domingo, 31 de marzo de 2019

Crítica: “Una noche mágica”, de Lisa Kleypas


También Lisa Kleypas es capaz de escribir cursiladas


DATOS GENERALES

Título original: Christmas Eve at Friday Harbor (2010) / Christmas with Holly (2012)
Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: 2010

Publicación en español: Friday Harbor. Una noche mágica
Fecha: noviembre de 2011
Traductoras: Ana-Isabel Domínguez Palomo & María del Mar Rodríguez Barrena
Editorial: B (Ediciones B)
Colección: Amor y aventura


SINOPSIS (según La Casa del libro)

Una niña que necesita una familia.
Una noche lluviosa, la pequeña Holly perdió a la única familia que conocía: su madre, Victoria. Y desde esa noche no ha vuelto a pronunciar una sola palabra.

Un soltero que necesita una esposa.
Lo último que necesita Mark Nolan en su vida es una niña de seis años. Pero pronto se da cuenta de que hará todo lo que esté en su mano para que a Holly no le falte de nada. El testamento de su hermana le señala el camino correcto: «Eres la única alternativa. Solo tienes que quererla. El resto vendrá solo.»

A veces solo hace falta un poco de magia...
Maggie Conroy no se atreve a enamorarse de nuevo, pero cree en la magia de la imaginación. Cuando conoce a Holly Nolan, ve a unaniña desesperada por un poco de magia en su vida...
Tres personas solitarias. Tres vidas que se encuentran en una encrucijada. Tres seres que están a punto de descubrir que a veces los deseos encuentran el modo de llegar a casa...

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí está dentro de las mil mejores novelas románticas, la 606. Entró en mi actualización de la lista en 2019. En 2010 fue Top Pick de Romance Readers at Heart. Cuando la tradujeron en España, tuvo el Premio Rincón Novela Romántica al mejor romance actual de 2011, ex aequo. The Hope Chest Reviews la leyó en 2012 y la consideró el mejor contemporáneo que había leído en 2012 y la mejor historia navideña. Le dieron la máxima nota en Addicted to Romance, Rakes and Rascals y The Hope Chest Reviews.


CRÍTICA

Lisa Kleypas es una de mis autoras favoritas, de las que leo todo y compro en pre-venta. Ya lo conté aquí. Mis grandes decepciones con ella han sido las contemporáneas y nunca le perdonaré que Daisy no acabara con Cam.

Quiero releer las novelas suyas de las que aún no he publicado crítica. Empiezo dándole una segunda oportunidad a la que recuerdo como su serie más floja, Friday Harbor.

Empieza con una novela corta, de planteamiento bastante harlequinero. No me extraña que la convirtieran en película para televisión Hallmark. Creo que es a raíz del film que le cambiaron el nombre a la novela: «Nochebuena en Friday Harbor» se convirtió en «Navidad con Holly».



Mark se tiene que hacer cargo de su sobrina, Holly, cuando la madre muere. El padre ni está ni se lo espera, pero tampoco es parte del argumento.

Mark decide trasladarse a vivir al viñedo de su hermano Sam, en plena reforma, para criar allí a la niña, en un entorno más... amplio. A regañadientes, Sam, acepta. A ninguno de los dos les encanta eso de convertirse en cuidadores de una niña, pero la alternativa (una familia de acogida) no les gusta tampoco. (Como son estos yanquis, de verdad, en España es que ni te plantearías entregar a tu sobrina a los servicios sociales, en esas circunstancias).

Hay un tercer hermano, Alex, que está pasando por un mal matrimonio y no asume ninguna responsabilidad.

Como consecuencia del trauma sufrido, Holly no habla. Se ha encerrado en si misma… Hasta que conocen a Maggie.

Veinteañera, viuda, y dueña de una juguetería. Cree que nunca volverá a amar.

Maggie conecta con la niña… y con su tío. Hablan, se llevan bien, se sienten atraídos el uno por el otro. Pero cualquier cosa entre ellos es imposible. Para empezar, él tiene novia. Y, para seguir, ella no quiere volver a pasar por el de amar a nadie, con el riesgo de perderlo.

Hasta aquí, una historia aceptable, bien contada, además. Los personajes te caen bien, y Kleypas narra con mucha efectividad, sin que sobre ni falte nada.

La historia amorosa, pues, merece la pena. La ambientación, además, en una de las islas San Juan, frente a Seattle, todo grisura y mar, ferris que se cogen en la lluvia, y rincones ventosos, montañas a la espalda… Mar y montaña, mis paisajes favoritos. Kleypas, con un puñado de pinceladas evocadoras, te lleva —casi sin querer— a ese rinconcito del Noroeste de los EE. UU.

David from Seattle [CC BY 2.0]


Si solo fuera eso, se quedaría en una buena contemporánea. Breve, poco explícita, pero muy bien contada.

Lo que me hizo poner los ojos en blanco más de una vez fue la cursilería en torno a la niña y cierto tufillo conservador.

Sí, es un libro con niña. Además de esas muy estereotípicamente «femeninas» que adoran a las hadas, las alitas transparentes y el color rosa. Solo le faltaba cecear para ser prototípico repollo con lazos. Ha perdido a su madre, y eso es duro. Lo entiendo. Pero, precisamente por eso, me pareció de una manipulación sentimental despreciable su carta a San Nicolás:

Querido Papá Noel:Este año sólo quiero una cosaUna mamá

A ver, que yo lloro como la que más, pero odio que me mangoneen emocionalmente de forma tan descarada.

Luego plantea que dos hombres no pueden criar a una niña. Que necesita una madre. Cosas de chicas. ¿De verdad, a estas alturas, Lisa…?

Se referían a dos hermanos, los tíos de la niña, pero podría aplicarse, por esa regla de tres, a cualquier pareja gay. Me pone de muy mal humor. Pues no, a los niños los pueden educar dos hombres, dos mujeres, hombre y mujer y hasta uno solo (hombre, mujer o no binario). Tener un papá y una mamá no es garantía de nada.

Le añado un pensamiento de Mark que me sonó algo machista:

Y era consciente de que debía obligarla, con mucha delicadeza, a hacer algo para lo que ella no se consideraba preparada.

