miércoles, 5 de octubre de 2022

Crítica: “Love lessons”, de Sarina Bowen

 

Entretenimiento harlequinero


 

LOVE LESSONS

 

Por SARINA BOWEN Fecha: julio de 2022

 

Definitivamente, la serie se ha ido por los cerros de Úbeda, quiero decir, por la fantasía harlequinera de millonarios NA, dejando a un lado el deporte y cualquier pretensión. 

Que oye, conmigo funciona, pero admito que no es por donde yo esperaba que fuese esto de los Brooklyn Bruisers cuando empecé a leerla.

Vera Vestini (27) está en los primeros años de su empresa como estilista independiente, con su amiga Charli como socia. Tiene el típico vecino ruidoso y tocaovarios de Romancelandia, Ian Crikey (28).

Ian está remodelando un edificio y parte de las tareas las hace él mismo con sus manos, porque es el tipo de trabajo manual que le ayuda a desconectar un poco. Profesionalmente es jugador de hockey.

En la pista, es el enforcer, es decir, el defensa que se dedica a proteger a sus compañeros dando mamporros. Una figura siempre problemática; me quedé sobre todo clavada con la representación que de esta figura dio Rachel Reid en Tough guy.

Aquí no está ni de lejos siguiendo esa senda dramática. Pero también tiene su coste para Ian. Algo le ocurrió en la última temporada que lo tiene con pesadillas. No será su único problemilla. Está en un momento en que no se decide a enfrentarse a ninguno.

En el equipo le dan un toque por su imagen. La pizpireta vecina que consigue que lo arresten por meter follón a horas intempestivas será, sin él pensarlo, quien le ayude a mejorar esto en parte. La más superficial, la ropa que viste. Esta parte me resultó interesante, por qué él viste como viste y cómo se puede resolver.

Estos dos se enamorarán en un viaje a Italia. La excusa para intimar está en que Vera quiere recuperar a su ex, y como este idiota dijo que ella no era buena en la cama, a Vera se le ocurre mejorar tomando lecciones de Ian. Que está encantado porque se siente un regalo para las mujeres, la verdad. A chulito no le gana nadie.

Sí lo sé, es un tópico mñé, esto de que sea el varón de turno el que mejore tu vida sexual. Pienso que a las mujeres más nos vale descubrirlo nosotras mismas, no esperar a que venga el tío de la vara mágica. Pero bueno, tampoco me molestó y eso da pie a que las escenas sexuales tengan sentido dentro del desarrollo general de la historia, forman parte del argumento.

Otra cosa que me gusta que los problemas digamos emocionales de Ian los resuelve por sí mismo, con ayuda de un profesional. Y me gusta porque, a diferencia de otras novelas en Romancelandia, el amor no lo es todo, no arregla mágicamente todos tus problemas.

El amor no lo es todo, no puede ser la única motivación para cambiar.

La parte harlequinera es el viaje en jet privado a Italia, todos jóvenes y guapos, y enamorados, en el lago Como como telón de fondo, por supuesto con ropa de marca y dejándose la chequera (bueno, más bien, quemando la tarjeta de crédito) en Milán y Lugano. 

Hay un momento en que se van a ver una Traviata en la Arena de Verona. Y mira, me parece original, dentro de lo que es Romancelandia, que se empeñan todo el rato en ir a la Toscana, ¡que Italia tiene otras diecinueve regiones!

Lo dicho, muy entretenida si te haces a la idea de que esto es un harlequín un poco alargado. Y te olvidas de la parte deportiva.

 

Mi experiencia: buena, 3 estrellas.

 

Print / eBook, 298 páginas

Tuxbury Publishing LLC (12 julio 2022)

Parte de una serie: Brooklyn #7 / Brooklyn Bruisers #10

ISBN13: 9781950155385

 

Simply Love Books, 5 estrellas

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