La autora que más tiempo lleva conmigo
El Reto Rita 2.0, me lleva este mes a una autora que se
instaló entre mis favoritas en los noventa… y ahí sigue.
Conté cómo
conocí la obra de esta autora en el artículo que le dediqué allá en el año 2015: una novelita genérica que compré en
una librería de segunda mano en Barcelona, donde yo vivía por entonces.
El flechazo
fue instantáneo, y seguí comprando y leyendo, poco a poco, toda su
bibliografía. Me acompañó en mis primeros años de trabajo, mis embarazos, la
crianza de mis churumbeles, momentos felices y momentos de pérdida personal.
Con sus
mujeres distantes pero cariñosas, sus hombres papel de lija, sus tramas
retorcidas con sorprendentes giros…Suspense más de intriga que casquería.
Desde el año
pasado estoy reseñando todos y cada uno de sus libros. Pasan de setenta. Así
que no me quedan muchos para este mes de Sandra Brown.
Mis favoritas
de la autora ya las he comentado en el blog y las recuerdo ahora. De su época
harlequinera, Tentación (1988) y luego tres de suspense romántico llenas de
excesos y drama: Odio en el paraíso (1988),
Imagen en el espejo (1990) y Sedas de Francia (1992).
La otra de 5
estrellas de Sandra Brown es Lethal,
de la que hablaré este mes.
Estoy en el
tramo final de mi Reto Sandra Brown. Prácticamente sólo me quedan sus últimas
novelas de suspense. Así que, de nuevo, el Reto Rita 2.0 no será de una novela,
sino de varias, y todas de los últimos años. Con ello inauguro el mes de Sandra Brown en mi blog.
DATOS GENERALES
Título
original: Rainwater
Subgénero: histórica (1934) /
sentimental
Fecha de publicación original en inglés:
11/2009
NO
TRADUCIDA AL ESPAÑOL
SINOPSIS
Ella
Barron está decidida a
que ni siquiera los destrozos causados por el Dust Bowl afectarán la ordenada vida que ha construido para ella y
su hijo con necesidades especiales, Solly, quien vive en un mundo propio en el
que ni ella puede entrar. Consciente de que la gente siente pena, o
desconfianza, por él, Ella se mantiene distante de su pequeña comunidad, pero
su nuevo inquilino, David Rainwater, entra en su vida – y la cambia para
siempre. Conforme la desesperación económica crea amargas inquietudes sociales,
en la ciudad, y las granjas de los alrededores, Ella se descubre confiando en
los suaves consejos del señor Rainwater, y la férrea decisión de sus
convicciones. Pero la tensión crece en el calor del verano, hasta que una
violenta noche todo en lo que creen será puesto a prueba.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
Sí,
porque aparece en mi lista de libros, más allá del puesto mil quinientos, gracias
a que tuvo buenas críticas en All About Romance y por la exigente Wendy, the
Superlibrarian. Además, para Romantic Times fue de 4 ½ estrellas y un Top Pick!
Pero también no porque,… bueno, como veréis a continuación, no es novela romántica.
CRÍTICA
Empiezo mi mes de
Sandra Brown justo con una novela en la que los enamorados no tienen su final
feliz, tal como yo lo entiendo (enamorados, vivos, juntos). Como es algo que el
lector sabe desde el principio, no destripo nada.
Desde hacía años
esta novela languidecía en mis baldas. Sí, en papel. Sabía que era un poco
tristona y deprimente. Dos veces me puse a leerla, y las dos la dejé, no me
enganchó.
Aproveché un viaje
de trabajo a Madrid para decir que tenía que leerla, ¡ya! Para julio de 2018,
tenía que estar leída, sí o sí.
¿Y cómo acabé?
Pues estaba yo en
Nuevos Ministerios, para coger el metro a la T4, cuando llegué al final de la
novela, y allí mismo se me hizo un nudo en la garganta, una bola impresionante
que casi (casi) me hizo echarme a llorar allí mismo. Con mi maletita, rodeada
de desconocidos.
(Pero soy estoica
chicarrona del Norte y superé el mal trago.)
La novela se
ambienta en Tejas, 1934. El Dust Bowl fue un
fenómeno meteorológico de terrible sequía que agravó los efectos de la Gran
Depresión en esa zona. Algo tremendo que Sandra Brown, originaria de allí
(nació en 1948 en Waco) debe recordar de su infancia, si no directamente, a
través de los relatos de sus mayores, pues al parecer esta novela se basa en
las experiencias de su abuelo.
Solo así me explico
por qué quiso escribir este libro.
En 2009, Brown ya
había publicado su novela de suspense romántico anual, Smash Cut, de la que hablé el pasado mes de abril.
Esto es claramente un proyecto personal, diferente.
Ella, la
protagonista, es una mujer sola con su hijo retrasado, que lleva una casa de
huéspedes. El médico le lleva como cliente a un pariente suyo, guapo y educado,
un caballero sureño que, desgraciadamente, está muy enfermo, y no tardará en
morir.
Ella y David
Rainwater se tratarán, a lo largo del libro, a la manera propia de aquella
época. Respetuosa, educada, distante, aunque tú veas (o notes) sutilmente, que
cada uno encuentra algo especial en el otro. Que se gustan, vaya.
