jueves, 27 de agosto de 2015

Crítica: "De repente, el último verano", de Sarah Morgan



Es uno de esos libros que la crítica consideró lo mejor de 2014
Novela sentimentaloide. Familia entrañable. Menosprecio de corte y alabanza de aldea.
Vamos, seguro que tiene su público. Pero yo no estoy incluida.
HQN, 2016

DATOS GENERALES

Título original: Suddenly Last Summer
Fecha de publicación original en inglés: junio 2014
Subgénero: contemporánea
Editorial: Harlequin

Parte de una serie: 2.º libro de la serie Hermanos O’Neil


SINOPSIS

La apasionada chef francesa Élise Philippe está pasando por un mal día. No sólo sus grandes planes para inaugurar su gran café se están desmoronando, sino que Sean O'Neil ha vuelto a la ciudad, y más apetecible que nunca. Las memorias de una electrizante noche que compartieron el verano pasado la tienta mucho, pero sabe demasiado bien que con el tiempo Sean se marchará de nuevo.

De vuelta a Vermont – aunque sea por poco tiempo – es la peor pesadilla del cirujano Sean O'Neil. Volver al Snow Crystal Resort significar enfrentarse a la culpa que siente al haber rechazado el estilo de vida de su familia hace años. Pero descubrir que Élise sigue en Vermont todavía y que todavía le hace bullir la sangre, ¡es una muy bienvenida distracción! Recordando el último verano y lo bien que lo pasaron juntos, va a hacer que marcharse sea más difícil.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
A mí me parece mentira, pero sí, estaría entre las mil mejores novelas románticas, allá en torno al puesto setecientos cincuenta. 
No sólo obtuvo buenas críticas, sino que la escritora Sarah MacLean la consideró entre las favoritas suyas del año pasado. Cuando Haley, que escribe para All About Romance, escogió lo mejor de 2014, reconoce que le gustó más Suddenly Last Summer que Maybe This Christmas, pero que pensó más en esta última, hasta el punto de que le gustaría releerla. “Ambos libros tienen un montón de corazón y tratan de relaciones familiares, así como superar el pasado, no sólo centrándose en la pareja principal”. Y finaliza recomendando con entusiasmo toda la serie de los hermanos O’Neill.

CRÍTICA

En diciembre y enero escribí un par de artículos señalando los libros que, juzgando por lo leído en diversos blogs y páginas webs en inglés, entendí que era lo mejor del año 2014, según la crítica.

En busca siempre de los libros “buenos” dentro de este género, me compré varios, para ir leyéndolos poco a poco.

Así que cuando vi que el TBR Challenge de abril era contemporary, me puse a leer este libro, con la intención de dedicarle la review de ese mes. Sin embargo, no lo estaba disfrutando. Es más, había momentos de esos de poner los ojos en blanco. Otros de querer tirar el kindle contra la pared. Así que, a la altura del 43% de lectura, me dije “basta ya”. Búscate otra cosa para el TBR Challenge. Así lo hice. Rock Addiction de Nalini Singh. La leí, me gustó, e hice la review (aquí). 

Pero como tengo esta obsesión por terminar lo que empiezo a leer, volví de nuevo al cabo de los días a este libro de Sarah Morgan. Para acabarla. Aunque fuera saltándome párrafos. Y publico ahora esta crítica.

Sean, que vive en Boston, acude a una pequeña localidad de Vermont donde vive su familia, porque su abuelo está enfermo. La familia no lo recibe con los brazos abiertos. Le vacilan con “las brillantes luces de la gran ciudad”, y que si se cree un gran hombre, oh, qué importante por venir y tal. Sus coches caros, sus zapatos italianos, su elegancia en el vestir… El abuelo le dice directamente que se dé media vuelta, que se vaya por donde ha venido.

Cualquiera diría que se dedica al tráfico de drogas. No, su gran pecado es que no quería trabajar en el complejo vacacional de la familia. Prefiere dedicarse a su pasión, la medicina, siendo en concreto un renombrado cirujano de la rodilla.

En fin, que no le perdonan que sea más feliz en el quirófano que atendiendo al negocio familiar.

A la chica de la película, Élise, una chef francesa, la pinta como impulsiva, emocional, y de vez en cuando suelta Merde para que no olvidemos de dónde se supone que viene.

Tuvieron un breve rollo el verano anterior. Cuando vuelven a estar juntos, saltan chispas. Siguen atraídos el uno por el otro. Aunque los dos pensaban en un lío de una noche, se suceden los encuentros apasionados en mitad del bosque o donde toque. Ninguno quiere una relación, pero el final feliz implica que: a) estén enamorados; b) Sean sea redimido de su urbanitis y c) todo estén juntos felices y contentos.

En realidad, si lo ves así, es una novela como hay tantas. Ni fu ni fa, podría haber funcionado conmigo. Pero no, no conecté. No es que me aburriera, no, es que me cabreaba a cada paso. Cada vez que se burlaban de Sean, despreciaban su profesión, ignoraban su enorme responsabilidad, estrés y autoexigencia, o su forma de vida sofisticada, me daban ganas de gritarle “tío, coge el coche, lárgate y no vuelvas la vista atrás”. Que le den po’l culo a la entrañable familia.

