El
lío padre.
La
polémica, este año, viene por un retroceso en el número de finalistas con
autores «de color». Y, de rondón por la escasa diversidad, la falta de orientaciones
sexuales no heteros.
Romance Novels for Feminists ha hecho un post analizando las estadísticas. Por un lado dice que el porcentaje
de gente color en los finalistas es del 3 %, mientras que según el censo,
suponen el 40,9 % de la población. Es una diferencia muy grande, ¿verdad?
Enseguida
se ha liado en Twitter diciendo que son unos racistas. No mejoró las cosas que
una autora dijera que era un problema de calidad, que lo que tienen que hacer
estas autoras es escribir mejores novelas. Y otra que hablara de linchamiento.
El hastag
#RitaSoWhite corre por la red. Luego se han producido bloqueos. No conozco lo suficientemente bien a las personas
implicadas para saber quién bloquea a quién. Pero, al parecer, hay alguna autora que ha bloqueado a autoras de color y escritorxs queer que nunca han hablado con ella, por haber usado ese hastag.
Y hay
quien, ante el follón, ha retirado su libro de las finalistas. Luego lo
menciono.
La cosa es
que el patio anda muy alterado. Y eso me da lugar a una de mis elucubraciones.
Racismo.
A mí esa
lista de finalistas me canta La Traviata, sinceramente. Cuando hay un sesgo tan
marcado de etnicidad, la discriminación se presume. Si no es por racismo, que
den una explicación razonable. O una explicación, al menos.
Si algo
suena racista/sexista/homófobo… probablemente lo sea, así que, convénceme de
que no es así.
En honor a
la verdad, creo que el análisis estadístico de Horne no es del todo preciso,
aunque eso no quita el problema del racismo de en medio, todo lo más lo hace un
poco más sibilino.
Hasta
donde yo sé, y corregidme si me equivoco, se trata de un premio
que da la asociación entre sus socias y solo si han presentado su libro como
candidato, para lo cual hay que pagar una pasta: 50 dólares para la primera, 75
$ la segunda y 100 $ la tercera.
Por lo
tanto, en mi opinión, sería interesante saber cuántas autoras de color hay en
la RWA, y cuántos libros escritos por autoras de color se sometieron al
concurso. ¿Es posible que no haya muchas autoras de color como miembros de la
RWA? ¿El 41 % de las asociadas a la RWA son de color o no?
Quizá el
problema está en otro sitio, que habiendo diversidad de origen, no la haya, en
cambio, en la presentación de sus libros a concurso. ¿El 41 % de los libros
sometidos fueron escritos por autoras de color o no? Aquí podría estar el
meollo del asunto. Al parecer para ser juez hay que pagar y votar, de manera
que siempre parece que hay minoría de personas de color.
Aunque eso tampoco me lo aclara mucho, porque sería tanto como decir que si eres «de color» no puedes disfrutar de una novela escrita por un «blanco-rosado» y a la inversa.
Ojo, hay
que tener en cuenta que en los EE. UU., con esa obsesión por el Pantone de la
piel humana, consideran como «de color» a todo el que no sea blanco leche o rosita (supongo que el naranja de su presidente cuenta también como blanco). Y ello incluye el censo, lo cual es de un racismo institucional que te mueres. Según
oí a un español residente allí, al parecer los españoles podemos poner Caucasic o Hispanic. Lo que te demuestra el «rigor» (y la gilipollez) del
asunto. Yo soy hispana, no tengo nada que ver con el Cáucaso, pero posiblemente
mi piel sea más blanca que la de muchos estadounidenses anglos... en invierno, claro, en verano la cosa ya se broncea bastante más.
(Resumo mi opinión: todo esto no tiene la menor lógica desde el punto de vista
biológico. Lo he dicho otras veces: no existen las razas, solo una, la humana;
el concepto de raza lo han inventado precisamente los racistas).
