Tópico
harlequinero: Segunda oportunidad con niño incluido.
Ed. Mira
Abril 1996
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DATOS GENERALES
Título original: A Secret Splendor
Subgénero: contemporánea/Genérica
Fecha
de publicación original en inglés: enero de 1984
Pseudónimo: Erin St. Claire
Serie: Silhouette Intimate Moments (SIM) – 29 / Silhouette Sensation
(SEN) - 64
SINOPSIS (según
la Casa del Libro)
Tras la
muerte de su hijo Joey, Arden sentía
un terrible vacío; pero tiempo atrás había dado a luz a otro bebé, un niño al
que había renunciado nada más nacer en un intento desesperado por escapar de un
infierno emocional.
Arden
estaba convencida de que el hijo al que nunca conoció podía aliviar el dolor
por la muerte de Joey; sin embargo, sabía que encontrarlo podría resucitar las
medias verdades, las terribles mentiras y los secretos relacionados con su
nacimiento. Porque significaría encontrar también al hombre que lo engendró...
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No, la verdad.
CRÍTICA
Seguimos con los Silhouette Intimate Moments que Sandra Brown
escribió con el pseudónimo de Erin St. Claire. Aquí trata un tema que
posiblemente en la época fuera muy rompedor: las madres de alquiler, antes de
que se regulara (creo). Aunque la verdad es que la cuestión sigue siendo
polémica. Pensé que en España estaba zanjado por la prohibición legal que
existe, aunque ahora se quiere reabrir el tema.
Esta novelita no es, realmente, gran cosa. La estaba leyendo y era
un poco como estar viendo un culebrón ochentero tipo Santa Bárbara o así, en que pasan cosas desquiciadas.
Hasta me imaginaba a la protagonista vistiendo como Robin Wright
(de la época de Santa Barbara, claro,
no de House of Cards), Lady Di o la
mismísima Nancy Reagan.
En fin, sé que me voy a repetir un poco, respecto a la crítica que
hice hace unos cinco años para el rincón de la novela romántica.
La verdad es que el principio es intrigante. Tenemos a un tenista
entrenándose en un club. Un grupo de fans lo jalea. Pero él sólo está pendiente
de una elegante mujer, sentada a una mesa, que se dedica a escribir y no
hacerle el menor caso. Esto le pica la curiosidad, así que hace una apuesta
consigo mismo. Si cuando él salga del vestuario, ella sigue allí, le hablará.
Drew McCasslin es un tenista profesional en horas bajas. Su mujer
Ellie falleció, él le dio al alcohol y su juego se fue por el desagüe. Ahora ha
dejado de beber y está dispuesto a ponerse en forma de nuevo para volver a ser
el número uno.
Arden Gentry tampoco lo ha tenido fácil. Un matrimonio desastroso
y un hijo, Joey, enfermo. Aceptó ser madre de alquiler para tener dinero que le
permitiera divorciarse y pagar las facturas médicas del niño. De nuevo un
planteamiento típico de país sin una sanidad pública en condiciones y que aquí
nos resulta un poquito ajeno.
Cuando el niño murió (y si te implicas, verdaderamente todo
resulta muy triste), Arden empezó a pensar en ese otro hijo que tuvo por
inseminación artificial. Querría conocerlo, hacerse amiga de la familia,
incluso poder verlo de vez en cuando. Después de investigar y pensar, cae en la
cuenta de que el hijo que tuvo fue entregado a Drew, el tenista, y Ellie, su
hoy difunta esposa.
Por ello Arden ha viajado hasta Hawái, para conocer a Drew y a su
hijo. Ha conseguido llamar la atención del tenista profesional con el truco más
viejo del mundo: no hacer caso a una superestrella del deporte acostumbrada a
que todo el mundo esté pendiente de él. Logra intrigarlo precisamente porque no
aparenta curiosidad alguna.
