Rachel Gibson es una de mis favoritas, y suele cumplir hasta en estas novelas más normalitas.
Diseño de la colección y
maquetación
de cubierta: Javier
Perea Unceta
Ilustración de cubierta
y rótulos:
Calderón Studio |
DATOS GENERALES
Título original: True Love and
Other Disasters
Fecha de publicación
original en inglés: 2009
Subgénero: contemporánea
Publicación en
España: ediciones Pàmies, octubre de 2012
Traductora:
María-José Losada Rey
Parte de una serie: 4.º
de los Chinook
SINOPSIS (de la
contraportada)
La vida de Faith va de desastre en desastre cuando
su anciano y millonario esposo, Virgil Duffy, muere repentinamente dejándole en
herencia el equipo de hockey de los Chinooks de Seattle. Ella no tiene ni idea
de cómo gestionar el club y su hijastro está dispuesto a todo para arrebatarle
la propiedad del equipo. Y, por si eso fuera poco, tendrá que enfrentarse al
capitán del mismo, Ty Savage.
La existencia de Ty se
centra en una sola cosa: ganar la Stanley
Cup. Para ello tiene que conseguir que la conejita de Playboy, que es ahora
la propietaria de los Chinooks, deje de meter la pata y de convertir su vida en
un perpetuo desastre.
Pero lo peor de todo ocurre
cuando Ty y Faith comienzan, sin saber muy bien cómo, una relación que también
parece abocada al desastre porque, ¿qué puede ser peor que enamorarse de la
persona inadecuada?
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Nope.
La he leído porque Rachel Gibson es una de mis escritoras favoritas.
Esta es una de sus novelas que no fue recordada a la hora de votar premios. Las
críticas que recibió en su momento fueron “mixtas”, o sea, hay gente a quien le
gustó y a otros no le acabó de convencer.
CRÍTICA
Si recordáis, la primera novela de
Rachel Gibson, Simplemente irresistible,
comenzaba cuando una encantadora joven sureña huía de su boda con Virgil Duffy,
el anciano propietario de los Chinooks de Seattle, el equipo de hockey sobre
hielo que es, más o menos, el hilo conductor de la serie.
Pues bien, el señor Virgil Duffy se
ve que no cejó en su empeño de procurarse una joven despampanante como esposa
trofeo, y la halló en Las Vegas, en la persona de Faith. Una nativa de esa
ciudad, ha trabajado de stripper y luego pasó a ser conejita de Plaboy. Consiguió
ser la Playmate del Año. Una chica espectacular que adornaba muy bien el brazo
del viejo Virgil, y que supo adaptarse a un medio más conservador.
Sólo que ahora Virgil ha muerto y
además de dinero, le ha dejado el equipo de hockey sobre hielo, un deporte del
que ella no tiene la menor idea. Y se nota. Están en los play-offs para
conseguir la Copa Stanley, que deduzco yo que debe ser como la Champions del
hockey norteamericano (USA-Canadá). Cualquier incertidumbre respecto al equipo,
llega en mal momento, porque todos, el staff
técnico y los jugadores, deberían centrarse en el juego, y no en quién es el
dueño del equipo. Faith duda, parece que se lo va a vender a su hijastro, un
cretino de cuidado, el malo de la película, pero luego al final se queda con él
e intenta hacerlo lo mejor posible.
Insisto: Faith fue stripper y
conejita playboy, y sus fotos eróticas las han visto millones de
estadounidenses. Luego, es verdad, se puso en plan esposa modosita y
convencional. Ahora no puede volver atrás, ya no es ninguna de esas dos cosas,
pero todavía no sabe quién es ahora. Y el libro explora un poco, aunque no
demasiado, cómo se va descubriendo a sí misma, quién es Faith Duffy como mujer
madura.
Ty ha reemplazado al
antiguo capitán, Mark Bressler, que ha quedado destrozado tras un accidente de
tráfico. Por cierto, que él protagoniza el siguiente libro de los Chinooks, Nada más que problemas.