Diréis que soy una quisquillosa, pero me rechinan estos viejunismos. No puedo recomendar algo así.

Sonaba anticuado para 2010. Luego estuve mirando el libro y aparece un copyright © de 1995. Busqué por internet, pero no encontré nada. ¿Será un error? Me he quedado con la duda de si no será que Kleypas escribió (y registró) esto a mediados de los noventa y no lo publicó hasta tres lustros más tarde.

Si Kleypas, en la serie Travis, me sonaba a que estaba imitando las novelas texanas de Sandra Brown, pero sin intrigas, aquí me recordaba a otras dos escritoras. Por un lado, a Jayne Ann Krentz y sus contemporáneas noventeras ambientadas en la misma zona en torno a Seattle; y a la serie Chesapeake Bay de Nora Roberts, también de la misma época, sobre tres hermanos que viven a la orilla del mar y se hacen cargo de un niño.

Al lado de esas otras novelas, esto es un quiero y no puedo.

Añado una manía mía puramente personal. Dejé de leer a Krentz y a Roberts, porque metían elementos paranormales en historias cotidianas. Aquí no llega a eso, pero sí me incomodó que se afeara un enfoque racional de la existencia. Yo también defiendo la imaginación, porque solo ideando en nuestras mentes se pueden inventar cosas nuevas,… Ahora, defender lo irracional o la magia como si existiera de verdad, eso ya no. Vamos, que lo veo bien para los libros de Harry Potter y El señor de los anillos, pero no me parece que nadie sensato se lo pueda tomar en serio. Maggie acababa sonando demasiado magufa para mi gusto.

No tenía buen recuerdo de esta novela y al releerla no ha mejorado. Lo único, quizá, es que veo que está bien escrita. Cuando no mete a la niña por en medio, es una novela contemporánea que se puede leer bien a gusto.

Valoración personal: mñé, 2

Se la recomendaría a: los muy cafeteros (Mark torrefacta café) y a los amantes de novelas sentimentales con churumbel incluido en el paquete.


Otras críticas de la novela:

Tres críticas positivas podemos encontrar en El rincón de la novela romántica

Mi siempre añorada Lady Marian le dio un 8. Le gustó muchísimo y habría deseado más hojas. 
Positiva también es la reseña de Divagando entre líneas

Paso a las críticas en inglés.

Empiezo con AztecLady, que le dio 6 sobre 10 y remarca lo sencilla que es la novela, en la que prácticamente no hay conflicto. 

Sigo con la breve reseña en Rakes and Rascals, que le da 5 estrellas

Y termino con otra de 5 estrellas, la de The Hope Chest Reviews

viernes, 29 de marzo de 2019

Crítica: “Provoked”, de Joanna Chambers


Muy buena, excelente, pero ¡qué bajón!


DATOS GENERALES

Título original: Provoked
Subgénero: histórica

Fecha de publicación original en inglés: 2013
Parte de una serie: Enlightenment #1

SINOPSIS (según Fiction Data Base)
Cuando un hombre pierde su corazón, no tiene más opción que seguirlo…
Nacido en una familia humilde, David Lauriston carece de las relaciones familiares necesarias para trepar en el privilegiado mundo legal de Edimburgo. Peor aún, su último caso —la defensa de unos tejedores acusados de traición— lo ha puesto bajo sospecha de sentir simpatías radicales. Preocupado por su sexualidad, atormentado por el recuerdo del hombre al que una vez amó platónicamente, David vive una vida, en gran medida, célibe, hasta que, en uno de sus infrecuentes encuentros sexuales, un atractivo desconocido pone su mundo cabeza abajo.
Cínico y mundano, Lord Murdo Balfour está más a gusto en el hedonista Londres que en el lóbrego y reprimido Edimburgo. A diferencia de David, pretende, con el tiempo, casarse, al mismo tiempo que seguirá disfrutando de la compañía de hombres cuando le apetezca. Y aun así, el sexo con David es diferente. Es personal, íntimo, y en lugar de saciar su deseo, solo lo deja hambriento de más.
Mientras David busca al hombre que traicionó a los tejedores, comienza a sospechar que su misterioso amante tiene siniestras razones para estar en Edimburgo. La verdad podría romperle el corazón… y que más cuellos cuelguen de la soga.

Advertencia: Contiene misterio y peligro ambientado en la Escocia de 1822, y un amor prohibido entre dos hombres que te dejarán al borde del asiento… hasta el próximo libro.

NO TRADUCIDO AL ESPAÑOL

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
En términos generales, sí, allá por el puesto cinco mil o más allá. Es uno de los libros m/m recomendados por Elsa, junto con el resto de la serie y, cuando se hizo el Top 100 de 2018 en All About Romance, llegó a la Round 2.

