Noveno de los Troubleshooters. Cierra las historias
Max & Gina y Molly & Jones de manera decepcionante.
BOOKS4POCKET,
MARZO 2011
Imagen de
la portada: Getty Images
Diseño de
portada: Epica Prima
|
DATOS GENERALES
Título original: Breaking Point
Fecha de
publicación original en inglés: 2005
Subgénero:
suspense
Parte de
una serie: Troubleshooters #9
Traductor
al español: Alberto Magnet Ferrero
1ª ed.,
1ª imp.: 02/2007
Publicación:
Titania
SINOPSIS
(según la contraportada, y con algún que otro error)
Max había logrado su
objetivo: apartar a Gina de su vida.
Después de todo, ¿qué futuro tenía con una mujer mucho más joven que él con la
que cualquier conversación acababa siempre en la cama? Sin ella, volvía a ser
un eficiente y ocupado agente especial y podía dedicar al FBI todo su tiempo y
energía… eso sí, a costa de perder la alegría por la vida. Pero cuando recibe
la noticia de que Gina ha sido víctima de un atentado terrorista, todo deja de
importarle. Pronto descubre que la mujer a la que ama no ha muerto, sino que se
enfrenta a un destino aún peor en manos de hombres despiadados. Gina y su amiga
Molly han sido arrastradas al corazón de África [error de la sinopsis: es a
Indonesia] y sus vidas corren peligro. Max, con ayuda de su subordinado Jules, intentará
salvar a las dos mujeres… mientras ruega que el destino le permita una segunda
oportunidad con la única persona a la que ha amado en su vida. [Hombre, no, Max
ha amado a más gente, no es un desierto emocional tan árido]
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, estaría entre las… digamos dos mil mejores novelas románticas de
todos los tiempos, en torno al puesto mil y pico. La verdad es que no es tanto
por premios o buenas críticas (que no tuvo), sino por ciertas cualidades que
hace que aparezcan en otro tipo de listas: las que reflejan algunos tópicos,
temas o situaciones favoritos del lector. Por ejemplo, la gente recuerda este
libro por amistad entre personas del mismo sexo: Molly y Gina son dos
cooperantes que se han hecho amigas y se ayudan a lo largo de todo el libro. Y el
dúo Molly & Jones, ella cuarentañera y él de treinta y tantos, es una de
esas “parejas mayores” muy recordadas. Se beneficia además de que toda la serie
Troubleshooters entró en el Top 100 de NPR.
Si vamos a premios/críticas/encuestas, hay que reconocerlo: este libro
fue una decepción. Literalmente. En la encuesta anual de All About Romance
logró un premio, sí, el de lectura más decepcionante del año 2005.
CRÍTICA
Recapitulemos.
En Over the Edge (#3) conocimos a
Max Bhagat, agente del FBI, y Gina Vitagliano, una joven secuestrada en un
avión. A lo largo de las novelas, su relación ha consistido, básicamente, con
él en modo negación, y ella insistiendo incansable.
En Out of Control (#4) nos
presentaron una historia secundaria de Molly, una cooperante-misionera
cuarentañera y Jones, un treintañero de dudoso pasado que recordaba bastante a Harrison
Ford.
Durante
buena parte de La hora de la verdad, la
autora va saltando de un tiempo y lugar a otro, siguiendo tres líneas
argumentales diferentes, lo que puede ser un poco confuso.
Max fue
herido en la novela precedente. Durante su recuperación, Gina no lo deja a sol
ni a sombra. Pero Max sigue rechazándola: que si la diferencia de edad, que si no
quiere perder a la gente que ama, que si ella no lo ama sino que es sólo una
admiración irreal por el héroe que la ayudó en un momento terrible…
Estando en
el hospital, Gina no consigue acercarse emocionalmente a él, aunque le ayuda en
la fisioterapia con un poco de gimnasia horizontal.
Al final, Gina
marcha a Kenia con una ONG. Intima con Molly, una señora bien maja que lleva
años esperando a que reaparezca Jones, el hombre de su vida. El problema es que
a Jones le busca todo el mundo, desde mafiosos indonesios hasta el gobierno de
los EE. UU. y no precisamente para decirle “ojos negros tienes”.
Pero Jones
no puede estar separado de su chica y se las ingenia para aparecer en Kenia. Por
razones que no vienen al caso, Molly y Gina acaban en Hamburgo (Alemania),
donde se produce un atentado terrorista y Gina está en la lista de víctimas. Luego
aparecen secuestradas en Indonesia. Esto hace que Max y Jones unan (es un
decir) fuerzas para rescatarlas. Con la inestimable ayuda de Jules. Así da paso
a la parte final del libro, la más dinámica de la historia.
Y ese es,
más o menos, el argumento.
¿Qué
decir? Si mantienes una historia de amor desde la novela 3 hasta la 9 de una
serie, creas expectativas durante años.