Pero vamos
a entrar en el juego y suponer que existe algo así, llamado «raza», para ellos es «de color» todo el resto del mundo: los de origen asiático, los iberoamericanos, los remotamente
africanos… Lo cual me causa risa porque, al fin y al cabo, todos los seres
humanos tenemos ancestros africanos, hasta el nórdico más nórdico, es solo que
retrocedas suficiente en el tiempo…
Como digo,
acepto pulpo como animal de compañía. Vamos a suponer que el censo USA tiene
algún fundamento racional. Para ellos, si no eres blanco leche, debes ser de
color.
¿Han
ganado alguna vez el RITA autoras de color? Pues al parecer solo si eres de la
parte «clarita» del Pantone, o sea Courtney Milan, Sherry Thomas o Alexis
Daria, moreno pero no mucho… Pero si tu
piel es marronácea o más bien tirando a negro zumbón, pues va a ser que no, que
lo del RITA mejor lo olvides. Como mucho, te pueden dar uno de esos Premios
Nora Roberts a toda una carrera, como le ha ocurrido a Beverly Jenkins.
El 24 de
marzo Bronwen Fleetwood @bronniesway escribió un hilo en Twitter analizando
datos y concluye que escritores
identificados como hombres han ganado más RITA que mujeres negras, Gracias,
@AuthorCharish por señalar que la RWA ¡fue fundada por una mujer negra!
Y Carmen Cook @CarmenCook ha sacado un gráfico en que es más probable que ganes el RITA si te llamas Bárbara o Susanne (o una de sus variantes) que si eres APOC (POC o BILOC o cualquiera otra de esas abreviaturas al uso).
Que, por cierto, usar esos términos igual lo desenfoca un poco. Tengo la impresión (y admito que puedo estar equivocada) que a regañadientes, les resulta más fácil aceptar a las escritoras asiático-americanas o a lo que llaman latinos, o de ascendencia del subcontinente indio, que poco a poco se pueden hacer un hueco sin que les moleste demasiado. Nunca las ven como iguales pero más o menos las toleran.
No, el problema gordo –me parece a mí– parece que lo tienen con autoras marrón subido/negras, afroamericanas o como quieras denominarlo.
No
es un problema de calidad.
Hay quien
dice que, bueno, son novelas malas. Que las autoras de color tienen que
escribir mejor. Vale, de acuerdo. Voy a mirar mi base de datos a ver si es
verdad, a ver si entre las mejores novelas del año pasado hay o no novelas de
autoras con un color de piel no lechoso.
Ahí van
las diez mejores novelas de 2018 de mi lista, que se basa no en mi gusto
personal sino en datos objetivos: las escogidas como favoritas del año por muchos blogueros y las
que obtuvieron críticas excelentes.
Helen Hoang: The Kiss Quotient / La ecuación del amor (contemporánea)
Alyssa Cole: A Princess in Theory (contemporánea)
Meredith Duran: The Sins of Lord
Lockwood (histórica)
KJ Charles: Band Sinister (histórica/LGTB)
Alyssa
Cole: A Duke by Default (contemporánea)
Roni
Loren: The Ones Who Got Away (contemporánea)
Sherry
Thomas: The Hollow of Fear (misterio histórico)
(F) J. T. Geissinger: Melt For You
(contemporánea) finalista
RITA
Tessa Dare: The governess game
(histórica/Regencia)
(F) Kate Clayborn: Luck of the Draw (contemporánea) finalista RITA
Uy,
fíjate qué casualidad. Entre ellas hay una novela LGBT, lo que coincide con la
estadística que calcula en un 10 % más o menos la población gay de cualquier
colectivo. Y hay cuatro novelas escritas por personas que allí consideran «de
color»: Hoang, Cole y Thomas; de nuevo, clavan la estadística, oye, que la
gente «de color» son un 40 % del censo. Ni haciéndolo adrede cuadra mejor.
Me
da a mí que no va a ser cosa de baja calidad, fíjate tú.
Hasta el NY Times se ha hecho eco de que la cara del romance está cambiando. Hay diversidad en novelas muy populares. Sin forzar nada, sin cuotas, solo atendiendo al mercado.
