Tópico
harlequinero: segunda oportunidad en el amor / adulterio.
Agosto 1998, Mira |
DATOS GENERALES
Título original: Tomorrow’s Promise
Subgénero: contemporánea/Genérica
Fecha
de publicación original en inglés: abril de 1983
Serie: Harlequin American Romance (HAR) – 1 / Harlequin Love Affair
(HLA) - 9
¿Pueden los fantasmas del pasado destruir el
mañana?
Cuando
subió al avión, Keely no podía
sospechar que su atractivo vecino de asiento, el diputado Dax Deveraux, llegaría a representar para ella.
Llevaba
años sin saber de su marido, pero se negaba a aceptar que, a pesar del tiempo
transcurrido sin tener noticias, Mark hubiera sido víctima de aquella horrible
guerra. Sin embargo, su inevitable relación con el dinámico político le obligó
a elegir entre sus principios... y su corazón.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No, la verdad, pero es
una de mis favoritas de las novelitas estas tipo harlequín que Sandra Brown
escribió en los años ochenta.
CRÍTICA
Fue la primera novela de la línea “American Romance” de Harlequin,
que pretendía hablar de la vida cotidiana de mujeres estadounidenses, y tratar
temas más actuales.
Aunque es de 1983, yo no la leí hasta finales de los noventa, y me
gustó. La releí hace pocos años para hacer una crítica que publicó El rincón de
la novela romántica, y seguía pareciéndome buena.
Cuando la he vuelto a leer ahora, para hablar en este mi blog, continúa
resultando estupenda. El conflicto sigue siendo potente y el protagonista un
cielo: encantador, guapo, poco avasallador y bastante respetuoso.
En tiempos de su publicación, la guerra de Vietnam era todavía una
cosa reciente. Había terminado hacía pocos años. Aún quedaban más de dos mil
los soldados “desaparecidos en combate” (los MIA Missing In Action), de los que no se sabía si estaban heridos,
capturados o muertos.
Keely, la protagonista, es portavoz de una organización de
familiares de desaparecidos. Acude a Washington, D. C., para hablar ante un
comité del Congreso con la intención de que no se apruebe una determinada ley.
En el avión, las turbulencias le dan cierto terror, así que otro
viajero la tranquiliza. Es el atractivo Dax Deveraux, un congresista de
Luisiana, uno de esos solteros codiciados. Hablan y surge la chispa entre
ellos. Dax no puede evitar pensar en ella eróticamente pero al menos tiene la
buena educación de sentirse culpable, porque está claro que ella no busca
ningún lío. Cuando él le propone ir a tomar algo, ella le explica que no puede
porque está casada.
Sí, en efecto. En 1969, a su novio del instituto lo llamaron a
filas. Se casaron y, después de tres semanas de convivencia, él se marchó a la
guerra. De donde todavía no ha vuelto. Missing
in Action.
Keely acabó la universidad. Trabaja de periodista en una cadena de
radio, informando del estado del tráfico. Como todas las heroínas de Sandra
Brown, es una repulida perfecta: elegante, con buena educación, suave acento
sureño, nunca pierde los nervios,… con lo cual, es perfecta como portavoz. Sabe
hablar y da una imagen estupenda.
Cuál no será su sorpresa cuando ve que entre los congresistas del
comité, está el sexy Deveraux.
Doce años en dique seco son muchos años. Cada vez es más borroso
su recuerdo de aquel primer amor. Parece lógico que tarde o temprano conozca a
un hombre que le haga sentir interés (por su compañía) y deseo (por su cuerpo).
Es lo que le ocurre cuando conoce a Dax: atracción inmediata e
intensa… Es un típico hombre sureño de Sandra Brown: moreno, seductor y
apasionado. En este caso en el subtipo “criollo de Luisiana” de ancestros
franceses y plantación a orillas del Misisipi. Te explicas perfectamente por
qué Keely se enamora de su sonrisa irresistible. Quizá sea un poco más difícil
saber qué ve él en ella.
La cosa es que los dos luchan contra ese sentimiento.
