viernes, 3 de febrero de 2017

Crítica: “Solo un secreto”, de Simona Ahrnstedt



Entretenidísimo rosa escandinavo: 50% harlequín, 25% erótica, 15% suspense, 10% sentimental

DATOS GENERALES
Título original: En enda hemlighet
Fecha de publicación original en sueco: 2015
Subgénero: contemporánea
Parte de una serie: Solo tú #2

Traductora al español: Francisca Jiménez Pozuelo
Sello: PLAZA & JANÉS
Fecha publicación: 01/2017

SINOPSIS (según la página web La Casa del Libro)

Vuelve la reina de la novela romántica sueca.
Solo un secreto es la segunda entrega de “Solo tú”, una serie tal ardiente como adictiva.
A Alexander De la Grip, apuesto hijo menor de una de las familias más distinguidas de la nobleza sueca y miembro de la jet set internacional, aparentemente solo le importan dos cosas: la diversión y las mujeres. La doctora Isobel Sørensen está acostumbrada a enfrentarse a todo tipo de situaciones en campos de refugiados y zonas en guerra. Sin embargo, cuando averigua que la organización humanitaria que fundó su abuelo sufre graves problemas económicos, se siente perdida y traicionada. El principal inversor, Alexander, ha interrumpido las donaciones y lo más probable es que se trate de una venganza personal.
Isobel y Alexander se sienten poderosamente atraídos desde el primer momento, pero ¿están preparados para entrar en un juego que les obligara a desvelar sus secretos más íntimos? Secretos que tienen que ver con el control... Con dejarse llevar... Hasta el final.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
De momento, no la tengo en mi lista.

CRÍTICA
Después de lo muchísimo que me gustó Solo esta noche, me bajé este libro al kindle el mismo día que salió en español, el 26 de enero de 2017. Fue una lectura que me atrapó y me leí la novela de un tirón, en menos de veinticuatro horas.

