Antes de seguir con lo nuevo de Jay
Hogan, que salió el 21 de abril, di un paso atrás y terminé la serie Painted Bay, leyendo la
primera que era la que me faltaba, la historia de Judah y Morgan.
Tras haber leído el #2 y el #3, me sabía
ya más o menos lo que iba a pasar en este, lo cual le quitó mucho interés. Y,
efectivamente, la leí saltándome algunas partes porque era terriblemente
aburrido y todo avanzaba a paso de caracol.
Judah Madden se largó de su pequeño
pueblecito en la costa neozelandesa, para triunfar como bailarín en todo el
mundo. Lo que ocurre es que, de repente, enferma. Padece una cosa que se llama
enfermedad de Ménière, que afecta al oído interno, con vértigos y acúfenos o
tinnitus y en fin, que su carrera como bailarín queda destrozada.
Vuelve a casa y está fatal. No quiere
estar ahí, no quiere estar enfermo, no le encuentra sentido a su vida. Bebe como
un cosaco, lo que le pone peor y acentúa sus ataques.
Trabaja en el negocio familiar, pero sus
relaciones con su hermano son problemáticas.
Lo único bueno es un oficial de
pesquerías, una especie de inspector que sería algo así como un guardia civil
que vigila que se respeten las normas de pesca, que no haya furtivos, esas
cosas.
Se trata de Morgan Waipene, un tipo de una pieza, muy agradable y
honesto, y atractivo.
Hay diferencia de edad entre ellos dos.
Judah tiene 25 años, y tiene que rehacerse en la vida, encontrar un futuro
laboral nuevo. Morgan, por su parte, tiene 35, estuvo casado y su mujer murió
hace cinco años. La amará siempre, pero ya es hora de tener nuevas relaciones,
con hombres o mujeres, le da lo mismo, porque él es bi.
Como es propio de Jay Hogan, va
despacito, poco a poco. Intiman, se hacen amigos, amantes, se enamoran…
Pero me
parecieron un poco sositos los dos. Ni siquiera la parte sexi me atrajo. Con
deciros que entre las partes que me salté había más de una escena erótica. Inaudito
en mi.
La única tensión argumental, que podría
ser saber cómo Judah encuentra un nuevo camino laboral en su vida, para mi
estaba chafada porque ya sabía yo lo que pasaba al final, por haberme leído las
otras dos.
No ayuda que esté escrita en primera
persona dual, indistinguible quién habla en cada momento.
Mi experiencia, entonces, ha sido mñé.
Creo que si hubiera leído la serie en orden, me habría gustado más.
Eso sí, la portada es una de las más bonitas que he visto.
Esta cuarta entrega de la saga de
romance paranormal "Cazadores Oscuros" está# dedicada al más
tenebroso, peligroso y atormentado de los Cazadores, Zarek de Moesia.
Zarek no confía en nadie, a
veces ni siquiera en sí mismo; tan solo cree en su habilidad para eliminar a
quien se interponga en su camino. En vida sufrió# el tormento de la esclavitud;
con los Cazadores Oscuros, el del destierro y la desconfianza.
Sin
embargo, sobre él se cierne ahora la condena definitiva. Todo su destino queda
en manos de una sola persona, juez único de su existencia. Y es a ella, Astrid, a quien Zarek finalmente abre
una puerta que creía haber cerrado para siempre.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
Sí, es
la más apreciada de la autora, después de Aquerón. Entró en mi lista de
las mil mejores novelas románticas, versión 2017, en el puesto 168. Y sigue más o menos en el mismo
puesto. En la encuesta anual de All About Romance ganó en la categoría de héroe
más torturado, empatado con Ryan Kinsmore (Fallen from Grace, de Laura Leone).
Cuando la tradujeron al español, ganó el premio de Rincón de la Novela
Romántica al romance paranormal del año. Está considerado un All-Time favorite
por RT, donde fue un Top Pick! y por romance.io. Los Cazadores oscuros son una
de la serie incluida en el Top 100 de NPR en 2015. Autoras en la Sombra la
incluyó entre las favoritas de 2012, en el puesto 11; también entró en el Top 100 Joyas románticas del Cluib
Romántica, en el puesto 34; cuando
el rincón de la novela romántica hizo su top 100 en 2010 estaba la 35, y también en el Top 1000 de
RomanceNovels.Me, la 589. Entró en
el ajuar de la lectora romántica. The Hope Chest Review leyó este libro en
2009, y al final del año la escogió como el mejor romance paranormal, héroe y
hérmoe más torturado. Fue un top pick de Romance Readers at Heart del año 2003.
Y hay unos cuantos críticos que le ponen 5 estrellas, tampoco voy a enumerarlo,
con que entréis a Goodreads lo veréis. Baste decir que tanto en Delighted
Reader como en Romance y Pasión y Under the covers le ponen lo máximo, 5
estrellas o corazones.
