Una medieval que no pude parar de
leer
Versión kindle, 2013 |
DATOS GENERALES
Título original: Uncommon vows
Subgénero: histórica / Medieval
Fecha de publicación
original en inglés: 1991
Parte de una serie:
#0.5 de la Bride Trilogy (Novias)
1.ª edición en español:
Plaza & Janés,
5/2007
Traductoras: Concepción
Rodríguez González, María del Mar Rodríguez Barrena y Ana Isabel Domínguez
Palomo
Colección: Narrativa
femenina
SINOPSIS (en Amazon.es)
En la oscura y mística
Edad Media nace un amor sujeto a los vaivenes del destino y a las promesas
incumplidas...
Lady Meriel de Vere ha
conseguido engañar a Adrian, conde de Shropshire. En un claro del bosque del
rey, con un halcón posado en el puño, se ha presentado ante este señor poderoso
y guerrero implacable -un ángel y un demonio al mismo tiempo- como una plebeya
galesa, ocultándole que en realidad es una noble normanda. Ambos pertenecen a
bandos enfrentados desde hace una década en una lucha fratricida que ha sumido
al reino de Inglaterra en la anarquía.
Pero cuando Meriel cree que podrá escapar, lord Adrian, cediendo a un impulso irrefrenable, decide llevarla
cautiva a su castillo para intentar conquistar a esa joven de espíritu
indomable. Sin que ninguno de los dos sea consciente, el destino ha vuelto a
enlazar sus pasos.
¿Entra dentro
de «Lo mejor de la novela romántica»?
Sí, entró en mi lista de Las mil mejores novelas románticas, en el
puesto 279. Romantic Times la
consideró una de esas novelas favoritas de todos los tiempos; también cuando
All About Romance hizo algo parecido en 1997 (All-Time Reader Favorites)
estaba, como la núm. 36. Aparece en
otras listas Top 100 como la de RomanceNovels.Me (la 200) y Book Binge (la 613).
Tuvo crítica de DIK A en All About
Romance, y también Rosario (en Rosario’s Reading Journal) la calificó con una A. No es de extrañar que sea la
favorita de tantos lectores. Hay que añadir que una parte de la novela tiene
ese tópico que a muchos nos resulta tan atractivo de la «amnesia».
CRÍTICA
No es tan habitual hoy en día ambientar una romántica histórica en la Edad
Media. Pero hace treinta años, sí, y les salían historias tan buenas como esta.
Tenemos a Meriel de Vere, una muchacha de la baja nobleza normanda, que iba
para monja, pero al final se salió del convento. Vive feliz ayudando a su
hermano, segundón sin muchos medios, a administrar y consolidar su pequeño
patrimonio.
Por otro lado, está Adrian, otro noble, este ya de mayor rango, que como
hijo cuarto estaba –también él– destinado al convento. Estaba en la abadía formándose para
monje cuando una brutal matanza de sus familiares lo convertirá en heredero.
Estamos en la época de las luchas por el trono entre la emperatriz Matilde
y el rey Esteban. Lo menciono porque en alguna crítica he leído que es una
novela de luchas entre «sajones y normandos». No es así. En 1066, el normando
Guillermo conquistó la parte meridional de la isla de Gran Bretaña. Estos
normandos eran vikingos que se asentaron en lo que hoy es Francia, del mismo
modo que hubo otros que conquistaron Sicilia. El hijo de Guillermo, normando,
solo dejó una heredera legítima, Matilde, que había sido emperatriz del Sacro
Imperio; pero los barones ingleses no estaban por la labor de que ella reinase,
así que escogieron a otro rey, Esteban de Blois. Y se tiraron básicamente todo
el reinado de este en guerra civil por el trono. Guerra civil entre normandos.
Una de las cosas que hacían estos dos era nombrar condes rivales para el
mismo trozo de tierra, de manera que conquistaran el país por ellos.
Adrian ha sido nombrado conde de Shropshire por Matilde. Es un feroz
guerrero, dividido entre su formación muy cristiana como hombre de iglesia, y
sus tendencias vikingas que hacen que se le vaya la olla (eso que en inglés se
llama beserk) en la furia del
combate.
La familia de Meriel, en cambio, es feudataria de un señor que va con el
bando contrario, el del rey Esteban.
Así se explica que, cuando estos dos se encuentran en mitad del campo, él a
caballo y ella con pinta de campesina galesa, ella no se atreva a decir que en
realidad es una dama normanda. Tiene miedo de que Adrian se apodere del
territorio de su hermano, por pertenecer al bando contrario en la guerra.
Adrian se obsesiona por Meriel y se la lleva a su castillo. Pretende
hacerla suya, como su amante o lo que sea, pero no quiere violarla, sino
seducirla. Meriel, una mujer muy digna y piadosa, defenderá su virtud como haga
falta, despreciando a aquel hombre que la secuestra y la amenaza. No, en serio,
lo de esta mujer, siguiendo ejemplos de las santas mártires de la iglesia
católica, llegará al heroísmo.
Lo bueno de la historia es que Putney sabe convertir a Adrian en un
personaje atractivo, al que no puedes odiar tanto como Meriel lo odia porque
eres testigo de su lucha interior. A diferencia de otros machos alfa violadores
de la época, este sabe que lo que hace está mal, que es una obsesión insana,
que debería liberarla, lucha contra la firme voluntad de ella tanto como contra
su propia conciencia.
