domingo, 21 de enero de 2018

Crítica: “La exclusiva”, de Sandra Brown

Trepidante thriller político
De sorpresa en sorpresa hasta el inesperado giro final

DATOS GENERALES
Título original: Exclusive
Subgénero: suspense
Fecha de publicación original en inglés: julio de 1996

1.ª edición en España
Fecha Impresión: 06/1998
Editorial Planeta, S.A.
Colección: Bestseller mundial, 304
Traductora: Cristina Pagés Boune

SINOPSIS

Cuando Estados Unidos todavía llora la muerte del hijo del presidente por el síndrome de muerte súbita lactante, la primera dama le pide a la periodista Barrie Travis que investigue la muerte del bebé. Escandalizada ante la posibilidad de que el niño muriera asesinado, aunque ansiosa por obtener una exclusiva que le devuelva la reputación perdida. Barrie acepta el reto. Para llevar a cabo la investigación forma una incómoda alianza con un hombre de lealtades divididas que le facilita el acceso a la Casa Blanca, donde descubre terribles secretos que podrían alterar el curso de la historia..., si es que vive para revelarlos.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No entraría dentro de las mil mejores novelas, pero sí entre las diez mil mejores o así, porque hay lectores que la cuentan entre sus favoritas.

CRÍTICA
La exclusiva es la novela de suspense que Sandra Brown publicó en 1996.
Este thriller os va a encantar si sois fans de El ala oeste de la Casa Blanca o Escándalo. Porque se ambienta en Washington, D. C., con una presidencia en peligro justo el año antes de la reelección.
Todo a cuenta de una primera dama de esas que ríete tú de Mellie Grant y sus adicciones varias.
Barrie, periodista de una cadena no muy importante, recibe una llamada de Vanessa Merritt, primera dama de los Estados Unidos.
En Barrie tenemos a una periodista con problemas emocionales derivados de su historia familiar. La figura paterna es un mentor masculino. Ya hemos visto este perfil de personaje femenino en otras novelas anteriores de Sandra Brown, ¿verdad? Ahora mismo recuerdo por ejemplo La entrevista, o Charada, y hasta un poco la de Sweet Anger. Y no será la última periodista que encontremos en un libro de Sandra Brown.
Los Merritt, inquilinos de la Casa Blanca, consiguieron ser padres después de años sin descendencia. Pero, ¡ay!, su niño murió por síndrome de muerte súbita del lactante.
Algo terrible. A Barrie se le ocurre hacer una serie de programas respecto a esto tan terrible que padecen tantos padres y que, al parecer, ha golpeado a la pareja presidencial…
¿O no?
Porque Barrie empieza a pensar, y darle vueltas, y a creer que puede haber algo diferente en la muerte de ese niño. Vanessa, la primera dama, un mujer rebosante de encanto sureño parece preocupada, nerviosa, que quiere decirle algo, pero ¿qué?
Esta periodista ya tuvo un episodio en el pasado en que fue un poco precipitada. Su reputación profesional no es muy buena. Necesitaría una exclusiva que la ponga en la cumbre del periodismo capitalino. Y este asunto del niño,…
¿Estará insinuando Vanessa que el niño, en realidad, murió asesinado? ¡¿Por el propio presidente?!
¡No, no puede ser!
¿O sí?
Porque pese a las apariencias en contra, David Merritt es un tipo despiadado, con ayudantes de lo más inquietantes, de los que dan miedo en cuanto aparecen en la página.
Y, de repente, la primera dama está ilocalizable, ¿dónde la tienen? ¿Está retenida contra su voluntad? ¿Habrá hablado de más? ¿Peligra su vida?
Barrie, en su investigación, irá hasta un rancho de Wyoming o Montana, no sé, uno de esos square states, como bromean en un momento del libro.
Allí se topará con Gray Bondurant, perfecta mezcla de los dos tipos de héroe browniano: vaquero, sí, pero también hombre de ley, bueno aquí más bien soldado.
Porque Gray fue amigo y asesor del presidente. Tuvo su momento de fama como héroe nacional porque este ex marine llevó a cabo una arriesgada operación de rescate.
Sin embargo, dejó la Casa Blanca para recluirse en un rancho.
Se rumoreó que fue amante de Vanessa. ¿Será verdad, o no? ¿La quiere aún? ¿Y si él fuera el padre del niño muerto? ¿Cómo se siente? ¿Actuará si está en peligro?
¡Oh, la de cosas que te preguntas a lo largo de este libro! Enloquecedor.
La cosa es que Barrie llega, el macizorro no está. En plan Ricitos de Oro, se echa a dormir en el interior de la casa y él la despertará bruscamente. Revolcón apasionado al canto. Así, de sopetón.
Más vale que lo disfrutes, porque el resto del libro lo pasan a dos velas.
Mirándose con ojos de cordero degollado, con mucha tensión y química entre ellos, pero sin darle al tema.
Gray es sexy, misterioso, un tipo duro pero sobre todo, honesto, coherente, en un mundo como el de la política en el que todo el mundo es calculador, despiadado y cambiante.
La novela es un auténtico thriller de esos que te sorprenden a cada paso.
Te haces mil preguntas. Sospechas que las cosas pueden ser de una manera, pero te deja entrever que pueden ser de otra.
Cuando tú te crees muy lista y que más o menos todo está resuelto,
… y Barrie tiene su exclusiva
… y se han confesado su amor mutuo
… y los protas tienen su final feliz…
Sandra Brown va y le pone un epílogo.
Que te dices tú, ¿para qué? Si esta mujer no suele hacer epílogos,…
Pues para que todo lo que has creído que era de una manera durante 468 páginas en mi edición de bolsillo,…
Pegue tal giro que en la 469 (y última)