CRÍTICA

Este mes, en el Reto Doce meses,doce pares de boas, organizado por A la cama con… un libro, toca una romántica histórica.
La novela se cuenta principalmente desde el punto de vista de David, un abogado escocés. Tiene veinticuatro años, ha logrado su puesto después de esforzarse y trabajar duro, pues viene de una familia campesina. Cuando empieza la novela, lo vemos en un momento terrible que me dejó el ánimo congelado: la ejecución de unos traidores a los que él ha defendido. Ahorcados y después decapitados.
Con esto ya ves que esta novela no va a ser precisamente la alegría de la huerta.
David tendrá un encuentro apasionado con un desconocido. Intenta resistirse a sus inclinaciones, pero de vez en cuando es demasiado débil. Recto presbiteriano, asume que es pecado, que está mal, pero se acepta como es y que, a veces, caerá en la tentación.
Encuentros fortuitos con desconocidos que luego le dejan un regusto amargo y a los que no vuelve a ver…
Solo que esta vez no será así. Murdo se le queda agradablemente grabado en la cabeza. Lo que menos piensa él es que, de vuelta a Edimburgo, lo volverá a encontrar.
Murdo no tiene demasiado protagonismo en la página, pero las escenas en las que aparece son de esas en las que saltan chispas. Marca presencia como aristócrata centrado en sus propios deseos, sin pensar demasiado en los demás.
Es otro de los que no repite amante, por lo que es el primer sorprendido de que él tampoco pueda olvidar a este callado y honrado abogado.
—Es como una enfermedad — siguió Balfour. — Desde que te conocí. Te has… apoderado de mi mente. Es irritante. Nunca disfruto de segundas representaciones.
Si tuviera que definir el personaje de David es «hombre íntegro». Le gustan los hombres, procura resistirse, y mantener su vida sexual reducida al mínimo, pero lo que no va a hacer es ser un hipócrita y casarse, arrastrar a cualquier buena mujer a una vida de engaño e infelicidad.
La trama tiene su cierta intriga. A los tejedores que condenaron (unos a muerte, otros al destierro) los traicionó un agente provocador del gobierno. David empezará a investigar sobre ese misterioso personaje, y se le cae el alma a los pies cuando piensa que igual ese infiltrado lleno de doblez es Murdo.
Siguiendo un esquema hasta cierto punto frecuente en la romántica gay, estos dos están dándole al tema casi sin saber su nombre. De ahí que la tensión no resuelta sea más emocional que sexual. No me entendáis mal, las escenas sexis están de fábula, estupendamente bien escritas, poquitas pero las precisas para que avance la historia. No hay nada gratuito.
Me maravilla cómo consigue la autora transmitir esa tensión emocional, de dos personas que notas que están interesados el uno por el otro más allá de lo físico, que se empiezan a enamorar,… Y lo hace sin tener que ponerlo sobre la página con pelos y señales.
Los personajes resultan muy atractivos. La narración me tuvo atrapada desde el principio, intrigada por el argumento y por cómo se desarrollaban las cosas entre David y Murdo.
A esto hay que añadir la ambientación, de fábula, de esas que te transportan realmente al Edimburgo sombrío, con lluvia o niebla persistente, en donde tenemos la tétrica ciudad vieja, con el castillo medieval erigido sobre una oscura montaña volcánica, las calles lóbregas, la pobreza, hasta el consumo desmedido de whisky… Y frente a ello la ciudad moderna, ilustrada, las calles de nombres hannoverianos… De verdad que te hace sentir que estás allí, con toda su grisura y sus contrastes.
Lo hace tan bien que me acabó deprimiendo terriblemente.
La historia, al final, me dejó cierto sentimiento de desesperanza, de que la vida es esto y tampoco esperes ser feliz (el idealista David) sin que sea mucho mejor el que quiere arrancarle todo lo que pueda obtener, aunque sea a costa de otros, o de ser hipócrita (el epicúreo Murdoch, «Murdo» para los amigos).
—No estoy seguro de que la vida vaya de ser feliz — contestó David con una tranquila franqueza.
Me acabó dejando muy chafada, lo reconozco. Esta tan bien escrita que me metió totalmente en ese ambiente desesperanzado.
Lo peor no es eso, sino que esto no es una novela romántica.
No, para ser romántica tienen que acabar juntos y vivos, aunque sea un «felices por ahora», lo que nos dure. Chambers podría haberlos dejado refocilándose juntos aunque conscientes los dos de que en unas semanas o días se tendrían que separar,… pero no.
No hace eso.
Acaban vivos, sí. Cada uno por su lado, con más de seiscientos kilómetros entre ellos y sin grandes esperanzas de volver a verse.
Eso me cabrea. Lo siento como una tomadura de pelo, para que me compre los otros dos de la serie en busca de ese ansiado final feliz que necesitamos las yonquis del romance.
Por eso, a pesar de que me ha encantado, me dejó chafada y un poco de mal humor. Más deprimida que cabreada, pero en cualquier caso, no con el sentimiento de buen rollo que espero de la romántica.
Para deprimirme, ya tengo a Thomas Hardy, thank you very much.
Claro, te lo puedes tomar como una novela sola, dividida en tres partes, y si vas con esa mentalidad, aceptando desde el principio que te vas a leer los tres libros, pues bien, creo que es excelente.
En mi estado de ánimo actual, enfurruñada con la autora por haberme dejado compuesta y sin novios, digo que no, que no voy a leer los otros dos.
(A ver cuánto me dura la resolución).
((¿Cinco minutos…?))
Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de historias buenas pero un poco tristonas.

Otras críticas de la novela:
En español, solo he encontrado la crítica de A la cama con... un libro, que le da 4 Gandys. Si conocéis alguna otra, me decís.
B+ es la calificación que mereció para All About Romance
B en Dear Author
Smexy Books es otra que la instala en un sólido notable: B
En AudioGals, al audiolibro lo valoran, en conjunto, con una A-.
Positiva es también la reseña del audiolibro en The Novel Approach

miércoles, 27 de marzo de 2019

Crítica: “Soft on soft”, de Em Ali


Otro cuento cuqui


DATOS GENERALES

Título original: Soft on Soft: #FatGirlsInLove
Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: 2018
Longitud de impresión: 182

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

SINOPSIS (según Good Reads)

June Bana puede colgar posts casi todos los días con maquillajes que obtienen miles de likes, pero la vida real ha construido un muro detrás del cual está ella con sus dos gatos.
Pero con sentimientos desordenados entrometiéndose en su vida de ermitaña, June empieza a darse cuenta de que quiere más. Quiere a la modelo-actriz Selena Clarke, la luz del sol reencarnada. No estorba que Selena sea alucinante con los gatos y calme la ansiedad de June a niveles tolerables.
A June se le ofrece la ocasión de enfrentarse a sus ansiedades sobre relaciones para ganar no sólo una novia pero también un entendimiento mejor de cuán lejos va a ir ella en el amor.
Pero, ¿va a asumir el riesgo? ¿Abandonaría ella su zona de confort por algo más suave?

Romance contemporáneo donde una mujer muy casera y otra extrovertida hacen una historia de amor increíble.
Soft on Soft es una novela de personajes, ¡sin un conflicto o argumento intenso! Para fans de algo bajo en angustia y alto en banalidad.
Advertencia durante el contenido: se menciona que un padre ha muerto en el capítulo 2, se representa un ataque de pánico en el capítulo 8, se menciona lenguaje anti-asexual usado en el pasado contra uno de los personajes y del insulto de género «bitch» pero no de manera amenazante.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica?
Se supone que estaría en las digamos diez mil mejores porque fue finalista en los premios #readRchat.


