domingo, 9 de diciembre de 2018

Crítica: “Craving”, de Cara McKenna


Investigando el cofre del tesoro

DATOS GENERALES

Título original: Craving
Subgénero: erótica
Parte de una serie: Curio #3 / Curio Vignettes #2
Fecha de publicación original en inglés: octubre de 2012

NOVELA NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

Ya hablé aquí de novelita Curio (2011) y, ayer, de la primera de las Curio Vignettes, Coercion.
Seguimos con la historia de Caroly, la curadora de museo estadounidense que después de contratar a un puto para perder su virginidad, se enamora de él, pero no se lo dice, y sigue con él, como una especie de follamigos podría decirse.
Didier, el señor que se dedica al sexo por dinero, reserva parte de su tiempo a estar con Caroly, esta mujer tan especial que lo desafía un poco más fuera de sus límites.
Es agorafóbico y se ha tirado tres años encerrado en su precioso apartamento del Barrio Latino de París. Allí recibe a sus clientas. Pero gracias a Caroly está intentando superarlo. Cada paso fuera de casa es toda una hazaña.
Al principio de esta viñeta, Caroly lo está esperando en un restaurante. Será la primera vez que salga él, sin acompañante, a la calle, para compartir una velada normal, una cita como con cualquier amigo. Con el ataque de ansiedad que le da se tira media hora en el portal pero,… ¿llegará o no llegará a la cita?
Esa es por decirlo así la parte inicial. Estas viñetas se dividen en tres partes: planteamiento, que se centra más en el estado de su relación, y en cómo Didier va intentando superar sus limitaciones; escena erótica, que se desarrolla muy detallada y extensa y tercero, resumen o recapitulación de en qué punto están.
Como dije al comentar la anterior viñeta, una vez que Caroly ha dicho adiós a su virginidad, está decidida a probar todo el repertorio, a ver qué es lo que le va más. Y una manera de hacerlo es probar fantasías de las clientas de Didier. Como este cree en las cosas como los datos reservados y la intimidad de sus clientes, en realidad no le habla de una clienta en concreto, sino que más o menos construye una fantasía a partir de varias.
Caroly ya se fijó en una especie de cofre en el que Didier guarda diversos juguetes sexuales. Algunos le llamaron la atención, pero no se atrevió a comentarlo con él.
Ahora, es él quien le plantea que explore entre las joyas ahí guardadas y escoja aquellas que le llaman la atención. Así lo hará, claro, y tampoco voy a entrar a detallar en qué consistirá ese plato fuerte que explorarán en esta viñeta, por si a alguien quiere darle una oportunidad a esta historia.
De nuevo, es la parte fuerte o lo que mejor se le da a McKenna, esas escenas eróticas a través de las cuales exploran su relación, diciéndose con sus comportamientos sensuales lo que de momento no saben traducir en palabras. Y en concreto esta viñeta me parece más sexualmente intensa que Curio o el cuento anterior.
Releyendo esta crítica después de acabarme todas las Curio Vignettes, me doy cuenta de que es la más compleja sexualmente, la de un tono más erótico e intenso. Y, al final, la que más me gustó.
Lo bueno es que sabe contarte estas escenas como de manera muy auténtica, como si fueran personas de verdad, con sus dudas e inseguridades. No es mera gimnasia, ni todo sale bien y fantástico a la primera.
De esta vignette digo lo mismo que de la anterior, no es un cuento para leer independiente del resto. Cada escena forma parte de toda una tira gráfica a lo largo de la cual se va desarrollando el despertar sexual de Caroly, cada vez más aventurera, en paralela con la superación de sus límites por parte de Didier. 
Y, juntos, cómo van haciéndose una pareja a pesar de que ninguno se atreva a confesar sus sentimientos al otro, haciendo como que lo suyo es algo transitorio.
Algo que, como bien sabemos, no suele ocurrir en Romancelandia.
Valoración personal: notable, 4


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