En cierto sentido, repite el tópico de “enemigos a amantes” que ya funcionaba espléndidamente en el primer libro. Esta me ha gustado un poco menos que la otra, me parece menos redonda pero aún así, la disfruté como una enana.
El planteamiento es –de nuevo- puro Harlequín en plan jet set: aquí tenemos a Alexander De la Grip, guapísimo, altísimo, rubiaco de ojos azules, rico como Creso, que vive entre Nueva York y Suecia, que se tira todo lo que lleva faldas y se bebe hasta el agua de las plantas.
Ha tenido un par de encontronazos con la muy tensa y cuasi-perfecta heroína de la cooperación internacional, Isobel Sørensen, que trabaja en una clínica privada sueca, pero también hace trabajo de campo con MSF y con una pequeña asociación que fundó su abuelo. Eso es lo que hace que tenga que ir al Chad de vez en cuando, para echar una mano.
Cuando la fundación pasa por problemas económicos (Alexander era uno de sus donantes, y desde hace meses ha dejado de contribuir), Isobel será la encargada de averiguar por qué. Mucho se teme que sus desplantes a Alexander tengan algo que ver.
Por supuesto, este tipo despreocupado ni siquiera tenía la menor idea de que contribuyera a esa asociación, pero es cosa de echarle el ojo encima a esta valquiria pelirroja y se dice que es todo un reto. A él siempre se le ha dado de fábula ligar, y resulta todo un desafío que alguien le diga que no.
Así empieza toda una primera parte de seducción que es la más puramente harlequinera de la historia. Cómo este playboy le tira los tejos una y otra vez para meterse en la cama (o donde sea) con Isobel. Y ella se resiste, claro que sí, pero cuando un tipo se pavonea luciendo su perfecta tableta de chocolate, no puedes evitar pensártelo bien. Una o dos veces, o tres.
Ya digo que es la parte más “de amor y lujo”, con fiestas, castillo, trajes deslumbrantes, taconazo, joyones, etc. todo el percal.
Admito que toda la primera parte, harlequinera, se me acabó haciendo un  poco cansina, con las idas y venidas entre una médico concienciada que sin embargo es súper atractiva y Alexander como el tipo absolutamente perfecto: joven, guapo, rico, encantador…
Luego hay un giro y de repente (la verdad es que esto no lo vi venir en absoluto) es como si estuvieras en una novela erótica, con sexo explícito y raruno, y te preguntas a dónde irá a parar esto. La novela se remata con otro cambio de registro hacia el suspense y lo sentimental, a partes iguales. Culminando con una de esas declaraciones públicas que personalmente me gustan más bien poco.
Aparte, te narran la historia de Peter, el hermano mayor de Natalia y Alexander, no particularmente simpático, y cuyo interés amoroso se dirige a Gina, inmigrante somalí. Es una historia secundaria que no llega a enlazarse con la otra, podría perfectamente haber sido una novela corta aparte.
De nuevo, uno de los principales atractivos de la novela es la ambientación sueca, en Estocolmo y también en Escania, sí esa misma Escania donde veranean pijos y famosos, claro, no la de Wallander.
Y aquí, más marcadamente que en la primera, se nota la conciencia social. De nuevo, es el pensamiento tan europeo que yo llamo “socialdemócrata”: la vida no es justa, los problemas complejos no tienen soluciones fáciles, y todos, ciudadanos y Estados, tienen la obligación de contribuir a hacer de este un mundo mejor para todos. Que no te puedes quedar de brazos cruzados sin hacer nada cuando más allá de tus fronteras la gente está sufriendo injustamente.
Esa es otra. Cuando leo una novela escandinava, o pelis, o series de televisión (hace poco me metí entre pecho y espalda las tres temporadas de “El puente”, esa producción sueco-danesa que sigue la ley de que no importa lo espectacular que sea la primera temporada, luego todo va de mal en peor) me fijo en lo exterior: cómo visten, cómo viven, cómo se relacionan estas gentes y todo es bastante curioso y diferente. Como eso de andar tantas horas en la oscuridad de la noche y el frío. Pero luego me doy cuenta de que su ideología, su visión del mundo, no es tan diferente de la española, y que en los aspectos político-ideológicos, es bastante parecida y totalmente diferente a la que (creo yo) tendría un chino, un ruso o un estadounidense. Generalizando mucho, claro. Ciertas reflexiones de esta novela no las he visto hasta la fecha en ninguna romántica anglosajona y sí le salen con naturalidad por ejemplo a una Florencia Bonelli. Lo más parecido en inglés sería –en ese aspecto de conciencia social- KJ Charles.
Seguiré leyendo a Simona Ahrnstedt, que –insisto- me parece el modelo a seguir: fuera las copias insulsas de modelos anglosajones trillados, ambienta los libros en tu país, tu cultura es un valor añadido.
Además, no viene nada mal meter en las historias algo más que amor y sexo. Incluso si este último es tan fuerte como algunas escenas de este libro; solo por ellas merece la pena leerlo aunque se hacen esperar tanto que igual cuando llegan has perdido el interés. Como iba diciendo, los personajes tienen que hacer algo además de pensar el uno en el otro. Abrir los ojos a la diversidad y complejidad del mundo es algo que enriquece mucho una narrativa.
Parece claro que Plaza & Janés ha decidido traducir toda la serie, así que estoy esperando ya con grandísimo interés el tercer libro, En enda risk (2016, “Un único riesgo” o “Solo un riesgo”) la historia de Ambra y Tom.
Valoración personal: notable, 4
Se la recomendaría a: los fans de la novela romántica contemporánea de amor y lujo con conciencia social.

