lunes, 6 de junio de 2016

Crítica: “Sweet Release”, de Pamela Clare



Primera novela de Pamela Clare, un curioso híbrido de la vieja y la nueva escuela de la novela romántica histórica.
Leída en Kindle

DATOS GENERALES

Título original: Sweet Release
Subgénero: histórica / EE. UU. colonial

Fecha de publicación original en inglés: 2003

Parte de una serie: #1 de la serie familia Blakewell/Kenleigh

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

SINOPSIS (según la página web de la autora)

Por cinco libras esterlinas, el convicto le pertenecía. Aunque Cassie odiaba el tráfico de esclavos, su plantación de Virginia exigía el trabajo, y ella sabía que este hombre enfebrecido posiblemente moriría si ella lo abandonaba. Pero cuando sus heridas curaron y su musculoso pecho se bronceaba con el sol. Cassie se dio cuenta de que Cole Braden era mucho más peligroso que lo que indicaban sus papeles—pues podía robarle el aliento con una mirada y asediar sus sentidos con una caricia.

Secuestrado, golpeado, y bautizado con otro nombre, Alec pasó de ser el dueño de un imperio constructor de barcos inglés a catorce años de servidumbre en las colonias británicas en América del Norte. Allí, lo conocían como Cole Braden, un convicto violador de mujeres. Y aunque deseaba aprovecharse de la belleza de cabellos cobrizos que era su dueña, sabía que su única esperanza de lograr su amor—y su libertad—estaba en probar su verdadera identidad. Sólo entonces podría darle la vuelta a la situación y lograr su… Dulce liberación.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Estaría cerca del puesto cuatro mil así que, sin ser lo mejor de lo mejor, entraría en el 10% que merece la pena. En All About Romance le dieron la concedieron el estatus de DIK, es decir, libro que te llevarías a una isla desierta.

CRÍTICA

Tras leer algunas de suspense romántico de Pamela Clare, decidí probar alguna otra cosa suya en otro estilo, así que opté por su primera novela.

Virginia, principios del siglo XVIII, cuando todavía era una colonia británica.

A Alec, un rico constructor de barcos inglés, lo secuestran y acaba como convicto de crímenes que él no ha cometido, con otro nombre, en una plantación de tabaco.

Cassie pretende que su padre está de viaje, cuando en realidad al pobre lo ha escondido, aunque bien atendido, porque padece una demencia senil. Cassie tiene sus propias ideas de cómo llevar el negocio, y cómo tratar a los esclavos y a los convictos. Sabe que, si se descubre el pastel, otro manejará sus asuntos.

Un traficante trae a Alec enfermo, al borde de la muerte, y Cassie se apiada de él y lo compra a precio de ganga para que, al menos, muera en paz.

Alec se recupera, por supuesto. Le cuenta que, en realidad, es rico e inocente, víctima de una conspiración. Mientras espera demostrar quién es en realidad, Cassie lo emplea en la plantación. Resulta ser un hombre muy trabajador, con buena mano con los caballos y los niños y al que se le van los ojos tras ella. Igual que a Cassie le entran todos los temblores del mundo cada vez que lo ve.

Las malas artes de los villanos de la historia impiden un rápido final feliz. Quien lo despachó encadenado a las Indias no tiene la menor intención de reconocer su crimen y sí, en cambio, de aprovecharse de él al máximo. Por otro lado, hay un pretendiente de Cassie a quien no le gusta nada este altanero convicto que se maneja con la soltura de un lord y que no parece serle indiferente a su amada Cassie.

Cassie, en plan señorita Julia, acaba tentando a Alec más allá de lo posible, sólo que en su caso la cosa va bien y se dedican con entusiasmo al tema entre los calores y la humedad de la plantación.

Todo muy colonial: esclavos tocando música y bailando, alcohol de fuerte graduación y alguna tormenta de esas que les dejan las ropas adheridas al cuerpo. Escenas de esas que yo llamo “de anuncio de colonia”. Eau de tabac.

Esta novela me parece un híbrido que reúne elementos de la vieja escuela (aquella de Woodiwiss y compañía) y de la nueva. Quizá porque me recuerda algo a Shanna. De la vieja coge la ambientación y el estilo de escritura. En el pasado, los escenarios eran más variados, no todo era Regencia. A veces, como ocurre aquí, se revivía la historia estadounidense. Es la primera novela de la autora y tardó años en escribirla, entre otras cosas, porque quería ambientarla bien. Se nota en la precisa reconstrucción de aquel tiempo, incluyendo incluso personajes históricos como “King” Carter, uno de los hombres más ricos de la época. La nueva escuela de novela romántica histórica –en general- prescindió de esta minuciosidad, y se ha alejado de cualquier pretensión de veracidad histórica.