Heroicamente.
Hasta que le den pruebas de que su marido está muerto, Keely lo
considera vivo y por tanto ella es una mujer casada. Además, está el detalle de
que no quiere perjudicar a su organización con un comportamiento inmoral.
Por su parte, Dax se va a presentar a senador, y un lío con una
mujer casada sería letal para su carrera política. El papel que le toca
desempeñar en esta historia es difícil: por un lado, tiene que mostrar que está
enamorado y que es un hombre apasionado pero, por otro, no puede faltar al
respeto al marido ausente.
El adulterio no es tema fácil en novela romántica. Cuando aparece,
el autor suele “justificarlo” un poco haciendo del cónyuge alguien reprobable,
cruel o maltratador. Aquí no hay nada de eso, Keely ama a su marido o, al
menos, a aquel joven que era cuando marchó a Vietnam.
Pero las cosas son como son en romántica, y esto podría
subtitularse “cómo lanzarse al adulterio sin dejar de ser una señora”. Porque
sí, las protagonistas de Sandra Brown mantienen la elegancia hasta cuando retozan
entre las sábanas.
La novela se centra en la relación amorosa y, de trasfondo, el
problema humano de los desaparecidos. No profundiza ni intenta justificar (o
criticar) la actuación de EE. UU. en Vietnam. Por eso es creíble, ya que la situación
puede darse en cualquier guerra, en cualquier época.
Si te metes en la historia, a poco emotiva que seas, puedes llorar
o reír, especialmente en momentos conmovedores relacionados con los soldados
desaparecidos. ¿Os podéis creer que he vuelto a mojar la pestaña, cuando es la
tercera o cuarta vez que la leo y sé perfectamente lo que ocurre? Es que cuando
ves una escena tan auténtica,… de la que no puedo hablar porque está bien
avanzado el libro y sería destripar las cosas… Snif.
Tiene secundarios simpáticos, incluida Nicole, colega y mejor
amiga de Keely, prototipo de mujer liberada setentera (antes del SIDA y todo
eso), divertida y bastante cínica. No me importaría nada tener una amiga así.
Me parece una de las mejores novelas románticas cortas que
escribió Sandra Brown en los ochenta. Ha resistido muy bien el paso del tiempo,
consiguiendo atrapar tu atención de principio a fin.
La leía y me preguntaba el porqué. Creo que se debe a que sabe
mantener muy bien la tensión sexual no resuelta a lo largo de páginas y
páginas.
Y eso es gracias a que el conflicto resulta verosímil. Es muy
difícil encontrar un motivo razonable, hoy en día, para que en una novela contemporánea,
dos personas no puedan estar juntas. Quiero decir que ahora que todos pueden
casarse, o tener relaciones sexuales sin problemas, ¿dónde está el conflicto,
externo o interno, que sea plausible?
El que uno de los enamorados esté casado con otra persona sí que parece
razón suficiente.
Por lo demás, tampoco le perjudica a la novela un protagonista del
tipo “sexy sureño”: un criollo de sonrisa encantadora que, a pesar de ser de
los ochenta, no avasalle. Dax Deveraux, un nombre que se te queda en la
memoria.
Valoración personal: buena,
4
Se la recomendaría a: los
aficionados a las novelas sencillas pero sexis y con toque dramático.
Otras críticas de la novela:
En español, hay dos críticas en El Rincón de la Novela Romántica, entre
ellas una que hice hace unos añitos.
Como curiosidad, en el blog Mis romances encontrados incluyen a esta novela
en su Top 10 de “libros románticos que mandaría si fuera profesora”. Ella se rió con lo del avión. No sería lo que yo destacaría de este libro,
la verdad, y viendo los otros que selecciona, me pregunto si realmente hemos
encontrado lo mismo en este libro.
Ya he dicho que de estas cosas viejunas no suelo encontrar otra cosa más
que Good Reads, así que os dejo enlace a esa página
Si alguien conoce otra crítica, en español o inglés, de esta novela, as per usual, siéntase libre de ligarla
abajo.
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