domingo, 26 de junio de 2016

Crítica: “Party Lines”, de Emma Barry


Hoy, día de elecciones, traigo una novelita apropiada, que he leído hace poco y que de verdad me ha gustado un montón. 

Yo votaré (espero) a mediodía. Como siempre, más que nada por lealtad hacia quienes lucharon porque los hombres y, en particular, las mujeres de este país pudiéramos votar... aunque sólo haya hombres como números uno en las listas.
 
DATOS GENERALES

Título original: Party Lines
Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: 2015
Editorial: Carina Press (e-book)
72.000 palabras

Parte de una serie: 3.º libro de la serie The Easy Part

NO TRADUCIDO AL ESPAÑOL

SINOPSIS

No es personal, es sólo política.

Michael Picetti: un cínico demócrata que ha visto muchas campañas fracasadas. No son sus primeras primarias, y hace bastante desde que creyó de verdad en la política y el bienestar público vence a todo lo demás.

Lydia Reales: joven, trabajadora, optimista... Republicana. Conseguir el cargo de Presidente para su candidato lo significa todo para ella, y no le deja tiempo para una vida amorosa.

Los dos están convencidos de que los opuestos no se atraen, al menos hasta que llega el momento de cruzar las líneas partidistas. Como asistentes de candidatos presidenciales enfrentados, Michael y Lydia están compitiendo en una industria que requiere total lealtad hacia su lado. No importa que con cada nuevo coqueteo se sientan más y más atraídos el uno por el otro. No importa que ese flirteo casual evolucione a una poderosa conexión física. No importa que no sean capaces de alejarse del otro sin consecuencias.

Conforme la campaña se endurece y un insensato lío se convierte en una relación, la inevitable realidad aparece. Al final, la lealtad a la campaña debe ganar. No importa a qué coste.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Bueno, no estaría entre las mil mejores novelas románticas, pero sí que está entre las buenas, porque está en mi lista en torno al puesto dos mil más o menos.
Dos de las blogueras que sigo (Ana Coqui y Romance Readers For Feminists) las incluyeron entre las mejores novelas de 2015.

CRÍTICA

Esta es la tercera novela de una serie titulada ‘The Easy Part’ (“la parte fácil”) que la autora en su blog presenta así: “Comparada con el amor, la política es fácil”.

No he leído las anteriores, pero se lee de forma independiente.

Ya sabéis cómo va eso de las elecciones de Estados Unidos para presidente. Primero, cada partido hace sus primarias para elegir candidato, luego se celebra una convención en que es nominado, le sigue la campaña presidencial y unas elecciones el 4 de noviembre.

El libro empieza en las primarias de Iowa. Lydia y Michael se encuentran en un avión, él es asesor de la campaña de uno de los candidatos demócratas y en seguida le echa el ojo. Asume que es demócrata sólo por “Latina” (palabra que usa el libro y que para ellos significa todo remotamente hispánico, ¡hasta una vez vi a Iker Casillas considerado como tal!). Cuál no será su sorpresa cuando se da cuenta de que ella también es asesora… de otro candidato… republicano.

A lo largo de las primarias, se van encontrando por distintos lugares. Tontean, hablan, se pican el uno al otro, y todo porque sienten una intensa atracción física.

Claro que no sólo están en posiciones políticas diferentes. Él está más quemado y es más cínico. Ella aún conserva su punto de idealismo, y cree que las cosas se pueden cambiar y que puede contribuir a que su partido sea más inclusivo. Pero es que además, él está en ese punto de su carrera en que puede reorientarla para no andar “en la carretera” todo el rato, mientras que ella va en ascenso, y deja claro desde el principio que “no quiere una relación”.

Novela entretenida y bastante sexy. Resulta interesante ver cómo se hace esto de las elecciones, al menos allí. Los que vierais en su día El ala oeste de la Casa Blanca reconoceréis muchas cosas, como eso de analizar encuestas, tratar con los electores, preparar debates e intervenciones, enfrentarse a las malas noticias, los escándalos que pueden estallar en cualquier momento…

Me encantaron los protagonistas. Atractivos, listos, saben vacilarse el uno al otro con inteligencia y su puntito de maldad. Me gusta que Lydia, por ejemplo, tenga claro qué quiere de su futuro profesional, y se resista firmemente a cambiar un ápice. Y que Michael se plantee las cosas con realismo, que sea sincero en cuanto a sus sentimientos, sin avasallar nunca. Son personas que empiezan el libro dedicando el ciento veinte por ciento de su vida a un trabajo que les apasiona, sin tiempo para nada más. No sería realista que cambiaran radicalmente sus planes de vida sólo porque se han enamorado y tienen un sexo fantástico.