9 comentarios:

  1. Ay Gracias Bona. Apenas la comentaste, la bajé porque me encantó la primera. Esta también, aunque le pondría un punto menos. No tengo claro el porqué, me parece que mi problema es que Alexander no es el tipo de protagonista que más me gusta: play boy, mujeriego (aunque con el trauma que lo explica, digamos que no era para tanto, pero bueno, siempre tienen una excusa). Aún hasta el final me pareció un chico inmaduro pese a todo lo que hizo. En cambio el David de la primera novela era más sólido como hombre.
    Por otra parte, me gustó la parte sexual dura porque también tiene su explicación, sus dudas, su aprendizaje (me encantó la escena del sex-shop).
    Y para finalizar, me encantó que sea una sola novela. Otra autora (las Megan, Bonelli, James,etc) hubieran hecho una trilogía más la novela corta de Peter, con todo lo que pasa acá.
    Es más, creo que le faltan unas diez páginas, por lo menos, porque el final me parece un poco abrupto después de tanta intensidad.
    En definitiva, disfruté a mares este romance entre la valquiria y el vikingo.
    Besos

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    1. No sabes cuánto me alegro de que te gustara también, es lo mejor de tener un blog, que aciertes a la hora de hacer recomendaciones. Igual sí, la verdad es que tampoco tengo otra explicación.
      Y suscribo todo lo que dices; sólo tengo mis dudas de si lo que no es tan redondo es el protagonista masculino, sí que estoy contigo que esta es un punto menos que la anterior.
      No me había fijado hasta que lo has dicho, pero sí, es muy de agradecer que escriba novelas autoconclusivas y no se ponga a estirar la historia hasta montarse tres novelas con la misma pareja.

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  2. Recién terminé de leer el primer libro, y me encantó. Si no hubiera sido por tu reseña no lo hubiera leído nunca
    Pd: no me digas que Peter va a tener un final feliz después de lo que hizo con Carolina, o a la final era mentira? Porque si era verdad me parece terrible que tenga un final feliz y que lo quieran perdonar y olvidar porque lo que hizo fue una atrocidad
    Me indigna demasiado, ese tema es muy delicado para mi y me molesta cuando no lo toman en serio

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    1. Pues sí, ya ves, le ponen una historia de amor a Peter.
      Entiendo perfectamente que pueda cabrear a poco sensible que se sea con las agresiones sexuales contra la mujer.
      Pero no creo que sea porque la autora no se lo tome en serio. Me parece (no lo tengo del todo claro) que lo que pretende con este personaje es más bien mostrar la posibilidad de cambio en las personas, y que a veces -desde la perspectiva de la víctima- es más útil una reparación que una sanción.
      En el contexto de la historia del primer libro, entiendo yo que era más importante satisfacer a la víctima, entregándole algo que esta quiere, o que le conviene, que imponer una pena que, además, dado el tiempo transcurrido desde los hechos, posiblemente habría prescrito. Yo al menos lo interpreto así, aun sin entender el sistema penal sueco.

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  3. Entiendo lo que querés decir, para mi que esa es la intención de la autora, además seamos realistas, no se como será en Suecia pero acá en Argentina no mandan presos a los violadores, es más si los llegan a meter en la cárcel después los dejan libres.

    No tenes más que Googlear "violencia de género en Argentina" y las estadísticas son alarmantes

    El problema es que a mi no me entra en la cabeza como alguien puede hacer algo tan perverso y después redimirse. No niego que este bien escrito pero son muy sensible con la violencia contra la mujer.

    En España también están tan mal con la violencia de género? Es un país muy machista?