CRÍTICA

La propia sinopsis advierte que, en esta novela corta, no hay argumento: todo es suave y fluffy.

Por si tienes alguna duda, ahí está el trigger warning: ojo, que aquí a alguien se le ha muerto el padre, una tendrá un ataque de pánico, otra comentará que una vez alguien dijo algo desagradable contra los asexuales (¿qué dijo? ¡Ah, no lo llega a contar!) y que en un determinado momento se usa bitch, pero de buen rollo, ¿eh?

Ya se ve que es otra de esas historias muy suavecitas entre dos chicas que se conocen, se gustan, avanzan en su relación a paso de caracol y acaba la historia cuando deciden hacer público que son pareja.

Selena vive de ser influencer en Instagram como modelo. Ya te dicen desde el principio que es —según sus propias palabras— gorda, negra y demisexual.

June, por su parte, trabaja de maquilladora y ha hecho muchas sesiones de fotos con Selena. Tiene diagnosticada ansiedad. Muy reservada para sus cosas, está en Internet lo justo por cuestión profesional. No le gusta hablar de sí misma, prefiere una vida tranquila, guardando su privacidad y disfrutando de sus gatos.

Hija de madre árabe y padre persa, se considera pansexual, aunque no tiene una pulsión sexual muy intensa. Y también padece sobrepeso.

Como bien dicen en el resumen, es novela de personajes, no de acción ni argumento, porque aquí realmente no pasa nada.

Claro, una novela de ese tipo, como las que escriben Milan o Balogh, exige, a mi modo de ver, unos personajes interesantes, de emociones intensas y una vida interior apasionante.

Aquí no hay nada de eso. Ambas protagonistas son muy banales, muy superficiales. Una reconoce que sus temas de conversación favoritos son el maquillaje y los gatos. Y la otra solo se preocupa por sus looks. Son dos personajes con el interés de un paramecio.

La parte romántica es nula. Se gustan, ¿y? Ninguna de las dos tiene el menor interés por el sexo. Para estas chicas, hacerse unos dedos es agarrarse del meñique en la primera cita, ¡guau, qué excitante! Y luego se ponen a ver una peli, no vaya a ser que les dé un sofocón.

Calculo que tendrán relaciones sexuales, no sé, más o menos en el próximo tránsito de Venus.

Sin trama y con personajes tan emocionantes como una ameba, entenderéis que cuando llevaba el 9 % ya estaba dispuesta a dejarlo. Pero yo solo DNF libros que me cabrean. Este resultaba, simplemente, aburridísimo. Seguí leyendo de través,…

Como novela romántica se merece una estrellita. Pero le doy otra más, porque me hizo pensar.

Por primera vez, he entendido por qué a los milennials se les ve como «generación copo de nieve»: delicados, distintos entre sí y vistosos, están ahí solo para que todo el mundo los vea en Instagram.

Entienden el yo como una «identidad», algo que son, con independencia de lo que hagan. No puedo ser idéntico a otro, que me da algo. Además, son muy frágiles (otros les llamarán ofendiditos), tan vulnerables a cualquier crítica que hace falta hasta esto de advertir que ¡ojo, un personaje va a mencionar que se le ha muerto el padre...! 

Pongo un ejemplo, en una fiesta, todxs llevan un pin con pronombres, creo que para que nadie se dirija a ti con el pronombre equivocado. Lo entiendo, pero es tan cursi… 

Y, en lo físico, son Licenciado Vidriera total, ¡hasta les incomoda el abrazo espontáneo de unx amigx!

No es que pidan permiso para tener sexo o para probar algo kinky, no, es que estas dos parecen necesitar un notario hasta para darse un beso. Algo perfectamente comprensible si, como ocurre con una de las protagonistas, padeces ansiedad; pero, ¿la otra...?

Aparte de que comen fatal (¿pizza, pasta, sándwiches, solo patatas fritas?) y yo ya las veía como un AVC andante. Como si comer sano fuera políticamente incorrecto. La única verdura que deben ver serán las tiras de lechuga en el döner que les hace la madre de June (aunque con el nombre árabe de shawarma).

Viven en una pecera, entre internet y la realidad, sin llegar a controlar muy bien lo que es de verdad y lo digital. Cuando deciden que son pareja, lo primero que dice la instagramer es si lo puede contar en internet. ¡Tía, que June padece ansiedad, fobia social! ¿Qué parte de ella prefiere que su vida privada sea suya no has entendido?

Aliñan la historia con ese toque «Juegos Reunidos Geyper» de la diversidad. Todos pertenecen a alguna minoría. O lesbi, o gay o bi, o trans,… o no-binario. Por cierto que no me acabo de acostumbrar que para estos usen they, them, theirs,… ¡siempre pienso que se refieren a más de una persona! No me entendáis mal, me parece bien y respetable, pero me desconcierta un montón, como si hablaran de un Jano bifronte con doble personalidad.

Tiene esa cosa que hace buenas a muchas novelas: llevarte a un mundo tan ajeno que te resulta casi extraterrestre.

Uno en el que…
Alguien puede usar la metáfora de que es como un teléfono con poca batería y la otra es un potente cargador.
June alucina porque Selena sabe conducir.
Y cuando June se ofrece a lavarle un vestido a Selena, esta comenta «guay, sabes lavar… qué adulta».

O sea, de verdad, ¿de dónde han salido estas mujeres? ¿Cómo pueden ser tan ñoñas con veintitantos?

Como hay gente así en la realidad, creo que este tipo de romances puede servir, al menos, para validar sus preferencias personales. Sería lo único bueno de este pestiño.

Esta exploración mía de los romances lésbicos no me está llevando a ningún sitio interesante. Son remilgados, como macomberes de la diversidad: todo muy cuqui y sin la menor chispa.

Tiro la toalla, entrego la cuchara y acepto mi derrota.😞😞😞

Los repollos con lazos han podido conmigo. No hay feminismo ni defensa de la diversidad que aguante estos bodrios.

Leeré las que ya tengo compradas y se acabó.


Valoración personal: aburridísima, 2

Se la recomendaría a: asexuales, demisexuales y los (fácilmente) ofendiditos.

