sábado, 24 de enero de 2015

Crítica: "Love's Encore", de Sandra Brown



Este NO es un libro de la lista Top 100 AAR

…Y puedes apostar a que jamás aparecerá. Pero es una curiosa y entretenida reliquia de otro tiempo.
Reedición Warner Books
Marzo 1997

DATOS GENERALES

Título original: Love’s Encore
Fecha de publicación original en inglés: agosto 1981
Subgénero: genérica contemporánea

Candlelight Ecstacy Romance, n.º 21

SINOPSIS

En una noche temeraria, la vida de Camille Jameson cambió para siempre: un desconocido alto y guapo, una velada romántica – y arrepentimiento suficiente para llenar toda una vida.

Dos años después, Camille es una exitosa decoradora de interiores con la oportunidad de restaurar una de las más orgullosas mansiones de Misisipi. Acude dominada por el entusiasmo, impaciente por afrontar lo que es su mayor desafío profesional hasta la fecha – hasta que Zack Prescott entra con paso despreocupado por la puerta principal de la mansión y vuelve a su vida.

Es exactamente como lo recordaba, salvo por la mirada de complicidad en sus ojos, que recuerda lo que compartieron en el pasado. Ahora, obligados a vivir en una cercanía insoportable, Camille y Zack descubrirán si su terco orgullo los mantendrá separados para siempre – o si el destino les ha obligado a encontrar el camino de regreso a casa.

CRÍTICA

Cuando escribí aquí mi artículo sobre una de mis escritoras favoritas, Sandra Brown, pensé que sería interesante rescatar de mis archivos mi crítica de su primera novela. Lo primerito, primerito que salió a la luz con su nombre. Bueno, no exactamente con su nombre, sino con el pseudónimo de Rachel Ryan.

Sus primeras palabras como escritora fueron las siguientes:

Camille detuvo su utilitario bruscamente en cuanto vio un poco de Bridal Wreath. Había seguido las instrucciones que le dieron en la oficina de turismo en el histórico Stanton Hall y cogido la calle Homochitto desde el centro de Natchez. La mujer que la atendió le dijo que la carretera que llevaba a la vieja mansión quedaría a su izquierda justo antes de que aquella vía por la que ella iba se cruzase con la autopista 65.

Estamos ante un Candlelight Ecstacy Romance, n.º 21. Y diréis, qu'est-ce que c'est un Candlelight Ecstacy Romance? Acudamos a la wikipedia romántica.

Candlelight Ecstasy Romance fue la colección de romance genérico que la editorial Dell publicaba bajo el sello Candlelight en los años ochenta. Candlelight sucumbió a una cosa llamada “la guerra del romance” de los años ochenta y que al final llevó a que Harlequin comprase Silhouette. Resumiendo: allá en los ochenta Harlequin no era la única editorial dedicada al romance genérico, y Sandra Brown empezó su carrera como escritora de uno de esos otros sellos.

El título de Love’s Encore viene a significar más o menos “Un bis de amor”, una “Segunda oportunidad”. Ya lo advierte la autora en las reediciones, “la historia refleja las tendencias y actitudes que eran por entonces populares”. Una forma nada sutil de curarse en salud por si la historia te resulta algo anticuada.

Camille Jameson, una decoradora de Atlanta (Georgia), ha recibido el encargo de reformar Bridal Wreath, una mansión cerca de Natchez (Misisipi). Nada más verla, se enamora, recorriendo el camino de entrada, con robles, y magnolios en flor a los lados y, por supuesto, los arbustos de Spiraea x vanhouttei que le dan nombre. Es tan magnífica que lo primero que “oímos” decir a Camille (tres párrafos después del que he traducido) es “¡Chúpate esa, Escarlata O’Hara!”.

