Tópico
harlequinero: secret baby [vale: bebé secreto, pero no suena igual]
Warner Books, mayo 2004
Diseño de portada: Jackie Merri Meyer
& Gizelle Ferrer
Fotografía de portada: Digital Stock
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DATOS GENERALES
Título original: Words of silk
Subgénero: contemporánea/Genérica
Fecha
de publicación original en inglés: junio de 1984
Serie: Mills & Boon Desire (MD) – 139 / Silhouette Desire (SD) - 139
Pseudónimo: Erin St. Claire
NO TRADUCIDA AL
ESPAÑOL
SINOPSIS
La vida de Laney McLeod
cambia desde el momento en que se encuentra atrapada en un ascensor en un
rascacielos de Manhattan. Luchando contra su creciente pánico, confía en el
guapo desconocido que la ayuda a superar su claustrofobia. Él, Deke Sargent, se siente tan atraído por
esta bella y vulnerable mujer como ella por él.
Cuando vuelve la electricidad, Deke y Laney se encuentran en un
abrazo apasionado que pronto lleva a una noche de amor en su apartamento. Sin
recordar nada de lo ocurrido, y asombrada por su propio descaro, Laney
desaparece a la mañana siguiente cuando descubre que está en la cama de un
perfecto extraño.
Pero la noche de abandono que ella intenta olvidar tiene sus
consecuencias. Meses más tarde, Laney recibe una sorpresa aún mayor cuando Deke
aparece en su vida.
Incapaz de olvidar la química entre ellos, pero temiendo que ella
sea sólo otra conquista más de este rico playboy, Laney va a descubrir que su
resistencia a Deke esconde un temor aún más profundo, al que tiene que
enfrentarse porque, si no lo hace, corre el riesgo de perder al único hombre al
que no se ha podido resistir.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No, la verdad, la compré
en su día sólo porque era de Sandra Brown.
CRÍTICA
Esta novela la compré en mayo de 2004. Como Sandra Brown
es una de mis autoras favoritas, a lo largo de los años me he ido haciendo con
toda su bibliografía. Más que nada por pura obsesión. Sólo así se explica que
este pestiño lo tenga en tapa dura.
La releí en abril de 2013 para hacer crítica en El rincón
de la novela romántica. Y la he repasado en abril de 2017, para publicar esta
crítica en mi blog, que va a ser, más o menos, la misma que hace cuatro años.
Capítulo 1: La veinteañera Laney McLeod ha
ido a visitar a unos amigos en Nueva York. Queda atrapada en el ascensor. El
pánico la atenaza y a duras penas consigue responder algo al amable y guapo
cuarentón que intenta calmarla, Deke Sargent. Cuando el ascensor reanuda la
marcha, Laney se aferra a Deke y se echa a llorar, así que él decide llevársela
a su apartamento.
Le sirve una copa de brandy. Laney bebe de su mano, cierra los
ojos y se reclina en el sofá. Suspira y le pide que la abrace. Deke la abraza y
la besa. Laney se deja hacer. De lo más normal. Igual es que se ha emborrachado
con una simple copa de brandy. Deke decide acostarla. Laney lo sigue y se
desnuda con él delante. Deke intenta irse pero ella le grita que no. “Quédate conmigo. Lo prometiste. Dijiste que
me abrazarías”. Y Deke dice que bueno, que vale. Total, ella está como ida.
A la mañana siguiente Laney se encuentra con que comparte almohada
con un perfecto desconocido. No recuerda nada. Horrorizada, descubre manchas de
sangre en la cama. Él le explica: “No
sabía que eras virgen. ¿Cómo podía saberlo hasta que era demasiado tarde?”.
Laney le acusa de violarla, lógico porque no parece que ella estuviera en plenitud
de facultades para consentir.
En cuanto puede, se escapa. Se consuela diciendo que al menos no
quedará embarazada, porque es estéril.
Capítulo 2: Pues va a ser que no. El médico
se equivocó, y sí que podía quedar embarazada. Marcha a trabajar como maestra
de infantil en un pueblo de Arkansas. Se inventa que tiene un marido del que
está separada porque, al parecer, ser madre soltera es motivo suficiente para
que la despidan. Los del colegio hacen como que se lo creen, especialmente
cuando al poco tiempo aparece Deke Sargent como el marido separado.
Capítulos 3 a 10: Laney embarazada, con
detallada descripción de síntomas, libidinosamente constatados por Deke. Deke
yéndose a vivir a casa de ella (sin pedir permiso), metiéndose en la cama de
ella (sin pedir permiso tampoco), después de haberla espiado, seguido y hasta
conseguido datos médicos confidenciales. Obviamente sin consultarla, le cambia
los muebles, le compra un coche y contrata señora de la limpieza. Además de
seguirla y estar en todo momento diciéndole lo que puede hacer y lo que no.
Final feliz, incluida una boda celebrada cuándo, cómo y dónde él dice, y
después de amenazas diversas.
Como veis, esta novela sigue el esquema arquetípico de jovencita
inocente y con poca entereza dominada por un señor mayor, canoso y con dinero,
que decide resolverle los problemas. Y todo ello a pesar de que ella le dice
una vez que la deje en paz, que se vaya de su casa, que no quiere casarse. Y si
ella no se pliega a su voluntad, resulta que es una irracional. Como les pasa a
las mujeres maltratadas, a veces ya no quedan fuerzas para seguir resistiendo,
y aquí tenemos buen ejemplo.
Quizá esté pasado de moda por ser de los ochenta. Se nota en
frases cursis en plan “el frondoso delta de su feminidad”. Pero hay muy buenas
novelitas de los ochenta todavía rescatables, como se ve en algunas de Sandra
Brown de las que ya he hablado aquí.
Hace cuatro años escribí que “Esta novela no enfada, sólo aburre”.
Rectifico (rectificar es de sabios): sí que enfada si lo miras con las gafas
violetas. Pero es que, además, el comienzo no parece mínimamente verosímil. Una
se imagina el pánico claustrofóbico con gritos y llanto, no un estado
catatónico que te arrastre a la cama de un desconocido. Pero vamos, supongamos
que sí. Este desconocido se aprovecha de tu estupor y tiene sexo con tu cuerpo
inconsciente. Eso es agresión sexual, ¿no? Pero es que además de lo cuenta de
manera soporífera: no atrapa, no hay giros inesperados. Y los personajes,
además de tener una notable diferencia de edad, no son muy interesantes.
Hay que admitir que en la lista de nuestras autoras favoritas
siempre hay alguna novela mala. Siempre creí que Temperatures Raising (1989) era la peor novela de Sandra Brown.
Aunque The Rana Look (1986) y Send No Flowers (1984) eran serias
competidoras. Incluyo definitivamente en esa lista de competidoras por “la peor
Sandra Brown” a esta Words of Silk.
Menos mal que no las han traducido y que Sandra Brown no escribe
este tipo de cosas desde hace décadas.
Valoración personal: perfectamente
prescindible, 1
Se la recomendaría a: fans de Sandra Brown que quieran honestamente decir que lo
han leído todo de la autora.
Otras críticas de la novela:
Ya he dicho que es difícil encontrar críticas de libros tan antiguos.
En El Rincón de la Novela Romántica
está una versión anterior de esta crítica mía.
Siempre tenemos, claro, Good Reads, donde
por razones que se me escapan, la media es 3.54.
No he
encontrado más. Si alguien conoce alguna otra crítica de la novela, en inglés o
español, siéntase libre de enlazar abajo.