Sarah Morgan no es una escritora nueva para mí. Es de estas autoras de Harlequin que he visto más de una vez con buenas críticas, incluso ha ganado algún premio. Y estas historias de los O’Neil gustan mucho. Sin embargo, lo que yo he leído de ella, algo con una familia italiana de por medio, no me entusiasmó, precisamente. Al leer esta novela -con su protagonista supuestamente francesa-, creo que llegué a la conclusión de que Sarah Morgan es muy para el mercado interno anglosajón. Incluye personajes foráneos que son puro cliché, como la Élise de esta novela. Estereotipos, ¡brr! Tópico típico. Sólo le faltaba la boina y que se pusiera a cantar a Edith Piaf.

No sólo no me interesa, es que me cabrea un montón. Creo que es porque siento que estas cosas afectan a mi identidad personal, como europea del Sur, y eso provoca una reacción emocional de rechazo muy fuerte, y hasta desproporcionado, ante los clichés de italianos, portugueses, franceses, griegos,… y por supuesto españoles.

¿Una pobrecita que detesta París y para ella no hay nada como Vermont? Me parto pensando en lo que diría cualquiera del puñado de franceses que conozco, con la grandeur y el chauvinismo impresos en el ADN. Cuando en alguna escena aparecía vino californiano, yo esperaba el típico comentario que haríamos cualquiera del Viejo Mundo, al menos el Viejo Mundo mediterráneo de cultura vitivinícola. Pues, surprise, surprise, no! Élise ni se inmuta. Ahí ya dije “apaga y vámonos”. Es obvio que esto es para consumo interno. Lo que ellos creen que deben ser los extranjeros.

Pues bueno, pues vale, Sarah M., tú misma. Pero no cuentes conmigo en tu club de fans. Aunque como soy tan tonta, seguro que volveré a intentarlo.

Lo único que me gustó de esta novela es el paisaje. Es la zona del lago Champlain, que está en la frontera entre Vermont, el estado de Nueva York y Canadá. Montaña, nieve y esquí, rutas para hacer trekking, etc. De verdad que apetecía visitar a un lugar tan espléndido… aunque, claro, si me encontrara a un O’Neil -o Dios no lo quiera, una histérica Élise- por el camino, saldría corriendo en dirección contraria.

Los libros entrañables sobre que la familia lo es todo, no son lo mío.

La alabanza de aldea y perversidad de la gran ciudad, menos. 

Yo soy de pensamiento más medieval, el aire de la ciudad nos hace libres.

Pero oye, seguro que ahí afuera hay cientos, miles de lectores para los que justo este tipo de libro es de lo más reconfortante.

Valoración personal: allá tú, 1

Se la recomendaría a: todos los aficionados a la romántica contemporánea tipo Harlequin sobre lo maravillosas que son las familias.

Otras críticas de la novela:

Como digo, ahí afuera ha gustado mucho.

Smexy Books la valora en grado A y también la incluye entre lo mejor de 2014: “Perfecto para mi estado de ánimo – un héroe estresado, una heroína enérgica y apasionada, una familia con la que hay discusiones divertidas y sexo en el bosque”.

En All About Romance la consideran un libro DIK (libro que te llevarías a una isla desierta) con A-. Evidentemente, la kriptonita de uno es el maná de otros, pues la crítica entusiasta empieza: “Adoro cuando un romance de ciudad pequeña con intensos temas familiares me atrapan. Hay tantas novelas románticas ahí afuera con temas parecidos: El héroe o heroína vive en la gran ciudad y vuelve a la pequeña ciudad, sólo para enamorarse”.

En RT Book Reviews, le dieron 4 ½ estrellas.

En Dear Author le ponen un B+ y la promocionan como "lectura recomendada".

Y para Sarah MacLean, como ya mencioné antes, fue uno de sus favoritos del año 2014, según artículo publicado en The Washington Post.  Sí, porque ya veis, ahí afuera están empezando a tomarse con más seriedad a este género. ¿Algún día veremos algo parecido en El País o El mundo?

Por si hay curiosidad sobre la serie, aquí la ficha en FictionDB, donde se puede pinchar para conocer otros títulos de la serie o de Sarah Morgan. 

2 comentarios:

  1. Me gustó uno de los Harlequins de Sarah Morgan, Doukakis' Apprentice (a pesar del héroe griego, los estereotipos son bastante moderados). Pero cuando traté de leer el primero de esta serie... puaj! Parece que sigue en la misma línea con este libro, particularmente con heroines totalmente increíbles. El que yo leí tenía una que supuestamente era una ejecutiva super exitosa pero que en realidad era tan, pero tan estúpida e inepta que yo la hubiera despedido en aproximadamente 2 días.

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    1. La primera era Sleigh Bells in the Snow, ¿no? También vi críticas muy buenas y estuve a punto de comprarla, pero al final no lo hice. Esta segunda venía tan recomendada, que piqué. Con este resultado. Puede que como escriba harlequines, no se tome la molestia de investigar a fondo y hacer personajes creíbles, ni en su trabajo ni en cuanto a sus orígenes. O puede que al ser británica la autora, simplemente no sepa cómo son una ejecutiva norteamericana o una cocinera francesa, y se deje llevar por su imaginación que más bien parece prejuiciosa y llena de tópicos.
      Posiblemente intente la que me dices, Doukakis's Apprentice, que en España se tituló París en el corazón. Tengo apuntado que ganó un RITA y la han incluido en el Top 100 de NPR. Pero con otra actitud, la de "no espero nada", así que cualquier cosa buena que tenga, me sorprenderá.

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