Cambio la foto que puse en la pestaña M&MB: la representación idealizada de Dulcinea da paso a un cuadro de Velázquez, este Retrato de dama.
Es un fragmento de un retrato de mayores
dimensiones que posiblemente quedó dañado en el incendio del Alcázar de Madrid.
Estuvo en el Palacio Real de Madrid y ahora, no se sabe dónde está. Amigo,
alguien se lo llevó, o lo perdió, o no sé, pasaba por ahí y se le quedaron
pegados a los dedos unos poquitos cuadros. Era el año 1989. Cosa muy española,
aunque la prensa habló de robo, hubo quien prefirió hablar de un posible “extravío intencionado”. Ay, qué tontuna, de verdad, que no hemos cambiado ná de ná.
Pretendo en el futuro incluir aquí más
retratos femeninos realizados por Velázquez, así que empiezo con uno de los más
modestos: una dama española anónima, cuyos ojos, protegidos por pobladas cejas,
miran serios al espectador. Un collarcito de perlas y unos pendientes
metálicos, posiblemente de plata, completan el look. Traje oscuro y puntillitas, pero nada de aparatosas gorgueras.
Aprovecho, además, por si alguien que lea
esto lo ha visto en casa de algún amigo o conocido, para que pueda recuperarse.
Velázquez no necesita
presentación, es uno de los genios de la pintura española, junto con El Greco
(bueno, este postizo), Goya y Picasso. Como el
pintor de los pintores, te puedes quedar sólo en la excelente factura, pero
hay en él una intención de ennoblecer el arte, de darle trascendencia a su
obra. Siempre hay más de lo que parece. Por eso cuando te fijas, cuando miras
bien sus cuadros, con tiempo, con detenimiento, llegas a ver la luz, el aire, la atmósfera, lo intangible.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez murió
en Madrid el 6 de agosto de 1660.
Creo que ninguno de mis conocidos lo tiene en su casa. Mecachis. xDDD
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