CRÍTICA
Una nueva entrega de esta serie paranormal, que me
hace cierto tilín. Este libro creo que es uno de los que más me ha gustado de lo
que llevo leído.
Tiene su habitual mezcla de humor, escenas sexis y cosas terribles ocurridas sobre todo en el pasado. Sí, aquí no hay cazador
oscuro que se salve, todos lo han pasado fatal cuando estaban vivos.
Zarek en
concreto fue un esclavo en tiempos de los romanos, con palizas habituales, y no le quería nadie. Cuando digo nadie quiero decir nadie, ni siquiera su
madre, que ya es decir. Así que jamás ha recibido ni cariño ni compasión ni
nada. Es que cree que no lo merece, tampoco.
Luego él mismo tampoco es simpático, porque recela de
todo el mundo. Es un borde, ¿borde? ¡No! Incluso más que eso. Todos le
consideran un psicópata, un asesino que no se lleva bien con nadie.
Durante casi mil años ha vivido desterrado en Alaska,
porque (se supone) es responsable de la muerte de aquellos a los que debió
proteger. Le dieron una oportunidad en el capítulo anterior, llevándolo a Nueva
Orleans. Solo que allí las cosas no salieron como esperaba.
Por sus supuestos crímenes, tiene que morir. La diosa
Artemisa lo odia con un odio africano, así que ya me dirás qué esperanza puede
tener este muchacho.
Pues ninguna, porque él es el mismo que lo asume, que
sus días están contados. Y le da lo mismo, la verdad, nada hay en la vida que
le motive.
Piensa que lo freirán nada más ser trasladado, desde
Nueva Orleans a Alaska. Pero no, Aquerón parece que lo salva in extremis, consigue que al menos le
enjuicien, a ver si realmente merece morir.
Solo que en este mundo paranormal, también los juicios
son una cosa rarita. Aquí no rige la presunción de inocencia, se trata más bien
de que se demuestre si merece la pena vivir. O sea, se invierte lo normal. Se
presume la culpabilidad.
Y olvidaos de abogados o pruebas.
De hecho, la decisión la toma una juez, Astrid. Es la
hermana menor de Las Parcas, hija de la diosa Temis. Hace tiempo que ya no
siente nada por su trabajo ni en general por nada. Nunca ha encontrado a un
solo inocente, ya veis. Por supuesto, es virgen, y sin interés hasta la fecha
por nadie… Todo, hasta que conoce a Zarek, claro.
Ojo, Zarek ni siquiera sabe que está enjuiciado.
Simplemente se encuentra, en la helada Alaska, con una muchacha ciega que está acompañada
por Sasha, un lobo que luego resulta ser un cambiante, pero eso Zarek también lo desconoce..
El «juicio» implica que estos dos convivan juntos, así
que quedan aislados en una casa en mitad del frio alaskeño. Sí, uno de esos
entornos que a mí me encantan. Es algo que añade un plus, para mí, esta
historia.
En ella Zarek encontrará alguien que, ¡sorpresa!, por
primera vez en la vida parece que le escucha, que él le cae bien, en quien
puede confiar... Algo que jamás pensó encontrar.
Luego está el hecho de que se
encuentran muy atractivos el uno al otro. Fenomenal. Sexo primero onírico (o
sea, en sueños) y luego con roce de verdad.
La parte de peligro la pone un malote tremendo,
Tánatos, que quiere acabar con Zarek, sí o sí, y le da lo mismo lo que digan
Artemisa y compañía, porque está animado por su propia venganza. Tánatos es
criatura de Artemisa, que le hizo para poder cargarse a los cazadores oscuros
en el caso de que se le desmadren. Pero el que sale fuera de su control es
precisamente Tánatos.
En conjunto, una novela muy entretenida. Pululan por
ella, como es habitual, otros personajes que tú ya supones que tendrán su
episodio. Aquí, Jess, un cazador que es un vaquero sureño de esos que hablan
dulce y lento como la melaza. Requeteatractivo.
Y, de nuevo, te van dejando pequeñas huellas de la
historia de Aquerón, para que te piques, el personaje sin duda más atractivo de
toda la serie. Aquí aparece con una demonio dragón muy graciosa, que se llama
Siri, y que tiene ese toque un poco… incómodamente sumiso, como el Doby de
Harry Potter o el Gollum / Sméagol de El
señor de los anillos. Es que eso de hablar de uno mismo en tercera persona
me da algo de yuyu, y luego encima esa devoción tan canina me parece indigna.
Aquí sigue saliendo Artemisa como perfecta diosa
olímpica, es decir, caprichosa y cruel, perfectamente indiferente al sufrimiento de los demás.