Mis
finalistas.
De
todas las finalistas del RITA este año, muy poquitas son novelas realmente apreciadas. De entre las casi 80 más valoradas, según mi base de datos, solo serían
dignas finalistas, además de Melt for you
y Luck of the draw, las siguientes:
A duke in the night, de Kelly Bowen.
Consumed, de J. R. Ward.
Best of luck, de Kate Clayborn.
Bellewether, de Susanne Kearsley (que ha
retirado la novela, por cierto)
A wicked kind of
husband, de Mia
Vincy.
Dearest Ivie, de J. R. Ward.
El
resto, queridas juezas de RWA, si me he de fiar de lo que dicen otros blogueros
y páginas de romántica, sobran. Me parece a mí (es solo una opinión) que no dan
la talla para ser finalistas del RITA. Es verdad que mi base de datos tienen un
poco de sesgo de origen. No sigo a nadie a quien le dé por las novelas
cristianas, por ejemplo.
Ya os oigo decir que una cosa es que las novelas sean populares y otras que estén bien escritas o constituyan la excelencia en el género. A ver cómo os lo digo sin ofender,... Esto es ficción comercial, no literatura. No estáis juzgando el Nobel. El hecho de que a mucha gente le guste una novela es ya, de por sí, un punto a su favor de que cumple con la finalidad propia de una novela romántica.
Así
que he decidido hacer la lista paralela, la de las finalistas que debieron ser, y no las que escogieron los jueces o juezas del RITA:
Best First Book
The Kiss quotient, de Helen Hoang.
The duke I tempted, de Scarlett Peckham
The wedding date, de Jasmine Guillory
The wolf at the door, de Charlie
Adhara
A Wicked Kind of
Husband, de Mia Vincy
Como
veis, sin forzar, me salen una gay y dos de autoras de color.
Contemporary Romance: Long /
Mid-Length / Short
Aquí,
como no me voy a poner a mirar el número de páginas o palabras de cada una de
las novelas, junto tres categorías en una sola, y lanzo acá todas las 27
mejores contemporáneas del año pasado.
Helen Hoang: The Kiss Quotient / La ecuación del amor
Alyssa Cole: A Princess in Theory
Alyssa Cole: A Duke by Default
Roni Loren: The Ones Who Got Away
(F) J. T. Geissinger: Melt For
You
(F) Kate Clayborn: Luck of the Draw
Christina Lauren: Josh + Hazel’s guide to not dating
Talia Hibbert: A Girl Like Her
Jenny Holiday: One and Only
(F) Kate Clayborn: Best of luck
Jackie Lau: Mr. Hotshot CEO
Jasmine Guillory: The Proposal
Suleikha Snyder: Tikka Chance on Me
Rebekah Weatherspoon: Rafe
Roni Loren: The One You Can't Forget
Kristen Callihan: Fall
Julie Anne Long: First Time at Firelight Falls
(F) Katee Robert: The Bastard's Bargain (también vale como suspense)
Talia Hibbert: Wanna Bet?
Emma Chase: Getting schooled
Mia Hopkins: Thirsty
Roan Parrish: Riven
Alexa Martin: Intercepted
Jasmine Guillory: The Wedding Date
Shelly Laurenston: Hot and badgered
Colleen Hoover: All Your Perfects
Penny Reid: Dr. Strange Beard
No
conozco los intríngulis del censo estadounidense, pero a juzgar por las fotos,
calculo que, de estas 27 novelas, al menos diez son escritas por autoras no blanquitas… O
sea,… Vaya, otra vez el 40 %... Fíjate tú. ¡Coincide con el porcentaje de AOC en
el censo…! Tengo la impresión de que las autoras de color, al menos
contemporánea saben escribir…
Erotic Romance
Aquí,
lamentablemente, no tengo datos suficientes. Las únicas eróticas que he
encontrado con alguna buena puntuación, de 2018, son The chateau de Tiffany Reisz
y Her claim de Rebecca Grace Allen. Creo que ninguna es «de color», pero tampoco
aparecen entre las finalistas, así que,… Bueno, Reisz sí pero con otra novela.
