miércoles, 29 de septiembre de 2021

Crítica: “Los hombres que la amaron”, de Mayte Ots

 

Una viejunez a la que tengo mucho cariño

 


DATOS GENERALES

Subgénero: contemporánea

Publicación: Plaza & Janés

Fecha: 12/1996

Rústica – 224 páginas

Colección: Cisne, 27/1

 

SINOPSIS (de la contraportada)

Ann Martyn, la bailarina española que durante quince años ha deslumbrado al mundo con su arte, ha sido amada apasionadamente por cuatro hombres excepcionales. El apuesto lord Brand Slade, el productor cinematográfico Roger Mur, el compositor español Pablo Carvajal y el bailarín ruso Serge Leovich. Cuatro hombres que han marcado profundamente su vida. A lo largo de los años y en París, Londres, Holanda, Italia y Brasil, Ann ha ido dejando partes de su corazón. Ahora, cuando ha elegido el Metropolitan de Nueva York para ofrecer su última representación, deberá intentar rehacer su corazón para entregárselo al hombre que verdaderamente ama…

Pueden amarte los mejores hombres, pero no el que amas…

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

No. Aunque no está mal, solo la leí por repasar la romántica en español que tengo por casa. Tiene dos tópicos de esos que gustan y que suelen ir entrelazados, friends to lovers y héroe beta.

CRÍTICA

Como he decidido darle otra oportunidad a la romántica en español, empiezo por lo que tengo por casa. Lo más viejo es esta novela. Sé que tuve algunas de Corín Tellado, pero acabaron en el contenedor de papel, para reciclar.

Esta la compré recién salida, a finales de los años noventa, por la originalidad de ver algo español en la colección Cisne.

Nueva York, 1995. La bailarina Ann Martyn se retira in bellezza. La intriga es saber por qué abandona la danza y también quién, de los caballeros mencionados en la sinopsis, es el chico de la película.

Anita Martín estudió en Madrid, París y, gracias a una beca, en Londres. Se convertirá en una bailarina internacional, lo que incluye cambiarle el nombre a Ann Martyn. Realiza giras por todo el mundo. Llegado el año 1995 decide retirarse para estar con el hombre al que ama. Ha tenido varias relaciones amorosas, que por uno u otro motivo no llegan a buen término.

¿Cómo no le voy a tener cariño a esta novela si la protagonista resulta que es de Torrelavega? Me hace gracia, porque no me imagino un sitio más pedestre, como lugar de origen de una heroína romántica. No es que sea un lugar muy atractivo para el foráneo. Eso sí, aquí se hace un hojaldre excelente. No os olvidéis de comprar unas polkas o probar la tarta de hojaldre, si pasáis por esta ciudad.

A ver, que me voy. Parezco Revilla, siempre haciendo publicidad a la tierruca.

La novela tiene un estilo que engancha, sin faltas de ortografía ni las cursilerías que lastran tanta romántica en español, incluso las modernas. Me parece escrita en un correctísimo castellano. Pese a todo, de vez en cuando cae en expresiones trilladas como «pequeño y acogedor», «éxito clamoroso» o «frío como el hielo». Siendo ficción comercial, parece inevitable. Y ya veo aquí, en algún momento, esa manía de las autoras en español de acumular adjetivos como si no hubiera un mañana«cuerpo alto, delgado, musculoso, viril y etéreo a la vez». Viril y etéreo. ¿Qué querrá decir, exactamente?

La forma en que está narrada la historia es muy curiosa, y no recuerdo algo semejante en ningún otro romance: la técnica del narrador múltiple. La primera mitad del libro está dividida en episodios, cada uno contado en primera persona por uno de los hombres de Anita.

En la segunda parte de la novela, allá por la página 127, la propia Anita/Ann asume la voz narradora, con «Su verdad (1960-1995)». Los episodios concretos que antes nos han contado los hombres de su vida encajan, ahora, en la narración más amplia que hace ella misma de su vida, su trabajo y sus fracasos amorosos. No se atreve a reconocer el amor que ha sentido durante toda su vida por Pablo.