Y con una relación de lo más tóxica con Aquerón. Son un poco ni contigo ni sin
ti, ojalá pudieran no estar el uno con el otro, pero siguen a ello.
Esta novela me animaa seguir con la serie. Me
he propuesto llegar hasta Aquerón. Luego
ya veré porque, caramba, son un montonazo de novelas y no veo que todas estén
entre lo más apreciado.
El
año 1920 llega con un clamor en esta novela conmovedora y llena de suspense de
la autora número uno en ventas del New York Times, Sandra Brown. La prohibición
es la nueva ley del país, pero el asesinato, el caos, la lujuria y la codicia
ya son instituciones en la capital tejana del alcohol destilado ilegalmente.
Thatcher
Hutton, un soldado
cansado de la guerra que regresa a su vida de vaquero, salta de un tren de
carga en movimiento para evitar problemas,… y aterriza en más de lo que
esperaba. El día que llega a Foley, Texas, una mujer local desaparece.
Thatcher, el único forastero en la ciudad, es sospechoso de su secuestro y
cosas peores. De pie entre él y la exoneración hay un alcalde corrupto, un
sheriff deshonesto, una notoria madame de burdel, un contrabandista astuto, destiladores
ilegales enfrentados entre sí… y una joven viuda cuyas suaves facciones
esconden una voluntad de hierro.
Lo que se suponía que iba a ser un nuevo
comienzo para Laurel Plummer se
convierte en una tragedia. Abandonada en la indigencia pero decidida a determinar
su propio futuro, Laurel se sumerge en la lucrativa industria regional, para
disgusto de los buenos muchachos, que han gobernado supremamente. Su éxito
rápidamente la convierte en un objetivo para los competidores despiadados, cuyo
único código legal es la represalia. A medida que estalla la violencia, Laurel
y Thatcher, ahora ayudante del sheriff, se encuentran en lados opuestos de una
guerra clandestina, donde la sangre fluye tan libremente como el whisky.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Pues está ahí-ahí, si no está entre las mil
mejores será por muy poquito. Verdaderamente gustó mucho. En 2021 fue editors
choice de Booklist en la categorías «Adult: Genre Fiction». Maggie (AAR)
la escogió entre lo mejor de 2021. Tuvo muy buenas críticas: DIK A- en All About Romance, 5 estrellas en Abouth That Story y The
Book Worm, A en The Good, the Bad
and the Unread, Starred review en Publishers Weekly.
CRÍTICA
En esta novela, Brown nos
lleva a la Tejas de 1920. Es la quinta novela histórica que escribe, y como las
otras, tira de lo que más conoce, Tejas, trayéndonos un episodio de la historia
de su tierra natal.
La prohibición del alcohol
en los Estados Unidos provocó, como todo el mundo sabe, contrabando y
fabricación ilegal de licores, además de ser la edad dorada del crimen
organizado.
No hay como prohibir una cosa para que la gente se enriquezca
comerciando con ella.
Empezamos con una joven Laurel,
casada, y con su niña. Su marido ha vuelto de la guerra, y no es exactamente el
mismo tipo relajado que la encantó y la llevó rápidamente al matrimonio.
Desmontan su vida en un sitio y se las lleva a casa de su padre en Tejas, Foley, un pueblo en el que el alcohol corre que da
gusto: hay unos cuantos que lo traen de contrabando, y otros que lo destilan
ilegalmente.
Hasta allí llegará, como
traído por la marea, Thatcher, otro ex combatiente.
Ya sabéis que los
protagonistas masculinos de Sandra Brown suelen ser de dos tipos: o vaqueros u
hombres de la ley. En Thatcher tenemos a un vaquero aunque luego, en cierto
sentido, será hombre de la ley.
El mismo día de su llegada,
Thatcher habla con una mujer que acabará desaparecida. El sospechoso evidente
es él, forastero que está de paso, y pronto lo detienen por ello.
¿Cómo sigue la historia?
Pues lo bueno es que el
lector lo vaya descubriendo por sí mismo. Aunque hay parte que te la cuentan en
la sinopsis. A Thatcher no consiguen realmente imputarle un crimen que no se
sabe si realmente se ha cometido y acabará por momentos de ayudante del
sheriff, en unos momentos en que la violencia se recrudece, con todo ese
alcohol ilegal por detrás.
Y Laurel, que es abstemia,
acabará entrando en el negocio del destilado de alcohol, pese a lo peligroso
que es.
Con lo cual estos dos están
en bandos enfrentados.
Lo que no impide que entre
ellos bulla la atracción, constantemente, es de esos personajes que rezuman
química. Cada vez que se encuentran, aunque haya recelo y hostilidad, es
evidente la tensión romántica.
Sobre todo, por parte de Hatcher, que se queda
colgado por Laurel desde el primer momento en que la ve, tendiendo la ropa al
viento.
