La cita que
encabeza este artículo la he visto atribuida a Maya Angelou y también a Nathaniel Hawthorne. Igual no la dijo
ninguno de los dos.
Pero me gusta cómo
suena.
Recuerdo una
anécdota sobre la “facilidad” de la romántica. Lamentablemente, he olvidado la
protagonista. Leo tantas cosas en tantos sitios que me resulta imposible
recordarlo todo.
Era algo así (más o
menos, la memoria siempre es creativa):
Una
escritora de novela romántica decía que cuando en una reunión social cuenta
cómo se gana la vida, siempre hay caras de circunstancias. Suele encontrarse
con el típico sobrado que dice que esas son muy fáciles de escribir, que no
tienen ningún mérito, que él mismo podría escribir una entera antes de
desayunar y ganar dinero sin despeinarse. Durante años ella se defendía sin
encontrar más que escepticismo. Hasta que un día decidió cambiar de estrategia.
Empezó
a decir algo así como “vale, hacemos una cosa, no me escribas un libro entero,
pero sí al menos un capítulo, que ya se lo haré llegar yo a la editorial. Siempre
andan en busca de gente nueva”…
A
partir de entonces, tapó bocas. Porque nadie, nadie, le fue nunca con ningún
capítulo escrito “antes de desayunar”.
Cuando la gente que
no conoce el género piensa en romántica, lo primero que le viene a la cabeza es
la novela rosa tipo harlequín, y creen que por su sencillez son muy fáciles de
escribir. Pero, como digo, toda novela exige un trabajo.
Sin embargo, la
novela romántica actual es mucho más que harlequines: más extensión, unas más
elaboradas y otras menos, unas angustiosas y melodramáticas, y otras ligeras y
adorables como pompas de jabón.
Desde esta
perspectiva, es razonable (aunque ya vimos en el primer artículo que puedes
encontrar antecedentes bastante más antiguos) ver el inicio del género en la
publicación de La llama y la flor
(1972) de Kathleen Woodiwiss. Sí, era romántica, pero…
No breve como sus
predecesoras.
No blanca sino
sensual. Por primera vez hay sexo explícito,… aunque sea una (o más)
violaciones de la heroína.
La primera edición
que Avon publicó en 1972 optó por el formato rústica, algo habitual en los
harlequines pero que no lo era tanto en las novelas largas.
Y ya nada fue
igual. Millones de lectores.
Quien no lee
romántica no percibe esas diferencias. Para ellos, la novela romántica sigue siendo
Barbara Cartland y Corín Tellado. A muchos les
sorprendería darse cuenta de que dentro del género romántico se encuentran las Sombras de Grey (subgénero erótico), o
Bridget Jones (subgénero chick lit).
Incluso hay autores
de romántica que se resisten a que se los incluya en un género de tan mala
prensa, como Diana Gabaldon o Federicco Moccia. ¿Y sabéis qué pienso?
Que las páginas de romántica deberían dejar de hablar de sus libros. Que
blogueros de otros géneros les hagan la publicidad gratis. A ver si los
encuentran.
Creo que ayudaría a
ver más claramente lo que es la novela romántica un estudio amplio que rastree
en los distintos idiomas en busca de historias de amor que acaben bien.
Habría que empezar
por el estudio dentro de cada idioma: no sólo el romance inglés, sino también la novela rosa española, el romanzo rosa italiano, las obras en
francés (roman d'amour o,
peyorativamente, roman à l'eau de rose)
o en alemán… O en otros lugares del ancho mundo; de hecho, ya comenté aquí que había novela rosa
en idioma hausa (Nigeria).
Pero, después, habrá
que ver si existe comunicación entre idiomas o son tradiciones locales como compartimentos
estancos. ¿Hay algún lazo de unión entre la novela romántica en los diferentes
idiomas?
Nada se crea de la
nada. Todos los literatos tienen sus antecedentes, los libros que llevan en la
mochila, los que han querido tomar como modelo a imitar o como punto de partida
para desarrollar su creatividad.
La romántica en
español, mi gran desconocida, ¿entronca con el idioma o con las contemporáneas?
¿Quiénes influyeron en Corín Tellado?
¿Leía romántica extranjera en plan Mills & Boon o antecesoras como Carmen de Icaza? Las autoras actuales,
como Anna Casanovas, Nieves Hidalgo o Ángeles Ibirika, ¿se sitúan en la tradición de la novela rosa española,
o sólo han seguido los modelos anglosajones? Me gustaría saber si quien escribe
novela romántica en español, hoy en día se considera en algún sentido heredero
de Icaza, Becerra o Tellado, o creen que su producto no
tiene nada que ver con esas predecesoras y toman como modelo para sus
personajes, paisajes y tropos, la romántica anglosajona.
Y esto sería
aplicable a quienes escriben en español, fuera de España, ¿cuáles son los
referentes de Florencia Bonelli?
Con el público
lector me ocurre igual. ¿Han leído a autoras de novela rosa española? ¿O ha
entrado directamente a leer a Kleypas?
Mi voz en off dijo:
no preguntes a nadie, nena, pregúntatelo
a ti misma.
