Primera novela de Pamela Clare, un curioso híbrido de la vieja y la nueva
escuela de la novela romántica histórica.
Leída en Kindle |
DATOS GENERALES
Título original: Sweet Release
Subgénero: histórica
/ EE. UU. colonial
Fecha de publicación
original en inglés: 2003
Parte de una serie:
#1 de la serie familia Blakewell/Kenleigh
NO TRADUCIDA AL
ESPAÑOL
SINOPSIS (según la
página web de la autora)
Por cinco libras
esterlinas, el convicto le pertenecía. Aunque Cassie odiaba el tráfico de esclavos, su plantación de Virginia
exigía el trabajo, y ella sabía que este hombre enfebrecido posiblemente
moriría si ella lo abandonaba. Pero cuando sus heridas curaron y su musculoso
pecho se bronceaba con el sol. Cassie se dio cuenta de que Cole Braden era
mucho más peligroso que lo que indicaban sus papeles—pues podía robarle el
aliento con una mirada y asediar sus sentidos con una caricia.
Secuestrado, golpeado, y
bautizado con otro nombre, Alec pasó
de ser el dueño de un imperio constructor de barcos inglés a catorce años de
servidumbre en las colonias británicas en América del Norte. Allí, lo conocían
como Cole Braden, un convicto violador de mujeres. Y aunque deseaba
aprovecharse de la belleza de cabellos cobrizos que era su dueña, sabía que su
única esperanza de lograr su amor—y su libertad—estaba en probar su verdadera
identidad. Sólo entonces podría darle la vuelta a la situación y lograr su… Dulce liberación.
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Estaría cerca del puesto cuatro mil así que, sin ser lo mejor de lo
mejor, entraría en el 10% que merece la pena. En All About Romance le dieron la
concedieron el estatus de DIK, es
decir, libro que te llevarías a una isla desierta.
CRÍTICA
Tras leer algunas de suspense
romántico de Pamela Clare, decidí probar alguna otra cosa suya en otro estilo,
así que opté por su primera novela.
Virginia,
principios del siglo XVIII, cuando todavía era una colonia británica.
A Alec, un rico constructor de
barcos inglés, lo secuestran y acaba como convicto de crímenes que él no ha
cometido, con otro nombre, en una plantación de tabaco.
Cassie pretende que su padre está de
viaje, cuando en realidad al pobre lo ha escondido, aunque bien atendido,
porque padece una demencia senil. Cassie tiene sus propias ideas de cómo llevar
el negocio, y cómo tratar a los esclavos y a los convictos. Sabe que, si se
descubre el pastel, otro manejará sus asuntos.
Un traficante trae a Alec enfermo,
al borde de la muerte, y Cassie se apiada de él y lo compra a precio de ganga
para que, al menos, muera en paz.
Alec se recupera, por supuesto. Le
cuenta que, en realidad, es rico e inocente, víctima de una conspiración.
Mientras espera demostrar quién es en realidad, Cassie lo emplea en la
plantación. Resulta ser un hombre muy trabajador, con buena mano con los
caballos y los niños y al que se le van los ojos tras ella. Igual que a Cassie le
entran todos los temblores del mundo cada vez que lo ve.
Las malas artes de los villanos de
la historia impiden un rápido final feliz. Quien lo despachó encadenado a las
Indias no tiene la menor intención de reconocer su crimen y sí, en cambio, de
aprovecharse de él al máximo. Por otro lado, hay un pretendiente de Cassie a
quien no le gusta nada este altanero convicto que se maneja con la soltura de
un lord y que no parece serle indiferente a su amada Cassie.
Cassie, en plan señorita Julia,
acaba tentando a Alec más allá de lo posible, sólo que en su caso la cosa va bien
y se dedican con entusiasmo al tema entre los calores y la humedad de la
plantación.
Todo muy colonial: esclavos tocando
música y bailando, alcohol de fuerte graduación y alguna tormenta de esas que
les dejan las ropas adheridas al cuerpo. Escenas de esas que yo llamo “de
anuncio de colonia”. Eau de tabac.
Esta novela me parece un híbrido que
reúne elementos de la vieja escuela (aquella de Woodiwiss y compañía) y de la
nueva. Quizá porque me recuerda algo a Shanna.
De la vieja coge la ambientación y el estilo de escritura. En el pasado, los
escenarios eran más variados, no todo
era Regencia. A veces, como ocurre aquí, se revivía la historia estadounidense.
Es la primera novela de la autora y tardó años en escribirla, entre otras
cosas, porque quería ambientarla bien. Se nota en la precisa reconstrucción de
aquel tiempo, incluyendo incluso personajes históricos como “King” Carter, uno
de los hombres más ricos de la época. La nueva escuela de novela romántica
histórica –en general- prescindió de esta minuciosidad, y se ha alejado de cualquier
pretensión de veracidad histórica.
