miércoles, 31 de mayo de 2017

Crítica: “Gentleman Jole and the Red Queen”, de Lois McMaster Bujold



Una romántica de ciencia ficción con protagonistas de la tercera edad.

DATOS GENERALES

Título original: Gentleman Jole and the Red Queen
Subgénero: ciencia ficción / space opera
Fecha de publicación original en inglés: 2016

Parte de una serie: la última publicada y la última por cronología interna. Si eso significa la #16, la #19 o la #20 depende de si cuentas o no relatos cortos.

SINOPSIS (según la Fiction Data Base)
Cordelia Naismith Vorkosigan regresa al planeta que cambió su destino
TIEMPO FUTURO
Tres años después de la muerte de su famoso esposo, Cordelia Vorkosigan, virreina viuda de Sergyar, está preparada para orientar su vida en otra dirección. Oliver Jole, almirante de la flota de Sergyar, se encuentra atrapado en su red de planes de maneras que nunca imaginó, llevándose a inesperadas encrucijadas en su carrera.
Mientras tanto, Miles Vorkosigan, uno de los investigadores clave del emperador Gregor, esta vez se envía a sí mismo en una misión indagatoria, en torno a un misterio que nunca previó, su propia madre.
Planes deseos y expectativas, colisionan en esta brillante comedia social de ciencia ficción, conforme el impacto de la tecnología galáctica cambia todas las antiguas normas, y Miles descubre que no sólo el futuro no es lo que él esperaba, sino tampoco el pasado…

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Bueno, sólo en el sentido de que está incluida en la saga Vorkosigan, que es una de las mejores de ciencia ficción, pero tampoco más.

CRÍTICA
Advertencia: Hablar de este libro supone un enorme *destripe* del anterior.
Cordelia Naismith regresa como virreina al planeta Sergyar. Es septuagenaria, pero como los betanos son más que centenarios, vendría a ser una cincuentona en términos terráqueos.
Hace tres años que está viuda. ¿Sus planes inmediatos? Seguir un poco más como virreina para cerrar algunos asuntillos, quedarse a vivir en Sergyar y criar a media docena de niñas hijas biológicas de ella y Aral. Esto es fácil con la tecnología galáctica en la que se gesta a los niños en replicadores uterinos.
Se reencuentra con un viejo conocido, Oliver Jole, el almirante de la flota y madurito interesante. Rubiales de muy buen ver, próximo a cumplir su cincuentena, soltero y sin compromiso, es otro que lleva de luto tres años y Cordelia regala material genético de Aral que, si lo combina con el suyo, podrá hacerle padre de hijos comunes con el hombre a quien amó.
Porque sí, para todos los seguidores de la serie fue una sorpresa inesperada (y en general poco agradable) descubrir, a estas alturas, que el famoso “era bisexual pero ahora es monógamo” de Cordelia en Barrayar, no era cierto.
La bisexualidad de Aral no es que pueda enamorarse indistintamente de hombres o mujeres, sino que, al parecer, necesitaba al mismo tiempo las dos cosas. Así que se montó, con Cordelia y Oliver, un matrimonio a tres.
Comprendo el shock de los aficionados. Como cuando una serie de televisión acaba tan mal que te chafa todo lo anterior que disfrutaste tanto. Como conocí a vuestra madre, por poner un ejemplo.
Para mí ha sido diferente. Como ya sabía la gran sorpresa por haber leído críticas hace un año, el susto ya lo pasé. Sin embargo, tampoco me apetecía mucho leer esta novela. Incluso dudé si dejarlo para más adelante.
Al final, decidí acabar ya con esta serie.
Y resulta que me ha gustado mucho, porque es básicamente una novela romántica de personas talluditas, que tienen que decidir cómo seguir viviendo el resto de su vida una vez que su gran amor se ha ido.
Cordelia lo tiene claro: el planeta Sergyar y niñas. Es un personaje muy atractivo, con su humor seco, sus ironías, una señora con la que “tonterías, las justas”; siente su propio deseo sexual y amor hacia Oliver Jole, pero no le impone nada, deja que sea él quien decida libremente.
Oliver resulta de lo más atractivo. No sólo físicamente, sino también porque es inteligente, respetuoso, culto (cómo interpreta los complejos mensajes de Cetaganda es un ejemplo),… por algo le apodan “Caballero Jole”. Siente amor y deseo por Cordelia pero es muy prudente antes de lanzarse a nada.
La oferta de Cordelia de que él tenga hijos con el difunto Aral le sorprende totalmente. Le complace no ser el “secretito de Aral”, sino que Cordelia le reconozca esta especie de estatus de co-esposo. Jamás pensó tener una opción semejante. Y la cosa se complica más cuando le ofrecen un ascenso espectacular que implicaría volver para siempre a Barrayar y olvidarse de esos hipotéticos hijos y de Cordelia.
Aquella relación “a tres” no era un secreto para el emperador Gregor, o Simon y Alys, pero sí para Miles. Parte de la intriga es saber cómo lo descubrirá y cómo se tomará el hecho de que su madre tenga una nueva pareja, que planee más hijos o que Oliver pueda tener hermanastros de él.
Como es novela romántica, a su manera, pero romántica, hay aficionados a la ciencia ficción que se quejan porque “¡no pasa nada!”. No obstante, a quienes leemos romántica nos parecerá que sí pasan cosas, que tiene los elementos típicos del género como la tensión sexual y cómo se resuelve.
No hay batallitas ni viajes galácticos. A cambio, sí tiene algo muy de Sci-Fi: la reflexión sobre cómo los avances tecnológicos afectan a la vida cotidiana de las personas. Prolongar la existencia hasta edades impensadas en la Tierra o poder tener hijos en cualquier momento, suscita cuestiones interesantes sobre si es correcto o no y cómo puede afectar a otras personas. Aunque la Bujold tampoco se come mucho el coco: aquí todo el mundo parece encantado de la vida de que se puedan tener hijos siendo septuagenario y, además, casi por docenas como quien dice.
Cuando yo estudiaba la Carrera, se me quedó grabada una frase que dijo una profesora de derecho civil al hilo de la Ley de reproducción asistida, por aquel entonces relativamente nueva: “un hijo no es un souvenir”. Se refería a la posibilidad de embarazarse con material genético de quien ya estaba muerto. Humanamente, entiendo que haya quien quiera hacerlo, pero mientras leía esta novela recordaba a menudo lo que dijo aquella profesora y entendí que se refería justo a esto: que no, que un hijo no debería ser un souvenir para curarte la tristeza de haber perdido a tu pareja.
El estilo de esta novela es ágil, tanto que –de toda la serie- me parece que es la que he leído con más facilidad, sin atascarme en ningún momento, deseando siempre saber qué ocurría más allá.
Se puede leer de manera independiente, como un simple romance otoñal, aunque hay tantos momentos nostálgicos y alusiones a episodios de otras novelas, que te pierdes parte del encanto si no eres seguidor de la saga.
Es verdad que, como en otras novelas de Bujold, suena un poco conservadora acerca de la maternidad. Es como si de verdad no pudiera haber felicidad verdadera, o amor auténtico entre dos personas, si no añades niños al pastel. Por ejemplo, aparece Miles con toda su descendencia, y yo no le veo el sentido de viajar tan lejos con toda la tropa, salvo como una forma de presionar a su madre como diciendo “mira qué nietos tan monos, no les arruines la vida con tus extravagantes planes”.
En resumen, una novela bastante recomendable y que he disfrutado totalmente.
Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: todos los aficionados a la ciencia ficción y a los romances otoñales.