En este sentido es suspense
romántico que entrelaza lo uno con lo otro, la parte de intriga, con la
relación romántica entre estos dos. Que se desarrolla paso a paso, con
escenitas o palabras sueltas, poquito sobre la página, pero constante.
Ya sabéis que Brown escribe
un tipo de suspense en el que, aunque puede haber muertos y sociópatas, no es gore. Aunque, lo advierto, hay un par de
escenas de violencia física y sexual contra las mujeres.
No, lo suyo es más bien la
intriga, ir descubriendo secretos, así como los giros inesperados. Cada
capítulo te tiene mordiéndote las uñas, con pequeñas sorpresitas, hasta dejarte
pasmada con un giro final.
Aquí, quizá, no haya tantos
giros inesperados de la trama, ni un vuelco final que te haga ver toda la novela
con otra perspectiva.
Al contrario, cuando los tiros acaban y el polvo se
asienta, el último capítulo acaba siendo como varias escenas en un largo
epílogo, que piensas que podría haber algo sorprendente, pero no. Nada
especialmente chocante.
Como pasó con la anterior, Thick as thieves, es una de esas novelas
de suspense romántico que equilibra muy bien misterio y romance, dando a cada
una el espacio necesario.
La autora escribió esta
novela en 2020 y yo creo que eso es lo que la debió motivar dar un paso atrás y
volver a una ambientación histórica. Es complicado ambientar algo en estos años
pandémicos.
Cuando llevas cuarenta años
escribiendo, es inevitable que repitas esquemas, o que haya libros de la autora
que recuerden a todos. Al menos, eso me pasa a mí, que he leído todas sus
novelas.
Esta novela podría recordar
un poco a Rainwater, por aquello de
la ambientación histórica tejana. Aunque aquí, afortunadamente, hay final feliz
de dos amantes enamorados, juntos y vivos.
También, vagamente, tenía algo de Unspeakable (1998), por la ambientación
entre personas normales, hasta humildes, un vaquero solitario que llega y se
relaciona con una mujer joven que vive con un señor mayor, en condiciones de
una… digna pobreza, diría yo.
Aquí hay también un par de
malotes bastante repulsivos, pero no ocupan tanto espacio en la página como los
de Unspeakable, cosa que nos
ahorramos.
De nuevo, una novela que me tuvo
intrigada todo el rato y la leí en un pispás. Como ya he dicho con otras
novelas suyas de los últimos años: ella tarda un año en publicar y yo un par de
días en leer.
Esta novela me gustó tanto
como la anterior, y creo que sobre todo es por el héroe: un solitario de pocas
palabras que sabe fijarse mucho en las cosas, muy competente y listo (sabe leer
a la gente, tratar con caballos y suavemente deducir cosas a partir de lo que
ve), un tipo duro enamorado hasta las cachas aunque sea dudoso que Laurel le
vaya a dar una oportunidad, y sexi, claro.
Y con su puntín de chulería vaquera,
que es muy sureño, muy educado, pero eso no le impide tener detalles de
sobrado.
Si no le pongo lo máximo es
simplemente porque Sandra Brown me ha hecho tener experiencias de
cinco estrellas que tengo muy claras y este libro no es así. Es una gozada de
leer, pero ni te deja resacosa ni estás deseando que aparezcan más páginas. No,
mejor te dices que ojalá Thatcher y laurel se queden como están. Y que lo
disfruten. Tampoco es que tenga ese gran y sorprendente giro final que te deja
epatada.
Advierto que la peculiar
ambientación hace que haya muchas palabras infrecuentes. Un blind tiger era un tipo de speakeasy, o sea de tugurio o bar
clandestino. Bootlegger y moonshiner son términos muy de la
prohibición: el primero es el contrabandista de alcohol, y el segundo se
refiere al que lo destila ilegalmente.
Valoración
personal: notable, 4.
Se
la recomendaría a:
quien guste del suspense con ambientación histórica.
Otras
críticas de la novela:
Como me suele
ocurrir con los libros de Sandra Brown, ni he visto críticas en español, ni
tampoco la veo comentada en las habituales páginas de romántica en inglés.
Aunque en esta, como gustó mucho, sí que fue más comentada.
Esta
novela la he leído en el móvil, en la app Book Funnel. Eso quiere decir que me
llegó por correo de alguna autora, como freebie.
Porque sí, en cada app leo libros de una procedencia distinta, soy así.
Cuando la
hermana melliza de Charlotte tiene que salir por pies, le da todo lo que tiene,
incluso vende su apartamento y le da el precio a ella, para que pueda
protegerse.
Claro,
como se queda a dos velas, Charlotte, que tiene un buen trabajo como
ilustradora y cierta fobia social, tendrá que pasar una temporada en un piso en
los barrios malos.
