martes, 5 de mayo de 2020

Crítica: “París puede esperar”, de Marisa Sicilia


Una novelita del confinamiento
Harlequin, 4/2020

DATOS GENERALES

Título original: París puede esperar
Subgénero: sentimental
Fecha de publicación: abril de 2020
Longitud de impresión: 48

COMENTARIO
Más que una crítica, esto va a ser un comentario pequeñito, como una entrada más de un hipotético Diario del año de la pandemia o Del amor en los tiempos de la COVID-19.
Este mes no voy a hacer artículo de novedades. No me apetece. Además, me quedé un poco chasqueada con Harlequín Ibérica por sacar una novela titulada Confina-dos. Me pareció oportunista, desagradable, como eso de sacar una sitcom en plan buen rollo de mira qué gracioso es todo cuando estamos encerrados en casa.
Me cabreé y me enfurruñé.
Cuando vi que este cuento de Marisa Sicilia estaba gratis no me lo pensé y lo cogí sin ver de qué iba, porque me encanta cómo escribe. En cuanto empecé a leerlo, a punto estuve de tirar el Kindle contra la pared. 
No, no lo hagas –me dije–, que le tienes cariño al kindle, lleváis tantos años juntos... 
Pues lo borro sin leer. ¡Otra que se apuntaba al carro de situar algo en estos tiempos de pandemia…!
Afortunadamente, no hice eso, sino que seguí leyendo. ¿La verdad? Ha merecido la pena.
No es una novela romántica, es una historia de amor. No quiero decir con ello que no tenga final feliz, que lo tiene, sino que, literalmente, te cuenta la historia de amor de Alicia y Manuel.
Desde el ahora, con flashbacks al pasado, vemos cómo se conocen, se casan, tienen una vida normal, como la tuya o la mía, y el estado de alarma los encierra en casa. En torno al medio siglo de vida. Me asombra la forma tan hábil de hilar todo en torno a ese viaje a París que, por una u otra circunstancia, se frustra.
Aunque no me interese mucho lo que cuenta, es una delicia cómo lo cuenta. En unas pocas páginas se recrea toda una vida de dos personas que llevan juntos décadas, y de quienes los rodean, que quedan perfectamente retratados en un par de conversaciones, las preocupaciones cotidianas, los afectos, las frustraciones y los éxitos.
Hacer eso es de una auténtica cuentacuentos que merece todos los aplausos.
Soy muy fan del dicho «si mi amigo es tuerto, lo miro de perfil». Por eso, como Sicilia es la autora en español que más me convence, soy capaz de disfrutar incluso cuando hace algo que a mí personalmente no me hace tilín, como es esto de situar una narración en el ahora tan tremendo que vivimos.
Pero no me engaño a mí misma. Creo que este tipo de relatos, objetivamente, sí que son necesarios, y un ejemplo fantástico para el futuro, para que nadie se le olvide un poco de esto que vivimos.
No es que yo piense que haya temas que no hay que tocar en la ficción. Al contrario, yo creo que la ficción es la mejor forma de comprender, y asumir, las experiencias vitales. Solo que… luego, cuando no lo estemos viviendo.
Así que, por contradictorio que parezca, debo dar las gracias por que existan este tipo de historias, que cuenten lo que está pasando de esta manera tan fantástica. Aunque, personalmente, preferiría haberlo leído en otro momento.
He leído alguna reseña de este relato, y una de las cosas que alaban es sentirse identificado con los personajes. Igual ese es mi problema. Los personajes y yo somos de la misma quinta, y hasta llegar aquí hemos compartido algunas experiencias. 
Sin embargo, el estado de alarma no lo hemos vivido igual.
En mi caso, compagino el teletrabajo con el trabajo presencial. Mi atención se concentra en aplicar correctamente las medidas de protección, y a ver si alguien sabe el truco de que no se empeñen las gafas con la mascarilla. Conocidos míos han enfermado, e incluso alguno ha fallecido, por lo que yo lo recordaré más bien como esas semanas irreales en que perdimos a Fulanito y ni siquiera pudimos despedirlo, mientras teníamos que seguir trabajando de esta forma tan rara.
Cuando llego a casa, sigo a mis cosas, sobre todo leyendo y escuchando música, que es lo que prefiero, ahora y siempre. No me quiero leer sobre gente confinada, la verdad. Mejor cosas contemporáneas, ligeras y sexis… o históricas que me lleven a otros tiempos.
Mi experiencia, pues, es distinta a la de los personajes. Así que no tengo ese punto de identificación que sienten otros lectores.
Dentro de la incertidumbre de estos días, París puede esperar resulta consolador. Te da una esperanza realista de que sí, de que algún día todo esto pasará y, de una u otra forma, cumpliremos nuestros planes.
Se la recomendaría a gente de otros países, para que vean un poquito de la vida cotidiana en este momento, cómo lo vivimos en España. También a quienes no conozcan a esta autora, porque, estando gratis en Amazon, me parece una oportunidad inmejorable para descubrir su forma tan competente de escribir.
Así que, con los sentimientos ambiguos y hasta contradictorios, lo sé, que me causa este cuento, al final tengo que rendirme por una valoración intermedia.
Si este comentario os sirve de algo, me alegraré. Si no, lo siento, me gustaría haber armado algo más coherente.