Historical Romance: Long
& Short
De
nuevo, como no me voy a poner a contar palabras, aquí dejo las diez novelas
históricas que mejor puntuación tienen en mi base de datos.
Meredith Duran: The Sins of Lord Lockwood
KJ Charles: Band Sinister
Tessa Dare: The governess game
Lisa Kleypas: Hello, stranger / Como dos extraños
(F) Kelly Bowen: A duke in the night
Beverly Jenkins: Tempest
Scarlett Peckham: The duke I tempted
KJ Charles: The Henchmen of Zenda
Sarah MacLean: Wicked and the Wallflower
Kerrigan Byrne: The Duke with the Dragon Tattoo
De
acuerdo, aquí solo hay una autora de color, que yo sepa, Beverly Jenkins. Baja
la estadística hasta el 10 %. Vale, pero es que con protas LGTB tenemos dos… Y,
por otro lado, novelas sobresalientes de autoras consolidadas como Duran, Dare,
Kleypas o MacLean, tampoco han entrado.
Lo cual me hace preguntarme,… de verdad, ¿tienen estos jueces idea de lo
que es una buena novela histórica romántica…? ¿Tanta divergencia hay entre lo que ellos consideran "bueno" y lo que es popular?
¿A los lectores de romántica nos van, precisamente, las novelas bodrios mal escritas...?
😕Me pregunto.
Porque realmente
solo una de las finalistas ha sido apreciada, A duke in the night, de Bowen.
Mainstream Fiction with a
Central Romance
Aqui tengo
mis dudas porque no tengo claro el tipo de libro que metería. Es posible que
sea la categoría adecuada para Sherry
Thomas y su obra The Hollow of Fear
(misterio histórico), así como Lauren
Willig y The English Wife
(ficción histórica). Aquí sí estaba como finalista una de las mejores del año, Bellewether, de Susanna Kearsley. De estas tres novelas, ya se ve, una autora sí
que es «de color».
Paranormal Romance
Suponiendo que en esta categoría entre también la
fantasia, la urban fantasy y esas
cosas, las mejores son las siguientes:
Grace
Draven: Phoenix
unbound (paranormal)
Ilona
Andrews: Magic triumphs
(urban fantasy)
Lee
Welch: Salt Magic,
Skin Magic (fantasía/LGBT)
Ilona
Andrews: Diamond Fire
(urban fantasy)
Simone
St. James: The Broken
Girls (paranormal)
Ilona
Andrews: Iron and Magic
(fantasía)
Naomi
Novik: Spinning
Silver (fantasía)
No sé cómo califica la oficina del censo estadounidense a gente de ascendencia judía lituana como Novik
o una rusa como la mitad femenina de Ilona Andrews. Por otro lado, Lee
Welsh es neozelandesa, y no tengo ni idea de si tendrá algún antepasado maorí…
De ser así, ¿entraría o no en la sección «de color»?
De nuevo al menos una obra es gay y en cuanto al
resto, depende de cómo se tomen, si el anglo medio considera a eslavos o judíos
como sus iguales, o también para ellos hay racismo, como en los tiempos nazis.
Romance Novella
Esta es una categoría de la que no tengo datos
recopilados, sorry, así que quitando Tikka chance on me de Suleikha Snyder, que sé que es más bien
cortita, no sabría muy bien decir qué otros cuentos deberían estar incluidos.
Romance with Religious or
Spiritual Elements
Otra categoría en la que no sé cuales son las mejores
del año, ya que los blogs y páginas que yo consulto no suelen dedicarse a este
subgénero. (No lo echo en falta, la verdad).
