domingo, 9 de abril de 2017

Crítica: “Send No Flowers”, de Sandra Brown



Continuación de Breakfast in Bed, de la que hablé aquí la semana pasada. El tópico harlequinero: segunda oportunidad en el amor. Ah, y hay niños. Esta es de las perfectamente olvidables.

Arte de la portada: © Allan Ayers
Letras: © Ron Zinn
Diseño de portada: Yook Louie
Bantam, febrero 1999

DATOS GENERALES
Título original: Send No Flowers
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación original en inglés: julio 1984
Colección: Loveswept (LS) – 51
Serie: Bed & Breakfast #2

SIN TRADUCIR AL ESPAÑOL    

SINOPSIS (de la contraportada)
Normalmente no interpreta el papel de damisela en peligro… pero este desgraciado viaje de acampada la dejaba reducida a papeles que ella nunca esperó desempeñar. Cuando Pierce Reynolds aparece en mitad de una tormenta para ofrecerle, a ella y a sus dos hijos pequeños, una cena y un lugar seco donde dormir, Alicia Russell no pudo sino rendirse a sus brazos rescatadores... Sus hijos pronto aprendieron a adorar la atención masculina de la que carecieron desde la muerte de su padre, y Alicia respondió con emocionante sorpresa a las poderosas emociones que Pierce evocaba en su corazón. Pero de vuelta a Los Ángeles él dio un paso atrás, alarmantemente, mientras Alicia se daba cuenta de su deseo de arriesgarse a amar a un hombre de nuevo. ¿Podía su amor sobrevivir al secreto que Pierce se guarda?

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No. La leí sólo porque es de Sandra Brown.

CRÍTICA

Sandra Brown publicó “Send no Flowers” (“No envíen flores”) en julio de 1984 en Bantam; era el Loveswept n.º 51

Sandra Brown no es dada a escribir series. De hecho, sólo ha escrito una en sentido estricto, Texas! Formada por tres novelas dedicadas a los hermanos Lucky, Chase y Sage. Lo que sí hacía cuando escribía novelitas genéricas, eran “parejas” de libros. Este Send no Flowers sería la continuación de Breakfast in Bed. Aquella era la historia de una chica, Sloan, que se enamora de Carter, prometido de su mejor amiga. Esta mejor amiga traicionada era Alicia Russell, la protagonista de Send no Flowers.

Alicia es viuda, y tiene dos niños. Una cosa buena de Sandra Brown es que sus niños son siempre bastante realistas, ni angelitos ni bestias, sino simples criaturas que se comportan con naturalidad, de manera que no chirrían en absoluto.

Alicia decide llevar a sus hijos de acampada a una cabaña a orillas de un lago. Algo idílico, si no fuera porque llegan en plena tormenta que se carga el suministro de energía eléctrica. Intenta desesperadamente hacer algo por arreglar la situación, pero agradece la ayuda de Pierce, que ocupa el bungaló vecino.

A Pierce le gusta Alicia nada más verla. Primera frase de la novela: “Era, probablemente, el trasero más mono que él hubiera visto nunca”. Pero tiene poderosas razones para no ceder a la atracción. Esa noche les ofrece refugio y cena, un lugar seco donde poder dormir. A la mañana siguiente Alicia se apresura a volver a la cabaña, no sea que el caballero se haga ideas equivocadas, aunque los niños son muy renuentes a separarse de este adulto que inmediatamente les ha caído bien. Alicia se encuentra con la desagradable sorpresa de que la cabaña está destrozada; allí no pueden quedarse. Tal como son las cosas en la novela romántica, lógicamente no hay nada más libre en kilómetros a la redonda y acaban compartiendo cabaña con Pierce.

Él es respetuoso, amigable, se enrolla bien con los niños. ¿Está casado? No. Pero de repente, aparece una jovencita que sorprende a Alicia diciendo que es la hija de Pierce. Después de la estancia en las montañas, donde resulta obvio que han conectado, con tranquilas charlas de adultos, vuelven a Los Ángeles. Y Pierce guarda las distancias. Ya digo, hay razones, y cuando se ponen de manifiesto, Alicia no es siempre perfecta, sino que duda. En fin, acaban juntos y todo el mundo tiene su final feliz.

Lo bueno de esta novela es que el héroe cambia un poco el perfil acosador y agresivo propio de los ochenta. Aquí, sin dejar de ser atractivo, maduro y masculino, sabe contenerse y guardar las distancias. Ella es un poco damisela en peligro al principio de la novela, pero luego es una mujer madura que decide tomar las riendas de su vida. Hay momentos en que sus diálogos suenan muy naturales, muy de adultos. Y el problema entre ellos no es un “gran y tonto malentendido” que se resuelve hablando, sino una amenaza mortal.

En mi primera lectura me pareció Horrible. Luego la releí en 2013 para hacer crítica para El rincón de la novela romántica, aunque creo que nunca llegué a mandarla, porque no la encuentro en sus páginas. Entonces no me pareció tan mala, comparándola con otras odiosas de la misma época como Caricias ardientes., En las redes de la seducción, The Rana Look o Temperatures Raising, que creo que son las cuatro peores que escribió Sandra Brown en los ochenta.

Pero ahora que la he releído, ya no estoy tan segura de que pueda ponerle algo más de 1 punto. Es aburrida, y tristona. Y aunque los personajes en sí no son antipáticos ni nada, la verdad es que,… no, no puedo recomendarla. Mejor que caiga en el olvido.

Valoración personal: maloncha, 1.

Se la recomendaría a: las novelas tristonas, agridulces.

Otras críticas de la novela:
Sólo he encontrado esta en All About Romance donde le dan una D y dicen que mejor te la coges en la biblioteca, porque aunque tiene escenas hot, hay demasiada prosa cursi. Le pasa como a mí, que los personajes no le disgustan sino más bien el argumento “Sentía como si estuviera leyendo un culebrón muy melodramático resumido en 211 páginas” y cuando se reveló el porqué de la actitud de Pierce estuvo a punto de tirar el libro.
Y como no he encontrado más, enlazo a la página de Good Reads. Donde tiene valoración media de 3,55.

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