Por su parte, Ty
Savage (pronúnciese a la francesa sauvage
[sovaʒ], y no a la inglesa [ˈsævɪdʒ]) es un canadiense
que ha dejado su país y su equipo de toda la vida, por así decirlo, por tener
una oportunidad real de ganar la copa Stanley. Eso hace que le llamen traidor,
lo consideren persona non grata y todo eso, empezando por su padre, un jugador
de hockey legendario. Es su objetivo en la vida, y no va a permitir que la
nueva dueña los avergüence y desequilibre. Tampoco va a tirar su carrera por la
borda por mucho que fantasee con esta mujer. Es digamos tu deportista estándar
de romántica: un tipo duro, más macho que machista, y que no se calienta la
cabeza con cosas complicadas. Habla como un hombre, con sus tacos y sus
groserías, y en el terreno de juego, si tiene que partirle la cara a alguien o
cagarse en sus muertos, lo hace. Debe ser que los del hockey son más como los
futbolistas que los rugbiers.
Historia
contemporánea, con mucha tensión sexual, que luego, bien entrada la novela, se convierto
en sexo bastante explícito. Como escribí en otro sitio, “La tensión sexual entre
los protas está muy lograda y las escenas amorosas son de alto voltaje.” Y lo
remata con un final de esos que me parecieron muy, pero que muy románticos,
¡ay! No puedo contarlo, hay que leerlo.
Personalmente,
agradezco a Rachel Gibson que escogiera una heroína que no sea la típica virgen
virtuosa, sino una chica con un tipazo al que saca partido. Al fin y al cabo,
el marido rico aporta lo que tiene,
el dinero y la posición social, mientras que la joven que se casa con él pone
lo que es, ella misma. En ese
sentido, es más realista que por ejemplo, Tenías que ser tú,
de SEP, donde otro bombón hereda un equipo deportivo y ha tenido supuestamente
un amante viejo y rico. Rachel Gibson te hace ver que las chicas cañón suelen
tener un pasado. Faith reconoce que se casó por dinero, y como ella dice: “No
me juzgues sin haber vivido mi vida” (o algo así, cito de memoria).
Leí este libro por
vez primera en 2013, de un tirón y me encantó. Entonces le puse un 8/10; hoy
quizá se habría quedado en un 3/5, pero en la valoración personal pondré mi
sentimiento cuando lo leí la primera vez, creo que es más honesto.
Como no me acordaba
de nada, la he releído hace poco y de nuevo me entretuvo muchísimo, ¡y mira que
es difícil la relectura en romántica! La leí de un suspiro, porque es de esas
que te engancha, no sabes muy bien por qué, y no puedes dejar de leerla hasta
el final. Me seguían haciendo gracias ciertas cosas que no recordaba.
La recomiendo si
quieres algo contemporánea, sexy y nada complicado. Pasas un buen rato y además
no hay nada que rechine, que te saque de la historia, todo fluye con
naturalidad y sin aparente esfuerzo. ¡Qué difícil es escribir algo así!
Por supuesto, es una
novela imprescindible si –como yo- eres seguidora de Rachel Gibson, porque es muy
regular, (casi) siempre satisface si es justo el tipo de novela que te va.
Valoración
personal: notable, 4
Se
la recomendaría a: los aficionados a la novela contemporánea sexy
con humor.
Otras
críticas de la novela:
Varias críticas de Amor verdadero y otros desastres
encontramos en El Rincón de la novela romántica. 4/5 le dan en
Letras, Libros y Más. Leyendo Ando le desilusionó, le puso
2 estrellas.
En inglés, 4 ½
estrellas le dan en RT Book Reviews. En All About Romance, una B. Read in a single sitting 2 ½ estrellas hubo cosas que
no funcionaron para ella, aunque reconoce que también había momentos buenos.
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