Otras críticas de la novela:

Como siempre que una novela me parece un pestiño, aquí dejo otras críticas que le han encontrado algo más, porque darán una visión distinta sobre el libro.

Alexa, en Lesbrary, creo que le pone cinco estrellas.

Otras cinco estrellas que miro y no me lo creo, Maplewind chimes

Bookishly thinking es otra encantada de la vida con esta historia.

Mooky Chick considera que, para ser autopublicada, está bien escrita; aunque reconoce que es sugary sweet y que igual a alguien le puede parecer excesivo (pues mira sí, a mi) . 

3.91 tiene este libro en GoodReads

4.1 sobre 5 le dan en Amazon, aunque es verdad que con solo 14 opiniones, no sé, serán las 14 mejores amigas de la autora, porque si no, no me lo explico. 

Y... ¡tachán!, aquí «5 Gooey Lesbian Romances To Read Just in Time ForValentines Day» (5 romances lésbicos acaramelados para leer justo a tiempo para San Valentín)  y ¿quién aparece, aparte de este cursi Soft on soft...? Pues otros ejemplos cuquis de los que ya he hablado aquí, Learning curves de Ceillie Simkiss y Knit one, girl two, de Shira Glassman

Con lo que me quedo con la impresión de que la tendencia, en romance lésbico, es así: adorable, sin estridencias, con heroínas blanditas no muy interesadas por el sexo. Si hay de otro tipo, no he sido capaz de dar con ellas.

martes, 26 de marzo de 2019

Cosas feas que pasan por ahí (3) #RitaSoWhite


El lío padre.

La blogosfera romántica anda revuelta a cuenta de los finalistas de los premios RITA.

La polémica, este año, viene por un retroceso en el número de finalistas con autores «de color». Y, de rondón por la escasa diversidad, la falta de orientaciones sexuales no heteros.

Romance Novels for Feminists ha hecho un post analizando las estadísticas.  Por un lado dice que el porcentaje de gente color en los finalistas es del 3 %, mientras que según el censo, suponen el 40,9 % de la población. Es una diferencia muy grande, ¿verdad?

Enseguida se ha liado en Twitter diciendo que son unos racistas. No mejoró las cosas que una autora dijera que era un problema de calidad, que lo que tienen que hacer estas autoras es escribir mejores novelas. Y otra que hablara de linchamiento.

El hastag #RitaSoWhite corre por la red. Luego se han producido bloqueos. No conozco lo suficientemente bien a las personas implicadas para saber quién bloquea a quién. Pero, al parecer, hay alguna autora que ha bloqueado a autoras de color y escritorxs queer que nunca han hablado con ella, por haber usado ese hastag.

Y hay quien, ante el follón, ha retirado su libro de las finalistas. Luego lo menciono.

La cosa es que el patio anda muy alterado. Y eso me da lugar a una de mis elucubraciones.

Racismo.

A mí esa lista de finalistas me canta La Traviata, sinceramente. Cuando hay un sesgo tan marcado de etnicidad, la discriminación se presume. Si no es por racismo, que den una explicación razonable. O una explicación, al menos.

Si algo suena racista/sexista/homófobo… probablemente lo sea, así que, convénceme de que no es así.

En honor a la verdad, creo que el análisis estadístico de Horne no es del todo preciso, aunque eso no quita el problema del racismo de en medio, todo lo más lo hace un poco más sibilino.

Hasta donde yo sé, y corregidme si me equivoco, se trata de un premio que da la asociación entre sus socias y solo si han presentado su libro como candidato, para lo cual hay que pagar una pasta: 50 dólares para la primera, 75 $ la segunda y 100 $ la tercera.

Por lo tanto, en mi opinión, sería interesante saber cuántas autoras de color hay en la RWA, y cuántos libros escritos por autoras de color se sometieron al concurso. ¿Es posible que no haya muchas autoras de color como miembros de la RWA? ¿El 41 % de las asociadas a la RWA son de color o no?

Quizá el problema está en otro sitio, que habiendo diversidad de origen, no la haya, en cambio, en la presentación de sus libros a concurso. ¿El 41 % de los libros sometidos fueron escritos por autoras de color o no? Aquí podría estar el meollo del asunto. Al parecer para ser juez hay que pagar y votar, de manera que siempre parece que hay minoría de personas de color.

Aunque eso tampoco me lo aclara mucho, porque sería tanto como decir que si eres «de color» no puedes disfrutar de una novela escrita por un «blanco-rosado» y a la inversa.

Ojo, hay que tener en cuenta que en los EE. UU., con esa obsesión por el Pantone de la piel humana, consideran como «de color» a todo el que no sea blanco leche o rosita (supongo que el naranja de su presidente cuenta también como blanco). Y ello incluye el censo, lo cual es de un racismo institucional que te mueres. Según oí a un español residente allí, al parecer los españoles podemos poner Caucasic o Hispanic. Lo que te demuestra el «rigor» (y la gilipollez) del asunto. Yo soy hispana, no tengo nada que ver con el Cáucaso, pero posiblemente mi piel sea más blanca que la de muchos estadounidenses anglos... en invierno, claro, en verano la cosa ya se broncea bastante más.

(Resumo mi opinión: todo esto no tiene la menor lógica desde el punto de vista biológico. Lo he dicho otras veces: no existen las razas, solo una, la humana; el concepto de raza lo han inventado precisamente los racistas).

Pero vamos a entrar en el juego y suponer que existe algo así, llamado «raza», para ellos es «de color» todo el resto del mundo: los de origen asiático, los iberoamericanos, los remotamente africanos… Lo cual me causa risa porque, al fin y al cabo, todos los seres humanos tenemos ancestros africanos, hasta el nórdico más nórdico, es solo que retrocedas suficiente en el tiempo…

Como digo, acepto pulpo como animal de compañía. Vamos a suponer que el censo USA tiene algún fundamento racional. Para ellos, si no eres blanco leche, debes ser de color.

¿Han ganado alguna vez el RITA autoras de color? Pues al parecer solo si eres de la parte «clarita» del Pantone, o sea Courtney Milan, Sherry Thomas o Alexis Daria, moreno pero no mucho… Pero si tu piel es marronácea o más bien tirando a negro zumbón, pues va a ser que no, que lo del RITA mejor lo olvides. Como mucho, te pueden dar uno de esos Premios Nora Roberts a toda una carrera, como le ha ocurrido a Beverly Jenkins.