Otras críticas de la novela:

Como la saga Vorkosigan en un clásico de la ciencia ficción, esta novela también tiene página en la wikipedia, aunque no se haya traducido aún al español.
En español, Libros en fuga le dio 5 estrellas aunque su crítica es más bien simplemente un comentario: que con esta novela, Bujold demuestra que sabe escribir romance. Estoy de acuerdo.
Fantástica-Ficción sólo la recomienda para seguidores de la saga.
Y en el blog Here Be Dragons (en español, a pesar de su título) habla que de vez en cuando le gusta leer malas novelas y básicamente, considera esta novela “un truño”.   
En inglés,
En Smart Bitches, Trashy Books, publicaron dos críticas del libro, una de Carrie (B+) y otra de RevMelinda (B).
Ellen Cheeseman-Meyer firma la crítica en Tor.com que lleva el título de “Birds Do It, Bees Do It: Lois McMaster Bujold’s GentlemanJole and the Red Queen” (o sea, “Los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen: Gentleman Jole and the Red Queen de Lois McMaster Bujold”.
Shiny Book Reviews: “Cordelia Rides Again in Lois McMaster Bujold’s “Gentleman Jole andthe Red Queen”” (=Cordelia cabalga de nuevo en Gentleman Jole and the Red Queen de Lois McMaster Bujold) la puntúa A-.
Mi impresión es que, si llegas a la serie desde la ciencia ficción, no te gusta; en cambio, si llegas por la vía romántica (como es mi caso), sí que te gusta mucho.
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Bueno, pues ya he terminado la Saga Vorkosigan. En conjunto, me ha gustado. Unos libros más que otros, claro.
La recomendaría totalmente a gente que le guste la ciencia ficción con un toque romántico de vez en cuando. O a los lectores de romántica que también lean otros géneros.
Como soy muy de proyectos, tacho este como uno de los ya conseguidos. Me gusta eso de marcarse un objetivo claro y asequible poner todos los esfuerzos en lograrlo.
Y ahora, ¿qué?
Pues nada, voy a empezar otra serie, ¿cómo no? Este mes de junio descanso, pero para julio empiezo otra. Pensé por un momento el I-Team, pero como sigo con Brockmann, seguir dos series de suspense romántico al mismo podría confundirme un poco. Así que me voy a lo tradicional: empezaré una histórica con buenas críticas, aunque no traducida al español.Si fuera un blog de esos que dan premios, organizaría un concurso a ver quién lo adivina. Pero como no lo soy, nada, a quedarse con la intriga.

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