Esto no soy yo diciendo vamos a casarnos y a tener un montón de bebés. Soy yo diciendo que también te quiero.


La forma de narrar me atrapó bastante y realmente me lo leí en un pispas, un par de días como mucho. La parte final decayó un poco, pero no en lo romántico, sino por lo sentimental. El día de las elecciones todo el mundo llora, él, ella, los asesores de uno y otro lado, ¿de veras?

Me resulta imposible creer que esta noche ninguno de los candidatos sea capaz de decir nada que haga llorar a nadie. Como no sea de risa.

Y luego está un epílogo lleno de niños, tan trillado me dio un poquito de ganas de tirar al kindle contra la pared, pero admito que es más manía mía que otra cosa.

Creo que me gusta esta novela, sobre todo, porque junto a la historia de amor, te cuenta cosas muy interesantes sobre unas elecciones presidenciales.

Hay una reflexión que es muy aplicable a los partidos españoles, donde hay un voto totalmente generacional. Lydia se da cuenta de que los republicanos tienen un problema con determinados segmentos demográficos (minorías étnicas y jóvenes, creí entender), y que habría que hacer un esfuerzo por ganarse a esos votantes.



Si tu mensaje no resulta atractivo a un enorme y creciente segmento de la población, ¿no merece al menos la pena intentar saber si hay algo que puedes cambiar en tu sustancia o tu estilo para disminuir esa tendencia?


O sea, si a unos no les vota nadie por debajo de los cuarenta y a otros no les vota nadie por encima de esa edad, ¿no deberían cambiar algo para disminuir esa tendencia? ¿No habrá algo que no funciona del todo bien en sus planteamientos?

Luego tiene esa cosa tan estadounidense de que el peor pecado de un político masculino es eso de ponerle los cuernos a su mujer. Aquí nunca lo hemos entendido, porque no tiene relación con su capacidad para administrar los asuntos públicos. Pero luego leyendo este libro me he dado cuenta que en realidad es una prueba de carácter, de compromiso. Lo mismo podrían exigir que cada candidato haga el Camino de Santiago o escale el McKinley: algo que requiera esfuerzo personal, preparación y compromiso con el grupo. Si lo único que te piden es que no la cagues enrollándote con quien no es tu esposo, ¿cómo puedes ser tan imbécil de tirarlo todo por la borda, todo (el esfuerzo de miles de personas y un montón de pasta de gente que ha apostado por ti) sólo por un kiki? En realidad, visto así, no tendría tanto que ver con la familia o la fidelidad, sino con el carácter que demuestras tener: débil y estúpido.

Estaría bien que en España hubiera alguna piedra de toque semejante a través de la cual los políticos demostraran carácter y compromiso. Pero no soy capaz de pensar en nada que escandalice tanto al electorado que todo el mundo sepa que el juego se ha acabado. ¡Si hasta cuando tienen que ir a la cárcel, hay palmeros jaleándoles a la puerta!

En resumen, que se me va la olla, una historia muy entretenida, con una pareja que se relaciona con inteligencia y pasión y que me leí de un tirón.

Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: todos los aficionados a la romántica contemporánea, inteligente y sexy.

Otras críticas de la novela:

Todas en inglés, no he encontrado ninguna en español. Aquí, la crítica de Ana Coqui. Romance Novels For feminists habla de esta novela aquí y considera que es un adecuado broche feminista a la serie.

Para Smexy Books fue un libro de A. En Dear Author le dieron una B. A Miss Bates Reads Romance le gusto, es -dice- su tipo de novela contemporánea favorita y da razones para ello, muchas de las cuales comparto. Para ella el epílogo lleno de bebés tiene un giro irónico. Se ve que yo me lo tomé como algo literal.

P. D. ¿Os habéis fijado que hace un año hablé de un libro de Rose Lerner sobre las elecciones en la época de la Regencia y hoy sobre unas elecciones presidenciales contemporáneas? Pregunta, ¿hay alguna novela romántica española que trate algo así, no sé, la historia de amor de un podemita y una pepera? ¿Qué cuente algo de los intríngulis políticos de la España actual, o la de hace cien o doscientos años?

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