Diez historias cortas en la que
hay de todo
Esta antología me llegó a través de Book Funnel. No he visto que esté
disponible en Amazon. Sí que he visto alguno de los relatos aislados.
El copyright es del año 2021. Y
que lo publica Annabelle Anders.
NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL (parece tonto hasta decirlo)
Ha sido una buena forma de probar autoras de romántica histórica que han
empezado su carrera en estos años. No he
visto más críticas que los comentarios en Goodreads. Es una de esas iniciativas
que veo por ahí afuera que me gustaría que copiaran autoras españolas, la
verdad.
Empecé digamos que el 20-3-2021 y acabé 29-4-2022
CRÍTICA
Emily E K
Murdoch: «Advent with an Archduke»
1
*
Ridículo casi todo
Empezamos con
una historia de lo más tonta. Louisa y su madre, lady Jarrold, de buena familia
pero empobrecida, tienen que recibir en su casa a un huésped, un archiduque.
Ella se
resiente un poco porque tuvo un enamorado, David, al que correspondía. Pero sus
padres no se lo permitieron porque él es era un tipo normal, y ella aún lo ama.
A ver el
planteamiento no me molesta y tiene un toque que me gusta bastante, que es el
elemento de la segunda oportunidad.
Pero todo lo
que dicen respecto a los archiduques demuestra gran ignorancia, que no sé si es
del personaje o de la autora. Archiduque es algo más que un duque, cosa de lo que no parece muy consciente.
Es un título de
nobleza propio del Sacro Imperio, primero, y de Austria, después. Lo llevaban
los miembros de la familia real de los Habsburgo. Así que os podéis imaginar lo
poco plausible que es que un miembro de la casa real austriaca de visita en
Londres se vaya a vivir a la casa particular de una familia de medio pelo.
Queda claro,
¿no? Pues las protagonistas (o quizá la autora) lo desconocen porque hay cosas
como:
—No un intruso, querida. Un archiduque. ¡Eso es casi realeza!
—Solo que no lo es — dijo Louisa con un suspiro — Ni siquiera tú puedes pretender
que lo es, madre. Si fuera realeza, sería un príncipe, o un rey.
Solo que no…
Los archiduques sí eran realeza. No todos los royals son príncipes o reyes.
Por ejemplo en España príncipe sólo es el heredero, los demás hijos del rey son
infantes. Y en otros sitios los príncipes y reyes no tenían esos títulos sino
grandes duques, por ejemplo.
Encima,
este archiduque tiene su título, ¡por un zar! Por dios, de todas las Rusias… No
sé en qué época se supone que ocurre esto, pero al zar le llaman Alexei Dmitry
Immanuil Maximilian Konstantinvich I, inexistente. Figura ficticia que crea la
autora para meterlo como protagonista de otra historia de las suyas, Christmas with a Czar: A Steamy Regency
Romance (Ravishing Regencies #11).
Prescindible. Admito
mucha fantasía histórica en romántica, pero no cosas que o bien son un error
gordo o bien un manifiesto desprecio a la realidad de la nobleza y la
monarquía.
Annabelle
Anders: «Winter’s widow».
3 ***
Viuda de invierno, ya lo dice el título
Esta historia
es ya otra cosa. Hay una joven viuda que pasa unas Navidades solitarias. La
señora Adele Covington ha perdido a su marido estando embarazada. Y ahora, con
el embarazo casi a término, pasa unas solitarias navidades en el campo.
Nochebuena.
Sale al bosque a recoger cositas… Cuando recoge piñas o muérdago o yo que sé,
esas cosas verdes que usaban para adornar la casa, resulta que se encuentra con
un noble.
Rand
Rutherford, el quinto conde de Everfrost, que ha salido persiguiendo a su
travieso perrillo.
Fue amigo de su
marido, pero no se han relacionado mucho.
Tú ya sospechas
que hay una buena razón, y es que él la vio primero y se enamoró. Pero
cualquier cosa entre ellos era imposible, porque su amigo quería cortejarla. Además, Adele es de familia comerciante, y Rand un noble.
Es original que
la mayor parte del relato se ambienta a lo largo del parto de la señora. En
medio de una tormenta tremenda, Adele y él se quedarán prácticamente solos,
enfrentados a eso de dar a luz.
Sí, no me
imagino momento menos romántico. Y menos en aquella época en que era algo
bastante peligroso.
Deb Marlowe: «Six perfect
Christmas moments».
4 ****
Pues eso, seis momentos navideños ideales
Aquí me ha encantado el planteamiento. Parte de uno de esos testamentos locos de romántica. La señorita Iris Karleigh ha sido durante años
la acompañante pagada de una señora muy rica. Ahora ha fallecido, y está en el
despacho de un abogado, porque se lee el testamento.
A su lado, los parientes más cercanos de la señora: Edward, Lord Waite,
un tipo repulsivo, y Harry Belmont, Lord Mareton, guapo, joven, y que siempre
le ha gustado.