Pronto
conocerá al vecino, puerta con puerta, Jesse. Un tipo malencarado y hostil,
aunque con un cuerpo de infarto. Se dedica a eso de la lucha clandestina,
porque tiene una deuda que pagar.
Y un hermano algo psicópata.
También
una vida sexual de lo más intensa.
Charlotte
siempre ha sido muchacha de posición de misionero y a oscuras, sin nada salvaje
más allá de su imaginación. De repente, se encuentra con que Jesse protagoniza
sus fantasías, y pronto estará invitándola a hacerlas realidad.
En cuanto
vi que esto iba de un tipo malote y mucho sexo, con muchacha inocentona, pensé
que sería un dark romancey que lo
dejaría sin terminar a los dos capítulos.
Pero no,
la historia de Charlotte y Jesse me enganchó. Había algo enternecedor en ver
cómo él, tipo duro y más áspero que la lija del siete, ayuda y protege a
Charlotte sin que ella se lo pida, ni sea consciente de que necesita protección.
Y cómo ella sabe ver que Jesse puede llevar una vida mejor que la que tiene
ahora.
Cuando me
quise dar cuenta, la había terminado, y deseando seguir con la segunda de la
serie, que se refiere... al hermano de él y la hermana de ella. ¡Y un secret baby! ¿De verdad, a estas
alturas? Es uno de los tópicos que menos me gusta. Pues me intriga.
Creía que
no había leído nada de M. O'Keefe, pero no es así. En mi blog compruebo que en
noviembre de 2017 leí Indecent proposal, un matrimonio de
penalti en plano siglo XXI. Increíble pero cierto.
Esta
contemporánea es tan explícita, tan chorreante, que no sabría yo si considerar
directamente erótica.
Me
recordó un poco a Willing victim, de Cara McKenna
aunque,... no hay color,... la de McKenna es impresionante, con eso que yo
llamo «erotismo Ikea». Esto de O'Keefe es más normalito, menos raruno, los
personajes no sonaban tan auténticos como en el caso de McKenna. Y todo era
menos intenso.
¡El webcómic más querido de la red llega a las librerías!
Eric Bittle no cree que esté preparado para los
desafíos que le ofrece la Universidad de Samwell. Vale que sea un excampeón júnior
de patinaje artístico, un youtuber extraordinario y un pastelero aficionado
supertalentoso, pero ser un novato en el equipo de hockey de Samwell supone
todo un reto... ¡No tiene nada que ver con el club de hockey mixto que había en
Georgia!
Para
empezar, están las cargas.
Y luego,
está Jack, el atractivo pero borde
capitán del equipo... por el cual se siente inexplicablemente atraído, aunque
no tenga posibilidades de que le corresponda... ¿O tal vez sí?
Ngozi Ukazu se graduó en Informática y Artes en la
Universidad de Yale en 2013 y a continuación cursó un máster en Arte Secuencial
y Cómics. Durante su último año en Yale, se interesó por primera vez en el
hockey sobre hielo mientras investigaba para escribir un guion ambientado en
este deporte. Usó los conocimientos que acababa de adquirir sobre el hockey
para lanzar Check, Please! en
2013, que más adelante se convirtió en el webcómic con más financiación de toda la historia de Kickstarter.
Checkpleasecomic.com.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica?
Sí, el
primer volumen, que abarca las partes 1 (freshman year) y 2 (sophomore
year) lo tengo, justito, a día de hoy, entre las mil mejores novelas
románticas. La segunda también es destacada pero queda un poco más abajo, en
torno al puesto 1700 de mi base de datos. Todo el conjunto de la historia
recibió un DIK A+ en All About
Romance, y entró dentro de los favoritos leídos en 2020 tanto de Kristen (AAR)
como Kate (Smexy Books). Luego el primer volumen fue incluida en la selección
2018 de la Junior Library Guild, y starred reviews en Booklist, Kirkus
Reviews y School Library Journal. El segundo volumen entró en la selección 2020
de la Junior Library Guild y una starred review en Booklist.
CRÍTICA
Como me he obsesionado con los romances de hockey
sobre hielo, me recomendaron esta novela gráfica. ¡Qué acierto! Porque me leí
esta historia de un tirón, ¡menos de 24 horas! Me atrapó totalmente el relato,
tan cuqui, con ese protagonista tan adorable.
La historia nos la cuentan desde la perspectiva de Eric Bittle: es el protagonista
absoluto, él lo cuenta, y son sus vivencias las que sigues a lo largo de cuatro
años de universidad.
Este muchacho sureño entra becado al equipo de hockey
por ser un patinador fantástico y sobre todo muy rápido. Tiene sus problemas
porque es más bien bajito y no le gusta la parte de las cargas. El hockey sobre
hielo es un deporte de contacto y cargar con el cuerpo para hacerte con la
pastillita forma parte de ello, es legal. Eso Eric lo lleva bastante mal.