Cuando Drew sale del vestuario, Arden sigue allí. Él se presenta
con la frase “Debes tener un montón de amigos y parientes”. Lo dice porque cree
que ella ha estado escribiendo tarjetas postales. Ella le aclara que no es así,
y a partir de ahí, empiezan a hablar. Luego hay citas, besos, y surge algo con
lo que ella no contaba: enamorarse del padre de su hijo biológico.
Ella no le dice quién es. Y cada vez le resulta más difícil
confesar que fue la madre de alquiler con la que él y su esposa tuvieron un
hijo. Toda la tensión del libro gira en torno a ese secreto, algo que podría
haberse resuelto con una conversación de adultos en la página 20.
Por lo que se refiere al enamoramiento y la pasión que se
desarrolla entre Drew y Arden, es una novela Harlequin/Silhouette buena y
sensual. Los personajes son muy creíbles y, además, distan de ser perfectos, lo
que les hace muy humanos. Y en su época trató un tema novedoso, como era el de
las madres de alquiler.
Añado que, para ser un héroe ochentero, Drew resulta bastante
normal y cariñoso. Un hombre que se ha estado hundido en la miseria y sale poco
a poco, consiguiendo volver a jugar al tenis, alejándose de la bebida y
enamorándose de nuevo. Todo muy positivo.
Tiene el toque de un malo bastante impresentable, el primer marido
de ella, que funciona de una manera realmente perversa. Te explicas muy bien
que ella aceptara ser madre de alquiler sólo para librarse de él. Vaya bicho.
Es, por momentos, un culebrón descabellado de esos de amor, lujo y
hombreras, que si te lo tomas así es como ver un episodio antiguo de –ya digo- Santa Barbara, suspendes tu incredulidad
y pasas un buen rato.
Pero hay algo bastante malo, que para mí me chafó la experiencia,
quizá no tanto la primera vez que lo leí pero sí ahora, que soy menos paciente
con las chorradas: todo gira en torno a un secreto que ella no revela, y que va
retrasando una y otra vez. La novela se alarga demasiado. Tanto, que acaba
dejando de interesarte. Llega un momento que le darías dos tortas a esta
heroína procrastinadora, a ver si espabila.
Oye, si eres de los que no importan los secretos tontos, yo creo
que lo puedes disfrutar, ya digo, como si fuera un culebrón. Pero si estas
cosas cada vez te ponen más nerviosa, como me ocurre a mí, mejor busca otra
cosa.
Eso sí, hay un momento en que menciona una de las mejores líneas
de Bette Davis: I'd like to kiss you, but
I just washed my hair. Es de la película Esclavos de la tierra (1932) un raro intento de hacer drama social
a la estadounidense que no salió muy allá pero tiene esta frase inolvidable, y
dicha como la dice Bette.
Me encantaría besarte, pero acabo
de lavarme el pelo.
Valoración personal:
pasable, 2
Se la recomendaría a: los
aficionados a los culebrones.
Otras críticas de la novela:
Con estos libros del año de la polka, y más si no son particularmente
buenos, es difícil encontrar críticas más allá de las de Amazon o Goodreads.
Así que pongo lo poquito que he encontrado.
En El Rincón de la Novela Romántica
hay dos críticas de este libro, una de ellas, la que hice hace unos añitos.
Y, en inglés, pongo enlace a Good Reads (3,6 estrellas de media) Me
encanta una lectora a quien el libro le pareció ridículo. “Quiero decir todo en
él es ridículo: los personajes principales, los motivos de los personajes
principales, la trama, todo el “misterio”… Quise estrangular a la heroína al
menos cada dos páginas”. Hombre, no es para tanto, Jane de Cracovia (Polonia),
no hace falta estrangularla, de veras, creo que basta con dos tortas bien
dadas.
Luego, encontré una brevísima reseña en el blog Confessions of a Bibliophile.
Tiene pinta de culebrón y ahora mismo no me apetece lo más mínimo. Quizá hace unos años lo hubiera leído y disfrutado, pero ya no.
ResponderEliminarUn saludo