Último día de mes. Víspera de Todos los Santos arrebatada por el viento sur. Toca cambiar la foto de la pestaña M&MB. Tristán e Isolda (La muerte), de Egusquiza
es sustituida por el Retrato de María
Guerrero en Doña Inés (1891).
Cuando incluí la página “M&MB” la
inauguré con un cuadro precioso de Federico de Madrazo, la Condesa de Vilches. Ahora traigo aquí una obra de su hijo,
Raimundo de Madrazo y Garreta, otra rama de ese fecundo árbol de pintores de familia oriunda de Cantabria.
Raimundo nació en Roma en 1841 pero que después de 1860 vivió principalmente en
París. Es otro de esos pintores académicos y realistas del siglo XIX español. Elegante, muy del agrado del gusto burgués de la Belle
Époque.
Este mes me dejo llevar por el tema. Es tradicional,
la víspera de Todos los Santos, representar el Don Juan Tenorio (1844) de José Zorrilla. Dramón romántico en versión hispano-católica: el calavera es
redimido por el amor de una buena mujer, doña Inés, pero, claro, cuando ambos
están muertos y requetemuertos. Prefiero la versión del mito que de Mozart/Da
Ponte o la de Molière, pero he de reconocer que la versión carpetovetónica le
da más relevancia que las otras a doña Inés: ella influye en la resolución de
la trama.
María Guerrero, a quien Madrazo retrata en esta parte en el año 1891, es una de las grandes
actrices del teatro español, que también hizo giras por Hispanoamérica. Leo en la
wikipedia que en Buenos Aires inauguró el Teatro Avenida e hizo donativos para
que se construyera el que es hoy llamado Teatro Nacional Cervantes. Al mismo tiempo, sin embargo, era
una mujer intransigente que se negó a que su hijo se casara con la
actriz de la que se había enamorado y que estaba embarazada. Parece ser que María Guerrero
hizo que la susodicha partiera de gira por las Américas y acabara dando a luz en Lima (aunque su partida de nacimiento diga Buenos Aires), a otro de
los grandes, grandísimos de nuestro teatro y cine, escritor y académico de la
lengua, Fernando Fernán Gómez. María Guerrero nunca reconoció a este nieto. Y, a cambio, parece que él tampoco tuvo particular interés en que se reconociera el parentesco. El mejor desprecio es no hacer aprecio. En fin, cosas de la vida y de la
mentalidad de la época.
Raimundo Madrazo y Garreta murió el 15 de
septiembre de 1920 en Versalles.
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