viernes, 31 de julio de 2020

Crítica: “I’m in no mood for love”, de Rachel Gibson

Contemporánea, sexi y con su toque de humor

Avon, 10/2006


DATOS GENERALES

 

Título original: I’m In No Mood For Love

Subgénero: contemporánea

 

Fecha de publicación original en inglés: octubre de 2006

Parte de una serie: Writer Friends #2

Páginas: 384

 

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

 

SINOPSIS (según Fiction Data Base)

 

¿Qué le pasa a Clare Wingate? Un instante está padeciendo en un vestido rosa que nunca volverá a lucir, y al siguiente resulta que es por la mañana… y tiene la peor resaca de su vida.

Para empeorar las cosas, no lleva nada salvo un poco poquito de Escada y echada junto a Sebastian Vaughan … el chico que le gustaba de niña que se ha convertido en un periodista sexi que recorre el globo. En algún momento entre el brindis y el lanzamiento del ramo se ha metido en un buen lío.

Clare tiene derecho a a enloquecer un poco, después de todo, se ha quedado noqueada hasta sus zapatos teñidos después de encontrar a su prometido en una posición comprometida con el chico de las reparaciones. Claramente, su boda de sociedad queda descartada.

Pero Sebastian la pica de la peor manera posible, y de la mejor. Clare no está en modo amor, ni siquiera en modo lujuria, y quiere olvidar a Sebastian y sus impresionantes abdominales. Tan pronto como sea posible. Pero él tampoco está en modo de echarse a correr, y su beso es imposible de olvidar.

 

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Estaría entre esas 4.000-5.000 novelas que merece la pena dar una oportunidad. Apareció en el Top 1.000 de Romance.Novels.Me, la 643. Además, tiene un par de tópicos de esos que gustan mucho, amistad entre personas del mismo sexo y «amigos a amantes».

 

CRÍTICA

El año pasado, para un TBR Challenge, comenté esa novela, en inglés. La he vuelto a leer y la comentaré en español, contando más o menos lo mismo.

Para estos tiempos de incertidumbre, no hay nada mejor que algo poco complicado, sexi, y con su toque de humor, como Rachel Gibson.

El tópico de aquel mes era Backlist Glom (author with more than one book in your TBR), es decir, un autor de esos que te quieres leer toda su bibliografía, y tienes varios libros suyos en el montón de los que están pendientes de leer.

Hay varias autoras así en mis baldas y, sobre todo, en mi Kindle. Así que tenía donde elegir. Si decidí en aquel momento inclinarme por Rachel Gibson fue porque había leído varias novelas románticas históricas y me apetecía un cambio de aires, y esta novela pertenecía a una de las pocas series de Gibson que todavía no había empezado.

Esta vez la he releído porque Rachel Gibson es una lectura segura, ni te remueve el estómago ni la neurona. Admito que es una de mis novelistas favoritas, y me he leído casi todos sus libros, unas cuantas en traducciones. Esta serie no está traducida, y ese es uno de los motivos por los que me queda aún pendiente.

Al principio de este libro, conoceremos a Clare Wingate en uno de los peores días de su vida. Es la boda de una de sus mejores amigas, y es dama de honor, toda vestida de rosa, y con tules,… pero es también el día en que descubre que su prometido es, de hecho, gay. Y lo descubre de una manera que no deja lugar a dudas.

Yo siempre digo que en una boda las que mejor se lo pasan son las amigas de la novia… Pues no es así en este caso. No se le ocurre cosa mejor que beber cual cosaca y eso lleva a que, al día siguiente, amanezca en una habitación de hotel, desnuda, bueno, con un tanga. Ha pasado la noche con Sebastian Vaughan, un periodista de renombre al que conoció de chiquilla, pues era el hijo del jardinero de su madre.

Se sienten intensamente atraídos el uno por el otro. Están en su treintena, libres y sin compromiso. Así que con el tiempo acabarán siendo unos follamigos, o amigos con beneficios. No nos confundamos. La romántica Clare sueña con su «felices para siempre», incluidos niños y perros. Lo que ocurre es que justo ahora no está de ánimos para buscar el amor. Así que Sebastian, sexi y alérgico al compromiso, resulta el tipo perfecto con el que tener un lío de rebote.

Claro que esto es Romancelandia. Sabemos que eso de «solo sexo» nunca funciona. Y más tarde o más temprano el amor se mezclará en esta clase de relación.

Ha sido una lectura ligera, y la disfruté bastante. Clare es escritora de novela romántica y de este hecho proceden algunos de los momentos buenos, graciosos, de la historia. Aparecen siempre las preguntas tontas que se les hacen a las autoras de romántica, como la inspiración para las escenas sexis, o el desprecio con el que se habla de este género. Un punto a favor de Sebastian es que él, aunque no conocía el género, le da la oportunidad y lee alguna de las novelas de romántica histórica que escribe Clare. Y hasta le encuentra algo de gusto.

Gibson es genial construyendo tensión sexual entre los personajes principales, y este libro no es una excepción. La parte sensual está logradísima.

Ahora, la parte romántica es algo que no siempre… acaba redondeando. Me refiero a ese momento en el que la relación sexual se transforma en algo diferente, ese momento mágico en el que ellos descubren que están enamorados. No lo hace tan bien, al menos no para mi gusto.

Yo creo que sabe crear protagonistas masculinos tan fuertes, tan duros y tan reacios al compromiso, que cuando cambian y dicen «caramba, estoy enamorado», pasa muy rápido, de manera algo inesperada y encuentro que es difícil de creer.

Valoración personal: buena, 3

 

Se la recomendaría a: quienes deseen pasar un buen rato con una historia contemporánea sin complicaciones.

 

Otras críticas de la novela:

 

Hay crítica en español en El rincón de la novela romántica, donde la consideran sencilla y previsible, y aún así, bonita. 

El resto de las que he encontrado están en inglés, y son más bien tibias.

Mrs. Giggles, 3 Oogies

Kaetrin firma la crítica en AudioGals dedicada al audiolibro, narrado por Kathleen Early, y el dan una C+ a la historia, y B/B+ a la narración. 

Jayne, en Dear Author, le da una C+

Otra C+, en All AboutRomance

BookNAround le hace un crítica poco entusiasta. 

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