domingo, 9 de noviembre de 2025

Crítica: “Game changer”, de Courtney Clark Michaels

 


Mejor la idea que la realización

 


DATOS GENERALES

 

Título original: Game Changer

Subgénero: contemporánea

1.ª publicación: August Publishing, 2022

Parte de una serie: Hot Rugby Knights #1

Páginas: 212

ISBN13: 9780473615413

 

SINOPSIS (según Fiction DB

El jugador profesional de rugby league Finn Chalmers parece tenerlo todo: dinero, inteligencia, atractivo. Pero hay algo que el hombre al que llaman «Encantador» no puede conseguir: la atención de su mejor amiga y amor no correspondido, Cara Holt. Cuando un acosador se fija en Cara, Finn la lleva a su casa por seguridad. Sin embargo, no hay nada seguro en estar tan cerca de la tentación.

Tras renunciar al amor hace años, lo último que necesita Cara, maestra de preescolar, son insinuaciones románticas, sobre todo de algún anónimo. Asustada y con problemas económicos, se muda a regañadientes a casa de su mejor amigo. Cuando su nueva situación de vida reaviva su temprano enamoramiento por Finn, acepta una noche de pasión con el supuesto playboy.

Pero ¿qué ocurre cuando Cara, con fobia al compromiso, descubre que Finn planea convertir su estancia temporal en algo permanente? Cuando suene el silbato y salga el sol, ¿habrá el «Encantador» reclamado su «Felices para siempre»?

 

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

No, ni de lejos. No he encontrado nada que lo recomiende, excepto ser un friends to lovers.

 

CRÍTICA

Un friends to lovers ambientado en Nueva Zelanda y con héroe dedicado al rugby league (parecido, pero no igual, a lo que aquí conocemos como rugby), ¿cómo iba a rechazar la oferta?

Finn Chalmers (24) es el jugador de esta extraña modalidad deportiva, una estrella de esas que además hace publicidad como modelo y tiene fama de ligón. Es rico de familia, aunque su padre desprecia profundamente que se dedique a esto del deporte del oval. Y se lo dice de una manera muy descarnada.

Además es celíaco, no por nada, por añadirle interés al personaje, creo yo.

La cosa es que está enamorado de Cara Holt (27) desde que se conocieron en la universidad, hace cinco años. Nunca se lo ha dicho. Son los mejores amigos del mundo. Es profesora de prescolarines, y pronto descubres que ella, que se ha besado con chicos, chicas y no binarios (yo creo que esto te lo cuentan un poco por los jajas, como eso de que él sea celíaco, para añadirle alguna identidad, ya que de personalidad andan algo justos), está deseando besarse con Finn. Él la remueve todo por dentro,... o sea, está tan colada por Finn como él por ella, pero no se lo han dicho.

Sí, es un friends to lovers en la modalidad que yo llamo «dos tontos muy tontos»: se quieren y se desean desde hace años pero no se lo han dicho.

Para empeorar las cosas, ella recibe notitas de un admirador secreto, no exactamente amenazantes sino más bien... inquietantes.

Esto los acerca más, pues Cara va a vivir con Finn en su casa, que tiene seguridad de la buena. Forced proximity que les permite reconocer, ¡por fin!, sus sentimientos de deseo que exploran en algunas escenas de esas subidas de tono que siempre son de agradecer.

Narrada en tercera persona, ¡qué alivio! 

Encuentro interesantes diferencias culturales. Por ejemplo, una de las ventajas de estar en un equipo profesional es que la ducha de agua caliente no se acaba... No sé, en esos países del Señor debe ser que todo el mundo tiene agua caliente por calentador eléctrico y con un tiempo limitado y por eso el mayor lujo del mundo es que no se te corte el agua caliente en mitad de la ducha.

Comentando esto con gente de mi alrededor me dicen que eso es habitual en las grandes ciudades, también en España. En la periferia, no. Yo en la vida he tenido ese problema, siempre he tenido agua caliente ilimitado, primero por bombona de butano y luego vino el gas natural. Qué mal acostumbrados estamos.