El 24 de marzo Bronwen Fleetwood @bronniesway escribió un hilo en Twitter analizando datos y concluye que escritores identificados como hombres han ganado más RITA que mujeres negras, Gracias, @AuthorCharish por señalar que la RWA ¡fue fundada por una mujer negra!

Y Carmen Cook @CarmenCook ha sacado un gráfico en que es más probable que ganes el RITA si te llamas Bárbara o Susanne (o una de sus variantes) que si eres APOC (POC o BILOC o cualquiera otra de esas abreviaturas al uso).

Que, por cierto, usar esos términos igual lo desenfoca un poco. Tengo la impresión (y admito que puedo estar equivocada) que a regañadientes, les resulta más fácil aceptar a las escritoras asiático-americanas o a lo que llaman latinos, o de ascendencia del subcontinente indio, que poco a poco se pueden hacer un hueco sin que les moleste demasiado. Nunca las ven como iguales pero más o menos las toleran.

No, el problema gordo –me parece a mí– parece que lo tienen con autoras marrón subido/negras, afroamericanas o como quieras denominarlo. 




No es un problema de calidad.

Hay quien dice que, bueno, son novelas malas. Que las autoras de color tienen que escribir mejor. Vale, de acuerdo. Voy a mirar mi base de datos a ver si es verdad, a ver si entre las mejores novelas del año pasado hay o no novelas de autoras con un color de piel no lechoso.

Ahí van las diez mejores novelas de 2018 de mi lista, que se basa no en mi gusto personal sino en datos objetivos: las escogidas como favoritas del año por muchos blogueros y las que obtuvieron críticas excelentes.

Helen Hoang: The Kiss Quotient / La ecuación del amor (contemporánea)
Alyssa Cole: A Princess in Theory (contemporánea)
Meredith Duran: The Sins of Lord Lockwood (histórica)
KJ Charles: Band Sinister (histórica/LGTB)
Alyssa Cole: A Duke by Default (contemporánea)
Roni Loren: The Ones Who Got Away (contemporánea)
Sherry Thomas: The Hollow of Fear (misterio histórico)
(F) J. T. Geissinger: Melt For You (contemporánea) finalista RITA
Tessa Dare: The governess game (histórica/Regencia)
(F) Kate Clayborn: Luck of the Draw (contemporánea) finalista RITA

Uy, fíjate qué casualidad. Entre ellas hay una novela LGBT, lo que coincide con la estadística que calcula en un 10 % más o menos la población gay de cualquier colectivo. Y hay cuatro novelas escritas por personas que allí consideran «de color»: Hoang, Cole y Thomas; de nuevo, clavan la estadística, oye, que la gente «de color» son un 40 % del censo. Ni haciéndolo adrede cuadra mejor.

Me da a mí que no va a ser cosa de baja calidad, fíjate tú.

Hasta el NY Times se ha hecho eco de que la cara del romance está cambiando. Hay diversidad en novelas muy populares. Sin forzar nada, sin cuotas, solo atendiendo al mercado.

Mis finalistas.

De todas las finalistas del RITA este año, muy poquitas son novelas realmente apreciadas. De entre las casi 80 más valoradas, según mi base de datos, solo serían dignas finalistas, además de Melt for you y Luck of the draw, las siguientes:

A duke in the night, de Kelly Bowen.
Consumed, de J. R. Ward.
Best of luck, de Kate Clayborn.
Bellewether, de Susanne Kearsley (que ha retirado la novela, por cierto)
A wicked kind of husband, de Mia Vincy.
Dearest Ivie, de J. R. Ward.

El resto, queridas juezas de RWA, si me he de fiar de lo que dicen otros blogueros y páginas de romántica, sobran. Me parece a mí (es solo una opinión) que no dan la talla para ser finalistas del RITA. Es verdad que mi base de datos tienen un poco de sesgo de origen. No sigo a nadie a quien le dé por las novelas cristianas, por ejemplo.

Ya os oigo decir que una cosa es que las novelas sean populares y otras que estén bien escritas o constituyan la excelencia en el género. A ver cómo os lo digo sin ofender,... Esto es ficción comercial, no literatura. No estáis juzgando el Nobel. El hecho de que a mucha gente le guste una novela es ya, de por sí, un punto a su favor de que cumple con la finalidad propia de una novela romántica.

Así que he decidido hacer la lista paralela, la de las finalistas que debieron ser, y no las que escogieron los jueces o juezas del RITA:
Best First Book
The Kiss quotient, de Helen Hoang.
The duke I tempted, de Scarlett Peckham
The wedding date, de Jasmine Guillory
The wolf at the door, de Charlie Adhara
A Wicked Kind of Husband, de Mia Vincy

Como veis, sin forzar, me salen una gay y dos de autoras de color.

Contemporary Romance: Long / Mid-Length / Short

Aquí, como no me voy a poner a mirar el número de páginas o palabras de cada una de las novelas, junto tres categorías en una sola, y lanzo acá todas las 27 mejores contemporáneas del año pasado.

Helen Hoang: The Kiss Quotient / La ecuación del amor
Alyssa Cole: A Princess in Theory
Alyssa Cole: A Duke by Default
Roni Loren: The Ones Who Got Away
(F) J. T. Geissinger: Melt For You
(F) Kate Clayborn: Luck of the Draw
Christina Lauren: Josh + Hazel’s guide to not dating
Talia Hibbert: A Girl Like Her
Jenny Holiday: One and Only
(F) Kate Clayborn: Best of luck
Jackie Lau: Mr. Hotshot CEO
Jasmine Guillory: The Proposal
Suleikha Snyder: Tikka Chance on Me
Rebekah Weatherspoon: Rafe
Roni Loren: The One You Can't Forget
Kristen Callihan: Fall
Julie Anne Long: First Time at Firelight Falls
(F) Katee Robert: The Bastard's Bargain (también vale como suspense)
Talia Hibbert: Wanna Bet?
Emma Chase: Getting schooled
Mia Hopkins: Thirsty
Roan Parrish: Riven
Alexa Martin: Intercepted
Jasmine Guillory: The Wedding Date
Shelly Laurenston: Hot and badgered
Colleen Hoover: All Your Perfects
Penny Reid: Dr. Strange Beard