Hay escenas “a la antigua” del tipo
heroína curando al héroe o viceversa. ¡Perdí la cuenta de las veces que se
tenían que desnudar para que el otro atendiera a sus heridas! Ya sé que es mera
excusa para que cada uno le eche un ojo al musculado torso o a las excitantes
redondeces del otro. Durante siglos, al menos en España, prácticamente no se
encargaba más pintura que la religiosa, así que quien quisiera pintar (o ver) un
joven desnudo, tenía que recurrir a temas como el san Sebastián “desnudo, joven e imberbe, con las manos
atadas al tronco de un árbol que tiene detrás y ofreciendo su torso a las
saetas del verdugo”. Para mí que muchas veces era un truco para deleitarse
en un bello cuerpo masculino. Pues lo mismito con estas escenas viejunas de protagonistas
en plan Florence Nightingale.
Los rasgos modernos son,
indudablemente, sus personajes y la sensualidad. Alec no es ningún macho alfa
avasallador que ande violando a nadie. Cassie tiene ideas propias sobre cómo
llevar la plantación y procura hacerlo evitando que otros se entrometan. Una
mujer independiente no es algo insólito en las novelas románticas históricas, pero
sí lo es que los propios personajes reflexionen sobre ello. Alec, como machista
hombre de su tiempo, encuentra monstruoso que una mujer se salga de lo que
ellos veían como su ambiente natural; sin embargo, con el tiempo le reconoce el
mérito y que nadie podría haberlo hecho mejor que ella. Lo mismo digo respecto
al incómodo tema de la esclavitud: no es esta una fantasía de esclavos felices
en plan Lo que el viento se llevó.
La sensualidad es totalmente siglo
XXI, nada que ver con las florituras y el sexo explícito pero convencional de
las heroínas Woodiwiss. Pamela Clare describe, en un lenguaje nada pomposo,
relaciones en que, pasado el momento inicial, se dedican a otras
manipulaciones, el sexo oral o incluso una escena de (más o menos) bondage, muy apropiado entre la señorita
de la plantación y un siervo convicto.
¿Mi experiencia final? Sentimientos
encontrados. Hubo partes que me encantaron y me parecieron muy sexis. Y, desde
luego, me resultó asombroso que fuera su primera novela. Pero a veces me
aburría, me salté párrafos enteros de pensamientos y sentimientos y cosas
rumiadas, y descripciones que no hacían avanzar la historia. Es verdad que alguna
escena erótica tampoco contribuía gran cosa, pero están tan bien escritas…
Me ha pasado como con Elizabeth Hoyt: una experiencia
demasiado irregular como para recomendarla.
Dudé si ponerle un dos o un tres en
mi calificación, porque había cosas muy buenas en este libro.
Pregunta: ¿Te dan ganas de seguir leyendo el resto de libros de la serie?
Respuesta: No, no tengo interés, ni en ellos ni en los demás de histórica que ha
escrito salvo que vengan muy pero que muy recomendados.
Así que…
Valoración
personal: irregular, 2
Se
la recomendaría a: los fans de la novela histórica como sólida
reconstrucción del pasado.
Otras
críticas de la novela:
Aunque no está
traducida, sí que encontramos dos críticas en El rincón de la novela romántica, muy favorable ambas. La primera le da 4/5.
En All About Romance, ya
digo que la consideraron DIK A-, para la reseñadora era el mejor debut que vio en años y su único “pero”
son las cinco largas escenas sexuales que encontró. Consideró que estaban bien
escritas pero no añadían nada a la trama. Tiene razón, pero repito que a mi
justo eso no me molestó lo más mínimo.
The Book Nympho hizo una
crítica de la versión en audiobook, cuatro estrellas.
Hola Bona Caballero:
ResponderEliminarMe he encontrado con tu blog y me ha parecido muy completo. Sólo quería pedirte si puedes hacer una entrada con lo que tú consideras SI y NO es la novela romántica, sus elementos, estructura, variantes, orígenes, etc. Creo que sería muy útil contar con una base de tu análisis.
Saludos¡
Gracias por pasarte por aquí. Lo que planteas no es para una entrada sino para muchas. Igual algún día, poco a poco, lo voy escribiendo.
EliminarPero sí te puedo adelantar que lo que yo considero (y en esto coincido con la mayoría, creo) que es una historia del género "novela rosa" o "novela romántica" es un final feliz en el sentido de que los amantes (sean dos, tres o cinco, heteros o gays) deben acabar juntos y vivos. El resto serán historias muy románticas pero no propias de este género. Y lo más probable es que el lector se sienta un poco timado.
Hola Bona:
ResponderEliminarSí, tienes razón, es una tarea de largo plazo. Ok, gracias por tu comentario.