jueves, 5 de junio de 2014

Crítica: "Acuerdos privados", de Sherry Thomas



(c) Win Initiative / Getty Images
Portada: RHM / Yolanda Artola y Luciana González

Impresionante primera novela de Sherry Thomas

DATOS GENERALES

Título original: Private Arrangements
Fecha de publicación original en inglés: 2008
Subgénero: histórica - Victoriana
Puesto en la lista AAR 2013: 33
Traductora del inglés en la edición en castellano Debolsillo (Random House Mondadori, S.A.) 2010: Isabel Merino Sánchez

Parte de una serie: Trilogía de Londres, 1

SINOPSIS (de la contraportada)

Durante diez años Camden Saybrook y Gigi, lord y lady Tremaine, han disfrutado del más perfecto de los matrimonios, basado en la cortesía, el respeto y… la distancia. Un secreto, una traición y un océano les separan desde el día siguiente de su enlace. Gigi vive en la hermosa mansión londinense de la pareja, mientras que Camden se ha establecido en Nueva York. Ninguno se inmiscuye en la vida del otro. Es un arreglo que no podría resultar más civilizado a los ojos de la alta sociedad victoriana, aunque nadie sepa qué pudo ocurrir para acabar con el apasionado amor que había existido entre ellos.

Ahora, una petición de divorcio va a cambiar las cosas. Un pequeño acuerdo privado y un plazo de un año decidirán si la pareja más envidiada por todos quiere volver a enamorarse o separarse para siempre.

CRÍTICA

Así de espectacular fue la entrada de Sherry Thomas en el género romántico. Ganó el premio RT Book Reviews al mejor Primer Romance Histórico del año.

Desde el principio se ve que es “otra cosa”, algo nuevo y original. Comienza señalando que los matrimonios felices son una vulgaridad, y todavía más los desdichados. “No, la única clase de matrimonio que sobrevivía a las vicisitudes de la vida era un matrimonio civilizado”, como el de lord y lady Tremaine. Respetuosos, cada uno en un continente: Camden en Nueva York y Gigi en Londres. Nota: es Camden, como el barrio con mercadillo de Londres, y no *Candem, como dicen la mitad de las veces en la traducción española.
    
Pero resulta que llega un momento en que Gigi quiere casarse con un joven bueno y leal, que la ve como la suma de todas las virtudes. Así que solicita el divorcio.

Con ello consigue que Camden regrese a Inglaterra, no muy dispuesto al divorcio. La detesta, pero quiere algo de ella. Gigi alegará adulterio. Fríamente, Camden contesta que eso no sirve si ella también lo ha cometido, y le recuerda los nombres de sus amantes. Gigi se queda de piedra, ¿cómo ha podido él saber…? ¡Si ha sido de lo más discreta!

Segundo shock: nada de heroicos celibatos. Son jóvenes, están sanos, y con impulsos sexuales, que han canalizado conforme a las convenciones victorianas. Con discreción. Ya puedo imaginarme las críticas del sector más conservador, para quienes el adulterio en la novela romántica es anatema.

Camden no la dejará ir fácilmente. La propuesta es: divorcio a cambio de un heredero. Gigi aceptará a regañadientes, guardándose un as en la manga.

Buena parte de la novela salta de una época a otra: un capítulo trascurre en 1893 y otro en 1882. Flashbacks al tiempo de su encuentro, cortejo y boda. El contraste entre aquellos dos jóvenes enamorados y estos adultos que se detestan cortésmente no puede ser mayor. La “Heredera del Ferrocarril” usó todos sus recursos para que las cosas salieran a su gusto. Como “una joven Cleopatra atenta sólo a su propio provecho”, mentirá, corromperá y manipulará para conseguir su objetivo. Vaya, como Escarlata O’Hara pero sin haber pasado hambre, sólo porque ella es así y no puede evitarlo, como le dijo el escorpión a la rana.

Aparte de este poco convencional planteamiento, me encanta la ambientación. Transmite la idea de una sociedad muy cosmopolita, frente a tantas románticas históricas en la que parece que más que el Canal de La Mancha, lo que separa a Inglaterra del Continente es el Muro de Berlín. No, aquí son personas con lazos con otros países, con Alemania, con Rusia, que tocan a Beethoven o estudian literatura grecorromana… Eventos personales de trascendencia para los personajes ocurren en San Petersburgo o en Copenhague. Y Camden, cuando piensa en beber para superar el frío, lo hace en vodka más que en whisky o en coñac. Son pequeños detalles, pero que te sumergen fácilmente en la Europa fin-de-siècle.

Gigi resulta una fuerza de la naturaleza. Muy segura de su valía desde que empezaron a rondarla pretendientes, tiene muy claro cuál es su principal atractivo. Sabe cómo usarlo para conseguir lo que quiere. Cínica desde muy joven, es la primera sorprendida cuando conoce a Camden. Siente ese amor inesperado, apasionado, obsesivo. Sólo que la victoria es amarga… Y “Hasta aquí puedo leer”, como decían en el “Un,dos, tres”, porque lo ocurrido en el pasado se va desvelando poco a poco y no se trata de destripar la novela.

Una historia de amor secundaria aporta momentos divertidos, pero nada ñoños. Aquí ninguno de los personajes se porta como cabría esperar en una novela romántica al uso.

