El principio, espectacular. Luego la cosa fue decayendo hasta hundirse en un mar
de beatería.
DATOS GENERALES
Título original: To Love & to
Cherish
Subgénero:
histórica/victoriana
Fecha de publicación
original en inglés: 1995
Parte de una serie:
Wyckerley #1
1.ª edición en español:
Plaza & Janés, 2000
Traductora: Susana
Camps Perarnau
Colección: Cisne, 20/1 -
Biblioteca de Patricia Gaffney, 1
SINOPSIS
Anne vive atormentada por un matrimonio infeliz. Su esposo, Geoffrey, es un
rico aristócrata más interesado en el juego, las mujeres y las campañas
militares que en las obligaciones domésticas.
Ante tal situación, Anne busca consuelo en Christian, el atractivo párroco de Wyckerley. Este siente por ella
un gran afecto, pero dada su posición tan solo puede ofrecerle amistad. Pero ni
la voluntad más férrea resiste cuando el amor y el deseo se desbordan.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, en mi lista de “Las
mil mejores novelas románticas” ha aparecido en el puesto 155. Cuando The Romance Reader escogió las cien mejores novelas
románticas del siglo XX, estuvo en el puesto 68. Cuando RomanceNovelsMe escogió sus mil mejores romances, este
libro aparece como el 96. Ha estado
en un par de Top 100 de All About Romance, el del año 2000 (n.º 27) y el de
2004 (n.º 57). En All About Romance ha merecido crítica de DIK A, y también aparece en los “favoritos de todos los tiempos” de
sus lectores. Más de un lector, evidentemente, la cuenta entre sus favoritos, y
por citar un ejemplo, así lo escogió Lynn (critica de AAR). Por último, aquí
tenemos a un “héroe beta” prototípico: respetuoso, contenido, amigo de la
heroína, de esos que la convierten en mejor persona.
CRÍTICA
De la trilogía Wyckerley hice crítica del segundo, La mujer cautiva, incluido en mi «Desafío AAR». Quería
leer el tercero así que me dije “nena, mejor empiezas por el primero, ¿no?”.
Empieza la novela con un noble moribundo. En una habitación bastante
austera. Un tipo muy dominante y algo cruel, al que sólo llorará su ama de llaves.
A su lado, el nuevo párroco, Christian. Guapo a rabiar, apreciado por ser
el hijo del vicario anterior. Como fue amigo de la infancia de Geoffrey, hijo
del noble, que se largó de casa, no se tienen mucha simpatía. Pero se esfuerza
en rezar por él.
El hijo pródigo regresará para asumir el título de Lord D’Aubrey. Viene con
su esposa. Anne Verlaine mira con cierta distancia todo lo que la rodea, pues
ha crecido principalmente fuera de las islas Británicas y siente que no tiene
nada en común con las gentes del pueblo de Wyckerley, en el corazón de Devonshire.
Anne apoda al vicario, burlonamente, el «Arcángel»,
por su bondad, su fuerza interior, su belleza dorada así todo con el pelo
rubito y sus ojos azules… Un cielo de hombre. Así que no nos engañemos, estos
se hacen tilín al primer vistazo.
Toda esta primera parte me encantó. Iba yo leyendo y me decía «qué gozada cuando una
romántica está bien escrita». Tenía algo de novela decimonónica inglesa, con
sus gentes peculiares, cierta dureza en el ambiente de los mineros, esa forma
tan sobria de sentir la religiosidad…
Incluye toda una parte muy bien llevada de tensión
sexual-amorosa no resuelta. Claro, ella está casada y él es un hombre de la
iglesia. Se echan el ojo, se desean, hasta se quieren, pero no pueden ser el
uno para el otro. Y eso que Christy sabe que ella es profundamente infeliz en
su matrimonio aunque no sepa muy bien por qué. Intentarán ser amigos, luchando
contra sus sentimientos y sus deseos más fuertes.
Luego, llegará el momento en que el marido Geoffrey desaparezca de escena
(allá por la mitad del libro), y las cosas se precipitan… Un poco. Ya pueden
confesarse sus sentimientos y tal, pero te dices a ver qué más va a pasar,
porque todavía faltan bastantes páginas para el final y todo esto no puede ser
tan edulcorado y feliz.