También te ponen NZL como un país muy igualitario, porque Cara alucina con que en casa de los padres de Finn tengan servicio doméstico, como que tener un trabajador en el hogar familiar es cosa de millonarios.De nuevo, en fin, yo no nado en la abundancia, aunque no me falta de nada y siempre he tenido servicio doméstico, no interino, pero sí unas horas al día o a la semana. A ver si voy a ser algo pija y aún no me he enterado...

Esas diferencias culturales que se entrevén en este tipo de novelas siempre me llaman la atención.

Por lo demás, acabé leyendo de través, solo los diálogos y las escenas más interesantes, porque los personajes, aunque me caen bien, son todos un poco... Infantiles, adolescentes, o al menos a mí me suenan así. Cómo hablan con sus amigos, o con sus compañeros de trabajo, sonaba muy chicos de instituto. Claro que los protagonistas son veinteañeros y quizá sea lógico ese tipo de dinámicas. A veces me pregunto si no será que las autoras mismas son muy jóvenes.

Me parece a mí que la autora tiene buenas ideas. Sin embargo, y siempre en mi opinión, no sabe encajarlas bien en la historia para armar un argumento con tensión, con dinámicas fuertes. 

Como he oído a los cowboys hace poco, es más fácil dirigir una película que escribir un buen guion. Lo más difícil del mundo es escribir buenos diálogos, y es en lo que fallan la mayoría de las románticas de hoy en día, que no tienen eso tan difícil de unir chispa y naturalidad en el habla de los personajes. Y ya cuando meten la voz en off perpetua (o sea, el NA) apaga y vámonos.

Os pongo un ejemplo. Hay un momento en que Finn se disgusta y llora en público. Es un chico que tiende a llorar, cosa que te ponen, creo yo, para que veas que se puede ser muy hombre y, al tiempo, mostrar tus emociones. Te cuentan que los chicos neozelandeses son los que tienen un índice de suicidio más alto en el mundo desarrollado.

Es algo sobre lo que se puede leer aquí y aquí. 

En el segundo de los artículos te ponen un dato: 16,4 por 100.000 habitantes, cuando en países del sur de Europa (Portugal, España, Italia, Turquía) no supera el 2,4 por 100.000. O sea casi siete veces más.

Sí que es preocupante. Para la autora de esta novela tiene que ver con la «masculinidad tóxica» que les obliga a ser los más machotes del mundo. En estos artículos apuntan cosas, pero tampoco se sabe con certeza.

La cosa es que me parece genial que se reconozca que los hombres pueden expresarse emocionalmente, que eso quita presión, que te ayuda a encauzar mejor lo negativo, hace que no te deprimas... 

Sólo que, en el contexto del libro, me pareció un poco ridículo el motivo por el que se disgustó: perdieron el primer partido de la pretemporada. O sea, es lógico emocionarte cuando ganas o pierdes un título, o si te hacen un homenaje a toda tu maravillosa carrera (💙¡ese Nadal de mi corazón…! 💙), o por tus niños, o por tus padres, o te has llevado un buen susto...

Pero vamos, ¿por perder un partido que ni siquiera es competición oficial...? Entendí lo que quería hacer la autora y me parece fenomenal la intención; sin embargo, creo que hubiese funcionado mejor en otro momento de la novela, con más tensión dramática, con más cosas en juego.  

Desperdicia escenas así, y palabras apasionadas en momentos irrelevantes en la trama, con lo que se diluyen, pierden su potencia.

Total, que 1) me gustó el planteamiento de la autora, 2) la ejecución se me quedó corta, y 3) el tono general me resultó más infantilizado que los prescolares a los que Cara da clase.

Eso sí, encontrarás más de una escena de sexo chorreante, porque ya se sabe que si un romance hoy no es spicy, no tiene nada que hacer entre las nuevas generaciones, las que han echado los dientes viendo porno por internet. Lo meten sí o sí, aunque le vaya a la historia como a un cristo dos pistolas.

Valoración personal: insuficiente, 2 estrellas

Se la recomendaría a: fans de lo contemporáneo y del friends to lovers

Otras críticas de la novela:

Esta es una de esas novelas de las que no encuentro críticas por ahí, así que dejo enlace a Goodreads, donde tiene una valoración media de 3,87 estrellas, con 84 valoraciones y 27 críticas. 

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