Aparte de eso, es vlogger
y el formato del cómic es apaisado, con él hablando a la cámara, en muchos momentos,
como si lo estuvieras viendo en You Tube. Ahí habla de la universidad y del
hockey pero, sobre todo, de su pasión, la repostería. Está todo el rato
cocinando cosas, llega a lo obsesivo. Algo que a sus compañeros de equipo les
encanta, dicho sea de paso.
Te muestra sus relaciones con otros jugadores, algo con
su familia, cómo lleva eso del deporte y a ver si consigue mejorar su juego… El
romance queda como una cosa más que le pasa, aunque entiendo que es lo más
importante. Ni el hockey ni sus estudios parecen su pasión.
Su interés romántico es Jack Zimmermann, el canadiense capitán del equipo, un tipo más bien
callado, con sus propios demonios. Es hijo de Bad Bob, una antigua estrella de
este deporte. Jack iba lanzado a la NHL, pero la ansiedad pudo con él. Más que
pasar a la liga profesional, como otros de su edad, Jack prefiere seguir en el
hockey universitario un poco más.
Hay unos cuantos secundarios con mucha personalidad,
bastante atractivos cada uno en su estilo. No todos los jugadores aspiran a
hacerse profesionales, sino que asumen que seguirán estudiando otras cosas. Es
un entorno muy masculino, siendo limitadas las mujeres que aparecen: la madre
de Eric, la directiva de un equipo profesional que quiere contratar a Jack o,
sobre todo, Lardo, la team manager
del equipo de hockey universitario.
Es un cómic de línea clara, con mucho énfasis en la postura del cuerpo y
de las manos de los personajes. El formato, ya lo dije arriba, es apaisado, yutubero.
Tono desenfadado, muy amigable, aunque a veces toque
temas serios. Creo que solo hay una página en todo el libro con comentarios
homófobos y alguna conversación más incómoda. Hay momentos de sufrimiento por
no poder relajarse y dejar claro que dos tipos no son solo amigos, sino que lo
suyo es algo romántico.
En general, sin embargo, todo el mundo es genial,
positivo, muy gay friendly. Se supone
que esta universidad a la que fueron ambos tiene como rasgo destacado el ser muy
inclusivo, proteger la diversidad.
Al final, prácticamente todos responden
muy bien a Eric y Jack.
No sabría deciros muy bien a qué se parece esta novela
gráfica. No sé si sería el equivalente a chick
lit en gay, a una rom-com o NA…
tiene elementos de todo ello, sin encajar en ninguno de estos subgéneros en
particular. De optar por uno, yo diría más que es comedia romántica, pero ya
digo, sin cumplir todas las casillas.
Está dividida en cuatro partes. En papel se publicó
ella misma, lanzando una campaña de micromecenazgo a partir de abril de 2015
que resultó todo un éxito. Salieron así dos volúmenes, el primero en 2018 y el
segundo en 2020. El primer libro contiene las dos primeras secciones (los años freshman y sophomore) y el segundo las 3 (junior)
y la 4 (senior), más extras.
¿Tiene final feliz? ¡Por supuesto, si no, no estaría
comentándolo aquí! Acaban vivos y juntos, tanto en el volumen 1 como en el 2.
Ya digo que me la recomendaron por esta cosa que me ha
dado por el hockey. Y sí, está bien saber algo de este deporte, te hace más
cómoda la lectura que tengas una idea de cómo va el hockey universitario, o el
profesional, la NHL. Pero vamos, que se sigue sin problemas aunque no sepas lo
que es la Frozen Four o la Stanley Cup.
Una cosa me intriga un poco y es que hay una escena
clave en esta historia que es igualita a otra de la serie Game changers de
Rachel Reid. ¿Será casualidad, o una se inspiró en la otra? El comic apareció
por internet antes de que se publicaran los libros de Rachel Reid.
Salvo esa escena, y que los dos son MM romance ambientado en el hockey, no
tienen mucho más en común. Aquí predomina el hockey universitario (como en las
series de Elle Kennedy) y un tono más de comedia encantadora, novela de
aprendizaje, coming of age o Bildungsroman, algo que no ocurre con
las de Rachel Reid, que son novelas adultas.
Las de Reid bordean lo erótico por
lo explícito y abundante de sus escenas sexis, mientras que aquí, sobre la
página solo hay besos, aunque es evidente que los personajes son sexualmente
activos.
Total, una historia cálida con un protagonista
adorable. O, como dijo Rainbow Rowell, «encantadora, adictiva y genuinamente
romántica».