… Todo cobre un sentido diferente.

No, en serio, es a-lu-ci-nan-te. Más retorcido aún que el final de Testigo
La he releído sabiendo lo que te revelan en el epílogo y me doy cuenta –de nuevo- de lo increíble que es Sandra Brown con sus tramas retorcidas. No incurre en errores ni incoherencias, no hay frases equivocadas. Con una agudeza mental envidiable, siempre tiene claros cada uno de los hilos de la trama.
Cuando lees por vez primera la novela hay ciertas frases misteriosas que interpretas de una forma. Al releerla te das cuenta de que querían decir algo completamente distinto.
Esta novela es un 90% de suspense, de thriller político. Te tiene que gustar el género negro, porque lo romántico, aunque intenso es muy secundario.
Lo dije y lo repito: no me extraña que, en algunas librerías, a Sandra Brown no la pongan en la zona de romántica sino en la de novela negra/suspense/thriller/misterio. No conozco a muchos autores de suspense que alcancen su nivel de retorcimiento y sorpresa cuando le sale bien, y en La exclusiva, de nuevo, lo logra con nota.
No obtiene la máxima puntuación porque la protagonista, Barrie, me pone francamente nerviosa.
Su mejor amigo Daily dice en un momento dado que tiene mucho talento, pero que le falta madurez y sentido común. Y exactamente es lo que le ocurre en más de una ocasión, y mete la pata, como periodista, porque llega a conclusiones precipitadas, sin verificar fuentes.
Su radar de periodista lo tiene afinado,… pero es un poco botarate, se fía más de sus intuiciones que de las evidencias. Las heroínas tan impulsivas no son lo mío. Claro que las he visto mucho peores.
Valoración personal: trepidante, 4.

Se la recomendaría a: los amantes del thriller político y los giros inesperados.

Otras críticas de la novela:

Críticas en español tenemos la de El rincón de la novela romántica, el blog En el sofá de tu casa, que le da 7/10 y también en Mundo de letras, que la pone muy bien.

En inglés, dejo referencia a las reseñas en Publishers Weekly y  Kirkus Reviews, además de la crítica hecha por Kelsey Rolfe.

2 comentarios:

  1. Me encanta que estés repasando toda la obra de Sandrw Brown porque lo poco que he leído de ella me ha gustado bastante. Me voy a apuntar esta novela porque, aunque tenga una trama amorosa secundaria, me encantan los libros/películas de investigaciones periodísticas pero prefiero leerlas escogidamente porque se suelen escribir muchas novelas así muchas bastante malas (especialmente en la romántica, todo sea dicho). Voy a buscarla ahora mismo!
    Besotes!

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    1. Pues nada, a ver si te gusta. Ya nos dirás. Ya no me quedan demasiadas, unas veinte más o menos.

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