Valoración personal: buena, 3

Otras críticas

Luciago firma la crítica de El rincón de la novela romántica, positiva. 

4.8 estrellas tiene en Amazon. 

3.86 estrellas en Good Reads.

8 comentarios:

  1. Hola Bona. También me gusta esta autora y me gusta lo que cuentas. Voy a buscarlo a ver qué tal.
    Estoy igual he logrado adaptarme y disfruto estos días haciendo lo que más me gusta.
    Lamento tu pérdida y espero tanto para ti como para el resto que pronto podamos estar mejor

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    1. Confío en que sea buena tu experiencia con esta novela. Y adaptarse de la mejor manera posible a esta situación en la que estamos.

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  2. Siempre me da mucho reparo irrumpir en tu casa, pero nunca consigo resistirme(soy muy débil XD). No quería dejar de decirte que me alegro mucho de que no lo pagases con el kindle y que comprendo las reticencias porque también las compartía. Y sin embargo... Sin embargo, me hizo bien escribir sobre Ali y Manuel y me quedo con esa buena sensación y con que quizá a alguien más le suceda cuando lo lea. También (otra cosa que no puedo evitar) quería romper una lanza por la editorial. Muchas otras han tenido la misma idea, solo Harlequin (que yo tenga constancia) ha compartido de forma gratuita estos relatos que seguramente en un futuro que ojalá sea muy cercano no queramos ni recordar.
    Y muchas, muchas gracias por todas y cada una de mis palabras. Me ha encantado eso de tu amigo tuerto, yo también te miro siempre bien, Bona. Un abrazo y mucho ánimo con el trabajo y con todo. Sí que he tenido la suerte de trabajar desde casa y siempre tengo en mente a quienes no habéis podido hacer lo mismo. Mis aplausos desde aquí y no solo a las ocho.

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    1. Gracias por tu comentario, siempre es un lujo tenerte aquí.

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  3. Gracias por la crítica, Bona. Parte de mí siente que lo último que quiero leer es algo tan de hoy, pero lo que dices de que puede ser interesante para los que vivimos en otros países para ver cómo se vive esta situación en España me resulta muy cierto. Tengo una prima que vive en Barcelona y es una amiga muy cercana, así que hablamos seguido y tengo alguna idea de cómo están las cosas por allí, suficiente como para entender que es muy diferente de cómo lo estamos viviendo en Finlandia (y cómo lo está viviendo el resto de mi familia en Uruguay). En ese sentido, me atraé mucho la idea de leer esto ahora. Veremos!

    Me alegra saber que estás bien, dentro de todo, y siento mucho que hayas perdido gente. Un cálido saludo desde un Helsinki todavía no tan cálido.

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    1. Muchas gracias por pasarte por mi blog. Espero que todo vaya bien, y allá arriba se tomen las medidas antes y mejor que en España. Nuestras cifras no son culpa de los sanitarios.

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    2. Bona, muchísimas gracias por mencionar este relato. Lo leí, y para mí, fue exactamente lo que necesitaba. El epílogo me resultó perfecto, y me hizo llorar lágrimas felices.

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    3. Tu comentario me ha alegrado el día. Es lo que más me gusta, ser útil en algún sentido.

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