Así que conviene que tengas pensado algo espectacular.
Evidentemente,
Suzanne Brockmann no lo tenía.
Ha sido como
ver una peli de tus actores favoritos con una mierda de guión. Casi esperaba
que Max o Jones rompieran la cuarta pared y soltaran: “sí, ya sé que esa frase
es cursi, y realmente yo no la diría ni muerto, pero qué le voy a hacer, hay
huelga de guionistas”.
¡Qué
desperdicio! Unos personajes tan potentes, con unas historias personales y
amorosas tan complejas,… que acaben metidos en una novela primero confusa y
luego anodina, y llena sobre todo en la primera parte de infodump…
No
encontré la menor tensión romántico-erótico-sexual entre los personajes: aquí
todo el pescado está vendido desde el minuto uno.
¿El
suspense? Nada, ni aventuras intrépidas ni inesperados giros de la trama.
Reconozco
que en parte no conecté con la novela porque desde el principio todo sonaba
falso.
Me pareció absurdo que un par de tipos estadounidenses estuvieran investigando por su
cuenta en Hamburgo, sacando sus plaquitas del FBI. ¿Hola, cooperación policial
internacional, Europol, Interpol, la abuela fuma? Que yo no digo que se produzcan
intercambios de información, y colaboración, a pesar de lo problemático que es
ceder a un país no europeo datos que afectan directamente a la privacidad de
los ciudadanos comunitarios, pero… No es creíble que las cosas se hagan como en
el libro.
¿Jules en
la escena de un crimen, un segurata guardándolo y le dejan pasar? ¿Max Bhagat pidiendo
un historial clínico en un hospital así by
the face? Y no se le ríen a la cara, ni le recuerdan la protección de datos personales ni le dicen que cometerían un delito si
le dieran eso. No, lo mejor es que dicen que no se lo dan ¡¡porque hay mucha
gente que se hace pasar por agente de la CIA o el FBI…!! ¿De veras, en Alemania?
¿Cientos de personas? ¿Todos los años? ¿Haciéndose pasar por agentes de la CIA
o el FBI?
Me
estaba imaginando yo a un sexy agente del FBI acercándose a un hospital en España
exigiendo ver esto o aquello, “¿Qué me dice usted que es quien? ¿Del FBI? Pues
no sé, mire a ver si en Consejería dicen algo…” Y de allí: “No, hable con la
policía…” O con la Ertzaintza o con los Mossos d’Esquadra, o la Policía
Municipal/Foral/Nacional que toque… Al final sería algo así como “Hable con el
juez…” y éste echando balones fuera: hable con el fiscal o con el letrado de la
administración de Justicia que entiende de estos temas de cooperación,… con el
ministerio de asuntos exteriores, con santa Rita… Vamos, un “no me toques los
cojones, que no es de mi competencia” que volvería loco hasta al curtido Max
Bhagat.
¿Viajar
de EE. UU. a Alemania para identificar un cadáver? Hola, FBI, ¿habéis oído
hablar de las pruebas de ADN o las huellas dactilares? Es lo que, junto al DNI,
usamos en España para identificar cadáveres; sería rarísimo hacerlo sólo por
testigos. Cuando se produjo el accidente del A320, por ejemplo, las autoridades
francesas colaboraron con expertos españoles y alemanes, e identificaron los
cadáveres con ADN, huellas dactilares y datos odontológicos. Pero oye, que igual en Alemania
es diferente. La cosa es que la escena de Max Bhagat yendo a identificar el
cadáver de Gina, me resultó tan poco plausible que me sacó de la historia.
Afortunadamente,
Brockmann prescinde de sus habituales historietas hollywoodienses sobre la SGM.
Y Jules
protagoniza alguno de los mejores momentos, por algo es uno de nuestros héroes
favoritos.
Se puede
disfrutar de esta novela. Pero de Suzanne Brockmann esperas mucho más: que te
mantenga en vilo, que no puedas dejar de leer hasta el final. Yo eso no lo
encontré.
La he
leído en español, con traducción tirando a ramplona y el uso de palabras raras
de vez en cuando como “trizado” por “hecho trizas”.
Valoración personal: prescindible,
2
Se la recomendaría a: quienes
quieran leerse todos los Troubleshooters.
Otras críticas de la novela:
En El Rincón de la Novela Romántica tenemos una crítica, y otra en Cazadoras del romance, y parece que gustó. Lo que me llama la atención, porque en inglés
decepcionó. Puede ser porque el hecho de no conocer lo potentes que eran estas
parejas antes no les hace tener expectativas.
En All
About Romance hicieron dos críticas, una de B- y otra de C+ (del audiobook).
Para saber más
de las novelas de Suzanne Brockmann, y un análisis de sus muchos atractivos,
recomiendo –como siempre- el artículo
“If You Like Suzanne Brockmann...” por Sarah Frantz
(Dear Author, 28/07/ 2008).
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