Detalles menores me impiden considerarla excelente. En dos ocasiones, la trama me ha parecido forzada: una, cuando el caballero A encuentra casualmente a la dama B en unas caballerizas de Londres para descubrir que es mejor persona de lo que él pensaba; demasiado casual. Otra, cuando la dama C no acepta la propuesta del caballero D porque piensa que él lo hace por X y el caballero D mágicamente se saca de la manga un documento que pone en evidencia que X es una hipótesis no válida.

(¡Qué difícil es esto de no espoilear!)

Camden queda un poco desvaído al lado de una heroína tan voluntariosa. Lleva su enfado demasiado lejos, y el “trato” que hace no deja de ser una coacción.

Pero son minucias para una novela que, hablando en términos generales es muy especial, sustanciosa y bastante adulta para lo que es el género. Si te pones a considerar que fue la primera novela publicada de una autora que no tiene el inglés como lengua materna,… ¡guau! Te quedas ya absolutamente noqueada.

No es de extrañar que acumule premios y distinciones. Tuvo la máxima consideración en las críticas que hicieron The Romance Reader (Five Hearts Keeper) o en All About Romance (Desert Island Keeper). En la encuesta AAR de aquel año consiguió una mención honorable al mejor romance histórico ambientado en las Islas Británicas; le ganó “Desarmado por un baile” de Joanna Bourne, que con suerte aparecerá también por aquí porque está incluida entre las cien mejores. “Acuerdos privados” ya apareció en el Top 100 AAR de 2010 con el n.º 49. También gustó mucho en España cuando lo tradujeron: ganó dos premios Dama 2009 (novela romántica histórica y protagonista femenina) y el premio del Rincón de la Novela Romántica al mejor debut del 2009. Sistemáticamente aparece entre los mejores de esta página web, y está incluido en el ajuar de la lectora romántica. Por último, la librería romántica por internet “Club Romántica” también lo incluye en su Top 100.

¡Si en España hasta ha aparecido en cartoné, vulgo “tapa dura”, que es la corona de laurel de un novelista!

No me explico cómo, después de esta estupenda acogida, no han publicado más que “Delicioso” y las otras tres de Sherry Thomas incluidas en este Desafío AAR, permanecen inéditas en nuestra lengua.

Valoración personal: muy buena, 4

Se la recomendaría a: quienes busquen una romántica histórica diferente. Abstenerse los de mentalidad más tradicional.

Otras críticas de la novela:


En RT Book Reviews está la reseña y, también, un mensaje de la autora

En inglés podemos leer además la crítica de All About Romance y la de Dear Author


Otras novelas de la autora en el Desafío AAR:

AAR 14. Sherry Thomas – Not Quite a Husband (2009)
AAR 39. Sherry Thomas – Ravishing the Heiress (2012)
AAR 88. Sherry Thomas – His at Night (2010)

Ediciones en España:

-       - Acuerdos privados (2009) Plaza & Janés Editores, S.A.
-       - Acuerdos privados (2010) Círculo de Lectores, S.A.
-       - Acuerdos privados (2010) Debolsillo
-       - Acuerdos privados (2010) [Archivo de internet] Plaza & Janés Editores, S.A.

3 comentarios:

  1. Me encantó este libro y también, aunque algo menos, "Delicioso". ¿Hay algún grupo de presión para conseguir que se publique más de Sherry Thomas en español? Me apuntaría.
    A pesar de lo que me gustó, no consigo recordar quienes son A, B, C, D y qué es X. Se ve que me quedé solo con la trama principal (bueno, y la historia secundaria también la recuerdo) en trazos gruesos. Voy a tener que repasarlo, je, je.

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    1. Es que no puedo destripar cosas que pasan después de la mitad del libro, para no fastidiar la sorpresa a quienes no lo hayan leido.

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  2. Lo leo después de 10 años desde el ultimo comentario. No se si la percepción es la misma que años atrás, pero a mí me pareció una novela ciertamente novedosa pero el personaje de Camden muy cruel y poco creíble. En general suelo detestar al personaje femenino histérico que en general caracteriza la heroína romántica pero creo que aquí se han invertido los roles. Camden es una virgen histérica que no sabe lo que quiere y causa mucho dolor innecesario. Lo odié la mayor parte del tiempo. Gigi tampoco tiene la docilidad que debe tener una mujer de su época pero es una luchadora de la vida, que sabe lo que quiere y aún en los ardides que utiliza es auténtica a sí misma y a sus sentimientos. La autora intenta moralizar sobre el fin no justifica los medios pero es esto realmente así cuando el amado es un idiota que no sabe que está enamorado? Fue terrible lo que hizo pero lo fue para Camden? Esta trama (hombre que se cree moralmente superior) la repite en su siguiente novela "His at night" (la historia del hermano de Freddie) con un poco menos de crueldad entre los personajes y muchas escenas hilarantes que salvan la trama. Sólo he leído esas dos historias y aunque la segunda me ha gustado bastante, "Acuerdos Privados" me ha costado terminarla. Me encantó la historia de la madre de Gifi. Una mujer espectacular, que crió una hija única. Creo que puede gustarle a quienes aprecien la historia, el arte y las referencias neoclásicas. Para eruditos y no para románticos. Spoiler. No leas lo que sigue si no leiste la novela: la pérdida del bebé me pareció excesivo, aunque muy común en la época me afectó particularmente y debería estar advertido.

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