En el mes de
agosto, la autora del Reto RITA es Judith Krantz.
Judith Krantz
es una de esas autoras ochenteras que llevan hombreras hasta en el
cardado.
Nació en Nueva
York el 9 de enero de 1928 y falleció en Los Ángeles el 22 de junio de 2019.
Publicó diez novelas,
muchas de las cuales fueron llevadas al cine, bueno más bien a la televisión,
bien telefilmes o bien series.
Son, ya digo,
historias de esas que te parece estar viendo una temporada de Dinastía, Los Colby o Falcon Crest. Recuerdo especialmente
Scruples y Princesa Daisy.
Aunque, si he
de ser sincera, pasó hace tanto tiempo que ya no sé si leí los libros o me vi
las series.
Yo me dije, ¿y
qué leo de esta buena señora? No tiene ningún premio RITA, ni de otro tipo, ni
finalista, ni Romantic Times ni best of the year ni nada de nada. Se ve que en aquella época no se hacían listas, o nadie se ha acordado de pasarlas a internet.
Pero es que tampoco puedo recurrir a mi base de datos. Solo aparece una, Hasta que volvamos a encontrarnos, a la que en Smart Bitches Trashy Books hicieron una crítica de A.
Me tuve que hacer una lista ad hoc para ver cuáles son más valoradas, cogiendo datos de los sospechosos
habituales, Amazon y Good Reads. Lo que me salió fue esto, valorado de más a
menos:
—
La hija de Mistral (Mistral's Daughter, 1983)
—
Hasta que volvamos a encontrarnos (Till
We Meet Again, 1988)
—
Princesa Daisy (Princess Daisy, 1984)
—
Escrúpulos (Escrúpulos, 1979)
—
Joyas de familia (The Jewels of Tessa
Kent, 1998)
—
Paraíso privado (Dazzle, 2/1992)
—
Escrúpulos II (Scruples II, 6/1992)
—
Modelos (Spring Collection, 1996)
—
Amantes (Lovers, 1994)
—
New York, New York (I'll Take Manhattan,
1987)
También
publicó una autobiografía, en 2000, creo, Sex
and Shopping: The Confessions of a Nice Jewish Girl: An Autobiography.
Los precios,
aun en digital, me parecían demasiado caros para una autora que no sé si me
va a gustar. Así que recurrí a mi propia biblioteca. Allí vi que tenía uno Amantes, compré en Fnac Callao… en 1998,
según pone en la etiqueta. La debí leer en su momento, pero no recuerdo nada.
Así que será como leerla de nuevo
Amantes
Título
original: Lovers
Fecha: 4/1994
Páginas: 542
Parte de una
serie: Scruples (Escrúpulos) #3
1.ª edición
en España
ISBN 13:
978-84-7888-283-0
Traductora:
Raquel Albornoz
Edición: 7/1996,
Salamandra
Páginas: 432
Parte de una
serie: Scruples (Escrúpulos) #3
Sinopsis
(en La casa del libro)
Sexo, dinero, romance, talento,
ambición, glamour y hasta un intento de asesinato son algunos de los
ingredientes que Judith Krantz pone en juego en esta ágil y cautivante novela.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
No.
Crítica
Pues eso, una
novela con hombreras. Tal ochentero como Ronald Reagan y la Madonna de Who’s that girl. A pesar de publicarse
en 1994, la ambientación en 1983.
La
protagonista, Gigi, es una muchacha superlativa. Guapísima, salerosa, rica,
hasta sabe cocinar,… cualquier cosa que se le ocurre, cualquier negocio o
aventura profesional que emprende, le sale bien porque ella es más lista que
nadie. Y más ingeniosa, y más guapa, y más todo.
Prácticamente,
todos los hombres que la conocen se enamoran de ella. Al principio del libro
tiene un novio, un egocéntrico director de cine. Luego ya va teniendo sus
rollos, pasando de un amante a otro. Sí, su final feliz implica casarse con uno
en concreto, pero no entro en detalles por no destripar.
Si miras la definición de Mary Sue en el diccionario, aparece la foto de Gigi Orsini.
Esta es una de
amor y lujo de toda la vida, con sus jetsetters
(literal). Se ambienta en un mundillo en principio atractivo, el del cine y la
publicidad, de la costa Oeste principalmente.
Seguiremos a
Gigi a lo largo y ancho del mundo occidental, de Los Ángeles a Venecia, pasando
por Nueva York. Siempre con cuidadosos looks
de los cuales te dan hasta el último detalle, que si una cenefa por aquí, que
si un bordado por allá, unas sandalias doradas para rematar el outfit…
Qué queréis
que os diga, es como verse toda una temporada de Dinastía, entretenido pero viejuno, y con más brilli-brilli que un
desfile del orgullo.
