domingo, 21 de abril de 2019

Crítica: “La cueva de cristal”, de Lisa Kleypas



Hasta el mejor escribano echa un borrón
 
B de Books (3/2015)
DATOS GENERALES

Título original: Crystal Cove
Subgénero: contemporánea / paranormal
Fecha de publicación original en inglés: 2013
Parte de una serie: Friday Harbor #4

Publicación en España: Friday Harbor 3. La cueva de cristal
Traductora: María López Carulla
Fecha Edición: 5/2013
Publicación: Vergara (Ediciones B)
Colección: Amor y aventura


Cuando nació Justine Hoffman su madre le lanzó un hechizo para protegerla contra los rechazos amorosos, y como resultado del hechizo, es incapaz de enamorarse. Finalmente, la curiosidad irrefrenable de Justine – y su deseo de tener una vida normal – saca lo mejor de ella, y encuentra una forma temporal de bloquear el encantamiento.
Sin embargo, cuando Justine conoce al misterioso Jason Black, desata accidentalmente una tormenta de deseo y peligro que amenaza todo lo que le es querido… y juntos, Justine y Jason descubren que el amor es la magia más poderosa de todas.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Estaría, como mucho, entre las diez mil mejores. Por razones que se me escapan, en All About Romance le dieron un DIK A y fue un Top Pick! para Romántica Times.


CRÍTICA

Acabo de releer esta novela que cierra la serie Friday Harbor. Según compruebo por el comentario que dejé en El rincón de la novela romántica, la leí en marzo de 2014.

Esta serie Friday Harbor gira en torno a tres hermanos, los Nolan, en una de las islas San Juan del noroeste de los EE. UU. Lo que ocurre es que, después de dedicar una novela a cada uno de ellos, se lanzó a la historia de Justine Hoffmann, la prima segunda de Zoë, quien protagoniza la anterior entrega.

Una mujer atlética, que se mueve en kayak, y ha tenido muchas parejas, pero jamás se ha enamorado. La culpa la tiene su madre, una bruja de nacimiento, que le lanzó un hechizo. Al parecer, todos los hombres amados por brujas acaban con una temprana muerte.

Cuando Justine descubre la existencia de ese maleficio, decide por su cuenta hacer un contra-hechizo para poder enamorarse.

(Sí, es una bruja, qué le vamos a hacer, aquí Kleypas se lanzó totalmente a lo paranormal, lo cual a mí, personalmente, me sacaba del libro cada dos por tres).

El objeto de su enamoramiento, en plan flechazo, será Jason Black, un misterioso ejecutivo y diseñador de videojuegos, muy sexy y distante. Un poco como aquellos protagonistas del Seattle krentzniano de los noventa. Este hombretón tiene un problema, carece de alma, así que cuando se muere por lo visto es terrible porque se muere y no tiene vida después de la muerte.

(Vale, supongo que es algo muy serio para las personas con creencias religiosas, pero no es mi caso, así que me perdía el dramatismo del planteamiento).

Jason se quedará en la posada de Justine. Tiene sus propios planes ocultos. Sabe que es una bruja, y que tiene un libro secreto de encantamientos que igual le puede ayudar a resolver su situación de vivir rápido y morir joven.

Lo que resulta inesperado es el flechazo instantáneo que también le alcanza a él, y lo apasionado de sus sentimientos por ella.

Aquí, Kleypas sube el termostato un montón. Se publicó en febrero de 2013, y ya entonces estaba en lo alto de la ola de las Cincuenta sombras… Yo no sé si le pidieron que fuera más sexualmente explícita, o que metiera algo de sexo raruno. Sea como fuera, al final, para mí, es lo mejor de la novela, las escenas eróticas, en particular una de bondage a la japonesa. Shibari, se llama, hasta tiene página en la Wikipedia

Me sorprendió en su momento, porque los libros anteriores de la serie eran más bien blanquitos, una o dos escenas sexuales y para de contar.

Pero está narrada de fábula. Yo no sé qué mano tiene Kleypas que sabe mantener la elegancia aun siendo intensamente sensual. Lo del sexo guarro y arrastrado no va con ella. Aunque eso de que te aten como un redondo de ternera suena incómodo, tal como lo cuenta Kleypas parece excitante.

Cuando leí este libro la primera vez, le puse un 6 sobre 10. La consideré bastante entretenida. Y tenía otras cosas que la recomendaban, aparte de las escenas eróticas. Una es el personaje de Jason. Kleypas supo hacer un remedo de los héroes de Krentz, ofreciéndote a un tipo muy equilibrado, algo fatalista, sin tiempo para dudar de sus sentimientos (eso escribí en su momento; hoy añadiría «y que está de toma pan y moja», es que con los años cada vez soy más superficial).

Además, Kleypas evita el sentimentalismo. No idealiza para nada a la familia biológica y se decanta por aquella que tú te montas en la vida. Hay madres y padres impresentables y tanto Jason como Justine los han padecido.