Respuesta: entré a
leer directamente novela romántica anglosajona. Hace años leí algo de Corín
Tellado, animada por los elogios que le dedicaron gente como Cabrera Infante o Rosa Pereda. Me decepcionó mucho, me parecieron harlequines de los
malos. Me quitaron el gusto de manera casi definitiva por la romántica
española, que leo a cuenta gotas y sólo si me juran y perjuran que la novela
está bien. Y aún así, puedo contar con los dedos de una mano (y me sobran) las novelas
románticas en español que verdaderamente he disfrutado. Mi gusto ya está
totalmente (de)formado por la novela romántica anglosajona.
Así que como cierre
a estos tres artículos sobre los que he intentado reflexionar sobre la novela
romántica, concluyo:
1.- Novela
romántica = historia amorosa + final feliz (juntos y vivos). Estimadísima RAE,
ármame una definición con esos mimbres.
2.- Echo en falta un
estudio académico amplio dedicado a este tipo de ficción comercial a lo largo
del tiempo y en diferentes idiomas.
Quién sabe, si
alguien lo estudiara un poco quizá empezara a haber un poco de respeto: hacia el género, quien lo
escribe y quien lo lee.
A woman reading in the Battery Park.
New York City 2005
© Jorge Royan / http://www.royan.com.ar.
Via Wikimedia Commons
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Ahí va mi experiencia en el género romántico:
ResponderEliminarLas primeras lecturas de romántica que cayeron en mis manos fueron esas novelas antiguas de los años cuarenta o cincuenta y las de Corín Tellado. Seguí más tarde con los Harlequín. Y de pronto un día compré una novela larga de Johanna Lindsey y me gustó tanto (ahora ya no me parece tan buena) que me fuí a la librería y encargué todo lo que tenían publicado en esa colección que era la de "Amor y Aventura" de Javier Vergara. No te cuento la cara de la chica de la librería. Miraba como diciendo ¿Y esta friki? Pero el negocio es el negocio. Fue toda amabilidad.
Y luego ya empezaron a publicar muchísimo y ya soy más selectiva comprando.
Así que como lectora primero fue el producto nacional y después el extranjero.
Gracias por compartir tu experiencia y satisfacer mi curiosidad.
EliminarAh, Amor y aventura de Vergara con aquellas portadas...!
Yo creo que leíamos a la Lindsey porque realmente no había nada más. Ahora veo sus libros en la balda y no recuerdo ni siquiera de qué iban. No me extraña que digas que ahora ya no te parece tan buena.
No sabéis como me identifico con la cita del encabezado. Soy lectora compulsiva de casi todos los géneros y, aunque el romántico no es mi favorito tampoco le hago ascos. El caso es que hace tiempo alguien me prestó una novela romántica poniéndola por las nubes.Confieso que la acabé a mi pesar y , al devolverla, dije (tonta de mi) que era un auténtico bodrio y que "eso" lo podía escribir cualquiera (sic). Obviamente la dueña de la "joyita" (cuya peli favorita es lo que el viento se llevó) me retó a hacerlo."A ver si tienes narices".Y ahí me tenéis escribiendo un traje a medida (plantaciones y toda la parafernalia sureña). Sudé tinta pero mi orgullo era más fuerte que el sufrimiento de llenar trescientas y pico páginas con un mínimo de dignidad. Y si...acabé la novela ¿Y sabéis lo mejor' Que me divertí horrores en el proceso. Así que empecé otra y escribiendo la segunda novela me divertí más todavía.Y pensé que si no me gustaba la "basura" de otros (aún no conocía este blog ) bien podía crear mi propia "basura". Un saludo y perdonad el ladrillo.
ResponderEliminarVaya, pues muchas gracias por compartir la experiencia. Espero que al menos te lo pasaras bien escribiendo, y si merecía la pena, que se publicara y ganaras algo con tu esfuerzo.
EliminarLo último que dices me recuerda mucho a lo que dijo Toni Morrison: Si hay un libro que quieres leer, pero no se ha escrito todavía, entonces debes escribirlo.. La comento en mi artículo dedicado a Jennifer Crusie, porque esta última autora vino a decir algo muy parecido: La combinación de lo que tú amas en tus lecturas románticas y lo que no puedes encontrar en ellas define el romance que quieres escribir.
Espero que tú hayas encontrado la combinación perfecta.
Y oye, como escribes como Unknown, te voy a poner un nombre, espero que no te moleste, porque se me hace bola hablar a alguien de quien no conozco ni el nick, ¿vale? Pensaba llamarte María, pero eso es muy obvio, así que recurro al segundo nombre más usado en España, Carmen.
Pues eso, Carmen, que gracias por compartir y espero verte más por acá. Cuéntanos más cosas, que siempre son muy interesantes; mi casa es tu casa.
Lo de "desconocido" sale por defecto y he intentado " seleccionar perfil" y nada. Solo aparece operativo el correo. No me molestaría llamarme Carmen, por cierto, pero mi nombre es Luz. Escribí otro comentario, creo que anteayer que fue cuando descubrí el blog (cuanto más lo leo, mas admirable me parece la imparcialidad y el rigor que te gastas) y, aunque aparecía como "desconocido" me despedí con un saludo desde la tierruca. Así que ...aquí Luz, cantabrona más de "contra" que de "pro". Saludos paisana
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Luz! Es que me da yuyu escribirme con alguien sin nombre. ;-) No sabes lo que me alegra que cunda todo el esfuerzo que le meto a este blog, dedicado a un género que me encanta. Nos leemos, pues. Y pásate por acá a leer lo que quieras. Un saludo.
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