Lo peor es que
Gigi acaba siendo muchas veces mero hilo conductor y desaparece de escena
durante más de un capítulo.
Por ejemplo,
te presentan a su antagonista, una ejecutiva de publicidad llamada Victoria, y
entonces te empiezan a contar su vida con pelos y señales, cómo era de niña, su
relación con su madre, cómo se deshizo de su virginidad, el amante del que está
enamorada, los otros que se va echando porque sí…
O tomemos otro
personaje, Zach, el director de cine. Está rodando una película en Montana y te
cuentan lo que les ocurre con esta actriz, que si el tramoyista, que si pasión y celos, que si tal
escena con Newman es así y la de Eastwood asao…
Si dejaras
esto en la historia de Gigi y su amante XX, la cosa se te quedaría en la mitad.
Hubo un tiempo
en que me leía estas cosas y me gustaban.
Hombre, creo
que era sobre todo por contraste con otras novelas de la época. Aquí, las
protagonistas eran mujeres pluscuamperfectas, que sabían cómo vestir, que
montaban negocios y se hacían ricas, que se echaban a la espalda cuanto amante les
hiciera tilín.
No pedían
permiso para triunfar ni tampoco el perdón por ser sexualmente activas.
Era lo que
entonces se llamaba una mujer liberada,
por el movimiento women’s lib que
quemaba sujetadores. Se trataba de mostrar modelos diferentes de mujer, independientes, con ambiciones, que vivían la vida a su manera.
Autosuficientes.
Algo radicalmente opuesta a esa figura sentimental de la mujer-víctima y débil,
con necesidad constante de protección.
Tomemos a Gigi,
una chica que va por la vida sin complejos ni remordimientos. Va a su aire, rompiendo
corazones, emprendiendo negocios, cortando cuando le tocan los ovarios… Que le
den a esos cretinos si pretenden controlarla o que ella esté a su servicio. Si ellos se enamoran, es su problema, el corazón y el cuerpo de Gigi no son de nadie.
O son de quien
ella quiera a cada momento. Y si rompe con alguien, adiós, el duelo por el amor
perdido no le dura ni medio segundo.
Vemos a su
amiga Sasha, ahora casada pero que en su soltería llegó a simultanear hasta a tres amantes
a la vez: dos noches por semana para cada uno y el domingo, a descansar. La
anécdota de esta muchacha da para reflexionar sobre el doble rasero.
(Que yo digo,
de dónde sacaba energía para tanto).
Sería lo único
que salvaría un poco la cosa, ese desenfado sexual de mujeres independientes. Encuentro
refrescante ese descaro emocional en comparación con la ñoñería actual. Tengo la impresión de que, por mucha gimnasia sexual que metan ahora, en lo emocional deben resultar virtuosas, impecables,
consideradas por los sentimientos ajenos, con cuidadín de no ofender a nadie,
siempre políticamente correctas.
Pero bueno,
dejando a un lado esas cosas que me distraían mientras estaba leyendo, la
verdad es que este libro se me hizo muy cuesta arriba. No consiguió
entretenerme lo más mínimo. Mi interés por las vidas de los ricos y famosos es
bastante limitado. Lo puedo entender en un harlequín que no llega a doscientas
páginas, pero tenerme más de cuatrocientas con estas cosas…
En fin, que me
costó muchísimo acabar esta novela. Me paraba, leía otra cosa, volvía… Creo que
me he leído tres novelas en los paréntesis que he ido haciendo con esta.
Me
impacientaba, quería que algo me llamase la atención pero nada, que no progresaba.
Y si no fuera
porque quería acabarla para escribir esta reseña, la habría dejado.
Se queda en
una estrella. He intentado buscarle algo más que la redimiera, el estilo, los
personajes, algo de intriga… sin encontrárselo. Salvo ese modelo de mujeres
liberadas, que aprecio; no obstante, se me queda en muy poco. Insuficiente,
desde luego, para ponerle una estrellita adicional.
Me sabe fatal
escribir una reseña así de un libro de una autora tan popular, tan superventas.
Me pregunto si, en otro momento, hubiera encajado mejor esta historia. Al fin y
al cabo compré este libro, voluntariamente, hace más de veinte años… Cuánto he
cambiado yo, o el género, o ambos.
Igual en
formato teleflín es más llevadero. Por escrito… es otra cosa.
Lo que es a
día de hoy, no sé la verdad qué le pueden encontrar los lectores a estos
novelones en plan Jackie Collins.