Hay escenas “a la antigua” del tipo heroína curando al héroe o viceversa. ¡Perdí la cuenta de las veces que se tenían que desnudar para que el otro atendiera a sus heridas! Ya sé que es mera excusa para que cada uno le eche un ojo al musculado torso o a las excitantes redondeces del otro. Durante siglos, al menos en España, prácticamente no se encargaba más pintura que la religiosa, así que quien quisiera pintar (o ver) un joven desnudo, tenía que recurrir a temas como el san Sebastián “desnudo, joven e imberbe, con las manos atadas al tronco de un árbol que tiene detrás y ofreciendo su torso a las saetas del verdugo”. Para mí que muchas veces era un truco para deleitarse en un bello cuerpo masculino. Pues lo mismito con estas escenas viejunas de protagonistas en plan Florence Nightingale.

Los rasgos modernos son, indudablemente, sus personajes y la sensualidad. Alec no es ningún macho alfa avasallador que ande violando a nadie. Cassie tiene ideas propias sobre cómo llevar la plantación y procura hacerlo evitando que otros se entrometan. Una mujer independiente no es algo insólito en las novelas románticas históricas, pero sí lo es que los propios personajes reflexionen sobre ello. Alec, como machista hombre de su tiempo, encuentra monstruoso que una mujer se salga de lo que ellos veían como su ambiente natural; sin embargo, con el tiempo le reconoce el mérito y que nadie podría haberlo hecho mejor que ella. Lo mismo digo respecto al incómodo tema de la esclavitud: no es esta una fantasía de esclavos felices en plan Lo que el viento se llevó.

La sensualidad es totalmente siglo XXI, nada que ver con las florituras y el sexo explícito pero convencional de las heroínas Woodiwiss. Pamela Clare describe, en un lenguaje nada pomposo, relaciones en que, pasado el momento inicial, se dedican a otras manipulaciones, el sexo oral o incluso una escena de (más o menos) bondage, muy apropiado entre la señorita de la plantación y un siervo convicto.

¿Mi experiencia final? Sentimientos encontrados. Hubo partes que me encantaron y me parecieron muy sexis. Y, desde luego, me resultó asombroso que fuera su primera novela. Pero a veces me aburría, me salté párrafos enteros de pensamientos y sentimientos y cosas rumiadas, y descripciones que no hacían avanzar la historia. Es verdad que alguna escena erótica tampoco contribuía gran cosa, pero están tan bien escritas…

Me ha pasado como con Elizabeth Hoyt: una experiencia demasiado irregular como para recomendarla.

Dudé si ponerle un dos o un tres en mi calificación, porque había cosas muy buenas en este libro.

Pregunta: ¿Te dan ganas de seguir leyendo el resto de libros de la serie?

Respuesta: No, no tengo interés, ni en ellos ni en los demás de histórica que ha escrito salvo que vengan muy pero que muy recomendados.

Así que…
Valoración personal: irregular, 2

Se la recomendaría a: los fans de la novela histórica como sólida reconstrucción del pasado.

Otras críticas de la novela:

Aunque no está traducida, sí que encontramos dos críticas en El rincón de la novela romántica, muy favorable ambas. La primera le da 4/5.

En All About Romance, ya digo que la consideraron DIK A-, para la reseñadora era el mejor debut que vio en años y su único “pero” son las cinco largas escenas sexuales que encontró. Consideró que estaban bien escritas pero no añadían nada a la trama. Tiene razón, pero repito que a mi justo eso no me molestó lo más mínimo.

The Book Nympho hizo una crítica de la versión en audiobook, cuatro estrellas

3 comentarios:

  1. Hola Bona Caballero:
    Me he encontrado con tu blog y me ha parecido muy completo. Sólo quería pedirte si puedes hacer una entrada con lo que tú consideras SI y NO es la novela romántica, sus elementos, estructura, variantes, orígenes, etc. Creo que sería muy útil contar con una base de tu análisis.
    Saludos¡

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    Respuestas
    1. Gracias por pasarte por aquí. Lo que planteas no es para una entrada sino para muchas. Igual algún día, poco a poco, lo voy escribiendo.
      Pero sí te puedo adelantar que lo que yo considero (y en esto coincido con la mayoría, creo) que es una historia del género "novela rosa" o "novela romántica" es un final feliz en el sentido de que los amantes (sean dos, tres o cinco, heteros o gays) deben acabar juntos y vivos. El resto serán historias muy románticas pero no propias de este género. Y lo más probable es que el lector se sienta un poco timado.

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  2. Hola Bona:
    Sí, tienes razón, es una tarea de largo plazo. Ok, gracias por tu comentario.

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