No conozco los intríngulis del censo estadounidense, pero a juzgar por las fotos, calculo que, de estas 27 novelas, al menos diez son escritas por autoras no blanquitas… O sea,… Vaya, otra vez el 40 %... Fíjate tú. ¡Coincide con el porcentaje de AOC en el censo…! Tengo la impresión de que las autoras de color, al menos contemporánea saben escribir…

Erotic Romance

Aquí, lamentablemente, no tengo datos suficientes. Las únicas eróticas que he encontrado con alguna buena puntuación, de 2018, son The chateau de Tiffany Reisz y Her claim de Rebecca Grace Allen. Creo que ninguna es «de color», pero tampoco aparecen entre las finalistas, así que,… Bueno, Reisz sí pero con otra novela.

Historical Romance: Long & Short


De nuevo, como no me voy a poner a contar palabras, aquí dejo las diez novelas históricas que mejor puntuación tienen en mi base de datos.

Meredith Duran: The Sins of Lord Lockwood
KJ Charles: Band Sinister
Tessa Dare: The governess game
Lisa Kleypas: Hello, stranger / Como dos extraños
(F) Kelly Bowen: A duke in the night
Beverly Jenkins: Tempest
Scarlett Peckham: The duke I tempted
KJ Charles: The Henchmen of Zenda
Sarah MacLean: Wicked and the Wallflower
Kerrigan Byrne: The Duke with the Dragon Tattoo

De acuerdo, aquí solo hay una autora de color, que yo sepa, Beverly Jenkins. Baja la estadística hasta el 10 %. Vale, pero es que con protas LGTB tenemos dos… Y, por otro lado, novelas sobresalientes de autoras consolidadas como Duran, Dare, Kleypas o MacLean, tampoco han entrado.  Lo cual me hace preguntarme,… de verdad, ¿tienen estos jueces idea de lo que es una buena novela histórica romántica…? ¿Tanta divergencia hay entre lo que ellos consideran "bueno" y lo que es popular? 
¿A los lectores de romántica nos van, precisamente, las novelas bodrios mal escritas...? 
😕Me pregunto. 
Porque realmente solo una de las finalistas ha sido apreciada, A duke in the night, de Bowen.

Mainstream Fiction with a Central Romance

Aqui tengo mis dudas porque no tengo claro el tipo de libro que metería. Es posible que sea la categoría adecuada para Sherry Thomas y su obra The Hollow of Fear (misterio histórico), así como Lauren Willig y The English Wife (ficción histórica). Aquí sí estaba como finalista una de las mejores del año, Bellewether, de Susanna Kearsley. De estas tres novelas, ya se ve, una autora sí que es «de color».

Paranormal Romance

Suponiendo que en esta categoría entre también la fantasia, la urban fantasy y esas cosas, las mejores son las siguientes:

Grace Draven: Phoenix unbound (paranormal)
Ilona Andrews: Magic triumphs (urban fantasy)
Lee Welch: Salt Magic, Skin Magic (fantasía/LGBT)
Ilona Andrews: Diamond Fire (urban fantasy)
Simone St. James: The Broken Girls (paranormal)
Ilona Andrews: Iron and Magic (fantasía)
Naomi Novik: Spinning Silver (fantasía)

No sé cómo califica la oficina del censo estadounidense a gente de ascendencia judía lituana como Novik o una rusa como la mitad femenina de Ilona Andrews. Por otro lado, Lee Welsh es neozelandesa, y no tengo ni idea de si tendrá algún antepasado maorí… De ser así, ¿entraría o no en la sección «de color»?

De nuevo al menos una obra es gay y en cuanto al resto, depende de cómo se tomen, si el anglo medio considera a eslavos o judíos como sus iguales, o también para ellos hay racismo, como en los tiempos nazis.

Romance Novella

Esta es una categoría de la que no tengo datos recopilados, sorry, así que quitando Tikka chance on me de Suleikha Snyder, que sé que es más bien cortita, no sabría muy bien decir qué otros cuentos deberían estar incluidos.

Romance with Religious or Spiritual Elements

Otra categoría en la que no sé cuales son las mejores del año, ya que los blogs y páginas que yo consulto no suelen dedicarse a este subgénero. (No lo echo en falta, la verdad).
Aún así, en mi base de datos encuentro cuatro novelas cristianas de 2018 destacadas:

Karen Witemeyer: More Than Meets the Eye
Elizabeth Camden: A Daring Venture
Sarah E. Ladd: The Weaver's Daughter
(F) Carla Laureano: The Saturday night supper club

Aquí olvidaos de encontrar diversidad. La única duda que tengo es con Carla Laureano, porque con ese apellido, y nacida en Colorado, puede perfectamente ser una persona de origen hispano, de cuando Colorado era mejicano. Pero vamos, que no tengo ni idea.

Romantic Suspense


(F) Katee Robert: The Bastard's Bargain
(F) J. R. Ward: Consumed
Charlie Adhara: The Wolf at the Door
(F) Susanna Kearsley: Bellewether
Dal Maclean: Object of Desire
Charlie Adhara: The Wolf at Bay
Cordelia Kingsbridge: One-Eyed Royals

Esta sería (teóricamente) la categoría más atinada a la hora de identificar las mejores de suspense de 2018. De siete, tres sí que están nominadas, aunque el de Bellewether más que como misterio histórico, estaba en la categoría mainstream con elementos románticos. Y digo «estaba» porque, a la vista de la zapatiesta, Susanna Kearsley ha decidido retirarse de los premios.
En fin, de esas siete novelas de suspense o misterio histórico, en tema diversidad llama la atención que tres son de suspense gay.
Así que no habría aquí diversidad étnica, pero sí de orientación sexual de los protagonistas del libro. Menos es nada.

Young Adult Romance

Ninguna de las tres finalistas juveniles han tenido críticas destacadas, al menos de las que yo consulto. ¿Cuáles serían las tres juveniles, de verdad, que –en mi opinión y según mis datos– deberían estar ahí…?