Estoy deseando
leer otras reseñas del Reto RITA, de este y otros libros de Krantz, a ver cómo
se toma gente más joven estas cosas.
Valoración: soporífera, 1 estrella
La recomendaría a: los fans de las “novelas con
hombreras”.
Otras críticas de la novela
De algo así de
antiguo no encuentro prácticamente nada en internet.
Hay una breve referencia a esta novela en Mulher portuguesa.
Reseña en Publishers Weekly.
Crítica
estupenda en LA Times de Margo Kaufman que empieza así: “Creo
que la prueba de fuego de cuán grande es un mal libro es que no te odias a ti
misma hasta que lo has terminado”.
A mí no me
queda ni ese consuelo, la verdad.
Análisis detallado en AllReaders.com
Amazon, hoy, 3.9 estrellas.
Good Reads, hoy, 3.47 estrellas.
Muchas gracias por participar otro mes más, Bona! Esta es de esas autoras que personalmente me apetece leer por mera arqueología literaria, para ver qué tenía y le hizo triunfar en su momento. Me temo que con esta novela me pasaría algo similar a ti, que en serie de tv o teleflín me lo zampo incluso sabiendo que no es algo bueno pero que en libro me costaría porque no me da lo que yo quiero en una novela romántica.
ResponderEliminarA ver qué tal Hasta el volvamos a encontrarnos, que es el que tengo por casa y voy a leer.
Besotes!
Es lo que dices, estas cosas hay que leerlas por arqueología literaria y nada más. Ojalá tengas suerte y el que has escogido lo disfrutes. Ya ves que es de los más valorados.
EliminarEste mes me gustará ver las reseñas, ya lo digo, a ver qué impresión causa en la gente más joven.
Por curiosidad miré otras cosas del mismo año 1994, que disfruto sin problemas, y hasta me encantaron: Tenías que ser tú de SEP, o Sueño contigo de Kleypas o Nacida del fuego de Roberts. Nada que ver con "esto".
Es que hay historias que aguantan bien el paso del tiempo, como esas que dices de SEP, Kleypas y Roberts y otras que envejecen fatal. A mi si la autora se entretiene mucho en descripciones de ropa, accesorios y lujo ya te digo que no es de esas a las que les hago un hueco en mi corazoncito.
ResponderEliminarEh... pues va a ser que... mejor no le haces hueco a esta historia, porque no lo merece. Hasta el moño quedé de la ropa. Y eso que soy de las que, del ¡Hola!, solo mira las foticas.
EliminarDe esta autora no he leído nada pero vi La hija de Mistral hace tantos años que no recuerdo si me gustó.
ResponderEliminarYo también soy de las que leía -y veía- estas cosas. Entonces, ese tipo de ambiente glamuroso con sus tejemanejes estaban de moda. Pero me parece que se plasmaban mejor en la pantalla, de hecho, series míticas como Dinastía fueron precursoras del cliffhanger así que no veas lo que podían enganchar. Es verdad, en literatura estos argumentos tan alargados llegan a un punto en que no te dice nada y se vuelven monótonos.
Ahora que lo dices... no puedo estar más de acuerdo contigo, las protagonistas eran mujeres lanzadas y dueñas de sí mismas. Creo que es lo que más me atraía de todo en este tipo de novelas. Sin embargo, siempre he tenido mis dudas sobre si son o no novelas románticas al uso. Cuando descubrí a SEP o Kleypas no veas la alegría que me entró en el cuerpo jaja
Un abrazo :)
Creo que tienes toda la razón, este tipo de pistos de amor y lujo pegan más en la pantalla. Entrarían en mi definición de romántica porque yo lo dejo en que tenga una historia de amor y los amantes acaben vivos y juntos. Aunque, en este caso, la relación amorosa de Gigi ocupe el 20 % del libro, haciendo un cálculo generoso.
EliminarA riesgo de descubrir mi edad, he visto en la tele "La hija de Mistral", "Escrúpulos"y "Princesa Daisy". Solo me acuerdo algo de la última. Jamás pensé que eran novelas de éxito, creía que eran guiones televisivos. No sé si conseguiré alguna para el reto pero, me apichona mucho el tema "descripciones". Acabo de pasar un tormento al respecto con Gaelen Foley.
ResponderEliminarUy, te entiendo. Yo tengo a medias el de Gaelen Foley "Corazón de tormenta" y me da una pereza infinita seguir.
EliminarNo te preocupes por la edad, Anita. Al menos tú te acuerdas de que sí, de que las vistes en la tele. Yo ni eso, no sé si las vi o las leí, o las dos cosas.
EliminarCon Gaelen tuve más suerte que vosotras, je je, me dejó con ganas de leer alguna más de las suyas.