martes, 12 de marzo de 2019

Crítica: “Tikka chance on me”, de Suleikha Snyder



Para pasar el rato

DATOS GENERALES

Título original: Tikka Chance on Me
Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: noviembre de 2018
Páginas: 72

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

SINOPSIS (según Good Reads)

El es un motero chico malo. Ella es la chica buena que trabaja en el restaurante hindú de sus padres. Aparentemente, nada sobre la inmediata e incendiaria atracción entre Trucker Carrigan y Pinky Grover tiene sentido. Pero cuando retiran las capas y los prejuicios —y sus ropas—, todo encaja. La necesidad. El deseo. La luz. La risa. Tienen más en común que lo que nunca habrían imaginado. ¿Es suficiente? No lo sabrán hasta que se den una oportunidad, a ellos mismos, y al amor.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica?
No estaría entre las mil mejores. No obstante, la tengo en mi lista entre las dos mil mejores, allá por el puesto 1106, gracias a que varias personas la han elegido entre lo mejor del año (KJ Charles, Ana Coqui y Alyssa Cole, sin ir más lejos). Además, fue finalista en el premio de #readRchat, en la categoría shorts and novellas.

CRÍTICA

Este es un cuento que no llega a cien páginas siguiendo el tópico chico malo-chica buena. Solo que las cosas no son siempre lo que parecen.
Tyson «Trucker» Carrigan siempre fue el chico malo de esta pequeña ciudad en el Medio Oeste americano. Se largó hace años y ahora ha vuelto peor que nunca, el malo más malote, el re malo, o sea, un motero del grupo los Eagles, dedicados a bisnes varios entre ellos el tráfico de armas, a lo que se ve.
Por supuesto, mide metro noventa y está mazáo, y guarda un hueco en su corazoncito para cosas como los cómics y los musicales, que no todo es cuero y ser maloncho.
Este motero y otro par de ellos tienen debilidad por la comida hindú, así que suelen ir al restaurante de los señores Grover. Allí intercambia miradas ardientes con Pinky Grover, la hija de los dueños.
Pinky siempre fue la chica buena, esforzándose en sus estudios y sin apartarse de la línea recta. Al menos, en este pueblo, pues cuando estuvo en la universidad sí que se soltó un poco la melena. Ha tenido que volver porque su madre está pasando un cáncer. En cuanto se cure, sus planes son volver a estudiar.
La atracción entre ellos es inmediata y no se cortan en reconocerlo. No es buena idea, con él siendo un delincuente y ella una chica formal.
Pero, claro, la carne es lo que tiene, que es débil, y en cuanto pueden echarse la mano encima, no lo dudan.
Lo cual es un poco extraño, porque los moteros estos por lo visto son unos racistas, unos supremacistas blancos y Pinky tiene la piel marrón. Es una de esas cosas que no acaban de encajar del todo con la imagen de Trucker.
Es un cuento que se lee en un suspiro. Como veis, es algo contemporáneo, aliñado con bastantes referencias a la comida hindú y un montón de sexo entre los dos protagonistas. Sexo contado en escenas muy explícitas, subidas de tono y que, en mi opinión, es lo que mejor se le debe dar a Snyder.
En un relato corto siempre es difícil hacer creíble que en poco tiempo tengan su final feliz, sobre todo si son dos personas que se acaban de conocer. Todo suena muy atropellado. Aquí se supera ese obstáculo gracias a que, por un lado, se supone que ya de críos se conocían, y, por otro, debido a que cuando empieza el relato, Trucker ya lleva un tiempo acudiendo al restaurante de Pinky.
Disfruté de la lectura de este cuento, aunque reconozco que me cuesta un poco entender por qué está entre los mejores relatos del año 2018, porque yo no le vi nada especial. Hombre, está el detalle de la ambientación, de que la prota sea de padres hindúes y el prota un malote motero de grupo racista. Eso le da un punto de diversidad que hace la lectura un poco más amena.
Más que nada, porque es original, se sale de lo habitual. En realidad, yo siempre digo que tan extraño y ajeno me resultan personas de piel blanca del Medio Oeste americano que personas de piel marrón de origen indostánico.
De hecho, leyendo estas novelas y otras de pueblitos «entrañables» llenos de blanquitos votantes de Trump tipo Robyn Carr o Debbie Macomber, acabo pensando que, con independencia del color de la piel, personalmente pertenezco a una cultura que me permite entender mejor algunos aspectos que aquí se presentan como característicos de los hindúes, frente a esos estadounidenses tan raros que llevan armas. Temas como las relaciones familiares, o el amor por la comida bien hecha, casera, tradicional,… Esas cosas tienen más que ver con mi vida normal que la que me presentan de estadounidenses solitarios, sin raíces, sin relaciones sociales de calidad, comiendo fatal... Al menos, siempre, según la representación tópica de la novela romántica, vete tú a saber cómo será la realidad.
Quitando que le da un toque de originalidad, tampoco soy de las de leer «diverso» solo por ser políticamente correcta. En temas de placeres personales como este de la lectura, me dejo llevar absolutamente por lo que me apetece y me atrae, nada de «hay que leer esto porque…» Lo que quiero es libros bien escritos que me atrapen, me da lo mismo quién la escriba o cómo sean sus personajes, el color de piel, de ojos y si son zurdos, heteros o gais,…
La originalidad es un plus. Sin embargo, rara vez salva —por si sola— una historia si el resto de las cosas no encajan.
Aunque este cuento me gustó, no logró encandilarme. No creo que lea nada más de Snyder, salvo que venga muy recomendado. Porque es amena, pero no le encuentro nada que me haga especial tilín.

Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: quienes gusten de contemporáneas sexis y la comida hindú.

Otras críticas de la novela:

De nuevo, sólo he visto críticas en inglés, así que si alguien encuentra alguna en español siéntase libre de incluir la referencia abajo, thank you.

5 estrellas le da Melinda, en TBQ’s Book Palace
Ellie Reads All the Books coincide en las 5 estrellas en una de sus mini-reviews. 
Con 4 estrellas la califican en Puggy Reader Writes
Para Ginny Lucock, esta es un must read que no te decepcionará. 
Amy Dittmeier firma la crítica de Love in Panels! 
Happy Ever After (USA Today) recomienda esta lectura, entre otras contemporáneas. 

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