Aún así, en mi base de datos encuentro cuatro novelas
cristianas de 2018 destacadas:
Karen Witemeyer: More Than Meets the Eye
Elizabeth Camden: A Daring Venture
Sarah E. Ladd: The Weaver's Daughter
(F) Carla Laureano: The Saturday night supper club
Aquí
olvidaos de encontrar diversidad. La única duda que tengo es con Carla
Laureano, porque con ese apellido, y nacida en Colorado, puede perfectamente
ser una persona de origen hispano, de cuando Colorado era mejicano. Pero vamos,
que no tengo ni idea.
Romantic Suspense
(F) Katee Robert: The Bastard's
Bargain
(F) J. R. Ward: Consumed
Charlie Adhara: The Wolf at
the Door
(F) Susanna Kearsley: Bellewether
Dal Maclean: Object of
Desire
Charlie Adhara: The Wolf at
Bay
Cordelia Kingsbridge: One-Eyed Royals
Esta sería
(teóricamente) la categoría más atinada a la hora de identificar las mejores de
suspense de 2018. De siete, tres sí que están nominadas, aunque el de
Bellewether más que como misterio histórico, estaba en la categoría mainstream con elementos románticos. Y
digo «estaba» porque, a la vista de la zapatiesta, Susanna
Kearsley ha decidido retirarse de los premios.
En fin, de
esas siete novelas de suspense o misterio histórico, en tema diversidad llama
la atención que tres son de suspense gay.
Así que no
habría aquí diversidad étnica, pero sí de orientación sexual de los
protagonistas del libro. Menos es nada.
Young Adult Romance
Ninguna de las tres finalistas juveniles han tenido críticas destacadas, al menos de las que yo consulto. ¿Cuáles serían las tres
juveniles, de verdad, que –en mi opinión y según mis datos– deberían estar ahí…?
Justina Ireland: Dread Nation
Mackenzi Lee: The Lady's Guide to Petticoats and Piracy
Sandhya Menon: From Twinkle, with Love
Sí,
según las fotos, dos personas de color y una blanquita
Acabo
aquí con mi lista alternativa a los RITA de las mejores novelas románticas del
año pasado.
Declaración
del consejo de la RWA.
Al
final, el propio consejo que dirige la RWA ha hecho una declaración, diciendo
que aunque están contentos por las finalistas, no pueden ignorar la falta de
representatividad. Se disculpa ante sus «miembros de color y LGBTQ+» por
ponerles en una situación en la que se sienten no queridos ni escuchados.
Luego
dicen que no pueden deshacer el daño infligido este año, pero admiten que hay
un serio problema con el sesgo lector al juzgar los RITA. Esto se debe, creen
ellos, a la ronda preliminar.
Quieren
cambiarlo para el año que viene, y aceptan sugerencias.
Conclusión.
Si
comparo la lista de los finalistas RITA de este año con mi lista ideal, esa que
resulta de leerme cientos de críticas concluyo que no, no en todas las
categorías hay siempre gente diversa. Y sí, también se han olvidado de buenas
novelas escritas por personas tirando a blancas.
Muchas de estas obras que menciono como las mejores de 2018 posiblemente no se han sometido al juicio de los RITA. (Actualización a las 17:08: Hoang ha dicho en un tuit que ella no sometió al concurso TKQ «Hasta que no se arregle el proceso de enjuiciamiento y haya ganado este premio un autor negro, ser finalista/ganador de un RITA no es algo que yo quiera en mi biografía. Mis disculpas a todos aquellos que han ganado o sido finalistas, pero este concurso no es imparcial».
Vale.
Pero
con todas esas advertencias y demás caveats,
aun así, esta lista mía, que ha cogido más o menos los 80 libros que el año
pasado tuvieron mejores críticas, es mucho más diversa que la verdadera. Hay
más obras gais (ninguna lesbi, es cierto) y unas cuantas de autoras cuya piel
no es blanco nuclear. ¿El 40 %? A veces sí, o igual en total se queda en «solo»
un tercio de la lista. Pero si se tiene en cuenta que la lista verdadera tiene
un 3 %, la verdad es que quedarse en el 33 % supone diez veces más
representatividad.