Y sí, pasan cosas, pero no para bien, ya que a partir de ahí el
libro fue cuesta abajo. Cada vez más sentimental, más cursi, hasta el punto de
que me daban un poquito de vergüenza ajena. Durante buena parte de la novela,
Anne conservaba esa distancia irónica, reconociendo por ejemplo, lo malos que
son los poemas de su enamorado. Pero llega un momento en que, al final, ella
también sucumbe al medio y acaba siendo una más, arrodillada y rezando, cuando
al principio de la novela es perfectamente atea.
Para los que no somos religiosos, estas cosas nos suenan raras. Para mí,
los ateos conversos son criaturas míticas, como la chica de la
curva o los vegetarianos que comen carne a escondidas: todo el mundo dice que
existen, pero yo no he visto ninguno.
Que yo me digo, tía, después de haber vivido en Francia e Italia, de
convertirte a algo, ¿por qué no al catolicismo, que es mucho más rumboso y
tiene un arte que ya quisieran los anglicanos? Tienes romerías en las que
conoces a un montón de gente, procesiones que son todo un espectáculo, música
alucinante, el cielo asegurado siempre que te arrepientas a tiempo (y basta que
sea un minuto antes de morir), y todo un elenco de santos a tu disposición,
especializados por materias.
Soy maniática, lo sé. Intento ser objetiva, pero este es mi blog y aquí
cuento yo cómo vivo mis lecturas de romántica. Mi reacción a este libro tampoco
es algo que yo pueda controlar. Me encantó el principio, luego decayó y ya al
final, *spoiler* cuando vi a Anne rezando de rodillas con todos los
mineros, mientras su churri andaba bajo tierra cantando himnos religiosos a un
minero atrapado *fin
de spoiler*,… me pareció ridículo. Un final hollywoodiense para una
película de Dreyer.
No tengo problemas con personajes y argumentos espirituales o religiosos,
sino con las versiones ñoñas de esos temas.
Otra manía: no me gustan los hipocorísticos. Christian baja muchos puntos porque
le llaman Christy todo el rato. Puede estar bien cuando eres un crío pero no
para un hombre hecho y derecho. Además, en mi cabeza es nombre de chica (por Christy
Turlington, supongo) y cada vez que lo leía, no me venía la imagen de un angélico
párroco, sino de una supermodelo.
No ayuda la traducción, que es de las que revelan escasa cultura del perpetrador, al dejar sin traducir nombres: Burma
en vez de Birmania o Euryalus por
Euríalo. O, al final, cuando la pareja está en Rávena, «San Apollinaire», en
referencia a la basílica de San Apolinar. Si todavía conservara el nombre
original en italiano Sant’Apollinare,
vale, pero no, por razones que se me escapan, lo deja en francés. ¿Será cosa de
la autora?
Esa es otra: estos dos en una envidiable luna de miel por Italia y acaban
ansiando volver a la lluviosa Inglaterra. Sonaba un poquito,… paleto, como esos
turistas que da lo mismo que vean el Louvre, la Acrópolis o la Isla de los
Museos, en el fondo, están deseando volver para soltar lo de «Como en casa, en
ningún sitio».
No quiero engañaros. Esta es sólo mi experiencia personal. Esta novela
gusta muchísimo, la aplauden desde hace años. Probablemente, la inmensa mayoría
de lectores disfruten como enanos de un libro que está muy bien escrito, con
personajes interesantes y una ambientación bien lograda.
Como comprenderéis, lo de leerme el tercero,… lo voy a dejar por ahora. Lo
leeré porque está en mi Kindle. Espero que sea un poco menos sensiblero, y redima la
trilogía. Por favor, por favor, que sea más como el 2.º de la serie que como este
1.º
Valoración personal: irregular, 2
Se la recomendaría a: las románticas religiosas que
disfruten de una buena conversión al anglicanismo.
Otras críticas de la novela:
Con estos libros tan
estupendos que, por la razón que sea, conmigo no han funcionado, recomiendo
especialmente leer otras críticas más entusiastas.
En español, El rincón de la novela romántica tiene dos críticas, en que la califican de dura,
hermosísima, muy buena,…
En el blog Lectura Adictiva le da 9,5/10, y el único pero que le pone es que el final le parece un
poco peliculero.
Brevísima opinión en el
blog Sharpedon, que lo recomienda.
En inglés, ya dije que la crítica de All About Romance es de DIK (libro que te llevarías a una isla
desierta) A.
Tenemos crítica conjunta en Dear Author B+/A-.
The Hope Chest Reviews, 4,5
estrellas.
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