Básicamente, para conseguir el grueso de la herencia y que no lo
malgaste el malvado Edward, que hará la vida imposible a mucha gente, la
condición es que Harry e Iris compartan seis días, uno por cada semana hasta la
Navidad, haciendo cosas navideñas, de las que deberán dar prueba al abogado.
Se ponen a ello. Cada semana le toca a uno idear algo que hacer, y al
tener que tratarse, lógicamente, surgen los sentimientos que han procurado
ocultar, por diferencia de clase, y porque no tenían muy claro lo que el otro
pensaba.
Me ha gustado el planteamiento y la ejecución. Se conocen desde hace
años, y esa comodidad del uno con el otro les ayudará. A conocerse aún mejor, a
ser pacientes
El ha llevado una vida de esas de alcohol y juegos y tal, pero en
realidad lo que le gustaría es sentar cabeza con ella.
Bethany
Bennett: «A duke in the dark».
2 **
Mejor si hubiera seguido en la oscuridad de un cajón
Christian Rutledge es el duque en la oscuridad del título. Topa con una especie de cenicienta.
En una fiesta en una casa de campo ajena.
Tiene un poquito de fobia social. Se queda encerrado en una bodega con Alicia, la hijastra de la viuda dueña
del casoplón. Intiman allí, a oscuras.
Se ve que así, en la oscuridad, él puede
superar esa tirria que le da el contacto humano, presentándose como un tipo
más, sin que le tiren los tejos por ser duque, y ella, Alicia, puede ser
simplemente una muchacha feliz, y no la hijastra a la que tienen como medio
sirvienta.
Lo de estar encerrados me pone muy nerviosa. Y lo de que aproveches la
noche para enrollarte con alguien así, sin verle la cara, es algo tan ajeno a
la época de la Regencia que no pude suspender mi incredulidad.
Harper St.
George: «Once upon a heiress».
1 *
Cuando una mujer dice no, es no. NO significa «se un plasta y sigue insistiendo»
Érase una vez
una heredera
A Christopher Markham, vizconde de Westbrooke, su madre le presiona
para que escoja novia. Algo que a él no le apetece nada. Pero solo una chica
llamó su atención en el pasado, Elsie. Conoció a Elizabeth Brand hace dos años,
y se enamoró de ella, pero Elsie declaró públicamente que no tenía la menor
intención de casarse. Nunca.
Así que con dolor de su corazón, Kit se echó atrás, e intentó
olvidarla. Ahora se reencuentran y… Ag, es esa historia en la que ella le
reprocha a él que no la cortejara años atrás. Y cuando él sensatamente le
recuerda que ella dejó claro que no quería casarse, ella le dice que tenía que
haber insistido.
Por diorrr, tantos años de feminismo, de no es no, que no sean plastas
que cuando una mujer no muestra su interés no es por hacerse la interesante y
ahora nos viene Harper St. George a decir que el no de una mujer significa
sigue insistiendo.
Que le den.
Vaya cabreo me cogí con esta historia.
Laurie Benson: «A night to
remember».
2 **
No merecéis un final feliz, ¡so vagos!
Lady Hannah Kendell llega a una taberna. Allí encuentra a un viejo
conocido que hace años que no ve. Frederick, Lord Arlington. No sabe si él la
recordará. Hubo un tiempo en que él le gustaba a ella. Y tú notas que él no es
indiferente a sus encantos, pero claro, Frederick va de camino a proponer
matrimonio a una muchacha.
El planteamiento, así, second chance, tenía su atractivo. Luego la
ejecución fue muy mñe. Además que es absurdo, si estos dos se gustaban de
siempre, ¿por qué no se buscaron cuando ella se quedó viuda? Si no hubieran
coincidido por azar en una taberna, habrían seguido sus vidas igual.
Si la quiso desde el momento en que la conoció, si ha esperado años
para besarla,… ¿de verdad todo dependía de un azaroso encuentro…? Que no, que
no me hace pensar que merezcan su final feliz.
Kate Bateman: «Orchids and
mistletoe».
3 ***
Una a la que le hace falta lecciones de geografía
Christopher ‘Kit’ Carlisle ha estado en la guerra de independencia
española y regresa porque tiene algo que devolver a la hermana de un difunto
amigo soldado. El pobre lo ha pasado mal.
Ay, esta es esa novela tan graciosa en la que se supone que estaban por
el norte de España (dicen al menos que el amigo murió en una prisión en el
norte) y luego se refieren al dry, dusty heat of Spain («calor seco y
polvoriento de España»), ja, ja, eso es justo algo que el norte de España NO
es, ni seco, ni polvoriento ni seco. Un inglés encontraría el paisaje de la
cornisa cantábrica bastante familiar. Para mí que lo confunde la autora con la
manchega llanura. No saben estas autoras que España es un país bastante
montañoso, y que la zona norte es verde que te quiero verde.
