No
sé por qué no me convenció
PLAYBOY PILOT
Por
PENELOPE WARD & VI KEELAND ‧ Fecha: septiembre de
2016
Kendall Sparks (24), rica de familia, tiene que dar a luz a un hijo varón antes de los 26, por uno de esos locos testamentos de Romancelandia. Si no, perderá toda la herencia de su abuelo.
¿De
verdad va a tener un hijo cuando no le apetece nada ser madre, en este momento
de su vida? El dinero no da la felicidad, pero ayuda. Ahora, ¿está satisfecha
con ser una pobre niña rica?
Pues
parece que sí, porque tiene un plan. Solo que no acaba de decidirse. Ahí está
ella, en un aeropuerto, pensando en coger el primer avión a cualquier parte
para aclararse las ideas.
Que sí,
que si estás pensando largarte a algún sitio es algo que haces en tu casa,
mirando el móvil o navegando en tu lap
top, no te plantas con una maleta en el aeropuerto a ver a dónde vas. Es poco práctico, por
el overbooking y tal.
Pero esto
es Romancelandia, aquí hemos venido a jugar.
Así la
encuentra Carter Clynes (29), el
piloto playboy del título. Ha tenido relaciones sexuales con toda mujer que se
le pone a tiro, sin enamorarse jamás. Tragedias del pasado.
Algo le
atrae en Kendall y la lía para llevarla consigo. Ella consigue traspasar, sin
proponérselo, su barrera emocional. Fenómeno digno de reflexión: es ella, la chica distinta a todas las
demás, la que le hace sentirse realmente enamorado por primera vez en años.
Y
mientras van pensando en sus cosas, cada uno en sus traumitas, saltarán de un continente a otro,
normalmente él de piloto y ella de pasajera.
Se miran con
ojos golosos durante buena parte del libro. Pero because reasons no consuman hasta avanzado el libro.
Dice
Kimberly (A la cama con… un libro) en su crítica de Egomaniac :
Las novelas de esta escritora me parecen el día de la marmota literario, todas son iguales: maromazo muy palotista y de dirty talking, chica que se ve arrollada (y fornicada) por él, acontecimiento del pasado que traumatiza al maromo (puede haber bonus de trauma femenino, pero no es imprescindible), muchas ganas de trincarse vivos a las primeras de cambio y momentos en los que la fuerza de su amor será puesta a prueba.
Es la
fórmula Keeland–Ward, juntas o por separado.
Yo le
añadiría un elemento formal: en algún momento hay una cesura, un momento en que
se separan, o pasan meses o años y el contador se reinicia; el relato se convierte
en una especie de dos harlequines pegados.
Pues eso, same song, second verse.
O sea, que sí, que aquí también usa la misma plantilla. Pero, en comparación con otras de este dúo, me ha
gustado menos.
La cogí
con ganas, porque hasta la fecha han funcionado para mí en sólidos 3 estrellas.
Esta vez quedé algo chafada. Tal vez sea que los personajes eran un poco mñé, o
porque salía una secundaria que se supone que tiene poderes psíquicos.😕
No acabé
de entender a los personajes. El enamoramiento de Carter me
pareció muy repentino y bastante incongruente en un tipo que es tan playboy que parece un chiste. Y Kendall está algo perdida, debatiéndose entre
sus dudas, pero no acaba de reflexionar tranquila, sino que se deja llevar por
las aventuras por todo el mundo que le plantea Carter.
La trama me
pareció tirando a endeble, con demasiadas casualidades...
No sé.
Mi
experiencia: prescindible, 2 estrellas.
Print / eBook / Audio
300 páginas
EverAfter
Romance (septiembre/2016)
ISBN13:
9781682304310
Breve reseña de Kere Cambi, en español.
Y una de 5 estrellas en Simply Love Books.
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