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  4. Sí, ya he visto en los medios la reciente campaña argentina "El amor no duele". A ver si sirve para concienciar que si te pega, o es posesivo, o te controla, no es amor.
    ¡Puf, lo de España...! Es complicado decir: unos dirán que sigue habiendo mucho machismo y recordarán que matan a una mujer a la semana, y otros que el patio está dominado por las feminazis, que el discriminado es el hombre, y que hay miles de denuncias falsas.
    En mi opinión, y hablando en términos generales, hay leyes buenas y no creo que haya impunidad en el sentido penal. Si denuncias y hay pruebas, lo más probable es que el señor sea condenado. No creo que haya particular impunidad en caso de violencia intrafamiliar; si acaso, en agresiones a niños, una torta o un azote a un niño son delito, pero sigue costando que se acuse o se condene por ello. Sin embargo, cuando es entre dos miembros de una pareja, o contra unos padres, no hay tanto problema. Siempre hay excepciones, claro, pero en la medida en que haya suficiente prueba, los violadores y maltratadores sí van a la cárcel.
    Yo echo en falta ayuda psicológica y económica para la mujer. Vale, el señor está en el trullo, pero con el paro que hay, y los recortes en ayudas,... no es fácil denunciar cuando ni siquiera sabes cómo vas a salir adelante, ni tienes fuerzas para ello.
    En general, socialmente, el machismo está mal visto. Así que no hay muchos que se atrevan así abiertamente a decir burradas en plan la mujer es inferior y tal. No obstante, cuando denuncian por ejemplo a un futbolista de actos de violencia sobre la mujer, los gañanes de su equipo los aplauden y corean expresiones insultantes hacia la víctima.
    Los micromachismos están a la orden del día, el techo de cristal sigue ahí y el único ámbito con cuotas (la política, a través de las listas electorales) más o menos funciona: hay bastantes mujeres dedicadas a la política, aunque nunca como cabeza de cartel.
    En sentido contrario, en los sistemas de acceso a la función pública basados en pruebas más o menos objetivas, suelen predominar las mujeres, así que en general encontrarás igualdad o incluso más mujeres en la medicina del sistema público de salud, la judicatura o el profesorado. Los cargos "a dedo" o por méritos, eso sí, siguen repartiéndoselos los varoncitos.
    ¿Es un país machista? Sí, hay machismo, pero la realidad es, me temo, compleja. porque por ejemplo España es el país del mundo más tolerante con los homosexuales.
    También es verdad que puedo tener una visión algo distorsionada, porque vivo en el Norte de España, una sociedad más matriarcal, con mujeres dedicadas desde siempre a trabajar (yo trabajo, y también lo hicieron mis antepasadas). Aquí es relativamente normal ver a hombres con carritos de bebés, cocinando, haciendo la compra,... lo que puede que no sea igual en otros lugares de España. Para entender un poco mejor a qué me refiero con esta diferencia regional, puedes ver este mapa de la violencia machista en España. Yo vivo en Cantabria, que es uno de los sitios "mejores", mientras que en zonas meridionales como Andalucía o Canarias son los peores.
    No conozco suficientemente otros países, pero mi impresión es que posiblemente no estemos tan mal con la violencia de género como Argentina, pero aquí existe. Como en todas partes, quiero decir que incluso los países escandinavos, que son sociedades mucho más igualitarias, también existe violencia machista, con cifras que incluso llegan a duplicar las del sur de Europa.

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  5. Me sorprende lo de los hombres cocinando o haciendo la compra. Yo siento que acá sigue muy instalado el estereotipo de familia, las mujeres si trabajan pero se sigue esperando que ellas hagan las tareas del hogar

    Acá son muy Homofobicos, en el secundario (yo termine el año pasado) con suerte hay un gay por curso, traducción: los únicos que se animan a decirlo. Porque los molestan tanto que hay que animarse a decirlo, la cantidad de bullying que sufren es impresionante.
    Esta la ley de matrimonio igualitario pero socialmente no está bien visto, es muy raro ver a parejas gay en la calle y si ves alguna la gente los mira con mala cara.

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  6. Acá no se tiene conciencia de la violencia entre parejas. Entre parejas de adolescentes es muy normal que ella diga que el "no la deja salir", o comentarios del estilo

    También es normal que suban fotos privadas de chicas sin su consentimiento

    En cuanto a la violencia de género es muy común que quede en la nada. Mira yo tengo 4 conocidas a las que les pegaba sus parejas y ninguna los denunció. Imagínate que las cuatro tienen hijos,de pedo que tienen para comer y donde vivir, ¿de donde van a sacar la plata para pagar un abogado?.
    Y las veces que fueron a comisaria los policías les dijeron que "no podían hacer nada"

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  7. Y allá hay racismo ?
    Acá hay, lo más visible es hacia los chinos y los bolivianos. Usan muchos adjetivos descalificativos hacia ellos.

    Después ven el racismo que hay en EEUU hacia los latinos y se indignan. Más hipócritas

    Ojo, me encanta mi país pero la gente peca de ignorante y por eso discriminan tanto.

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