Esta fue agradable, y ellos tenían buen rollo. Lady Emma Townsend
La hermana del amigo es una
exploradora, de esas que recoge especímenes por Sudamérica. Una naturalista de
la época, muy interesada en orquídeas. Y quiere que reconozcan una especie nueva
a la que quiere nombrar por su hermano. Está bien porque ella no renuncia a su
vida aventurera por él, sino que se lo lleva consigo.
Tabetha Waite: «A bluestocking
for Christmas».
1 *
Detestable
Esta la
detesté. No pude disfrutarla nada de nada.
Miss Cleo Brooks, la protagonista, está todo el rato zampándose cosas,
a cual más insana. Me subía el colesterol solo con verla.
Y es una muchacha con dinero, así que espera atrapar a un buen partido,
ya que sus atractivos personales son escasos.
Perfecto para Darian Hughes, el conde de Montreaty, el chico de la
película, un tipo que juega a las cartas y lo pierde todo.
No me cayeron bien los personajes, me ponían nerviosa todo el rato,
ella comiendo y él con su situación económica provocada por su mala cabeza.
Tammy Andresen:
«Den os sins».
1 *
Otra que no merece la pena
Otra que no
merece la pena nada de nada.
A esta se la nota mucho que es la introducción a una serie. Es casi
como si fueran los primeros capítulos de un libro. Al principio, ni siquiera
sabía de qué iba, quiénes eran los protagonistas.
Un grupo de amigos se hacen socios de un tugurio. Chance, mejor
conocido como el duque de Danesbury está haciendo un casting de socios para el
antro de perdición. A su lado está Arabella, la jefa de toda la operación.
Pero no es ella la protagonista sino lady Daisy Longrove, que está
enamorada de un caza fortunas que la acaba de comprometer públicamente porque la
han descubierto medio desnuda en sus brazos. Su hermano se lo reprocha. Ella se
niega a ver que su enamorado no la quiere como ella a él.
En cuatro escasos capítulos, Chance se reencuentra a Daisy, a la que
solo recordaba como una cría, mona pero no una belleza. Y queda impresionado.
Pero ella ama a otro. Así que en un pispás se pone de manifiesto que el otro
solo quiere su dote, o por mejor decir, que sí, que la encuentra atractiva,
pero que sin dinero de por medio no hay matrimonio. La cosa es muy abrupta, en
la misma escena ella se desencanta de su enamorado y accede a casarse con
Chance para no quedar arruinada, porque le dice su hermano: «O te conviertes en
duquesa o quedas arruinada» Y entonces ella acepta casarse con Chance. Es todo
tan apresurado… Si quieres saber si lo de este matrimonio arreglado se
convierte en amor, tú ya te lees Duke of Chance, (Lords of Scandal #16)
que salió en enero de 2022.
Virginia Heath:
«Say Yule be Mine».
3 ***
Entretenida
Otro noble en
apuros. Sus padres le dan un ultimátum.
Frederick St. John-Smythe, vizconde Cranham y heredero del condado de Burstead,
se ve presionado para casarse bien por las deudas familiares. Tiene que coger
una novia, ¡ya! Y sus padres han invitado a unas cuantas jóvenes casaderas y
con buena dote.
Que coja la que menos le disguste.
Durante años, él confiaba en encontrar una mujer de la que enamorarse,
pero ha fracasado en ello, así que se resigna. Jamás conocerá a una mujer con
la que conectar.
Obviamente las cosas se tuercen cuando como acompañante de una de esas
ricas hijas de comerciantes aparece Susanna Mayfield, una muchacha muy práctica
a la que resulta repulsivo este juego de sociedad., Que haya mujeres dispuestas
a casarse por un título y nobles dispuestos a hacer lo mismo solo por dinero.
Es cosa de ver a Susanna y a Frederick se le revuelve todo. Por fin ha
encontrado a alguien de quien podría enamorarse… si no fuera demasiado tarde.
Las deudas apremian.
Resumiendo, la
puntuación de estas historias iría así: 1-3-4-2-1-2-3-1-3
= 2,2 de media. Un aburrimiento. A Annabella Anders ya la conocía y me gusta. Me apunto otras tres: Deb Marlowe, Kate Bateman y Virginia Heath, para probar algo más de ellas.
Valoración personal: prescindible, 2
Se la recomendaría a: quienes quieran probar otras autoras
desconocidas, por si alguna le hace tilín.
Otras críticas de la novela:
De esta antología, que
ha pasado con más pena que gloria, solo he encontrado comentarios en Goodreads.
Yo no dejé comentario
porque es como si estuviera inhabilitado. Y una vez que borré el libro de mi
lista, ya ni siquiera lo volví a encontrar
Goodreads, 3.61 stars. Merry Christmas
Belles and Rakehells