Bridal wreath
Fuente: wikicommons
Esta veinteañera volcada en su trabajo no siente interés por el sexo opuesto. Hace dos años “se entregó a un hombre” y después no sintió más que “vergüenza y humillación”. Oh, sí, es "ese tipo de novela". Y con ello ya sabes que esta chica tiene serios problemas de autoestima…

Vestida con su traje de lino amarillo y una ligera blusa de gasa estampada (siempre puedes contar con Sandra Brown para estos detalles), Camille espera sentada como una correcta dama sureña a que la atienda el encantador anciano que la ha contratado para redecorar su hogar, Rayburn Prescott. Pero quien entra por la puerta es el hijo y heredero de Rayburn: Zack, un guapo treintañero de cabello castaño entreverado de reflejos dorados y que la mira con penetrantes ojos azules. Precisamente, el hombre que en el pasado compartió unos románticos días con Camille.

Lo que realmente está pasado de moda en esta historia es la heroína, ñoña e insípida. A partir de una palabra aislada, empieza a montarse en su cabeza historias siempre desfavorables para ella y llega a conclusiones precipitadas. Remilgada, piensa que él “le ha robado algo que no le pertenecía salvo que fuera su marido”. Eso sí, sabe vestir bien y como es una profesional de la decoración, puedes sacar un par de ideas muy útiles.

En cambio, el atractivo Zack Prescott es un hombre hecho y derecho, diez años mayor que ella (algo que era bastante habitual en aquella época). A estas alturas, tiene bastante claro lo que espera de la vida. En ningún momento lo ves como Camille, un “despiadado que sedujo a una niña inocente”, sino como un tipo normal y agradable, bastante realista, como todos los hombres de Sandra Brown. No es meloso ni se complica mucho la vida con reflexiones sentimentales. Su actitud es más bien: “Me gustas, lo pasamos bien juntos, el sexo es estupendo y querría conocerte mejor por si acaso esto va a alguna parte” pero “tampoco esperes que me ponga a buscar los nombres de nuestros hijos después de la primera cita”. O sea, un tipo nada acartonado.

Como Camille tiene que vivir en la mansión mientras se planifica y ejecuta la reforma, la situación es incómoda para los dos. La trama gira en torno a un “estúpido malentendido” que se habría resuelto de inmediato si, al encontrarse en la página 8, hubieran hablado como adultos. Pero no, prefieren pasarse la novela como adolescentes enfurruñados. Hay momentos sensuales, besos, roces y algo de sexo, pero nada demasiado gráfico. Como es habitual en estos romances genéricos, aparece la “otra mujer”, con todos sus atributos propios de la época: uñas con manicura profesional, cabello rubio perfectamente peinado y exquisitamente vestida. Pongámonos en situación, esta novela es coetánea de los culebrones Dallas y Dinastía¿Qué heroína no se sentiría torpe y descuidada?

No está nada mal para una primera novela. No es, ni de lejos, lo mejor de su autora. Pero sigue resultando una lectura rápida y entretenida. Lo más logrado es la atmósfera sureña, el calor y la humedad del Misisipi, las mansiones con columnas griegas, el sabroso gumbo y los distintos aspectos del proceso de reforma. Realmente disfrutas paseando por sus salones, contemplando los parterres de flores y comiendo en un pintoresco restaurante de Natchez, aunque preferirías hacerlo en los zapatos de una heroína un poco más intrépida.

Valoración personal: buen romance genérico con aire de otra época, 3

Se la recomendaría a: entusiastas de Sandra Brown

Otras críticas de la novela:

Love's Encore by Rachel Ryan
Ficha en FictionDB
Una versión anterior de esta crítica la publiqué en El rincón de la novela romántica, y creo que es la única que hay en español. 

Como es una novela de 1981, tampoco es que en inglés encuentres muchas. Cuando la reeditaron junto a Eloquent Silence (otra obra browniana de aquella época), hicieron crítica de los dos libros conjuntamente en Booze Bookz and Bad Boyz y en Clue Review

Encontré otra en Once Upon a Chapter. En general, les gusta a pesar del tiempo transcurrido.

Creo que es de lo más potable que puedes rescatar de aquella época dentro de este tipo de novelitas cortas de género.


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