe que no puede ser, que su ex marido era un tipo pacífico.

Un poco en plan “Bomba aquí, y bomba allá, maquíllate, maquíllate” -léase con la música de Mecano, ¿cómo que no sabes quién es Mecano??? Oh, Dios, qué vieja soy…

Como es de Jennifer Crusie, tenemos el tono humorístico habitual. También una fuerte relación de amistad de los protagonistas: ella con su atómica hermana Tina y él con su compañero de trabajo. ¿Perros, alguien dijo perros? Claro. Una nota muy peculiar de Jennifer es que suele meter animales que se convierten en personajes con personalidad propia y que tienen parte en la trama. El number one es Fred, prota indiscutible y motor de la historia en Anyone But You. Pero aquí son tres perros con nombres de físicos famosos (empezando por Einstein y siguiendo por Maxwell). Cómo se relaciona  Zack con los perros de Lucy, tan diferente de su ex marido, es una de las primeras pistas que tiene Lucy de que este tipo es peligroso para ella, que no hace ni una semana que se ha divorciado y corre el riesgo de enamorarse demasiado pronto.

La leí en su momento, hace un par de años. Después de escribir el artículo sobre Jennifer Crusie (que publiqué aquí), me apetecía leer toda su producción (se nota, ¿verdad? Todos los meses comento alguno). Y al releer este, no he podido dejar de sentirme atrapada de nuevo. Eso sí, no me acordaba de casi nada de esta historia, así que memorable, lo que se dice literalmente “memorable”, no es.

Pero se escribió hace justo 22 años y resulta más refrescante, alegre y entretenida que la mayoría de la novela romántica contemporánea que encuentro ahora.

Te hace sonreír. Pasas un buen rato. No pude parar de leer hasta saber cómo acababa el tema de los Bradley y por qué tanta gente está empeñada en entrar en casa de Lucy.

No entiendo cómo Harlequin Ibérica no ha reeditado (salvo Extraños amantes) estas novelitas de Jennifer Crusie. Son auténticas joyas en este tipo de novela romántica.

Valoración personal: buena, 3
Harlequin, feb-1994 (FDB)

Se la recomendaría a: los que quieran pasar un rato entretenido.

Otras críticas de la novela:

En español, encontré la crítica de Lady Marian, para quien fue un libro flojito y le puso 4/10. En mi página web de cabecera, El Rincón de la Novela Romántica extrañamente no hay ninguna crítica hecha.

Así que vamos a por las críticas en inglés: A Romance Review le dio 5 rosas;  en sus críticas exprés de las novelas de Jennifer Crusie, Candy la valoró con un A- y luego en otra crítica, la misma página Smart Bitches Trashy Books, una B. Y acabo con el blog Adventures in writing, le que pareció novela de cuatro estrellas.

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