Muchas veces me quejo de las editoriales españolas que
en romántica ignoran a grandísimos nombres y fantásticas autoras. Pero en
juvenil es diferente, ahí sí que traducen cosas buenas y populares, que pueden
gustar a muchos. Y esta novela gráfica es un buen ejemplo.
Valoración
personal: excelente,
5
Se
la recomendaría a:
quienes gusten de novelas gráficas simpáticas
Otras
críticas de la novela:
En español
ha aparecido hace poco, así que no he encontrado muchos comentarios. Sí que la
incluyen aquí entre los 10 mejores cómics para jóvenes.
Curiosamente,
sí que he encontrado un trabajo académico sobre la traducción del cómic. «La traducción del cómic: versión española y estudio de Check, please!». Que es
justo el tipo de estudio un poco friki, pero en serio, que me encanta. Te da
datos de cómo consiguió el dinero para publicarse, la de pasta que recaudó.
Es, simplemente, todo lo que
querrías que fuera una comedia romántica. Es directamente encantadora, llena
hasta los topes de personajes adorables y aun así realistas, inmensamente
graciosa, y palpablemente genuina. Es una de esos raros productos mediáticos que,
simplemente, funciona a todos los niveles.
Tenemos las
reviews en Kirkus reviews, del
volumen 1 (starred) y del 2.
Uno pensaría que mil millones de dólares, un equipo de hockey profesional y
una mansión de seis habitaciones en Promenade satisfarían a un hombre. Estarías
equivocado. Durante siete años, Rebecca
ha alegrado mi oficina con su ingenio y su sonrisa. Maneja mi equipo de hockey
y mi cordura. No sé cuándo comencé a despertarme en la noche, anhelándola. Todo
lo que sé es que una bocanada de su perfume arruina mi concentración. Y su risa
me pone duro. Cuando Rebecca se lastima, intervengo para ayudar. Es lo que
hacen los amigos. Pero lo que los amigos no hacen es arrancarse la ropa unos a
otros para pasar una sola noche salvaje juntos. Ahora me está evitando. Ella
dice que somos demasiado diferentes, y que nunca puede volver a suceder.
Entonces, ¿por qué no podemos quitarnos las manos de encima?
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica?
Sí, entró en mi lista de las mil mejores novelas románticas, versión de
2021, en el puesto 691. Y ello
gracias a que hubo quien lo consideró entre lo mejor del año 2018, como Alex A.
de All About Romance y Addicted to romance. Tuvo críticas estupendas: DIK A en
All About Romance, 5 estrellas en
About that story, Books & Beauty Are My Bag, Kimberly Faye Reads y Romance
Rehab. Es uno de los favoritos de todos los tiempos de romance.io y tiene ese
atractivo tópico que es friends to lovers.
CRÍTICA
De Sarina Bowen solo había leído Him (Siempre él), la que escribió al alimón con Elle
Kennedy. Esta otra de Brooklynaire la tenía yo apuntada como una de las más apreciadas así que, en
un momento en que estuvo gratis, la cogí en Play Books y la guardé en el
móvil, pendiente para leerla cuando tuviera un momento.
A sus veintisiete años, Rebecca
Rowley trabaja de ayudante de un milmillonario, un genio tecnológico y dueño de
un equipo de hockey sobre hielo. Está con él desde hace siete años, cuando él
era solo un tipo trabajando en una desordenada oficina con cuatro amigotes.
Ella ha estado a su lado, paso a paso, con cada uno de los grandes contratos
que le han aupado hasta ser uno de los hombres más ricos del mundo.
Al principio, ella se enamoriscó de
él, porque es listo, amable, sexi, y su genialidad no se le sube a la cabeza.
Tanto cuando llevaba vaqueros y una sudadera como ahora, que va de punta en
blanco, a Rebecca le ha gustado Nate. Pero él tenía novia, y se ha conformado
con ser su amiga y mano derecha.
Hasta hace un par de años, que Nate
la pasó de ayudante en sus negocios a asistente en el equipo de hockey, los
Brooklyn Bruisers. Él no le dijo por qué la apartaba de su lado y se ha quedado
con la duda de qué ocurrió, si es que ella hizo algo mal y si fue un paso antes
de echarla.
Nate Kattenberger, de treinta y dos,
es un tipo bastante estoico, difícil de leer. Pone cara de póker en los
negocios y también en los partidos de su equipo. No es de extrañar que Rebecca
desconozca lo que es evidente para todos, especialmente para el avispado lector
de romántica: detrás de tanta reserva y contención, de esa fachada de jefe
amistoso, está la realidad: Nate está colado por Rebecca.
Así que estos dos tienen una
relación de trabajo, son amigos porque han estado juntos a lo largo de todo el
camino, pero nada más.