Pablo, por su parte, es tu perfecto héroe beta. Apoya a Anita a lo largo de los años, como amigo y representante, con sacrificios personales de los que ella no es consciente. Hasta le oculta buena parte de quién es él y sus circunstancias.

Ya veis, es un friends to lovers, modalidad de dos que se quieren desde hace años sin confesarlo.

Para que os hagáis una idea, es una de amor y lujo de las de toda la vida, pero a la española. Como las de Judith Krantz o Danielle Steel de aquella época, solo que contada en muchísimas menos páginas. Todo pasa rapidísimo. No hay forma de aselar con esta novela. Eso lleva a que los personajes parezcan no desarrollados del todo: te cuentan lo que hacen, y sus sentimientos, pero todo muy a vuelapluma.

Algo insólito todavía en una novela de 1996: contiene personajes LGBT, ¡y no son figuras trágicas ni malvadas! Eso sí, a veces se refiere a ello de manera, ¡uf!, solo en una novela viejuna puedes leer una frase así:

«Y lo curioso es que pese a su conocida condición de lesbiana [Cynthia] estaba considerada como una de las mejores agentes de prensa».

O, en referencia a un personaje gay que tiene su final feliz con su amigo de toda la vida, dice que Anita aprende que el verdadero amor puede estar en cualquier parte «por aberrante que parezca».

Aunque en algún momento parece reconocer que son cosas de aquellos tiempos, como cuando alude, respecto a Cynthia, la lesbiana conocida, a «su vida un tanto irregular, si se tiene en cuenta la época que era».

Anécdota personal. Por eso de que los padres de la protagonista son de Santander pero recién casados se fueron a vivir a Torrelavega, donde entiendo que nació la prota, es por lo que en su momento se me metió en la cabeza que Mayte Ots tenía que ser alguien que yo conociera. Hasta le puse cara: una chica con la que coincidí en el instituto, llamada Maite y que era una de las pocas personas con las que podía hablar de romántica, allá en los ochenta. Me imaginaba que, al hacerse mayor, se dedicaba a escribir romántica.

Luego ya me enteré de que no, de que Mayte Ots era una escritora con solera que anteriormente escribió novela gráfica. En Biblioromance me entero de que su nombre auténtico es María Teresa Ots de Israel, de Barcelona, y que comenzó publicando en los 60 como M. Ots novelas gráficas para adultos en la editorial Bruguera, en las colecciones: As de Corazones, Celia, Capricho y Sissi. Además de esta novela como Mayte Ots, publicó otras románticas como Sarah Kennet.

No hablo de esta novela para que os lancéis a buscarla como posesas. No merece la pena. Le tengo cariño sobre todo por temas personales. Pero si la veis por ahí a un precio razonable de segunda mano, podéis darle una oportunidad para ver que es posible escribir bien romántica en español, incluso planteándolo de otra manera, con esa sorprendente utilización del narrador múltiple.

Valoración personal: entretenida, 3

Se la recomendaría a: la arqueología romántica.

Otras críticas de la novela:

De algo tan viejuno y poco conocido, no hay críticas. De hecho, no la había en Goodreads hasta que la escribí yo.

2 comentarios:

  1. Hola!!
    Sí, hay novelas a las que les tienes cariño… tengo algunas, como Angel de plata de Johanna Lindsey y desde hace muchísimo no he vuelto a leerla por el temor a que me ponga las manos en la cabeza y suspire con horror jajaja
    Esta no pinta mal y me quedo muy sorprendida de lo muy moderna que es la autora. No la conocía, aunque creo que por esos años mi presupuesto daba para poco y tiraba mucho de harlequines y novelas de ese estilo. Quizás he leído algo suyo y ni me acuerdo
    Un besote

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    1. Ja, ja, ja. Mejor no releer a la Lindsey, por lo que pudiera pasar. Aunque si le tienes cariño, igual te pasa como a mi, que le tienes manga ancha. De esta autora no encontré nada más en romántica. Es más una rareza que otra cosa, que solo merece la pena si la encuentras baratita, para ver las cosas contadas de otro modo.

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