Justina Ireland: Dread Nation
Mackenzi Lee: The Lady's Guide to Petticoats and Piracy
Sandhya Menon: From Twinkle, with Love

Sí, según las fotos, dos personas de color y una blanquita
Acabo aquí con mi lista alternativa a los RITA de las mejores novelas románticas del año pasado.

Declaración del consejo de la RWA.

Al final, el propio consejo que dirige la RWA ha hecho una declaración, diciendo que aunque están contentos por las finalistas, no pueden ignorar la falta de representatividad. Se disculpa ante sus «miembros de color y LGBTQ+» por ponerles en una situación en la que se sienten no queridos ni escuchados.

Luego dicen que no pueden deshacer el daño infligido este año, pero admiten que hay un serio problema con el sesgo lector al juzgar los RITA. Esto se debe, creen ellos, a la ronda preliminar.

Quieren cambiarlo para el año que viene, y aceptan sugerencias.

Conclusión.

Si comparo la lista de los finalistas RITA de este año con mi lista ideal, esa que resulta de leerme cientos de críticas concluyo que no, no en todas las categorías hay siempre gente diversa. Y sí, también se han olvidado de buenas novelas escritas por personas tirando a blancas. 

Muchas de estas obras que menciono como las mejores de 2018 posiblemente no se han sometido al juicio de los RITA. (Actualización a las 17:08: Hoang ha dicho en un tuit que ella no sometió al concurso TKQ «Hasta que no se arregle el proceso de enjuiciamiento y haya ganado este premio un autor negro, ser finalista/ganador de un RITA no es algo que yo quiera en mi biografía. Mis disculpas a todos aquellos que han ganado o sido finalistas, pero este concurso no es imparcial».

Vale.

Pero con todas esas advertencias y demás caveats, aun así, esta lista mía, que ha cogido más o menos los 80 libros que el año pasado tuvieron mejores críticas, es mucho más diversa que la verdadera. Hay más obras gais (ninguna lesbi, es cierto) y unas cuantas de autoras cuya piel no es blanco nuclear. ¿El 40 %? A veces sí, o igual en total se queda en «solo» un tercio de la lista. Pero si se tiene en cuenta que la lista verdadera tiene un 3 %, la verdad es que quedarse en el 33 % supone diez veces más representatividad.

Yo no soy de las que lee diverso solo por la diversidad. No me leo algo simplemente porque tenga trama gay o el autor sea «de color», además pido que sea bueno para invertir mi tiempo y mi dinero. A veces hago esfuerzos, pero lo dejo al cabo de un tiempo si no hay chicha que me retenga (es lo que me está pasando con las novelas lesbis). Hay novelas diversas que no me gustan nada, otras que no me interesan por su tufillo conservador y a incienso de iglesia... 

Pero, ¿sabéis qué? La cosa es que también hay novelas diversas buenas, sobresalientes, y el problema que tiene esta gente, a mi modo de ver, es que no son capaces de encontrarlas, no son capaces de verlas, tienen una ceguera al mérito que no veas.

El problema no es que las mujeres «de color» escriban novelas malas (que las habrá, el 90 % seguro que son pestiños,... como el 90 % de cualquier otro género escrito por cualquier otro autor, sea el color de su piel el que sea, la ley de Sturgeon y tal). El problema es de un sistema de jurado que es incapaz de encontrar el 10 % bueno.

Mi conclusión, después de analizar qué novelas son finalistas, en comparación con las novelas verdaderamente valoradas el año pasado es que, efectivamente, hay un racismo estructural, si quieres, automático, que los europeos por ejemplo, no solemos tener. Como suelo decir, tan ajena nos resulta una «blanca» de Wisconsin que una «negra» del Bronx. Ojo, que Europa no es Jauja y aquí también tenemos nuestros ultraderechistas, pero lo que se da más bien es la xenofobia. No un racismo tan institucionalizado como en los EE. UU., que hasta te lo encuentras en el censo.


Oye, si hay otra explicación y mi análisis es totalmente sesgado, me lo decís. Con confianza. Al fin y al cabo estoy hablando de una realidad de otro país cuyos matices se me escapan por completo.


Aunque,... ¿de verdad nos es tan ajeno? No inflemos el pecho practicando el deporte favorito de los europeos, que es sentirse moral y culturalmente superiores a los estadounidenses. No. En España sí se puede encontrar racismo, por ejemplo, con los gitanos. ¿Sabéis cuántos hay en España? 

Unos 750.000,... menos del 2 % de la población. Si un 40 % de la población fuera gitana, ¡anda que no seríamos racistas...! Creo que serían millones los que apoyaran el uso de arma de fuego «para defendernos» y votarían más conservador. Así que no nos creamos superiores ni pensemos que no tenemos un problema. Lo tenemos, cada cual, en nuestro contexto.

Tiene que servirnos para reflexionar y ver cómo puede apreciarse o valorarse el mérito objetivamente, en cualquier aspecto de la vida. Porque si vives en una cultura racista/machista/homófoba, tus comportamientos automáticos van a serlo también, tu actuación por defecto, y es algo con lo que tienes que luchar conscientemente, cada día, contra los macro y micromachismos, racismos, etc. de la vida cotidiana. Lo peor es intentar negarlo. Es entonces cuando la discriminación ya ha ganado.

Un cordial saludo a tod@s.

P.D.: Para saber más, The Guardian ha publicado este artículo.

Actualizo 28/03/2019 por incluir nada más que dos referencias adicionales:

Jessica Pryda: RITAS so white...again, que además nos cuenta qué autoras de color han participado en el concurso, como Snyder or Weatherspoon.

Y ahí me entero de un poco de estadística respecto a la diversidad en el romance.

29/3/2019: Cherry Adair, que iba a recibir el Premio a toda una vida, el Nora Roberts, ha retirado su candidatura después de un comentario poco afortunado en Twitter (que ya retiró) más o menos diciendo que los que no estaban de acuerdo con ella era un linchamiento. Entiende que su actitud ha perjudicado a la organización, etc. Vaya culebrón.

4/4/2019. Veo que The Guardian ha publicado un artículo «Fifty shades of white: the long fight against racism in romance novels»; topicazo en el título, pero bueno, lo que cuenta es interesante...