Cuando Rebecca se lesiona y tiene
una baja laboral, Nate se preocupa y hace todo lo que puede para ayudarla. Acudirá
a su apartamento, con un ramo de flores, para animarla, y descubre que ella
vive en un sitio pequeño, con su hermana, el novio de esta, un bebé de pocos
meses, todo un follón, desorden y ruido que no es lo más adecuado para la salud
de Rebecca.
Tomará el asunto en sus manos para
procurarle la mejor asistencia posible...
Tranquilizarla en cuanto a su
trabajo...
Estar con ella,... descubriendo, poco a poco, lo mucho que se gustan
(siempre se han gustado), que se interesan (muchísimo) el uno por el otro. Pero
como buenos jugadores se guardan las cartas muy cerquita del pecho, para no
dejar ver cuál es el juego de cada cual.
Tienen sus dudas. No quieren quedar
heridos, o perder su amistad. Becca tampoco quiere que la vean como la novia
del jefe, dar lugar a cotilleos molestos.
Pero por mucho que no se atrevan a
ello, al final la carne es débil y acaban cayendo. Y entonces es el momento de
saber qué es lo que van a hacer a continuación, ¿es solo una noche? ¿Siguen
como amigos? ¿Se evitan? ¿Se dan una oportunidad?
Todo ello, aliñado con una temporada
de los Brooklyn Bruisers, en la que quieren llegar a los play-offs y la final y la Stanley Cup.
Como los protagonistas están en la
parte administrativa y financiera del deporte, no te dan tanto detalle de los
partidos, aunque están ahí claro, cuando ganan, cuando pierden, y cómo les
afecta.
Nate quiere ganar la Stanley Cup, y
si es posible frente a Dallas, mejor. Les tiene un odio africano que no te
explicas muy bien. Y Becca es una fan de Brooklyn hasta la médula, claro, lo
suyo es pasión por el deporte.
Con esta novela descubro otra serie
dedicada a la NHL, después de los Chinooks de Rachel Gibson, la serie Game
Changers de Rachel Reid (versión gay) y los Slayers de Mira Lyn Kelly.
Los Game Changers ya la tengo leída.
Y
ahora no sé qué hacer, ¿Brooklyn Brusiers o Slayer? Si empiezo a mezclar unas y otras ya no
voy a saber de qué equipo estamos hablando y corro el riesgo de confundir novelas. Pero es que creo que es uno de esos deportes norteamericanos que aquí
gustan, es de los más comprensibles. Al menos para mi. Mucho más entretenido
que el béisbol o el fútbol americano.
¿Qué
hago, voy primero una serie y luego otra, y después seguro que descubro más…? ¿O mezclo
todas según van llegando a mis manos, en oportunidades baratas o gratis?
Tengo curiosidad por saber qué
hacéis, si tenéis varias series que os interesan de un género, que puede ser
histórica de la Regencia o urban fantasy
o lo que sea, de varias autoras diferentes pero de contenido parecido.
¿Qué es mejor, hacer seguido una
serie y luego otra, o mezclar según llegan a las manos?
En fin, esta de Brooklynaire me ha encantado, lo he pasado pipa, me lo leí en un visto
y no visto, totalmente colgada de las idas y venidas de Rebecca y Nathan, a ver
si sí o si no, si lo hacen o no, si conservan sus sentimientos, si acaban
ganando la copa o no, y cómo solucionan el tema del desequilibrio de poder
entre ellos, él un milmillonario todopoderoso con más dinero que el que gastará
en su vida y ella una muchacha que tuvo que dejar la universidad cuando su
padre murió y ponerse a trabajar para que su hermana, ella sí, pudiera
estudiar.
Si lo dejo en cuatro estrellas solo
es porque no me dejó resacosa, nada más.
Valoración personal: notable, 4
Se la recomendaría a: quienes gusten de romántica
contemporánea deportiva friends to lovers.
P.D. 10-6-2022. La he releído en español, aprovechando que está en KU. La traducción se lleva, sin ser la más brillante del mundo. A Nate le gustan los palíndromos y la traductora hace un esfuerzo en encontrar equivalentes en español.
Es una traductora hispanoamericana, lo cual a mí no me causa ningún problema. De hecho yo utilizo unas cuantas expresiones del otro lado del charco, es mi mismo idioma y está bien enriquecerlo con estas cosas. O sea, que encontrarás palabras como lactar, cuadras, adiosito, reservación, mesero, cantinero, o casilla de voz.
No tengo claro que realmente se diga banca por banquillo, ahí lo dejo, ¿se dice en algún país...? Y hay otras traducciones que son demasiado literales como decir que unos tengan «agendas privadas» (por intención oculta) o que alguien es un «dolor en el trasero» (por incordio).
Como curiosidad, al equipo de los Bruisers los llama Bombarderos, cuando en realidad la palabra significa más bien «matón, gorila». De nuevo, no sé, igual en algún sitio a los matones se les llama así.