Hay en él esa dualidad de hombre de iglesia, destinado a la contención, a
la introspección, la oración y la lucha por la salvación de su alma,… frente al
otro, al guerrero vikingo despiadado, que buscará su venganza frente al malo
malote que asesinó a toda su familia y, de paso, a todos los hombres, mujeres y
niños del lugar.
Vamos, que este tipo de ojos claros y cabello rubio, ángel o demonio –tal
como lo ve Meriel– es el prototípico héroe torturado de tantas novelas
románticas. Creo que todo aficionado a la romántica se enamorará un poco (un
mucho) de este Adrian.
En un determinado momento, uno de los dos personajes pasa por un
episodio de amnesia. Pero, como ocurre más allá del primer tercio del libro, no
voy a entrar en detalles por no destripar el asunto.
Precisamente me puse a leer esta novela por ese tópico de la «amnesia», que
me apetecía mucho seguir leyendo después de Ángel o demonio de Lisa Kleypas.
¿Qué puedo decir? Me ha parecido una novela estupenda, de esas que te
reconcilian con el género.
Los personajes son muy atractivos y la autora sabe darles ese toque
medieval de personas auténticamente creyentes, obsesionados por sus pecados,
por el bien y el mal que hacen en la vida. Ambos estaban destinados al
claustro, así que son un poco más cultos que la media, y piensan bastante más.
Ya he hablado de Adrian, pero no he mencionado a Meriel, un personaje que
puede dividir más al personal. A mí, sin embargo, me pareció una mujer
inteligente, con recursos interiores para sobrevivir a los momentos malos, a
los reveses; demuestra ser capaz de ternura y compasión, al mismo tiempo que se
mantiene en sus convicciones. Su forma de reaccionar a cada momento es
perfectamente lógica en el contexto de la época, y dentro de lo que es la línea
argumental de la historia.
La ambientación, en medio de un mundo dominado por la constante guerra
civil, me pareció muy lograda. La inseguridad de las vidas, lo vulnerables que
eran los pequeños en manos de los grandes del reino,… Consigue lo que, a mi
modo de ver, es más difícil en cualquier novela histórica, reproducir la
mentalidad de la época.
El argumento es de los que no decae en ningún momento: ahora pasa esto,
luego lo otro, más tarde aparece el malote,… Tiene suficiente miga como para
que, en los momentos en que no estaba leyendo, le diera vueltas a la cabeza, a
ver cómo iba a continuar el enredo.
Putney es una de esas autoras que, suelo decir, resulta muy competente, sabe
desarrollar la intriga y presenta protagonistas completamente humanos,
con sus virtudes y sus defectos, de intensos sentimientos que no siempre son
correctos, y sus conciencias lo saben, que intentan contenerlos aunque no
siempre lo logren.
Como siempre, una novela notable que merece la pena si quieres algo medieval,
escrita en serio, con personajes que te encantarán y un argumento que es un
placer ir leyendo.
Si no le doy lo máximo es por esa cosa rara de no dejarme resacosa.
Esta novela es una precuela a su trilogía de las Novias. Hay personajes que
ves que merecerían tener su novela propia, pero no miréis la bibliografía de
Putney, porque esas novelas románticas medievales fantásticas que se te ocurren
que podrían seguir a esta,… bueno, esas, no las ha escrito.
Valoración personal: notable, 4
Se la recomendaría a: los que quieran pasarse por una Edad
Media no demasiado romantizada.
Otras críticas de la novela:
En español, tenemos dos
críticas en El rincón de la novela romántica, una le da un 7 y la otra la califica de «muy buena».
En mil batallas la
considera «espléndida».
5 estrellitas le pone Alba Turunen en su crítica publicada
en Good reads.
Paso a lo que se ve en inglés.
En All About Romance, DIK A en una
crítica del año 2002.
Rosario le pone una A.
En Smart Bitches, una B-, puntuación debida, sobre todo, a que Meriel le pareció insufrible, a pesar de que
Adrian fuera un héroe romántico de los pies a la cabeza.
Uf, me encantó, para mí se encuentra entre sus mejores novelas. Está muy bien trabajada, de manera que te mete de lleno en aquella época, en las vidas de sus protagonistas..., y te lo crees! Hace un pilón de años que la leí pero me dejó huella, y más teniendo en cuenta que no he leído otra historia similar a ésta (bueno..., algo de Anne Stuart creo sí pero para mí gusto no a esta altura)
ResponderEliminarMis mejores recuerdos recaen en Meriel y con más detalle sobre aquella escena desesperada (...)
Genial tus apunte histórico, muy aclaratorio.
Saludos!
Ah, sí, aquella escena desesperada, es que es tan... Pensando en ella queda raro decirlo, pero la verdad es que me parece una gozada una novela romántica que se preocupa por dar un poco de verosimilitud histórica a lo que narra, sin que ello le quite espacio al romance. No es fácil de conseguir, no siempre se logra, pero cuando acierta... Qué buena es esta autora, de verdad. Y este libro es uno de los mejores romances medievales que he leído. No sé si es suficientemente conocido.
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