El hijo de Ella
padece lo que ahora sería algún trastorno del espectro autista, pero claro que
en aquella época se llamaba de otra forma. Como Rainwater tiene más tiempo que
la atareada madre de la criatura, le presta más atención al niño, y empieza a
descubrir cosas especiales en Solly.
No tengo muy clara
una imagen para esta madre coraje. He visto en FDB que una lectora le pone la
cara de Kate Winslet; yo no lo veo. Pero al adorable Rainwater sí lo veía
nítido, como un Gregory Peck de joven: sólido, honesto, íntegro, fuerte en su
serena dignidad. En blanco y negro, sí.
Esta es una novela en blanco y negro.
Lo mejor de Rainwater es lo vívidamente que te
reconstruye aquella época de Las uvas de
la ira. Vas viendo la pobreza, la gente que se ha quedado sin empleo o sin
casa, y malvive en un campamento o shantytown
en las afueras de la ciudad. También el racismo brutal y sin ambages, una
ideología natural, asumida como lo lógico, de toda la sociedad blanca contra
los negros. Y los efectos de la Gran Depresión y en particular, uno de los
programas del gobierno de Roosevelt para intentar paliarlo en la gente que
tenía ganado en aquella época, reses que se estaban muriendo de hambre y sed.
El tono general resulta
sentimental, con momentos dramáticos, pero no arrebatados sino más bien,
tristones, resignados a que el ser humano es así.
En momentos tan
malos no solo aparece lo peor del espíritu humano, sino también lo mejor.
Encarnan ese lado positivo, hasta heroico, en un plan cotidianamente heroico, las pequeñas caridades que hace Ella, la
forma en que Rainwater o el predicador Calvin, intentan ayudar a los más
desfavorecidos.
Que no sea novela
romántica no significa que no haya romance. Lo hay. Ella y Rainwater se
enamorarán y tendrán su pedacito de felicidad personal en medio de un mundo
descarnado. Todo muy sutil, muy dulce, pero con su puntito de pasión cuando
hace falta. Una de esas historias de amor muy resultonas sin necesidad de que
haya pompa externa, o riqueza o mucha hojarasca. Es la lección aprendida de
autoras como LaVyrle Spencer: puedes contar una gran historia de amor sin excesos
ni proliferación de escenas sexis.
Contenidamente
romántica, diría yo que es.
Como esta novela la
escribe una autora ya muy fogueada, no pierdes el tiempo en info-dump que distraiga, no. Brown no
monta un soporífero tostón de aspiraciones literarias. No, no y no.
Brown es, ante
todo, una narradora, una cuentacuentos, y sabe relatar esta historia a través
de diálogos ágiles, descripciones las justas, con algún giro inesperado en la
trama, retratando a un personaje con cuatro pinceladas bien dadas,…
Lo que en manos de
otro autor sería un peñazo, con Sandra Brown se hace ameno, llevadero y, al final, conmovedor.
Una novela fácil de
leer y que te llegará al corazoncito, si es que eres capaz de sobrellevar el
hecho de que la vida no siempre es justa, que los amantes no siempre se casan y
comen perdices.
Así que, con todas
esas advertencias sobre lo que cabe esperar, para que nadie se llame a engaño,
esta novela sentimental me parece recomendable, porque es una pequeña joyita
capaz de llevarte a otro mundo diferente.
Porque, y con esto
acabo, para mí es un ejemplo de que el worldbuilding
no se circunscribe a las novelas paranormales o de ciencia ficción. Una buena
novela es capaz de transportarte a otro mundo diferente, que ha existido de
verdad, un momento y un lugar en la historia reales pero que para ti –o para
mí, mujer española del siglo XXI– resulta tan ajeno como si fuera otra galaxia.
Valoración
personal: notable, 4
Se
la recomendaría a: quienes
gusten de lo sentimental.
Otras
críticas de la novela:
No he encontrados críticas en español de
esta novela. SI alguien conoce alguna, siéntase libre, como siempre, de enlazar
abajo. Se lo agradeceré.
Maggie Boyd escribió crítica de A- para All About Romance.
Ya dije que Wendy, la Super Bibliotecaria,
le dio una A cuando habló de esta
novela.
Gracias a la crítica de Wendy, descubro un
blog llamado Nobody asked me, que habla de esta novela. La considera devastadora, diferente, sin estar segura de cómo se siente después de
haberla leído.
4/5 le dan en Rhapsody in Books Weblog y lo mismo Reading on a Rainy Day.
Por último, tiene reseña en Historical Novels Society.
Vaya, qué novela tan distinta en el universo de la Brown! La verdad es que no es el tipo de novelas que me suelen gustar leer pero de vez en cuando sí me gusta darme una sesión de llantina con una historia así, soy algo masoquista, así que me la apunto.
ResponderEliminarMuchas gracias por la reseña y por añadirla al reto! Estoy segura de que va a sorprender a mucha gente
Sí, no tiene nada que ver con su producción habitual. Se ve claro que es un proyecto personal. A ver qué te parece si llegas a leerla algún día.
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