Ahora se me queda en solo dos estrellitas porque me pesa más todo el resto de la novela. Soy más impaciente con las magufadas, más intolerante hacia este tipo de cosas.

Ya lo dije al comentar la novela en El rincón de la novela romántica: «Lo “menos bueno” (para mí): el resto (la “gran desgracia” de no tener alma, maldiciones, conjuros, aquelarres y brujas...) me molesta un poquito. No me gusta cuando JAK o la Roberts lo meten en sus historias contemporáneas, y tampoco lo disfruto cuando lo hace Kleypas».

Como me he leído las novelas seguidas, no acabo de entender por qué Kleypas le dio este tono a la cuarta entrega, tan diferente a las anteriores. Es como si cada novela fuera un poco más sobrenatural que la anterior y, del mismo modo, sexualmente más explícita. La primera viene a ser prácticamente un harlequín Bianca y esta termina rozando la romántica erótica.

Se da la curiosa circunstancia de que me he leído estas novelas en su traducción al español. No era el mismo traductor, con lo que sonaba como si cada novela la hubiera escrito una persona distinta.

Pero es que, a mayor abundamiento, no es una traducción lograda. Puse ejemplos en El rincón de la novela romántica, y los repito aquí: «una cometa a punto de escapar de su órbita solar» (¿no será más acertado «un» cometa?); o que alguien viste «de forma informal» (¿habría sido más eufónico algo así como «de manera informal»?) y «¡Alabado sea Hécate!»,… Hécate era una diosa, no un dios, lo correcto sería Alabada…

Y rematé el comentario con Menos mal que he comprado el libro, en digital, por sólo 1,89 €. Yo creo que por eso he leído estas novelas en español, porque estaban baratitas. Normalmente suelen ser más caras las traducciones. Cuando pasa eso, suele ser por algo.
  
Valoración personal: prescindible, 2

Se la recomendaría a: los fans de Kleypas y las historias de brujas.


Otras críticas de la novela:

En El rincón de la novela romántica tenemos varias críticas, unas más entusiastas y otras menos. 

Reseña, en Libros de Romántica

A Lady Marian le desilusionó y lo dejó en un 6 le gustó mucho menos que los otros de la serie y se preguntaba si no la habrían presionado para que saliera ya, y con tanto sexo por enmedio. 

Paso a las críticas en inglés.

En All About Romance hay dos criticas. Una es DIK A y la otra, dedicada al audiolibro, califica esta novela con una B.

En Dear Author le pusieron una B

Book Binge, por su parte, la puntuó 3.75/5


                       


La primera edición de este libro fue en febrero de 2013, con el sello Griffin de St. Martin’s. Y después, ¿qué pasó? Kleypas no volvió a publicar nada hasta agosto de 2015. Año y medio de silencio.

Hasta en Amazon se anunció un quinto libro de esta serie, Lighting Bay. Supuestamente lo protagonizaría una tal Neva Landry, propietaria de una granja de alpacas en Friday Harbor, y su ex prometido Zacchary Logan, al que le ha alcanzado un rayo y entonces ya no se sabe si sigue siendo un hombre normal o un ángel disfrazado.

La autora acabó sintiéndose obligada a anunciar que no lo había escrito, y que no sabe si alguna vez lo escribirá. En lugar de eso, se dedicó a la cuarta de la serie Travis, La chica de los ojos de color café, que se publicó en España en mayo de 2015 y en EE. UU. en agosto de 2015 (sí, una cosa rarísima más de ese desafortunado libro; podéis leer mi crítica aquí).

Luego ya se lanzó a escribir los Ravenel y… reconozco que respiré tranquila. Porque me parece una serie estupenda.

Tengo la impresión de que la contemporánea debe dar más dinero, porque si no, no me explico que haya autoras consagradas de histórica que intenten dar el paso. Para mi gusto personal, no lo han logrado ni ella ni —por ejemplo— Sherry Thomas, cuyas novelas contemporáneas pasan sin pena ni gloria. En cambio, Courtney Milan me encanta tanto en contemporánea como histórica; aunque tengo la impresión de que ya no le interesa más escribir historias de amor, porque la última que publicó fue un pestiño.

Autoras que han destacado tanto en uno como en otro subgénero han sido Garwood y McNaught, por ejemplo, entre las clásicas.

En el caso de Kleypas ya digo que ojalá se me quede escribiendo histórica, que me vuelve loca de entusiasmo. Otros dirán otra cosa, claro, a cada uno sus gustos.

Y después de leerme serie de contemporánea, daré un paso atrás, y empezaré a releer los viejunismos de la Kleypas que aún no tienen crítica en este mi blog. Supongo que serán novelas peores que las que hasta la fecha han pasado por aquí. Pero quién sabe, igual me llevo alguna grata sorpresa.

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