Yo no soy de las que lee diverso solo por la diversidad. No me leo algo simplemente porque tenga trama gay o el autor sea «de color», además pido que sea bueno para invertir mi tiempo y mi dinero. A veces hago esfuerzos, pero lo dejo al cabo de un tiempo si no hay chicha que me retenga (es lo que me está pasando con las novelas lesbis). Hay novelas diversas que no me gustan nada, otras que no me interesan por su tufillo conservador y a incienso de iglesia...
Pero, ¿sabéis qué? La cosa es que también hay novelas diversas buenas, sobresalientes, y el problema que tiene esta gente, a mi modo de ver, es que no son capaces de encontrarlas, no son capaces de verlas, tienen una ceguera al mérito que no veas.
El problema no es que las mujeres «de color» escriban novelas malas (que las habrá, el 90 % seguro que son pestiños,... como el 90 % de cualquier otro género escrito por cualquier otro autor, sea el color de su piel el que sea, la ley de Sturgeon y tal). El problema es de un sistema de jurado que es incapaz de encontrar el 10 % bueno.
Mi
conclusión, después de analizar qué novelas son finalistas, en comparación con
las novelas verdaderamente valoradas el año pasado es que, efectivamente, hay un
racismo estructural, si quieres, automático, que los europeos por ejemplo, no
solemos tener. Como suelo decir, tan ajena nos resulta una «blanca» de
Wisconsin que una «negra» del Bronx. Ojo, que Europa no es Jauja y aquí también
tenemos nuestros ultraderechistas, pero lo que se da más bien es la xenofobia.
No un racismo tan institucionalizado como en los EE. UU., que hasta te lo
encuentras en el censo.
Oye, si hay otra explicación y mi análisis es totalmente sesgado, me lo decís. Con confianza. Al fin y al cabo estoy hablando de una realidad de otro país cuyos matices se me escapan por completo.
Aunque,... ¿de verdad nos es tan ajeno? No inflemos el pecho practicando el deporte favorito de los europeos, que es sentirse moral y culturalmente superiores a los estadounidenses. No. En España sí se puede encontrar racismo, por ejemplo, con los gitanos. ¿Sabéis cuántos hay en España?
Unos 750.000,... menos del 2 % de la población. Si un 40 % de la población fuera gitana, ¡anda que no seríamos racistas...! Creo que serían millones los que apoyaran el uso de arma de fuego «para defendernos» y votarían más conservador. Así que no nos creamos superiores ni pensemos que no tenemos un problema. Lo tenemos, cada cual, en nuestro contexto.
Tiene que servirnos para reflexionar y ver cómo puede apreciarse o valorarse el mérito objetivamente, en cualquier aspecto de la vida. Porque si vives en una cultura racista/machista/homófoba, tus comportamientos automáticos van a serlo también, tu actuación por defecto, y es algo con lo que tienes que luchar conscientemente, cada día, contra los macro y micromachismos, racismos, etc. de la vida cotidiana. Lo peor es intentar negarlo. Es entonces cuando la discriminación ya ha ganado.
Un
cordial saludo a tod@s.
P.D.: Para saber más, The Guardian ha publicado este artículo.
Actualizo 28/03/2019 por incluir nada más que dos referencias adicionales:
Jessica Pryda: RITAS so white...again, que además nos cuenta qué autoras de color han participado en el concurso, como Snyder or Weatherspoon.
Y ahí me entero de un poco de estadística respecto a la diversidad en el romance.
29/3/2019: Cherry Adair, que iba a recibir el Premio a toda una vida, el Nora Roberts, ha retirado su candidatura después de un comentario poco afortunado en Twitter (que ya retiró) más o menos diciendo que los que no estaban de acuerdo con ella era un linchamiento. Entiende que su actitud ha perjudicado a la organización, etc. Vaya culebrón.
4/4/2019. Veo que The Guardian ha publicado un artículo «Fifty shades of white: the long fight against racism in romance novels»; topicazo en el título, pero bueno, lo que cuenta es interesante...